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CHAKRAS El regreso a Casa María José Álvarez Guillermo H. C.


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Diseño de cubierta: Rafael Soria Imagen de cubierta: Guillermo H. C. © María José Álvarez Garrido y Guillermo H. C., 2012 Ilustraciones: Guillermo H. C. © Arkano Books, 2012 Alquimia, 6 28933 Móstoles (Madrid) - España Tels.: 91 614 53 46 - 91 617 08 67 Fax: 91 618 40 12 e- mail: alfaomega@alfaomega.es www.alfaomega.es Primera edición: septiembre de 2012 Depósito legal: M. 17.945-2012 ISBN: 978-84-15292-12-8 Impreso en España por Artes Gráficas Cofás, S. A. - Móstoles (Madrid) Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.


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A David y a Naya, mis «regalitos», por toda la luz y el amor que ponen en mi vida y por lo completa y feliz que me siento cada día a su lado. Con todo mi amor. MARÍA JOSÉ

A la vida y a los que amo. GUILLERMO

A los que siempre nos inspiran, nos guían y nos protegen. Los que están en el otro lado… MARÍA JOSÉ Y GUILLERMO


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Índice

Agradecimientos ........................................................................

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Prólogo .......................................................................................

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Introducción ..............................................................................

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CAPÍTULO 0. El desafio de la dualidad .........................................

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CAPÍTULO 1. Viaje a Muladhara....................................................

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CAPÍTULO 2. Viaje a Svadisthana ..................................................

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CAPÍTULO 3. Viaje a Manipura .....................................................

117

CAPÍTULO 4. Viaje a Anahata........................................................

151

CAPÍTULO 5. Viaje a Vishuddha....................................................

183

CAPÍTULO 6. Viaje a Ajna..............................................................

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CAPÍTULO 7. Viaje a Sahasrara......................................................

247

Epílogo .......................................................................................

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Bibliografía .................................................................................

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Agradecimientos

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N PRIMER LUGAR LE DAMOS LAS GRACIAS A

nuestro editor por su ínteres en hacer realidad el sueño de que veamos publicado este libro. A Miguel Ángel L. Melgarejo, por brindarnos la información que nos ha servido de inspiración para desarrollar la parte novelada. A Elena Yzaguirre, por facilitarnos las posturas de yoga para cada chakra. A nuestros alumnos que han pasado por los cursos de ambos y la consulta privada de María José, por toda la sabiduría y crecimiento que ellos nos aportan para después volcarlos en los libros y por compartir tantos momentos inolvidables con nosotros. En el ámbito personal agradecemos todo el apoyo recibido de familiares y amigos. A los padres de María José, por prestarnos cada verano el mejor lugar de inspiración literaria: el peque-

ño apartamento en la playa de Cádiz. Especialmente a Javier Expósito Lorenzo por revisar desde su sabia perspectiva de escritor y novelista nuestra aventura literaria. A Myriam de Benito, porque es un ángel guardián en vela permanente de nuestros derechos de autor. A Nuria Pérez, diseñadora gráfica y web master, por convertir nuestras ideas en arte. A Julián Millán Luengo, por todo lo que nos ayuda a difundir nuestro trabajo y el amor con el que lo hace. A Pablo Villar, por facilitarnos las cosas con tanto mimo y cariño. Y también a todos nuestros amigos, especialmente a los del «grupo Babas» y a los «Héroes», por su entusiasmo y fe en este libro y por ser nuestra familia de luz. A David Fribourg, hermano de luz de Guillermo y amor de María José; él se desvive por cada uno de nuestros proyectos, y por Chakras:


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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

El regreso a Casa ha hecho todo lo que estaba en su mano para que floreciera. Pero sobre todo le agradecemos su paciencia y, más allá de eso, su sentido del humor, todo lo que nos hemos divertido a su lado en la creación y redacción de este libro y todo el amor que pone en nuestras vidas.

Y, por último, agradecemos de todo corazón al «Cielo» (al Plan Divino) que nos haya permitido hacer este viaje juntos que nos ha reportado tanta felicidad, ha sanado partes de nosotros mismos, nos ha hecho sabios y ha transformado completamente nuestras vidas, dejando una huella profunda en nuestros corazones.


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Pr贸logo


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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

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L TÍTULO CHAKRAS: EL REGRESO A CASA evoca y resume la idea central de este libro: la vida como un viaje interior, un proceso de iniciación y de conocimiento que todos comenzamos desde el mismo momento en que nacemos. Lo que realmente importa es lo que aprendemos en el camino. La vuelta a Casa, el final de la travesía, culmina cuando logramos salir del laberinto de la dualidad y tomamos consciencia de nuestro ser ingresando de nuevo en la totalidad de la Unidad. Los chakras pueden contemplarse como los arquetipos dentro de nuestra psique que precisamos armonizar para llegar a nuestro destino. Para ello debemos hacerlos conscientes y transformarlos. Esto es lo que aporta esta obra, combinando el viaje mítico y novelado de Mercurio y Venus a través de los siete chakras o vórtices de energía, junto con poderosas imágenes simbólicas y con explicaciones técnicas del significado y cualidades de cada uno de ellos. Así pues, el libro contiene dos partes diferenciadas y complementarias: una novelada y otra técnica, destinadas a conectar para que cooperen la intuición y la lógica, Venus y Mercurio, el corazón y la mente. Todo lo impreso en este libro encierra un motivo y un significado. Los dibujos funcionan como mandalas que, al contemplarlos detenidamente, abren la puerta del inconsciente en el lector, conectándolo con el conocimiento secreto y la armonización de cada uno de los chakras. De alguna manera, la parte literaria, los dibujos y las meditaciones con los que acompañamos a los protagonistas (Venus y Mercurio) en su viaje

por cada uno de los siete vórtices terrestres son un puente para que el lector asimile desde el inconsciente lo que entenderá de forma consciente en la parte técnica. Además aporta la información asociada a cada chakra, es decir órganos relacionados, glándulas, colores y aromas, minerales, mudras, posturas de yoga, planetas, alimentos, funcionamiento correcto e incorrecto, enfermedades derivadas y maneras de curarlas, etc. Asimismo, un resumen psicológico y sociológico de todos los temas que abarca cada rueda energética, incluyendo la relación que cada vórtice mantiene con los dioses y diosas arquetípicos de los antiguos mitos de la cultura griega así como sus comportamientos asociados. Por último, ofrece al lector herramientas prácticas y un amplio abanico de formas para sanar y armonizar los chakras que le llevarán a aprender a enraizarse en el primero, a equilibrar sus polaridades y disfrutar de la vida en el segundo, a manejar su sombra y empoderarse en el tercero, a rescatar a su niño interior y recuperar la alegría de vivir en el cuarto, a decretar y utilizar la creatividad para expresar quién es realmente en el quinto, a escuchar su voz interior y abrirse a la inteligencia simbólica en el sexto, y a conectarse con otros planos de conciencia y trascender su vida en el séptimo. Chakras: El regreso a Casa se complementa con su antecesor Chakras: El Viaje del Héroe. Si este es un ensayo que trasciende la filosofía hindú de la que parte y forma un sistema holístico cuya mayor aportación es un estudio profundo de todos los aspectos psicológicos y sociológicos relacionados con cada vórtice energético aña-


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PRÓLOGO

diendo toda suerte de técnicas y terapias para su correcto funcionamiento, Chakras: El regreso a Casa es una novela planteada como un viaje simbólico interior para que el lector viva sus chakras desde el inconsciente, al tiempo que comprende desde el consciente de forma resumida los aspectos técnicos de cada rueda. Para leer el segundo no hace falta haber leído el primero, pero si se lee antes o después, ambos se complementan y se completan.

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Chakras: El regreso a Casa es un libro original y único en el mercado editorial del tema que nos ocupa, imprescindible para todos los que se atrevan a trascender lo puramente intelectual y vivenciar su sistema de chakras como un verdadero viaje hacia su Ser. Por último, aclarar que no pretendemos la iluminación, pero sí animamos al lector a disfrutar en el intento y a recuperar las ganas de vivir en este precioso planeta llamado Tierra.


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Introducci贸n


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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

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N EL OLIMPO ESTABAN DE FIESTA. Hacía tiempo que a los dioses no se les veía tan armónicos y contentos. Estaban todos, presididos como siempre por Zeus y su impaciente esposa, Hera, que por una vez no andaba malhumorada persiguiendo a las amantes de su marido para enviarles alguno de sus terribles maleficios. Habían acudido todas las deidades sin excepción. Incluso Hefestos, que siempre huía de todo encuentro social, estaba allí, de punta en blanco y hasta sonriente. Y es que se festejaba algo único en la historia del Olimpo: el despertar del hombre y su vuelta a casa. Para ello, dos de sus más queridos y admirados dioses se habían ofrecido voluntarios para una extraordinaria misión: «El viaje mítico del Hombre». Hermes, el mensajero de los dioses, y su tía abuela, la hermosísima Afrodita, diosa del amor, habían decidido embarcarse en una aventura sin parangón, una hazaña que al principio había levantado las iras del todopoderoso Zeus, padre del joven Hermes, pero que después, pasado su pronto dominante, no solo había aceptado, sino que lo había celebrado por todo lo alto, apropiándose completamente de la idea y haciéndose con todos los aplausos y laureles. Algo injusto, claro, porque la idea había nacido en una bacanal de la creatividad y el éxtasis de Dionisos, su hijo pequeño y en el que recaían todas las profecías que auguraban la llegada de una nueva era. Y es que ese viaje era en cierta medida una locura. Aunque Zeus tenía que reconocer que era, sin lugar a dudas, un viaje heroico y eso ciertamente le daba prestigio a su corte. A Dionisos se le había ocurrido una idea increíble. Se trataba de experimentar la vida de los mortales encar-

nando en un hombre y en una mujer de la Tierra. Había que hundirse en el olvido y, a través de la experiencia exterior e interior de los siete centros energéticos principales del ser humano, recordar el sendero de vuelta a casa. Debían salvar las pruebas que aparecieran por el camino. De esta manera ayudarían al hombre a salir del laberinto de este mundo dual y regresar a un estado de conciencia total, por fin compartido con los dioses del Olimpo. Regresar a la Unidad, a la conciencia del Uno, «¡que no es poco!», tronaba Zeus. Los hombres llevaban atascados miles y miles de años. Habían olvidado completamente su semilla divina y andaban perdidos compitiendo entre ellos por su luz y destruyendo su propio hogar, el planeta Tierra. Los dioses olímpicos estaban, por su parte, francamente aburridos de la incompetencia de los humanos y temían que, si no despertaban pronto, la Tierra acabaría aniquilada. Muchos eran los que se disputaban este pastel tan goloso. Al principio Dionisos se ofreció como héroe para emprender esta misión, pero Hermes, que se aburría soberanamente en su vida eterna en el Olimpo, se lo llevó de copas por el Hades, y entre copa va, copa viene, el embriagado dios del vino acabó cediéndole los honores a su hermano mayor. Sin embargo, la aventura requería un complemento femenino, para ejemplificar la vivencia en los dos sexos humanos y fundirlos en uno. Pero no le servía cualquiera; el patrón de los ladrones y los comerciantes había elegido nada más y nada menos que a Afrodita, la más bella de todas las diosas, joven eterna y la deidad del amor. Con ella había mantenido Hermes una


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INTRODUCCIÓN

aventura hacía algún tiempo, la cual marcó al joven sobremanera, siendo recordada por él como la más importante de sus amantes. En realidad, eso les ocurría a todos. Desde su pobre marido Hefestos, conocido como el «astas», engañado por ella públicamente y aun así todavía enamorado, al temido guerrero Ares (hermano del anterior), con quien tuvo varios hijos, a Dionisos, que también la fecundó..., y a la interminable lista de dioses había que añadir la de los mortales. Lo extraño era que Afrodita hubiera aceptado la extravagante propuesta de Hermes, pues ella normalmente vivía imbuida en su vida amorosa, sin importarle nada más en el mundo. Pero según opinaba Hera, la esposa de Zeus, a Afrodita todo esto la había cogido en un momento de gran debilidad emocional y necesitaba un cambio de aires. Era la época más dura de toda la eternidad para la diosa del amor. Su amado Adonis, el mortal, había perecido en sus propios brazos y ella no había podido hacer nada para evitarlo. Ares, en un ataque de celos, lo había matado lanzándole un jabalí en el transcurso de una cacería. La diosa se enamoró del muchacho, y de su sangre ella creó una flor tan bella y temprana como él, con las espinas del dolor que su muerte le había originado: la rosa. Desde que eso ocurrió, Afrodita no había vuelto a ser la misma. Se la veía triste, llorosa, ausente. Deambulaba como un fantasma por las puertas del Hades, como las mortales que enviudaban y acudían cada día al cementerio para llevar flores a las tumbas de sus difuntos esposos. Afrodita pasaba así sus negros días. Por eso, quizás, cuando Hermes apareció

