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Patologías tempranas del ternero
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by Grupo Asís
Uno de los aspectos clave para asegurar la rentabilidad de las explotaciones de ganado vacuno es realizar un correcto manejo y cría del ternero, pues se ha estimado que aproximadamente un tercio de los gastos del periodo comprendido desde el nacimiento hasta el primer parto corresponden a las primeras 12 semanas de vida1. Entre los principales problemas de salud del ternero se encuentran las diarreas neonatales, los procesos respiratorios y los umbilicales, siendo los primeros los más frecuentes2 .
PATOLOGÍAS TEMPRANAS DEL TERNERO
1. Procesos digestivos
2. Procesos respiratorios
3. Otros procesos
Alberte Rico1 , Pablo Díaz2 Patrocinio Morrondo2
1Centro Veterinario Meira, Meira (Lugo).
2Investigación en Sanidade Animal: Galicia (Grupo INVESAGA). Departamento de Patoloxía Animal. Facultade de Veterinaria. Universidade de Santiago de Compostela. Lugo. Imágenes cedidas por los autores
Procesos digestivos
La aparición de diarreas neonatales repercute de forma muy negativa en la economía de la explotación, pues suelen causar un aumento de la mortalidad (que puede alcanzar el 25 %) y una reducción de la ganancia de peso diaria3 .
Además de las pérdidas económicas directas, se deben incluir otros gastos, que no suelen tenerse en cuenta, como el coste de la mano de obra, servicios veterinarios, diagnóstico y tratamiento. A pesar de las notables mejoras que ha experimentado el sector, todavía existen importantes deficiencias en la gestión de la recría. Por ello, la mejora de su manejo, incluyendo la prevención de diarreas neonatales en terneros y la adecuada formación del personal, son determinantes para el progreso de las explotaciones.
¿POR QUÉ APARECEN BROTES DE DIARREA NEONATAL EN LAS GRANJAS?
La diarrea neonatal del ternero es un proceso aparentemente simple, pero extremadamente complejo por su naturaleza plurietiológica y multifactorial1,4 . Este hecho, junto con su rápida diseminación en el rebaño, explica las dificultades para abordar el proceso en la granja. El conocimiento de las posibles causas y de los numerosos factores que intervienen, así como sus interrelaciones, permitirá adoptar las medidas de control más adecuadas en cada caso.
¿Cuáles son las causas de la diarrea neonatal del ternero?
La presencia de numerosos patógenos se relaciona con la aparición de diarreas en los terneros, aunque también se han identificado otras causas no infecciosas. En todos los casos se genera una alteración a nivel intestinal que, o limita la absorción de líquidos, o aumenta su secreción hasta el punto de superar la capacidad compensatoria del intestino grueso4; todo ello se manifiesta con la eliminación de heces blandas o líquidas durante dos o más días.
Diarreas de origen infeccioso
Diversas bacterias, virus y parásitos se asocian con la aparición de brotes de diarrea en terneros, aunque tradicionalmente se considera que los más comunes son Escherichia coli enterotoxigénicos (ETEC), rotavirus, coronavirus y Cryptosporidium parvum4,5. Otros enteropatógenos también se han identificado en terneros con diarrea (figura 1), aunque su prevalencia puede variar de forma notable entre estudios3,5; por ejemplo, investigaciones recientes señalan la importancia creciente de los
Figura 1. Enteropatógenos relacionados con la aparición de diarreas neonatales en terneros menores de un mes, incluyendo los más frecuentes (en rojo).
Salmonella
Otros patotipos de E. coli
Escherichia coli enterotoxigénica
Coronavirus
Rotavirus
Cryptosporidium parvum Clostridium
Diarreas
Diarreas
Giardia
Eimeria
Campylobacter
Norovirus
Nebovirus
Torovirus
norovirus, mientras que los casos de diarreas por coronavirus parecen estar disminuyendo3. Aunque se han señalado casos de diarrea causados por un único enteropatógeno, las infecciones múltiples son las más frecuentes y graves, lo que sugiere que los agentes interactúan de forma sinérgica3,6,7 . La transmisión de todos estos patógenos es fecaloral, y los terneros con diarrea se consideran los principales eliminadores; no obstante, individuos adultos, como por ejemplo las madres en el momento del parto, también pueden constituir una fuente de contagio5,8 .
Diarreas de origen nutricional
Son relativamente frecuentes en las granjas y se relacionan con un incorrecto manejo de la leche/ lactorreemplazante o con deficiencias nutricionales como, por ejemplo, alturas inadecuadas de biberones y cubos, tomas de leche de excesivo volumen, administraciones forzadas o el empleo de tetinas muy abiertas, cambios bruscos en la composición o en la concentración del lactorreemplazante, así como deficiencias en la cantidad o la calidad de este, temperaturas de administración bajas, etc.4 .
¿Qué factores favorecen la aparición de diarreas neonatales en los terneros?
La mera presencia de los patógenos antes citados no siempre se relaciona con la aparición de diarrea, ya que también se han identificado en terneros sanos6 . Se necesita, además, la presencia de determinados factores, que favorecen el desencadenamiento del proceso. Entre los más relevantes se encuentran los que comprometen la respuesta inmunitaria del ternero o que incrementan la contaminación del entorno del animal y favorecen la diseminación de patógenos1 .
Relacionados con una menor respuesta inmunitaria del ternero
Los terneros son especialmente susceptibles a mostrar diarreas durante las 2 primeras semanas de vida pues su sistema inmunitario es inmaduro9. Es por ello por lo que hay que potenciar el sistema inmunitario del ternero y evitar los factores que repercutan negativamente sobre sus defensas y, por tanto, reduzcan su capacidad de hacer frente a nuevas infecciones. a) Fallos en la transferencia pasiva de anticuerpos Los terneros nacen sin defensas y deben adquirirlas por medio del calostro de sus madres. Por ello, un adecuado encalostrado y manejo del calostro es fundamental para asegurar una correcta protección y evitar la aparición de diarreas. Como norma general, el ternero debe ingerir una cantidad suficiente de calostro de alta calidad lo antes posible tras el parto10 . La concentración de anticuerpos (Ac) del calostro depende de la vaca que lo produce. Por lo general, la calidad del calostro aumenta con el número de lactaciones y con la vacunación frente a rotavirus, coronavirus y ETEC. Por el contrario, la presencia de enfermedades, desequilibrios nutricionales durante el periodo de secado, pérdidas de leche antes del parto o secados de corta duración, merman los niveles de Ac en el calostro1,2,11 . Además, aunque el calostro presente una elevada concentración de Ac, un mal manejo puede reducir su calidad, por lo que se desaconseja retrasar el primer ordeño o mezclarlo con los de ordeños sucesivos o con el de otras vacas, o no refrigerar o congelar el calostro que no se administra en las dos horas posteriores a su recolección. También se debe considerar que la calidad del calostro almacenado es menor en comparación con el fresco, pues los Ac se degradan con el paso del tiempo12 . Finalmente, la pasteurización, a pesar de reducir eficazmente la contaminación bacteriana, puede degradar los Ac si la relación temperatura/tiempo es inadecuada. En la eficacia de la transferencia pasiva de Ac al ternero también hay que considerar las posibles deficiencias existentes a la hora de administrárselo al recién nacido. En este sentido, el tiempo transcurrido desde el nacimiento hasta la primera alimentación es de vital importancia, ya que la capacidad intestinal para absorber Ac disminuye notablemente poco después del parto12. Además, una ingestión inferior a 2-3 litros o el equivalente al 10-15 % del peso corporal en las primeras 3-6 horas de vida se considera insuficiente1. Es necesario señalar que dejar mamar al ternero directamente de la vaca no permite asegurar que el tiempo hasta la primera ingestión o el volumen de calostro sean adecuados, lo que incrementa el riesgo de aparición de diarreas. Por el contrario, la administración forzada del calostro por sonda permite reducir la probabilidad de que el proceso aparezca13 . b) Situaciones inmunodepresoras Todas aquellas situaciones que reduzcan la capacidad del sistema inmunitario del ternero lo dejarán más expuesto frente a nuevas infecciones. Entre las más frecuentes se incluyen una alimentación deficiente, enfermedades concurrentes (como procesos respiratorios y onfaloflebitis) o condiciones ambientales extremas. La probabilidad de que los terneros nacidos de partos distócicos presenten diarrea es mayor pues causan mayor estrés al neonato y tardan más en estar activos, lo que los expone durante más tiempo a los patógenos ambientales; generalmente, estos animales toman el calostro con cierto retraso e ingieren una cantidad menor a la recomendada12,14 .
