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Procesión del Ángel: nazarenos del mañana
El Santo Padre Francisco, a través de su recientemente publicado libro “El amor antes del mundo” se dirige a los niños y, en un íntimo diálogo con ellos, les confiesa: “Vosotros sois mi esperanza”.
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Con esta fi losofía, y en la creencia ciega de que lo mismo ocurre con nuestra internacional Semana Santa, para la que los niños son y han de ser la mayor esperanza, el Cabildo Superior de Cofradias lleva organizando, desde el año 2014, la que se ha convertido en una de las procesiones más bulliciosa, colorista y entrañable de todas cuantas se celebran en nuestra ciudad: La Procesión del Ángel. Y es que no cabe ninguna duda que, si queremos perpetuar nuestra ancestral tradición nazarena, debemos procurar que quienes se hayan llamados a ser los protagonistas futuros de la misma empiecen a formar parte activa de esta bendita locura que supone ser nazareno murciano.
Con esta sana intención, nuestro inquieto Cabildo Superior nos encargó la organización de una procesión que, celebrada en vísperas del inicio de la Semana Santa, congregara a niños de diferentes colegios de la capital y pedanías de alrededor y que tuviera por objetivo hacerles protagonistas absolutos de un desfi le pensado ex profeso para ellos. La tarea, era sin duda, procelosa, pues no existían antecedentes en la ciudad de un acontecimiento similar, más allá de las procesiones privativas que determinados colegios organizaban al fi nalizar la cuaresma. Eureka. Teníamos un punto de partida. Sin más referencia que la existencia de un animoso grupo de trabajo, empezamos a contactar con todos los colegios del área metropolitana, recibiendo, todo hay que decirlo, una escasa respuesta inicial. Lejos de abandonarnos al desánimo, decidimos centrarnos, en esa pri-
mera edición, en los colegios anteriormente referidos. La propuesta era concreta: coged vuestra procesión y sacadla fuera de los muros del colegio, al centro de Murcia, tal y como la estais haciendo dentro del colegio. De esta forma, conseguimos congregar a cinco colegios y un total de 400 niños en lo que resulto ser todo un espectáculo para los sentidos. Multitud de pequeños nazarenos revestidos artesanalmente inundaban las calles de la ciudad con atronadores sonidos de tambores y fl autas al tiempo que portaban, circunspectos, entrañable tronos realizados con la mejor de las intenciones.
La ilusión refl ejada en el rostro de los niños en aquella puesta de largo de la Procesión de Ángel no hizo sino reforzar nuestro compromiso para con la obra. Y así, llegó la segunda edición, esta vez con más colegios , hasta once y con más niños, casi mil. Y llegó con lluvia, siempre agradecida en Murcia, pero inoportuna en aquella mañana fría. Lejos de asistir a una dispersión general, como hubiera sido entendible, tuvimos la fortuna de asistir a un momento inolvidable que dotó de sentido a todo lo que hasta el momento estábamos haciendo. Los niños se negaban a abandonar la procesión, querían continuar hasta el fi nal, pese a la insistencia de unos preocupados padres. Había cantera. Hay cantera.
La tercera y hasta el momento última edición desbordó todas la previsiones. Catorce colegios solicitaron participar, lo que elevó la cifra de nazarenos a los mil quinientos. El recorrido ya se nos queda pequeño, la ilusión cada vez es más grande.
Pero, ¿cuál ha sido el motivo de este crecimiento exponencial? ¿Cómo una actividad tan reciente ha adquirido tamaña dimensión en apenas tres años?
Varios son los factores que explican este crecimiento. De una parte, los niños, principales artífi ces y verdaderos motores de la procesión. Niños que ansían el momento de salir con sus amigos a las calles de Murcia vestidos de nazarenos. Niños que, claramente, nos retroalimentan, nos ilusionan y fortalecen nuestro compromiso.
De otra, los profesores, sin cuya generosidad y entrega no sería posible poner en escena la procesión. Profesores que dedican horas y horas con un entusiasmo contagioso a preparar la organización de una actividad que, no olvidemos, se realiza fuera del calendario escolar.
Nuestras autoridades municipales, prestas a cualquier necesidad organizativa, participan, de igual manera, de forma activa, conscientes de la importancia de cuidar a la cantera nazarena, a los nazarenos murcianos del mañana. Y por último, permítame el lector, pues resulta de justicia, reconocer el trabajo abnegado de una comisión de organización formada en su mayoría por mayordomos del Resucitado y por miembros de la Comisión de Juventud del Cabildo Superior de Cofradías que entregan su tiempo a la noble tarea de transmitir su pasión desmedida por algo tan nuestro como la Semana Santa murciana a los más jóvenes.
Ojalá esta actividad sirva para que, el día de mañana, aquellos estantes que han de portar sobre sus hombros las tallas de Salzillo, Baglietto, Roque López, Planes, Hernández Navarro, Labaña y tantos otros insignes escultores, aquellos cofrades que alumbren con sus faroles cualquiera de nuestras magnífi cas tallas, aquellos mayordomos que rigan todos y cada uno de nuestros desfi les procesionales, aquellos nazarenos que, hoy día resultan ser, en defi nitiva, nuestra mayor esperanza, puedan decir: Yo salí en la Procesión del Ángel.
Luis Alberto Marín González. Presidente de la Real y Muy Ilustre Archicofradía de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado