

VELOCIRÁPTORS FURIOSOS

«¡Qué miedo! Tengo que escapar», pensó Tric. Pero antes de poder dar media vuelta, se encontró rodeado.
—¡Vaya, vaya! ¡Mirad lo que tenemos aquí!,
un cachorro de tricerátops bien tiernecito
—dijo el que parecía al mando.
Otro día por la tarde, Tric paseaba por el bosque en busca de apetecibles hojitas para merendar. De repente oyó voces como de pelea.
—¡Yo soy el más rápido!
—¿Pero qué dices? ¡Soy yo!
—¡De eso nada! El número uno soy yo.
El pequeño tricerátops se colocó detrás de una mata de hierbas para espiar. Desde allí pudo ver… a tres velociráptors. ¡Oh, qué feos!

—Nnn… no me devoréis, por favor. Os aseguro que no soy tan tierno, tengo la piel muy dura... —farfulló Tric.
—Estás de suerte, rechonchito, porque acabamos de comer —contestó el segundo.
—Vamos, vamos —dijo el tercero—. No seamos maleducados y aprovechémonos de este gordito. Nosotros somos Rip, Rap y Rop, los velociráptors


más veloces de la manada. Pero tenemos un problema. Y es que no conseguimos saber quién es el más rápido de los tres. Dinos tú quien es el mejor, rechonchito, y te dejaremos ir.
Tric accedió mientras disimulaba su tembleque:
—Claro, faltaría más. Yo... estaba pensando… Podríais hacer una carrera. ¡Y que gane quien cruce antes la explanada!