Relacionados con una mayor contaminación del entorno del ternero
Una carga elevada de patógenos en el ambiente puede desencadenar el proceso a pesar de que la
inmunidad del ternero sea adecuada; prácticas de limpieza y desinfección deficientes favorecen esta situación1,4 . Se debe prestar especial atención a la limpieza de las instalaciones donde se encuentran los terneros. La aparición de diarreas es más frecuente en alojamientos con camas sucias y húmedas o en aquellos con suelo de tierra, que son más difíciles de limpiar y desinfectar que los de cemento o emparrillado1 . Además, a menor espacio a disposición del animal, mayor riesgo de que aparezca el proceso, pues se incrementa el nivel de estrés y se acumula mayor suciedad. También se ha comprobado que los terneros criados en grupo (figura 2), pese a mostrar mejor comportamiento social, tienen mayor riesgo de presentar diarrea, ya que aumenta la probabilidad de transmisión entre animales, especialmente si la densidad es elevada12. Finalmente, el sistema de flujo continuo, donde los animales se introducen paulatinamente en el mismo lote, se relaciona con mayores prevalencias de diarrea neonatal, pues dificulta limpiar y desinfectar adecuadamente los cubículos4 . Otro punto en el que la limpieza tiene gran importancia son las parideras, pues se ha demostrado que terneros nacidos de vacas sucias enferman más (por supuesto, las probabilidades de que los terneros presenten diarrea son mayores si no existe este local). Cuando son colectivas, especialmente en casos de hacinamiento, la probabilidad de transmisión de patógenos y, por tanto, el riesgo de diarrea neonatal aumenta2,13. Además, cuanto más tiempo permanezca el recién nacido en la sala de partos, mayor será su exposición a las amenazas ambientales propias de esta área, lo que conlleva mayor riesgo de infección y de aparición de diarreas11 . Finalmente, se debe prestar atención a los equipos y utensilios de alimentación, que si no se limpian y desinfectan pueden actuar como fómites. Por otro lado, se ha demostrado que la propagación de patógenos entre terneros o, en el caso de agentes zoonóticos, a personas, se favorece si no se implementan medidas higiénicas como la limpieza rutinaria del calzado o el uso de guantes1 .
Relacionados con una mayor diseminación de los patógenos
Se han identificado una serie de factores de riesgo que favorecen el contacto entre animales susceptibles y portadores. Uno de los más importantes se asocia al manejo de los terneros enfermos, puesto que la probabilidad de que aparezcan casos aumenta si no se separan los animales con sintomatología clínica manifiesta; así mismo, una vez superado el proceso, no se aconseja su reintroducción en el lote inicial pues podrían actuar como portadores asintomáticos. De igual modo, ubicar a los recién nacidos cerca de los animales de mayor edad o que ambos compartan utensilios constituye una práctica de riesgo, ya que los adultos podrían actuar como portadores silentes. Por la misma razón, la incorporación de animales pone en peligro al rebaño, especialmente cuando estos proceden de múltiples granjas o no existe un correcto protocolo de cuarentena1 . Finalmente, se ha comprobado que los sistemas de alimentación automatizados comportan un mayor contacto entre terneros pues estos comparten espacios y equipos, lo que incrementa las probabilidades de transmisión. Además, podría existir riesgo de desnutrición si los intervalos de alimentación son demasiado largos, especialmente en terneros jóvenes que compiten con otros de mayor edad, o si los equipos están mal configurados. Por otro lado, estos individuos son más propensos a manifestar “succión cruzada”, lo que favorece la ingestión de patógenos11 .
ACTUACIÓN ANTE UN BROTE
Debido a que un brote de diarrea neonatal causa importantes pérdidas económicas en la granja, tras su aparición se debe actuar rápidamente, siguiendo unas pautas concretas y ordenadas, y siempre supervisadas por un veterinario. En primer lugar, deben recogerse datos para conocer la situación real de la explotación. El análisis de la información obtenida permitirá detectar los puntos críticos que pueden estar originando o facilitando el proceso. Finalmente deben decidirse las actuaciones más adecuadas en cada caso4,14 .
