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Cristo Crucificado y Caballo de Longinos
Javier rivera Blanco
• Autor, época y siglo: Escuela castellana, finales del siglo XVII. • Ubicación y procedencia: Capilla de Jesús, propiedad original de la Cofradía de Jesús Nazareno. • Material, estado de conservación y medidas: madera policromada, miden Longuinos 2,38 cms., el Crucificado 1,65 cms. Y el sayón 1,70 cms. • Función: paso procesional el día del viernes Santo, en la mañana.
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La figura más emblemática y popular es el caballo que porta un jinete llamado Longinos, el caballero ciego que erguido sobre el animal y en lo alto del Gólgota dio la lanzada en el pecho a Jesús, ya en el Calvario, ya Crucificado, para garantizar que se produciría su muerte. Él solo da nombre a todo el paso llamado de Cristo Crucificado o de El caballo de Longinos. El conjunto tiene tres figuras, el caballero, Cristo en la Cruz y un sayón que dirige la lanza mientras piensa en sus fatales efectos. Repite una escena similar con alguna figura más de otro paso de la Semana Santa de Medina de Rioseco, éste obra del imaginero local Tomás de Sierra, prestigioso escultor castellano barroco del siglo XVII, seguidor del gran maestro de origen gallego Gregorio Fernández, que desde su taller de Valladolid irradió con sus modelos a todas las cofradías de Semana Santa de Castilla la Vieja, Galicia, Castilla la Nueva y otras regiones.
La figura ecuestre es lo más notable de todo, de gran calidad estética y muy bien labrada, con un animal estudiado razonablemente en sus medidas y actitud, de consumado peso, volviendo ligeramente la cabeza su izquierda, hacia el público que ve pasar la representación, recurso que hace que entre en la figuración
teatral, y las figuras bien trabajadas. Agradable el Longinos, con sus ojos vacíos pero abiertos hacia el rostro del Señor. Con su brazo izquierdo doblándose sobre su pecho. Con barba y con tocado que cubre su cabeza. La imagen de Cristo Crucificado ya muerto con la cabeza sobre su pecho, mostrándose así después del último suspiro. La sangre saliendo a borbotones de su costado recién herido por la lanza rematadora. La imagen del sayón con el brazo izquierdo caído sobre su costado correspondiente, el derecho también volviéndose sobre el pecho como mostrando remordimiento al señalar su corazón. La cabeza elevada con el mentón desafiante y mirando fijamente a la imagen del Salvador.
Estas dos imágenes llevan ropas con plegados típicos barrocos, abultados, mostrando calidades diversas de las telas, con los habituales redondeos, la dureza y los quebrados de la escuela castellana. El jinete con capa sobre un hombro. El sayón cubierto con gorro y con los bombachos típicos de la moda de la Edad Moderna en España. De iguales valores los pliegues del paño de pureza, del Crucificado, en el que destacan un poco la desproporción de las costillas y el tórax, así como la cabeza un tanto grande para la totalidad del cuerpo.
Interesa mucho destacar el valor y calidad de la policromía, tanto en las encarnaciones pulidas y brillantes del alanceado como las ropas y sus diversos coloridos de las dos figuras restantes, que señalan muy bien los elementos diferentes de la vestimenta, o los matices marrones del caballo.
Se trata de un conjunto realizado entero a finales del siglo XVII y el P. Albano aventura una posible relación con los talleres de los Sierra, de la citada población vallisoletana de Medina de Rioseco, que durante tres siglos fue un lugar de gran ebullición y calidad de la escultura tanto de la imaginería como de la retablística, con maestros de fuerte prestigio en toda la región, y que inspiró sus modelos en los prototipos creados por Gregorio Fernández para la procesión vallisoletana, como el mismo paso que tuvo de Longinos, hoy desaparecido. De aquí también la importancia del modelo conservado en Sahagún, como referencia para los que marcaron el origen de la Semana Santa barroca en el norte de la península.
El paso fue restaurado durante los años de 1992/1993 por Mariano Nieto, restaurador vallisoletano, en su taller castellano, autor de otras labores de conservación en otros pasos y en el retablo renacentista/barroco de la Capilla de Jesús, éste con apoyo personal económico del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, que acudió a su salvación gracias a las solicitudes que realizamos personalmente Manuel Fuentes, miembro de su gabinete de gobierno, y yo mismo, cuando trabajaba como profesor en la universidad de Valladolid. Este paso, con el de la Urna, es el más difícil de portar, según prueba personal que he realizado en varias Semanas Santas, por lo que goza de un gran prestigio entre los hermanos para procesionarles en la mañana del Viernes Santo, con sus distintos
movimientos y bailes y con la subida difícil por las calles empinadas de la villa y ciudad de Sahagún (especialmente por las calles de la plaza de Santiago).