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contándole el asunto que se traían entre manos Dionisos y él, a ella se le encendió de nuevo su dolido corazón. Así que no le costó mucho esfuerzo decir que adelante, puesto que Adonis ya no estaba con ella y la vida tal y como la había entendido hasta ese momento (pasar de unos brazos a otros a su antojo) era demasiado eterna para tener sentido. Además, la muerte de su gran amor había suscitado en Afrodita la compasión hacia los humanos. Su amor por el Hombre bien valía el esfuerzo, y así podría sacarse aquella espina venenosa que estaba llenando su vida de tristeza. Allí estaban los dos, preparados para la aventura. Hefestos había diseñado y construido una cápsula del tiempo en la que viajarían hasta la Tierra. En la despedida, Zeus y el resto de los dioses les demostraron su cariño, admiración y apoyo. Eran héroes, tenían que ser tratados como tales. Todas y cada una de las deidades les transmitían palabras de ánimo: «¡Lo conseguiréis, valientes! ¡Regresad victoriosos!». Llegó el minuto cero y Hermes y Afrodita subieron a la nave. Las coordenadas los llevarían a los cuerpos destinados a acogerles en la Tierra. Antes de que la nave se pusiera en marcha, Zeus les dio un gran abrazo a ambos y les dijo: «Cuando lleguéis a la Tierra lo olvidaréis todo. Son las reglas del juego. Pero no temáis, estaremos con vosotros en todo momento aunque no sepáis quiénes somos o no podáis vernos. Os amo muy tiernamente». Y dicho esto las puertas de la nave se cerraron y el motor se puso en marcha creando una nube de electricidad multicolor en la que desapareció sin dejar rastro alguno.


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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

La manzana de la discordia, ¿o de la concordia? Símbolo de la jugosa aventura que vivirán durante el Viaje del Héroe, Afrodita le ofrece una manzana a Hermes. Cuando Eva hizo lo propio con Adán, los hombres comenzamos una caída que nos llevó a pagar con sangre, sudor y lágrimas el conocimiento del mundo dual. La separación de la Fuente, la Unidad. Ahora, ¿conseguirán estos héroes divinos llevar al hombre de vuelta a casa?


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INTRODUCCIร N

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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

Los chakras son como un caleidoscopio en el que está reflejado todo el universo. Llevarlos desde el desequilibrio, en el que normalmente se encuentran, hasta su equilibrio conlleva un viaje espiritual hacia nuestro Ser. Armonizarnos en todos los aspectos vitales y descubrir el plan divino interno será el premio final de esta travesía. Una forma de entender este viaje del espíritu sería como nos lo contaban los viejos mitos de las aventuras épicas de los héroes griegos. Ulises, Hércules, Teseo, Paris... tenían que dejar su seguro lugar de origen, echarse a la mar, pasar todo tipo de pruebas y enfrentar sus peores miedos, para regresar transformados, más sabios y victoriosos a casa. Cuando encarnamos descendemos de la Unidad y nos introducimos en el océano de la dualidad. Nuestra alma es como un polizón que se cuela en el cuerpo, el barco que nos lleva por las aguas de nuestra vida. Navegaremos sorteando tormentas emocionales, remolinos mentales, buscando puertos seguros donde atracar, sabiendo que no habrá descanso hasta encontrar la ruta de vuelta a casa. Como los viejos marineros, vamos provistos de cartas de navegación, mapas ocultos en nuestro interior. El mapa de la carta astral, el del árbol de la vida de la cábala, las líneas de las manos, los arcanos mayores del tarot, nuestros sueños nocturnos, las sincronicidades, los cuentos, los mitos, las visiones, las leyendas y, por supuesto, los chakras. El sistema de chakras nos ayuda a autoconocernos y fijar los rumbos de nuestra vida, a mantenernos equilibrados para que nuestra nave no se hunda, sorteando todos los obstáculos que salgan a nuestro encuentro. Quizás el final de

este viaje nos lleve a comprender que, aunque hubo peligro de naufragio y muchas veces parecía que el barco iba a la deriva, nosotros siempre tuvimos el timón en nuestras manos. Nosotros escribimos lo que ocurre en nuestras vidas.