Figura 2. Los terneros criados en grupo tienen mayor probabilidad de presentar diarrea, aunque el riesgo disminuye notablemente si las instalaciones están limpias y la densidad de animales es baja.
Recogida de datos y análisis de puntos críticos
Aunque la diarrea es el signo clínico más característico, otras patologías también se manifiestan con cuadros similares. Por ello, el examen clínico ordenado y sistemático de los animales afectados por parte del veterinario permitirá confirmar la presencia del proceso y su gravedad. Así, un elevado grado de deshidratación, la disminución del reflejo de succión y la postración son hallazgos frecuentes en animales gravemente afectados. La presencia de endotoxemia o septicemia, que se caracteriza por fiebre, mucosas y ojos congestivos, se asocia a cuadros más graves, pudiendo estar acompañada de artritis, onfaloflebitis o meningitis. Valorar las lesiones presentes, tras la necropsia de los terneros muertos, también puede ser de gran utilidad para descartar otros procesos4,8 . Además, se deben recopilar datos sobre factores de riesgo y puntos críticos existentes, pues su análisis ofrece una orientación sobre la posible fuente de infección y las vías de transmisión. Aunque los principales factores limitantes asociados a diarreas son el encalostrado, los protocolos de higiene y desinfección, así como el manejo de la leche o del lactorreemplazante, también se debe tener en cuenta la época de aparición del proceso, su duración, progresión, historial previo, número y edad de los animales afectados, periodos de estrés asociados al destete, transporte o introducción de animales, así como las tasas de morbilidad y mortalidad. También se deben considerar los tratamientos, vacunaciones y otras medidas preventivas adoptadas frente a enfermedades infecciosas en la explotación8,15 . Numerosos patógenos se asocian con la aparición de diarreas neonatales; sin embargo, el cuadro clínico y lesional suele ser similar en todos los casos, lo que dificulta determinar la causa del proceso, punto indispensable para adaptar la terapia e implementar las medidas preventivas más efectivas en cada caso1. El análisis de los datos anteriormente citados permite que el veterinario establezca una sospecha inicial e incluso que paute un tratamiento de choque14. Sin embargo, se necesitan técnicas específicas de diagnóstico para confirmar las sospechas establecidas. Para ello, puede realizarse un diagnóstico “in situ”, empleando sencillas tiras inmunocromatográficas, que permiten detectar rápidamente, e incluso simultáneamente, los cuatro enteropatógenos más frecuentemente implicados (ETEC, rotavirus, coronavirus y C. parvum).Este método tiene bastante fiabilidad1. Se recomienda enviar muestras al laboratorio, donde se analizarán empleando técnicas más sensibles5. En todos los casos, la muestra de elección son heces, que se deben conservar en refrigeración. En el caso de animales muertos, el veterinario también puede recoger y enviar muestras de tejidos. Se recomienda disponer de datos de varios animales de un mismo brote, e incluir muestras de animales sanos1,4 .
Tratamiento
En aquellos animales gravemente afectados, y debido a que las principales causas de mortalidad son la deshidratación y los desequilibrios internos, la administración de soluciones electrolíticas se considera prioritaria4. La rehidratación vía oral es la más adecuada, aunque en animales deprimidos, la vía intravenosa es la de elección15. Del mismo modo, es recomendable incluir analgésicos y promover la recuperación de la flora intestinal (con probióticos y diferentes protectores) tras rehidratar al animal8 . Al contrario de lo que se realiza habitualmente, los antibióticos y antiparasitarios solo se deben emplear cuando los resultados del laboratorio así lo sugieran, lo que ayuda a reducir la aparición de resistencias1,8 . Tradicionalmente, se recomendaba un periodo de retirada de la leche; no obstante, estudios recientes recomiendan continuar administrándola junto con electrolitos para evitar pérdidas de peso y proporcionar nutrientes que permitan recuperar la mucosa intestinal. En cuanto al pronóstico, en el mejor de los escenarios, un ternero precisa de 10-14 días para restablecerse, si bien el periodo de recuperación puede extenderse hasta las 4-6 semanas14 . En aquellas granjas donde se ha identificado la causa de la diarrea puede implementarse un tratamiento preventivo. No obstante, este solo funcionará si se establece de forma rápida y acompañado de otras medidas, fundamentalmente de manejo. El tratamiento se mantendrá hasta que las estrategias preventivas adoptadas sean efectivas y permitan prescindir del mismo4 .
