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Virgen de las Amarguras

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ÍNDICE DE AUTORES

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carMen reBollo Gutiérrez

• Autor, época y siglo: Manuel Galiano Delgado, siglo XX, anterior a 1940 • Ubicación y procedencia: Iglesia de San Tirso • Material (estado de conservación y medidas): terracota y madera • Función en la Cofradía y en la Semana Santa de Sahagún: Se procesiona el Jueves Santo por la tarde y la mañana del Domingo de Resurrección • Descripción (y restauraciones): Nuestra Señora de las Amarguras es una imagen procesional que consiste en la representación de María, vestida de luto, de pies, con los brazos extendidos y gesto suplicante, un pañuelo en la mano derecha, con el que enjugarse las lágrimas, abunda en su gesto de dolor. Viste manto y mantilla negros con ribeteados dorados sobre saya y toca blancas, al estilo de viuda castellana, algo que contrasta con la estética de la figura, de estilo andaluz, escuela a la que pertenece, pues se trata de un encargo personal de un natural de Sahagún residente en

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Sevilla al taller de Manuel Galiano Delgado.

Al parecer estamos ante un artista más dedicado a labores de orfebrería, dorado, estofado o pintura y sobre todo restauración, que al de imaginería en sí. Nacido en 1892, su labor al frente del taller abarca el periodo que va desde mediados de los años veinte, cuando termina su oficialía y se decide a establecer de forma independiente, hasta los años cuarenta, muriendo de forma un tanto prematura en 1958. Tan solo podemos mencionar hasta el momento siete imágenes atribuidas al artista, todas ellas dentro de la escultura religiosa procesional, de las que cuatro son vírgenes de candelero entre las que se encuentra la Virgen de las Amarguras de Sahagún. También se le atribuye un Nazareno con la cruz a cuestas igualmente destinado a la cofradía facundina de la Vera Cruz de Sahagún y que lo mismo que la Virgen se conserva en la iglesia de San Tirso.

Todas las imágenes marianas de Galiano guardan unas características similares,

de fina y sensual fisonomía, representan unas vírgenes bellas y jóvenes pese al sufrimiento que trasmiten con su gesto y la suplicante postura. La semejanza formal se hace aún más evidente entre la de los Desamparados de la Hermandad de San Esteban y la de las Amarguras de Sahagún. El conjunto sirve como un buen ejemplo de la estética típica de la escuela sevillana del momento, si bien, en la virgen facundina queda muy mitigada desde el momento que los ostentosos atuendos propios de las vírgenes andaluzas se sustituyen por un austero enlutado en blanco y negro, y el aparatoso trono con palio queda simplificado en unas sencillas andas, tal y como corresponde a un decoro más acorde con la Semana Santa de estilo castellano.

La imagen facundina está realizada en terracota y madera, una técnica que abarata y aligera la obra resultante debido al material, menos costoso, y el ahuecado de su interior, lo que es interesante dada su función procesional. Aunque, por

otro lado, dificulta algunos aspectos del acabado como es el añadido de postizos, o permiten una menor movilidad a la figura, lo que obliga a que algunas partes, inevitablemente se tengan que realizar en madera. Se le considera una técnica menor, en comparación con la talla completa en madera. Por otro lado, cabe advertir que la tradición barrista en Sevilla tiene una continuidad secular, habiendo sido utilizada en todas las épocas.

La Virgen de las Amarguras de San Tirso fue encargada para la Cofradía de la Vera Cruz en los años treinta del siglo XX por don Licinio Mediavilla García, natural de Sahagún, pero que desde los años veinte residía en Sevilla, con cuya Semana Santa sin duda estaba muy comprometido. En 1926 cofunda la Hermandad de San Esteban, de la que sería primer presidente de la Junta organizadora, al tiempo que primer Hermano Mayor hasta 1928. Sus desvelos por la institución le sirvieron para ser nombrado mayordomo a título perpetuo. Sin duda no le faltan méritos, pues don Licinio resulta estar relacionado con obras tan relevantes como la adquisición de imágenes para poder ser procesionadas a cargo de la Hermandad, así es el caso del conocido como Paso del Señor comprado a la Hermandad de la Santa Expiación de Triana, aunque será el encargo de la figura de Nuestra Madre de los Desamparados, imagen titular de la cofradía que presidía, la que para nosotros sin duda sea la más relevante, pues sirve de argumento para explicar la filiación entre ésta obra y la Virgen de las Amarguras de Sahagún, estableciéndose un curioso pero estrecho vínculo entre liturgias tan distintas y lugares tan distantes, de lo que sin duda don Licinio es el principal responsable.

Podría haber sido mientras desempeñaba algún tipo de trabajo administrativo en el Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla cuando el facundino tomó un primer contacto con el artista, pues al parecer Galiano, hombre de salud quebradiza, pasaría largas temporadas de convalecencia en dicha institución, con lo que es fácil imaginar las circunstancias que pudieron facilitar el encargo de las imágenes al escultor por parte del facundino.

Sin duda el arraigo a su tierra natal de don Licinio, Sahagún, donde la Semana Santa también disfruta de tanta devoción y tradición, le llevó a que, después de encargar la imagen para la Hermandad de San Esteban, Galiano fuera contratado para ejecutar la Virgen de las Amarguras para la cofradía de la Vera Cruz de su pueblo, en similares circunstancias en las que también se contrató el paso de Jesús Nazareno, conocido como Jesús el Pobre, aunque el encargo de la Virgen se considera una obra de patronazgo personal y por lo tanto más íntima. Ambas imágenes fueron trasladadas a la villa leonesa recién terminada la Guerra Civil, no antes de que fueran fotografiadas en el patio de la casa sevillana del mismo don Licinio, testimonio de su compromiso en el encargo de las obras.

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