Cómo leer este libro El libro consta de una parte novelada y una parte técnica. El fin de mezclar novela y ensayo es adentrar al lector a través de la literatura en el contenido de cada capítulo apelando a todos sus sentidos y, sobre todo, entrando de una manera directa en su inconsciente. La literatura, a través de lo simbólico, hace trabajar al hemisferio derecho del cerebro, la parte intuitiva y creativa, y prepara al lector para comprender la teoría de la parte técnica, más vinculada al hemisferio izquierdo de la lógica y la razón. La parte narrativa, aunque hilada a la parte ensayística del libro, no interfiere en ella, solo la antecede y explica y prepara al lector para asimilarla. La parte literaria está, como se puede ver, claramente diferenciada de la técnica con una tipografía distinta. Los guías de esta aventura son dos famosas deidades del Olimpo: Afrodita, diosa del amor y la belleza, y Hermes, el comunicador, el viajero y el mensajero de los dioses. Nosotros hemos utilizado sus nombres romanos, Venus y Mercurio, para relatar su aventura una vez que encarnan como humanos en la Tierra. A partir de ahora siempre nos referiremos a ellos como Venus y Mercurio. Son arquetipos, extraídos de la


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INTRODUCCIÓN

vieja mitología griega, pero que siguen vivos en todos nosotros y que están vigentes en nuestra psicología. Ambos sexos han de estar representados en la aventura. Además, estos personajes simbolizan las partes femenina y masculina que conviven dentro de cada mujer y de cada hombre. La finalidad del libro incluye también entender estas partes, cómo funcionan dentro de nosotros y lograr reconciliarlas. Es decir, conseguir que trabajen en armonía con un solo fin: unir mente y acción (Mercurio) y corazón y emoción (Venus), para alcanzar un estado de equilibrio y paz en nuestras vidas. Lograr una coherencia entre lo que se piensa y se siente y lo que, finalmente, se hace. Son personajes mitológicos traídos a la actualidad. Encarnan a dos jóvenes solteros y urbanos, y sus caracteres y forma de hablar, vestir y actuar reflejan los rasgos psicológicos de los arquetipos originales. Así, Venus es una mujer coqueta, voluptuosa y predispuesta a reír y estar en un eterno romance siempre. Mercurio está siempre en la mente, es ágil, curioso, divertido y mentiroso, y su sentido del humor es surrealista y disparatado. La relación, los diálogos y las situaciones que viven estos personajes en cada capítulo representan los contenidos de cada uno de los chakras. Por ejemplo, en el segundo capítulo, nuestros protagonistas viven un cortejo adolescente en un estanque, que refleja la seducción y el despertar a la sexualidad del segundo chakra. El viaje en autobús y las escenas de celos y provocación del tercer capítulo tienen que ver con las cuestiones de poder y autoestima del vórtice del plexo solar.

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Durante su aventura y no por casualidad irán apareciendo otros personajes secundarios de la mitología griega estrechamente vinculados con la historia mítica de Mercurio y Venus. Estos a veces están camuflados bajo nombres similares a los originales, como Modestia, que sería Hestia, el viejo Merlot (Merlín), Lolita, que sería Perséfone, o el teniente Ares, que es el guerrero griego (Ares o Marte), entre otros. Estos dioses son fuerzas arquetípicas del inconsciente colectivo, es decir, patrones de conducta o existencia que viven latentes en la psique del ser humano y que son activados por determinadas circunstancias externas. Recurrimos a la mitología porque, como ocurre con los cuentos de hadas, narra historias universales que resuenan en nuestro inconsciente como algo verdadero. Hacer el viaje por los chakras a través de dos arquetipos, uno masculino y otro femenino, es una manera directa de hablar al inconsciente del lector, apelando a todos sus sentidos, de tal suerte que cuando empiece a leer la parte más técnica ya esté experimentando el centro energético concreto. Además, el propio viaje por las siete ruedas de energía es arquetípico y universal; nos remite, como los cuentos y los mitos, al proceso de individuación o camino del héroe del que hablaba Jung, es decir, el sendero hacia uno mismo. Hemos escogido la mitología griega porque es la más cercana culturalmente a Occidente, y de todo el panteón griego hemos elegido estas dos deidades porque tanto Venus como Mercurio son los alquimistas, los magos y los vectores. Están presentes como resolución en todos los mitos. El viaje de los chakras es el tránsito de


