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ASOCIACIONES: DROM, ‘CAMINO’, REPRESENTA AL COLECTIVO GITANO DEL MUNICIPIO.
El camino abierto de Drom
ASOCIACIONES> Conocemos a la primera organización vecinal formada en Rivas por personas de etnia gitana
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Texto: Pau Llop Foto: Luis García Craus
Israel tiene diez años y cuando oye hablar de la importancia de la educación y la formación no pone cara de aburrimiento. Son las cinco de la tarde, el sol todavía lame las aceras del barrio de Los Ámbitos, en Rivas, y en el número diez de la calle Frida Khalo Israel escucha a su padre y a su tío hablar de la educación de una forma casi religiosa. Asiente con la cabeza. Estamos con los miembros fundadores de la Asociación Drom (‘Camino’, en caló), la primera organización vecinal formada en Rivas por gitanos. Sus objetivos y principales destinatarios los tienen muy claros. Lo explica su presidente, José Losa: “Queremos un futuro para la juventud gitana que esté a la par del que tenga el resto de jóvenes”.
José, su hermano Israel (tesorero y padre de Israel) y Ramón Rodríguez (secretario) fundaron Drom hace tres meses con la ayuda y asesoramiento de las técnicas del proyecto de intervención en barrios de la Concejalía de Servicios Sociales, que gestiona el centro abierto comunitario.
Ahora mismo están muy afanados preparando el Día del Pueblo Gitano. Ofrecerán actuaciones artísticas de Los Heredia, Kandea, Eduardo Rodríguez y Chavito. Será el 8 de abril en el centro cultural García Lorca y la recaudación servirá para financiar programas sociales con jóvenes del barrio y poder poner en marcha nuevos proyectos que ayuden a normalizar la relación de ‘payos’ y gitanos.“Es muy importante lo que están haciendo. Les conozco desde hace años, me apasiona su compromiso y su lucha para que la igualdad de oportunidades no sea a costa de su cultura”. Así habla José, un vecino ‘payo’ del mismo barrio. “Nos ayuda con la burocracia”, dice el otro José, el presidente, “Drom es una asociación para el barrio, y en el barrio hay gitanos y hay payos”. Al José payo le encantan las clases de cultura y caló. Las hacen regularmente y a ellas acuden algunas de las 50 personas que “más o menos” mueve la asociación en estos primeros compases de su existencia.
Según los investigadores sociales Sordé, Flecha y Alexiu, en el caso gitano, al igual que con otras minorías culturales, la exclusión social ha marcado su experiencia y construcción identitarias. Así, “al mismo tiempo que defienden su derecho a ser culturalmente diferentes, las personas gitanas exigen ser valoradas en un plano de igualdad con las demás culturas en sus lugares de residencia”. En contra de muchos de los estereotipos existentes hacia los gitanos y gitanas, la investigación científica pone de relieve que “la inclusión es el objetivo de muchas personas gitanas”. Este artículo es periodístico y no científico, pero el redactor puede dar fe de que ese objetivo subyace claramente entre los miembros de Drom.
Ahora bien, esta inclusión no se entiende como la pérdida de la propia cultura y la asimilación de costumbres de la cultura dominante, “sino como la presencia y el acceso de las personas gitanas en todos los ámbitos sociales y laborales, desde su identidad y teniendo las mismas oportunidades y resultados”. Las formas de igualdad desarrolladas por el pueblo gitano están unidas al respeto de la diferencia, según los citados sociólogos.
Desde el 12 de enero de 1425 hasta hoy han pasado casi 700 años y esa inclusión del pueblo gitano sigue siendo una asignatura pendiente. Aquella es la fecha en que consta por primera vez documentalmente la existencia de miembros de esta etnia en la península ibérica. Hoy son entre quinientos y seiscientos mil ciudadanos y ciudadanas en nuestro país, el 1,6% de toda la población.
España es el país con más ciudadanos romanís después de Turquía y a la par con Rumanía. Pese a su número y lo longevo de su vida aquí, a día de hoy tienen que seguir luchando por un futuro con igualdad de condiciones para sus hijos e hijas.
Integrantes de la asociación ripense Drom (que en caló significa ‘camino’), el pasado marzo .
Llegan a la reunión más personas. Niños y adolescentes, todos chicos, y dos mujeres jóvenes. Pregunto por la familia, su unidad y el papel de la mujer: “No hay patriarcado ni matriarcado”, dice tajante José. “Cuando compartes tu vida con tu mujer, tiene tanto voto ella como tú”, y pone de ejemplo su propia familia, donde “tanto mi hermano [Israel, presente] como yo y el resto de varones hacíamos de todo en casa”. Noemí y Séfora, de 28 y 30 años respectivamente y ambas madres, no parecen estar en desacuerdo.
No hablan mucho, pero lo hacen para remarcar la misma idea que parece flotar todo el tiempo en el ambiente: “Lo que queremos es que nuestros hijos e hijas tengan las mismas oportunidades que los demás, sólo eso. Y eso sólo es posible con educación y recursos”. Una de las cosas que piden es un espacio y voluntarios o educadores que ayuden a la infancia a hacer los deberes y disminuya el abandono escolar.
El caló y la cultura gitana no se estudia en los colegios, no al menos en profundidad. Es la cultura de un pueblo que forma parte de esta nación desde hace casi siete siglos. No hace falta subrayar que lo que no se conoce no se defiende, y es más difícil que se respete y comprenda. Fruto de ello sea quizá que hay tan pocos referentes intelectuales y culturales en el pueblo gitano más allá de los tópicos típicos, brillantes, pero casi siempre circunscritos al flamenco. Uno de ellos es Juan de Dios Heredia. Lo cita Israel: “La gente no sabe que la Constitución Española vigente lleva la firma de un gitano”. Este gaditano fue elegido el primer diputado gitano de la historia española en 1977 con 35 años. A esa edad ya había fundado la Unión Romaní Internacional y es autor de numerosos libros sobre su pueblo, además de haber sido eurodiputado. Israel, José, Ramón, Noemí, Séfora… todos ellos quieren más ‘Juanes de Dios’.
ALCALDESA GITANA Se acerca la hora de la despedida, el sol ya no lame las aceras de Los Ámbitos. Les pregunto cuánto tiempo creen que pasará hasta ver un alcalde gitano en Rivas. Ramón cree que nunca, pero Israel da la cifra de 20 años y José, hermano mayor, es más optimista: “Unos 15 años”, pero enseguida puntualiza: “Y no será un hombre, sino una mujer. Una alcaldesa gitana”.•