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Los atardeceres de Osuna, de Benito Daniel Rodríguez Espinosa

L atardeceres de Osuna

Benito Daniel Rodríguez Espinosa Publicado en su memoria, en el eterno brillo de un atardecer

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Desde viejos paredones testi go de ti empos pasados, por chumberas centenarias el sol ya viene bajando. En la Anti gua Universidad voces de niños ha escuchado y en la Iglesia Colegiata se oye cantos gregorianos. El sol que ti ende a perderse buscando cama en el llano a estos ilustres edifi cios con suavidad va besando. Los rayos ya mortecinos caminan cuesta abajo y se paran en el Casino saluda a los allí sentados en los sillones de mimbre que el ti empo ha desechado. Quisiera quedarse allí, la tertulia le ha gustado cuentan historias de Osuna, diserta Rivera Ávalos. Pero ti ene que marcharse por la Carrera ha tomado buscando una bella Plaza llamada del Bacalao. De la Reforma cercana las sillas han colocado; de tarde a medianoche las gentes se van sentando y antes un buen vermut de garrafa por sentado hablan de toros y fútbol y otros temas más livianos. El sol sigue su camino la noche lo está llamando; mas antes de reti rarse quisiera ver los Palacios. Y por la calle San Pedro muy pegado a los tejados acaricia viejas piedras que nos hablan del pasado. Al Cabildo Colegial cuántas veces habrá besado y el Palacio del Marqués -de la Gomera es llamado-

Foto Susana Moreno

parece que su portada con sus rayos ha tallado. Por la calle de San Pedro un convento encontramos, de Carmelitas Descalzas que el Duque había fundado con el noble fi n de dar sepultura a sus criados. Al pasar la calle Cristo la tarde se va alargando y por la calle Sevilla parece que va cansado. El sol ya ti ene sueño el descanso va buscando y diciendo adiós a la torre del convento Espíritu Santo una tarde más en Osuna las bellezas han brillado. Ya la noche se adivina, se oscurecen los tejados y entre una lluvia de estrellas, OSUNA ESTÁ SUSPIRANDO.

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