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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

la densidad a la sutileza, lo que coincide con el proceso de la vieja alquimia medieval: la transformación del plomo en oro, metáfora del alma. Nuestros protagonistas viajan con el lector por los chakras de la Tierra, esos supuestos templos etéricos de los que hablan viejas civilizaciones como la inca, la maya o la egipcia. Estos centros energéticos, al parecer, están distribuidos a lo largo y ancho del planeta, en lugares geográficos como montañas sagradas o emplazados en templos y ciudades remotas de la antigüedad. Investigadores modernos de egiptología y esoterismo han descubierto que, ya desde las primeras dinastías del antiguo Egipto, las órdenes de los sumos sacerdotes llevaban a los iniciados a distintos templos sagrados para realizar rituales y activar sus chakras. Estos templos estaban situados en distintos puntos estratégicos a lo largo del Nilo. Así, por ejemplo, se creía que la activación del último chakra tenía lugar en la Gran Pirámide de Keops, en Gizeh. Todo el planeta está lleno de focos de energía. Algunos investigadores hablan de India como el chakra corazón de la Tierra; el monte de Shamaballa, en el Tíbet, donde supuestamente hay un templo etérico, está asociado con el séptimo chakra. Los herederos de las corrientes mayas hablan de varios puntos neurálgicos terrestres en México, especialmente en sus pirámides (como la de Teotihuacan), en las que se sitúan importantes centros de energía del planeta. En Cuzco, en Perú, se habla de lo que los indios queros llaman el «cosco», un vórtice de energía situado en el ombligo humano y que equivaldría al Hara. Esto es algo similar al ónfalo que encontramos en Delfos, Grecia, junto al Oráculo

del dios Apolo; en realidad, el ónfalo es el útero de la Tierra y estaría relacionado con Svadisthana (segundo chakra) en el sistema sánscrito. Glastombury, en el británico País de Gales, también parece ser un centro energético fundamental, pero además estarían todos esos valles, lagos y montañas sagradas que pueblan la Tierra y que han sido reconocidos como puertas de entrada y de salida de energía de los chakras del planeta: el monte Shasta y Telos en Estados Unidos, el monte Denali en Alaska; el monte Fuji cerca de Tokio, en Japón; el monte y el lago Batur, en Bali, Indonesia; la montaña Table cerca de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica; el Gran Cañón del Colorado, en Estados Unidos, o Ayers Rock en Uluru, en Australia… De todas estas teorías, nosotros hemos elegido una quizás menos conocida y por eso para nosotros más interesante, para que nuestros personajes, Venus y Mercurio, realicen su aventura a través de los chakras de la Tierra. Esta línea de argumentación se basa en los textos supuestamente dictados por los ángeles a cuatro muchachos de la población valenciana de Paiporta, legados para el crecimiento de la humanidad. Dentro de la información que les dieron sugerían que cada vórtice de energía humano está conectado a una montaña del planeta, en la que a su vez hay un templo etérico, regentado por un guardián o portero. Estos siete templos y los siete chakras mayores son los siete niveles de conciencia que el hombre ha de atravesar en su despertar, de regreso a casa. Los ángeles les ofrecieron abundante información acerca de estos templos, incluyendo los nombres y la ubicación de los primeros seis


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INTRODUCCIÓN

montes, que coincidían con los primeros seis chakras mayores del ser humano. Estos eran: Primer chakra: monte Armón, Palacio de Machpelah (Palestina). Segundo chakra: monte Charax, Palacio Ígneo (Palestina). Tercer chakra: monte Sinaí, Palacio Zavoul Thum (Egipto). Cuarto chakra: monte Tabor, Palacio Templo (Israel). Quinto chakra: monte Nebo. Palacio ¿Quién es como Dios? (Jordania). Sexto chakra: monte Puig Campana, Palacio Efecto (España). Séptimo chakra: monte Karseb Elyon, Palacio Karseb Elyon (paradero desconocido). Los porteros de estos templos tienen el cometido simbólico de abrir o cerrar las puertas de acceso a los distintos grados de consciencia. Los seis primeros son: Tahariel, Ourfaniel, Malchiel, Zacoutel, Sinigouria y Raziel. Del séptimo no desvelaron su paradero, aunque sí dijeron que se llamaba monte Karseb Elyon, y su palacio, del mismo nombre, Karseb Elyon. A los seis primeros ángeles les acompaña el nombre místico Karseb Elyon, que no corresponde a ningún nombre angélico, sino divino. Los siete llamados «sirvientes de los estados espirituales» o «guardianes ígneos» están emanados del ángel superior Humiel, una de las siete virtudes primigenias que al parecer hablaron con los chicos. Setenta y dos ángeles les dictaron el que acabaría llamándose El Libro de las 2.000 páginas. En él cuentan las dos formas que tienen

