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Comportamiento social en vacuno lechero, redes sociales y su influencia en la dinámica de granja

Las explotaciones son cada vez más grandes, por lo que existen nuevos desafíos estructurales que afectan a las operaciones de manejo e implican menos oportunidades de adaptación. Es necesario comprender bien el comportamiento de las vacas para que el sistema de alojamiento moderno satisfaga sus necesidades y beneficie al animal y al ganadero.

C. García-Pérez1, D. Villalba-Mata1 e I. Blanco-Penedo2 1Departament de Ciència Animal, Universitat de Lleida, España. 2Unidad de Epidemiología Veterinaria, Departamento de Ciencias Clínicas, Universidad de Ciencias Agrarias de Suecia.

Para el vacuno lechero, aunque se sigue considerando un bien productivo, comienza a observarse en el sector una mayor preocupación y presión social para abordar cuestiones relacionadas con su cuidado y manejo (Buller et al., 2020).

El estudio del comportamiento social como un componente del bienestar animal es fundamental para el desarrollo de una ganadería sostenible (McLennan, 2013). El ganado vacuno como ser gregario que es, vive e interactúa junto a sus congéneres, formando relaciones y estructuras sociales complejas.

Debido a que las explotaciones de vacuno lechero son cada vez más grandes, existen en la actualidad nuevos desafíos estructurales que afectan a las operaciones de manejo y que implican un menor número de oportunidades de adaptación al establo para el animal. Es necesario comprender bien el comportamiento de las vacas para que un sistema de alojamiento moderno satisfaga sus necesidades y beneficie, por tanto, al animal y al ganadero. La ganadería de precisión está demostrando ser el avance tecnológico para el sector lácteo que proporcionará al ganadero información para respaldar una toma de decisiones rápida en tiempo real sobre el animal. Sin embargo, la investigación del comportamiento social del ganado lechero es todavía muy limitada, así como su relación con el diseño y las condiciones de alojamiento y manejo, y su asociación con la salud y productividad de los animales (Freslon et al., 2020).

Los vínculos sociales duraderos tienen importantes consecuencias positivas: mejoran la capacidad competitiva, reducen el estrés y aportan un mayor éxito reproductivo.

ANÁLISIS DE LAS REDES SOCIALES, UNA HERRAMIENTA PROMETEDORA PARA EVALUAR LA SOCIABILIDAD

El avance tecnológico ha desarrollado herramientas de monitorización que permiten al ganadero el seguimiento individual del animal, a través de algoritmos matemáticos que predicen situaciones tan diversas como la presencia de patologías podales, tiempo de rumia y riesgo de cetosis, entre otros, en función del patrón de comportamiento (Helwatkar et al., 2014). Estas herramientas permiten localizar en cada momento al animal en el establo, pero a pesar de sus capacidades, todavía queda mucho que hacer no solo a nivel de la investigación con relación a la interpretación biológica y al valor diagnóstico que puede tener, sino también en la identificación de patrones individuales, el desarrollo de algoritmos relevantes para combinar conjuntos de datos individuales en indicadores significativos (Buller et al., 2020) y la caracterización de las redes sociales dentro de un rebaño. Podría explicar multitud de situaciones que afectan al bienestar del animal y, por tanto, a

la eficiencia de la granja, ya sea el efecto del reagrupamiento en producción lechera o en la inmunidad del animal.

El estudio de las relaciones sociales se basa en la medición de los contactos e interacciones que ocurren entre los animales, además de los lugares de las granjas donde se producen y de qué tipo son. La unidad básica que constituyen las redes sociales, son los nodos. Entes sociales constituidos por individuos o grupos, la relación existente entre los nodos, constituyen los lazos que definen cómo son las interacciones entre nodos (positivas o negativas), en qué dirección se producen (unidireccional o recíproca) y su intensidad.

Se han encontrado numerosos hallazgos en el estudio de las redes sociales. Describimos a continuación los más importantes.

Las vacas lecheras adultas pasan más tiempo cerca de sus congéneres específicos

Las vacas lecheras adultas no establecen relaciones de manera aleatoria, lo que indica que forman vínculos más fuertes con determinados animales. La vaca, como individuo, tiene preferencias en sus relaciones con determinados animales del establo, ya sea porque son de la misma raza (presentan peso y necesidades similares), o porque se encuentran en el mismo nivel productivo (similitudes en ingesta de materia seca y necesidades), o también porque tienen la misma edad y se han criado juntas desde el destete (Boyland et al., 2016). Estos vínculos sociales duraderos tienen importantes consecuencias positivas, incluidas la mejora de la capacidad competitiva, la reducción del estrés y un mayor éxito reproductivo.

