EL CONVENTO DE MERCEDARIAS DE TORO Y SUS TESOROS DE PASIÓN Tomás del Bien Sánchez
U
n año más llega la Semana Santa, y con ella un nuevo número de la revista Toro Cofrade, que la Junta Pro Semana Santa edita con tanto acierto y que llega ya a su edición número quince. Con esta son diez las ocasiones que he podido contribuir con mi granito de arena a hablaros de la Semana Santa de Toro y de todo el patrimonio que la ciudad posee relacionado con la pasión. Y en esta ocasión, voy a escribir sobre uno de los lugares más notables que tiene nuestra ciudad. Se trata del Convento de la Purísima Concepción y San Cayetano, de Madres Mercedarias de Toro, y es, quizá, uno de los palacios mejor conservado de los que quedan en Toro. Fue fundado por D. Fernando Miguel Arias Saavedra, y su esposa, Dª Catalina Enríquez Mendoza y Osorio, condes de Castellar, marqueses de Malagón, condes de Villalonso y señores de Benafarces, que en 1647 se comprometen a construir un nuevo convento para la causa mercedaria, y mientras tanto, las monjas ocuparían una parte del palacio. La muerte del marqués las privó de ese nuevo convento, y fueron adap-
tando el palacio existente a las necesidades litúrgicas de la vida monásticas. Pero antes de esto, el palacio ya existía y su construcción se estima que sea de finales del siglo XV o principios del siglo XVI. Su origen está ligado a la familia Ulloa y en él debió nacer y crecer Magdalena de Ulloa, que en los años siguientes sería la educadora e instructora de Don Juan de Austria en Villagarcía de Campos. Ocupaba un lugar prominente en el trazado urbano de Toro, en la plaza San Juan de los Gascos, donde en su día estuvo la iglesia del mismo nombre. Su fachada muy probablemente daría a una de las portadas principales de dicho templo, que tras desaparecer y construirse en su solar el Mercado de Abastos, quedó mermada su monumentalidad al configurarse allí una calle mucho más estrecha. A mermar esa presencia también ha contribuido la desaparición de las torres que tendría en los extremos de la fachada. Salvo esas dos excepciones, el resto del palacio se conserva casi intacto, siendo, en mi opinión, el mejor conservado de todos los palacios que tuvo la ciudad de Toro. De estructura aún hispanoflamenca, con cuatro crujías que constituyen un patio central cuadrado y de dos plantas, y en el ala oriental una galería abierta a una huerta-jardín. Su portada, de arco conopial, se encuentra centrada en la fachada principal y por ella se accedía al zaguán que daría paso a caballerizas y patio, y que fue una de las po-
Semana Santa 2021 ToRo Cofrade nº 15
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