Medidas preventivas
Para corregir los puntos críticos es esencial una correcta toma de decisiones, adaptándose a las particularidades de cada granja, de manera que su implementación sea factible. En un primer momento se aplicarán pautas de carácter general, pues las vías de transmisión y las medidas de prevención efectivas son comunes para la mayor parte de patógenos14 .
Encalostrado y mejora de la inmunidad del ternero
Manejar y administrar el calostro correctamente es fundamental y se considera la medida más eficaz para reducir la gravedad y la frecuencia de diarreas neonatales. Para garantizar una adecuada toma de calostro han de cumplirse las cuatro “C” del encalostrado4 (tabla): ■ Calidad proteica ■ Cantidad ■ Calidad higiénica ■ Celeridad La eficacia del programa de suministro de calostro puede comprobarse evaluando la transferencia pasiva de Ac en terneros de 2-5 días. Concentraciones superiores a 10 mg/ml de Ac y/o más de 6,5-7 mg/ ml de proteínas séricas totales se consideran adecuadas8,16. Para verificarlo pueden emplearse dife-
Condiciones para garantizar una adecuada toma de calostro
Calidad proteica
Antes de administrar el calostro se recomienda estimar su calidad empleando un calostrímetro o un refractómetro. Un buen calostro presenta al menos una densidad de 1.050 g Ac/l o un valor Brix del 22 %. Los calostros artificiales deben considerarse complementarios pues los niveles de Ac son adecuados pero no proporcionan otros componentes beneficiosos como células inmunitarias, lactoferrina, factores de crecimiento y vitaminas liposolubles.
Cantidad
Una óptima transferencia pasiva se garantiza con la ingesta de 3-6 litros de calostro en las primeras 6 horas de vida, y una segunda toma de 2 litros en las siguientes 6 horas, aunque la cantidad a administrar depende de la calidad del calostro, el peso al nacimiento y la eficiencia de absorción intestinal.
Calidad higiénica
Un adecuado manejo en la recogida del calostro reduce su contaminación bacteriana y la probabilidad de transmisión de paratuberculosis y otras enfermedades. Así, se recomienda limpiar los pezones de la madre previamente al ordeño. Además, el calostro se debe administrar en las 2 horas siguientes a su recogida, o de lo contrario enfriarse rápidamente para evitar la degradación de Ac y la excesiva proliferación bacteriana. En cuanto a su vida útil, se puede mantener refrigerado a 4 °C durante 1 semana o congelado hasta 1 año sin grandes pérdidas de calidad. Además, se puede pasteurizar para reducir la presencia de bacterias.
Celeridad
La ingestión del calostro debe realizarse lo antes posible tras el parto, idealmente durante las 2 primeras horas. Una segunda toma a las 12-24 horas del nacimiento también resulta beneficiosa para el ternero ya que, si bien en ese momento la absorción de Ac no es posible, estos pueden unirse a los patógenos presentes en la luz intestinal, contribuyendo a reducir tanto la incidencia como la gravedad de los procesos diarreicos.
Figura 3. La limpieza debe ser exhaustiva en la zona de partos, reduciéndose considerablemente la probabilidad de transmisión de patógenos si no hay hacinamiento. rentes instrumentos, como refractómetros o test rápidos.