Independientemente de las reagrupaciones a las que se someta, va a mantener su patrón de socialización individual, es decir, los individuos que son muy sociables en un nuevo grupo van a interactuar rápidamente con los residentes, mientras que aquellos que son poco sociables o permanecen aislados, lo seguirán siendo o estando en todas las reagrupaciones continuadas a las que pueda ser expuesta durante su vida (Rocha et al., 2020).

FIGURA 1. Terneros en grupo a edades tempranas.

Los animales que han sufrido continuas reagrupaciones pueden llegar a sufrir una pérdida de interés por el entorno y sus congéneres, de modo que dejan de interactuar.

Estructura social

En la naturaleza tienden a la centralización de una estructura única, y basan sus relaciones jerárquicas en dominancia y subordinación; no crean subgrupos o clústeres diferenciados, donde el gregarismo es una ventaja frente a los depredadores y otras amenazas y la disponibilidad de los recursos regula el tamaño del grupo. Sería un error extrapolar este modelo a las granjas con animales confinados, donde la tendencia es formar cada vez grupos más grandes, en el que el tamaño y la densidad juegan un papel fundamental en el ambiente social y no deben ser confundidos. Lo que se espera ver en una granja bien dimensionada con fuertes lazos sociales sería: • Jerarquías perfectamente marcadas con el reconocimiento de todos los individuos. • Animales que mantienen vínculos estrechos forjados en el tiempo. • Sincronía del rebaño en las actividades cotidianas, acicalamientos (que es un indicador de cohesión social), juegos e interacciones entre animales.

• Un número limitado de comportamientos agonísticos o agresivos que sencillamente reafirman la jerarquía, como puedan ser la huida o retirada (Grant, 2007).

Pero el comportamiento del vacuno lechero es moldeable y dinámico, y adopta diferentes estrategias según las condiciones en las que se encuentre, por lo que, en granjas con un tamaño grupal elevado, donde los individuos no se reconocen, es posible que se formen subgrupos en áreas localizadas de la nave (Estevez et al., 2007). El rebaño

El efecto del continuo reagrupamiento provoca en las redes sociales un debilitamiento y se observan pocas interacciones positivas en el rebaño. Cuando se introducen nuevos animales, se produce una reorganización de la estructura mediante luchas, con una duración variable entre 2 y 5 horas. Una vez estabilizado el grupo, no se comenzarán a establecer lazos entre algunos individuos hasta las dos semanas y la formación de vínculos estrechos podría durar meses (Rocha et al., 2020). Se sospecha además de la existencia de individuos mediadores que mantienen esta cohesión de grupo de modo que, si son desplazados, se perderá la cohesión (Boyland et al., 2016). Por tanto, puede dar lugar a que nunca se estabilicen los grupos sociales. Además, los animales que han sufrido continuas reagrupaciones pueden llegar a sufrir una pérdida de interés por el entorno y sus congéneres, de modo que dejan de interactuar.

La transmisión de patógenos puede depender de las relaciones sociales

El comportamiento individual y su efecto en la constitución de las redes sociales pueden tener gran influencia en diversos procesos como pueden ser los diferentes patrones de transmisión de enfermedades infectocontagiosas, que

se expandirán, entre otros, en función de los lazos establecidos entre los individuos (Freslon et al., 2019). El conocimiento obtenido en esta área podría vislumbrar hasta qué punto la transmisión de patógenos puede depender de las relaciones sociales y cuáles son los mecanismos de propagación entre los animales, e incluso la identificación de los individuos más sociables que podría señalar qué miembros del grupo podrían ser más influyentes en dicha transmisión (Wey et al., 2008).

Los animales agrupados presentan un mayor desarrollo cognitivo y una mayor capacidad de aprendizaje

Hoy también sabemos que, gracias al contacto social, los animales agrupados presentan un mayor desarrollo cognitivo y una mayor capacidad de aprendizaje. Cuando la ternera es lactante parece difícil imaginar que su desarrollo va a influir sobre su vida adulta, sin embargo, cada vez más estudios lo demuestran. El ganado lechero, como el resto de los animales de granja, necesita aprender a interactuar con su medio para poder responder de forma adecuada a los cambios ambientales y de manejo a los que se enfrentará a lo largo de su vida.

