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Ampa ciudad educativa municipal Hipatia. ‘Soldadito de plomo’ (1838).
Jorge Blass
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ESCENA> El ilusionista cierra la programación cultural navideña con su actuación en el auditorio Pilar Bardem el sábado 8 de enero (19.00), en la que se acompaña de un dron para prestidigitar la vida
Entrevista: Chechu Valbuena
Jorge Blass (Madrid, 1980) es uno de los magos con mayor prestigio internacional. Con una capacidad formidable para sorprender al espectador, Blass cierra el calendario navideño de Rivas el sábado 8 de enero en el auditorio Pilar Bardem. En este espectáculo de casi hora y media de duración, el ilusionista, alumno aventajado de Juan Tamariz y amigo de David Copperfield, ha puesto “lo mejor” de su magia, que ha evolucionado desde la magia “clásica y convencional” hacia un estilo ligado a la tecnología y la interacción con el público.
¿Cómo es el espectáculo con el que llega al auditorio Pilar Bardem de
Rivas? Es mi visión de la magia del siglo XXI. Va a haber un montón de ilusiones interactivas con el espectador, que incluso desde la butaca va a poder participar. No importa la edad que tengas, es un show para todos los públicos. Lo que yo prometo es que la gente que venga va a ver una magia muy reinventada, con tecnología o teléfonos móviles. Hay un truco que está inspirado en Amazon. Está la tormenta de nieve que inunda el teatro, que es uno de mis trucos favoritos, y habrá juegos que suceden en las manos de cada uno de los espectadores. En una hora y veinte de espectáculo, he puesto lo mejor de mi magia, desde números de prestidigitación a números de mentalismo, con números participativos y con los niños en un papel protagonista. Es un show muy familiar. La magia tiene un poder de asombro que no importa que esté un niño con su padre o con su abuelo, porque todos acaban con la misma cara de asombro.
Es admirable su capacidad de sorprender siempre al espectador.
¿Cómo lo consigue? Sobre todo, reinventándome mucho. Lo peor que tiene la magia es que sepas lo que va a pasar. Siempre tenemos que jugar con la sorpresa. A mí me gusta más la palabra ilusionista que mago y la sorpresa para un ilusionista es fundamental. Digamos que es lo que mantiene la magia viva, lo que hace que el espectador se sorprenda con cosas que ni siquiera se puede imaginar.
¿Prefiere también hablar de ilusión
en vez de trucos? Sí, sin duda, generamos ilusión y por eso somos ilusionistas. La palabra truco está bien también y la usamos a veces, pero me gusta más lo que transmite la ilusión.
El número de la teletransportación produce un poco de vértigo. ¿Cuánto
trabajo hay detrás de él? Hay muchos años de trabajo, de esfuerzo y de prueba y error. Para cualquiera de los juegos que componen el espectáculo, tienes que fallar mucho y volver a intentarlo. Te equivocas y vuelves a la casilla de salida. Es también una tarea de no rendirte y de seguir intentándolo. Poco a poco las cosas salen, aunque hay números que se resisten y que están todavía en la libreta, pero poco a poco las cosas van sucediendo.
Ha llegado a interesarse por él David Copperfield. Eso son palabras mayo-
res. Sí, fui muy afortunado. Me llamó por teléfono y aluciné. Me dijo: “hola, soy David Copperfield” y pensé “no puede ser”. Sí, era él y quería comprar los derechos para hacer el truco de la teletransportación en EEUU y la verdad es que me quedé asombrado. Desde entonces tenemos una muy buena relación. Yo viajo a Las Vegas frecuentemente, lo visito y colaboramos en ideas. Es un lujo tener un nuevo amigo que se llama David Copperfield.
¿Cuál ha sido la evolución de los espectáculos de Jorge Blass hasta llegar hasta este último show? Al principio, tal vez, hacía magia más clásica y más convencional y, poco a poco, he ido creando un estilo que tiene que ver con la innovación, la tecnología y la interactividad. Para mí es muy importante que el espectador no sea un
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