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los humanos de operar o trabajar en la Tierra. Una de ellas es la Mística Sagrada, relacionada con el principio masculino, conectada al sol y al color dorado, representado para nosotros por nuestro personaje Mercurio, que se encarga de bajar las energías del cielo a la Tierra. La segunda corriente, la Mística Operativa, está asociada al principio femenino, que se correlaciona con la luna y el color plateado, y en este libro está representada por nuestra protagonista Venus. Su función es ascender las energías de la Tierra al cielo. En todo humano encarnado operan estas dos formas, sea o no consciente de ello. Ambas operan en conjunto y son complementarias. Los «ángeles de Paiporta», que es como popularmente se les conoce, le dan un enfoque distinto al sistema de chakras sánscrito. Aunque convergen en los mismos lugares físicos del cuerpo y las mismas propiedades, los ángeles de Paiporta aluden a distintos colores, emociones asociadas, formas de armonización y diferentes planetas para cada uno de los centros energéticos. El actual efectista, representante de la Mística Operativa, Miguel Ángel L. Melgarejo, nos explica, en una entrevista personal, que esto se debe a que los chakras están adscritos a la menorah, el candelabro hebreo de siete brazos unidos a su vez a los siete días de la creación. Así, todo empieza en sábado (shabbat) con el primer chakra, regido por Saturno, con el color de este planeta (marrón). Continúa en el segundo, que sería viernes, regido por Venus con el verde; en el tercero, jueves, Júpiter, violeta; cuarto, miércoles, Mercurio y azul; quinto, martes, Marte y rojo; sexto, lunes, Luna y plata, y acaba en domingo, cuando Dios descansa, el séptimo cha-


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CHAKRAS: EL REGRESO A CASA

kra, regido por el Sol y con su color dorado. Esto es algo que no coincide con la tradición hindú, la cual sitúa el rojo para el primer chakra, y sucesivamente, naranja, amarillo, verde, azul turquesa, añil y el violeta para el séptimo, siguiendo el orden del arcoíris. Miguel Ángel L. Melgarejo afirma que «los chakras en cierta medida son un camino de regreso a la Unidad, porque somos chispas de Dios y hacia Dios vamos. Este regreso a casa es espiritual, interno y viene precedido por la muerte». Para el sistema angélico, cada monte de la Tierra, conectado a cada centro energético de cada persona, está regentado por un guardián. «Los guardianes son ángeles y ellos están dentro y fuera de nosotros, son virtudes o energías asociadas a vibraciones, colores, sonidos… En realidad son una metáfora de la virtud correspondiente a cada centro energético. No hay que olvidar que este mundo dual está creado a través de los símbolos y estos han de interpretarse a través de la unión del corazón y la razón», suscribe Miguel Ángel. A este respecto, el efectista de ángeles de Paiporta también apunta que «el ser humano debe entender que el universo y su vida en la Tierra es simbólica. Esto es lo que los ángeles han venido a recordarnos en estos momentos (aunque no es un instante único, ellos ya lo han hecho otras veces). Los ángeles han venido a refrescarnos la memoria, a hacer que entendamos lo que ya sabíamos: nada de esto es real, por tanto debemos dejar de engancharnos a la materia». Por otro lado, es interesante comprender por qué habiendo otros centros telúricos distribuidos por todo el planeta, como Delfos, Egipto,