El animal presenta una mayor adaptación al medio y superación de posibles miedos y conflictos que podrían generar una continuada situación de estrés y ansiedad (Gaillard et al., 2014). En definitiva, alojar a los terneros en parejas los hace menos miedosos a nuevas situaciones sociales, ambientales y alimentarias en comparación con los animales alojados individualmente.

Existe un periodo crítico para el futuro desarrollo social de la vaca adulta, que es el comprendido entre los 7 y 11 meses. Durante este periodo se desarrollan unos lazos sociales fuertes y estrechos. Es fundamental evitar reagrupaciones en este periodo, ya que al igual que la fase adulta, sus consecuencias serían muy negativas para la futura adaptación de los animales (Raussi et al., 2005).

LA IMPORTANCIA DE LOS RECURSOS DISPONIBLES EN EL COMPORTAMIENTO SOCIAL

Las condiciones de alojamiento del ganado son determinantes en la salud y en el comportamiento de los animales. El diseño de las instalaciones, la disponibilidad de recursos y las prácticas de manejo constituyen una parte fundamental de los factores ambientales más importantes en el comportamiento social. El comportamiento puede variar considerablemente en respuesta a diferentes factores ambientales porque evoluciona para permitir la adaptación a un ambiente específico. La capacidad de la vaca para hacer frente a estos eventos depende de su capacidad para aprender e interactuar socialmente con otros animales. Por tanto, el comportamiento social también puede utilizarse como indicador de bienestar (Keeling y Jensen, 2002) y además informa de su adaptación al entorno (Metz y Wierenga, 1997).

La limitación de recursos en zonas comunes provoca un aumento de comportamientos agresivos.

Caso de estudio

Así, podemos encontrar situaciones como las expuestas en un trabajo de investigación (estudio integrado en la Tesis Doctoral del primer autor, 2021), en el que tras aplicar el protocolo Welfare Quality® (Welfare Quality Assessment Protocol for Cattle. Welfare Quality Consortium, Lelystad, the Netherlands. 2009) en 26 explotaciones de vacuno lechero se midió el número y tipo de comportamientos agonísticos. Se observó que sobrepasaban el umbral de alarma establecido por el protocolo, y se concluyó que existía una importante limitación de recursos en granja.

La limitación de recursos en zonas comunes, como el espacio individual, el acceso a la comida y agua o a la zona de descanso, reducido en granjas con incremento de la densidad animal, provoca

un aumento de comportamientos agresivos en la competitividad por dichos bienes (DeVries et al., 2004). O en el caso de animales subordinados, tendrán alterada su “time budget” (subordinarán su tiempo para realizar una actividad).

Esta situación se observó en establos con un 130 % de densidad, donde las vacas preferían obviar la comida, esperando, antes que perder la oportunidad de tumbarse (Batchelder, 2000). Esta privación desemboca de manera negativa a nivel comportamental y emocional, y genera estrés y frustración, además de interacciones agresivas. Todo ello puede derivar en problemas a nivel físico y fisiológico, como pueden ser un incremento en el recuento de células somáticas, escasa o nula manifestación de celos, o incremento de los problemas podales. A largo plazo, genera una tasa mayor de eliminación que deriva en un incremento de la reposición y en un reagrupamiento continuo.

LA IMPORTANCIA DE LA RELACIÓN HUMANO-ANIMAL EN EL COMPORTAMIENTO SOCIAL

Los trabajos en la relación humano-animal demuestran que un mal manejo en edades tempranas, como puede ser la mala manipulación durante el descornado, puede generar estados de pesimismo en el animal y compromete su adaptación al medio (Neave et al., 2013) e incluso, pueden llegar a diferenciar a los operarios en función del trato recibido reaccionando de manera diferente (de Pasillé et al., 1996). El criterio relación humano animal medido también en el caso estudio obtuvo un valor bajo (comparado con las referencias del protocolo Welfare Quality®) y podría mejorar con la implementación de buenas prácticas durante el descornado y la eliminación del corte de cola. Los animales pueden reaccionar espontáneamente a las características humanas, o pueden aprender a asociar la presencia y el comportamiento humano con el tipo de prácticas que se utilizan hacia ellos. Estas experiencias influirán en el comportamiento futuro del adulto.