Protocolos de higiene y desinfección
Reducir la carga de patógenos en el medio y evitar su ingestión por parte de los neonatos ayuda a disminuir la incidencia de diarreas5. Por ello, de forma periódica debe emplearse un protocolo eficaz de limpieza y desinfección1,4. En primer lugar, hay que realizar un lavado a presión con agua fría y posteriormente con agua caliente y detergente; de este modo se retiran los restos de materia orgánica, asegurando la eficacia del desinfectante. A continuación, también con agua caliente, se procede a desinfectar superficies y útiles, respetándose el tiempo de actuación indicado por el fabricante del desinfectante antes del aclarado final14. Se debe elegir bien el desinfectante a emplear en cada caso, pues no todos son eficaces frente a todos los microorganismos causantes de diarrea1. La limpieza debe ser exhaustiva en la zona de partos (figura 3) y los boxes, pues son los primeros lugares con los que interactúa el ternero. Además, antes de introducir nuevos individuos es necesario efectuar siempre una desinfección. Respecto a las casetas, si su diseño y número lo posibilitan, se deben dejar abiertas y expuestas a la luz solar, o simplemente vacías durante al menos 7 días, lo que permite que se sequen y facilita las tareas de limpieza. Otra de las medidas para reducir la probabilidad de que el recién nacido se infecte es su inmediata retirada del área de parto. Los diferentes equipos y útiles deben lavarse y desinfectarse adecuadamente tras su uso, tomándose la precaución de que ni sondas esofágicas, ni otros instrumentos destinados a alimentar individuos enfermos o de edades avanzadas se empleen posteriormente en neonatos. De igual modo, los comederos y bebederos deben mantenerse siempre limpios, por lo que se realizarán cambios frecuentes de agua y pienso, lo cual además incrementa su consumo15 .
Manejo de la leche o del lactorreemplazante
Revisar la nutrición del ternero lactante y realizar un buen manejo de la leche también permite reducir de forma notable la aparición de procesos diarreicos. El empleo de leche pasteurizada disminuye la incidencia de enfermedades, permitiendo obtener mejores tasas de crecimiento que con el uso de lactoreemplazantes5,14. Es imprescindible asegurar que la leche se encuentre a unos 38-40 °C en el momento de la toma14. Finalmente, los horarios de administración deben permanecer invariables, y el número de tomas diarias ha de oscilar entre una y tres. Cuantas más se realicen, mayor velocidad de crecimiento se alcanza, sin embargo, también aumentan los requerimientos de manejo, por lo que la tendencia actual es tratar de disminuirlas o automatizarlas.
Aproximación a la situación endémica
Una vez que se logra estabilizar el brote y se reduce la mortalidad, muchos ganaderos se muestran satisfechos y cómodos aplicando ciertos tratamientos preventivos, y no consideran necesarias nuevas medidas al respecto14. Sin embargo, se deben realizar otras actuaciones como la monitorización de datos, el establecimiento de protocolos de trabajo y la adopción de estrategias preventivas que representan una importante ayuda para evitar un futuro brote14 . La recogida frecuente y rigurosa de datos es indispensable para valorar cómo evoluciona la granja. Resulta interesante registrar cambios de leche, de pienso o de manejo pues, en caso de producirse nuevos brotes, facilita la identificación de la posible causa. Por otro lado, la adecuada monitorización sanitaria constituye una ayuda a la hora de tomar decisiones. Una manera de conocer la mortalidad y la morbilidad es apuntar el número de terneros con diarrea, diferenciando si el proceso se manifiesta durante la primera, segunda o con más de tres semanas de vida, y el número de animales que fallecen. A mayores, se puede tomar nota del tratamiento pautado en cada caso, pues se ha comprobado que individuos que reciben antibióticos durante la lactancia son menos productivos en el futuro y, además, permite conocer el gasto asociado al tratamiento4,14 . El veterinario y los cuidadores deben cooperar en todo momento para establecer los protocolos de manejo de los animales más adecuados en cada caso y valorar la viabilidad de nuevas estrategias. En este sentido, una vez se han corregido los puntos más débiles de la explotación, probablemente las medidas a introducir consistan en tratar de mejorar el alojamiento y vacunar a las madres14. Con respecto a la primera de ellas, en el momento en que abandonan la zona de partos, lo más recomendable es que los terneros se alojen en boxes individuales, limitándose los contactos con otros animales que pueden estar infectados. En el caso de existir alojamiento en grupos, los lotes deben albergar animales de edad similar, permitir una correcta ventilación y presentar suficiente espacio para evitar el hacinamiento. La vacunación de las vacas en el preparto sirve para aumentar el nivel de Ac en el calostro, de modo que constituye una herramienta de prevención a tener en cuenta1. Sin embargo, solo resultan eficaces si se combinan con adecuadas prácticas de encalostrado. Por tanto, en ocasiones resulta difícil conocer si la mejora se alcanza por medio de la vacunación o por la adopción simultánea de otras medidas14 .
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