Machu Pichu, el monte Shasta, Telos o los que están distribuidos en el Tíbet o en la provincia china del Yunan, este grupo ubique todos los montes en la misma zona: Israel, Palestina, Egipto, Jordania y España, es decir, conectados con toda la cultura mediterránea. La explicación que ofrece Miguel Ángel es que «estos puntos tienen un enorme valor simbólico y que este se corresponde con lo que históricamente ha ocurrido en cada uno de estos montes y su conexión con el plano dimensional que abre cada uno de los siete chakras». Así nos cuenta Miguel Ángel el camino que haremos a través de nuestros protagonistas Mercurio y Venus. El primero, el monte Armón (que significa «monte del juramento»), en Cisjordania, es el lugar donde se entierra la tradición (allí yacen los restos mortales del gran patriarca Abraham), correspondiéndose con el afianzamiento de nuestras raíces, que es el significado del primer chakra. Es donde uno se compromete consigo mismo para luchar a favor de la luz por la causa última o reintegración con Dios. En este primer nivel de conciencia, se necesita realizar una rigurosa purificación de todos nuestros aspectos materiales. No en balde el portero de este palacio se llama Tahariel, cuyo nombre significa «purificación de Dios». Esta montaña simbólica se relaciona con el primer periodo de creación de consciencia (primer día de la creación según el Génesis), la separación de la luz y las tinieblas, tarea primordial para el iniciado en este chakra. El segundo está en algún lugar de la cadena montañosa Charax, a la que también pertenece el monte Armón. Aquí, según la tradición, los


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INTRODUCCIÓN

hijos de la luz se aparearon con los mortales, hecho que dio lugar a la aparición de los héroes, mitad dioses y mitad mortales. Una vez asentados en nuestras raíces, se despierta a la conciencia e irradiación. Es el momento de unir materia y espíritu. El nombre hebreo charax significa «fogosidad que guarda lo Sagrado», donde cada cual se compromete a irradiar luz a sus semejantes y a sacralizarse de por vida a fin de hacer hijos en la luz (ayudar a los otros a despertar). Curiosamente, el nombre del portero, Ourfaniel, significa «la luz que miró a Dios». Charax está simbólicamente asociado al segundo día de la creación (en el Génesis): la separación de lo seco (masculino yang) y lo mojado (femenino yin). Por tanto, el trabajo fundamental del consagrado en este templo y en este chakra sería la unión de los sexos masculino y femenino, en la comprensión de ambos y su simbología. El tercero es el Sinaí, que simboliza la visión de Dios cara a cara; es donde Dios entregó los diez mandamientos a Moisés. De esta forma le otorgó al hombre el conocimiento lógico para colocar el poder, tras haber vislumbrado los símbolos que le hablan de lo que no ve. El significado del nombre del ángel portero, Malchiel, es «rey de Dios». El monte Sinaí se relaciona con el tercer día de la creación: Dios crea la naturaleza, sus semillas y sus frutos. El consagrado, que adquiere aquí un nivel excelso, debe saber morir en la materia para germinar en la luz. El cuarto, el monte Tabor, es desde donde Jesús se transfigura: comprendiendo la materia, comprendemos el cielo. El corazón, a través del amor incondicional, es la pista de despegue para alcanzar la luz. El monte Tabor significa simbó-

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licamente el lugar donde se ve el pasado y el futuro simultáneamente desde el presente. El nombre de su portero, Zacoutel, significa en hebreo «permiso de Dios». Está conectado con el cuarto día de la creación: Dios crea a las luminarias. Para los verdaderos caminantes e iniciados este templo supone la toma de conciencia de lo que se debe hacer en esta existencia. Aquí aprenden a interiorizar para poder exteriorizar, comulgando con el Amor, y se expresa la libertad de acción. En el quinto, el monte Nebo, Dios le muestra a Moisés la Tierra Prometida. Es el instante en que nos damos cuenta de que Dios está dentro y no fuera y que somos chispas divinas. Este monte simboliza el equilibrio que conduce a Dios con todas sus consecuencias. El portero que lo guarda, Sinigouria, es el ángel que lucha por la luz y la fortaleza individual. Es el quinto día de la creación: Dios crea a los mamíferos y al hombre. El iniciado, como Adán, que significa «barro rojo», deja de sentirse solamente materia (este barro rojo) para renacer en el Amor. En el sexto, el Puig Campana, se muestra la capacidad humana de transmutar la materia en luz. Es el dominio de la materia sin caer en enganches o trampas mentales. Cuando estás al pie de esta montaña tienes una visión, y cuando la has subido obtienes otra, que es la visión panorámica. Para expresar lo que has visto, debes animar a los demás a que suban y lo vean por ellos mismos; en realidad esto es una metáfora de lo que cada uno tenemos que hacer con nuestra propia vida. El Puig Campana simboliza el poder sobre lo creado. Su portero es Raziel, cuyo nombre significa «secretos de Dios»; es el guar-


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