FIGURA 3. Animales agrupados descansando.

IMPLICACIONES

El estudio de las relaciones sociales y su comportamiento individual constituye una herramienta de diagnóstico clave para mejorar el bienestar, donde no es posible un conocimiento más individualizado, de forma que se puedan detectar aquellos factores o causas que lo comprometen. Su papel en la identificación de individuos clave en la transmisión de enfermedades es fundamental, ya que podría predecir el impacto de su diseminación y el efecto que tiene o ha tenido la implementación de estrategias de control.

REFERENCIAS

Batchelder, T.L. 2000. The impact of head gates and overcrowding on production and behavior patterns of lactating dairy cows. In: Proceedings from the Conference “Dairy Housing and Equipment Systems: Managing and Planning for Profitability”, Camp Hill, Pennsylvania, pp 325-330. Boyland et al., 2016. “The Social Network Structure of a Dynamic Group of Dairy Cows: From Individual to Group Level Patterns.” Appl. Anim. Behav. Sci. 174: 1–10. Buller, H. et al., 2020. Animal Welfare Management in a Digital World. Animals, 10, 1779. DeVries et al.et al., 2004. “Effect of Feeding Space on the Inter-Cow Distance, Aggression, and Feeding Behavior of Free-Stall Housed Lactating Dairy Cows.” J. Dairy Sci. 87 (5): 1432–38. Estevez et al., 2007. “Group Size, Density and Social Dynamics in Farm Animals.” Appl. Anim. Behav. Sci. 103 (3–4): 185–204. Foris et al., 2018. “Comprehensive Analysis of Affiliative and Agonistic Social Networks in Lactating Dairy Cattle Groups.” Appl. Anim. Behav. Sci. 210: 60–67. Freslon et al., 2020. “Understanding Allogrooming Through a Dynamic Social Network Approach: An Example in a Group of Dairy Cows.” Front. Vet. Sci., 7:535 Freslon et al., 2019. “Use of Social Network Analysis to Improve the Understanding of Social Behaviour in Dairy Cattle and Its Impact on Disease Transmission.” Appl. Anim. Behav. Sci. 213: 47–54. Gaillard et al., 2014. “Social Housing Improves Dairy Calves” Performance in Two Cognitives Tests. PloS ONE 9(2): e90205. García Pérez, C.2021. “Caracterización del Bienestar en Vacuno Lechero del Noroeste de España, e Influencia del Estrés Térmico”. Estudio integrado en Tesis Doctoral, Departament de Ciència Animal, Universitat de Lleida. Grant, R. 2007. “Taking Advantage of Natural Behavior Improves Dairy Cow Performance.” Western Dairy Management Conference Reno, NV. March 7-9, 2007. Helwatkar et al., 2014. “Sensor Technology for Animal Health Monitoring.” Int. J. smart Sens. Intell. Syst. 7 (5). Keeling et al., 2002. Behavioural disturbances, estrés and welfare. In The ethology of domestic animals an introductory text (ed. P Jensen), pp. 79–98. CABI Publishing, Wallingford, UK. Metz et al., 1997. Behavioral Criteria for the Design of Housing Systems for Cattle. Cattle Housing Systems, Lameness and Behavior (Martinus Nijhoff Publishers, Boston, MA, USA). McLennan, K.M. 2013. “Social Bonds in Dairy Cattle : The Effect of Dynamic Group Systems on Welfare and Productivity.” Tesis Doctoral. University of Northampton. Neave, Heather W., et al., 2013. “Pain and Pessimism: Dairy Calves Exhibit Negative Judgement Bias Following Hot-Iron Disbudding.” PLoS ONE 8 (12): 8–13. Passillé et al., “Dairy Calves” Discrimination of People Based on Previous Handling.” J. Anim. Sci 74 (5). Raussi et al., 2005. Does Repeated Regrouping Alter the Social Behaviour of Heifers? Appl. Anim. Behav. Sci. 93(1-2), 1-12. Rocha et al., 2020. “Persistence of Sociality in Group Dynamics of Dairy Cattle.” Appl. Anim. Behav. Sci. 223: 104921. Wey et al. 2008. “Social Network Analysis of Animal Behaviour: A Promising Tool for the Study of Sociality.” Anim. Behav. 75 (2).

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