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Planificación para llegar a una META
from Especies 189
by Grupo Asís
¿Tienes un plan de acción? ¿A qué esperas? Si quieres llegar a buen puerto debes marcar rumbo a tu destino, de lo contrario simplemente serás arrastrado por la corriente. Dirige tu camino: actúa de forma responsable, sé arriesgado en la medida de tus posibilidades y muéstrate entusiasta, creativo y confiado.
natalia sagarra
especies@ grupOasis.cOM
Cualquier empresa, se dedique a lo que se dedique, debe darle importancia al proceso de definir a dónde quiere llegar a través del tiempo. ¿Por qué es importante la planificación? Porque solo si sabemos a dónde queremos ir podremos establecer los pasos intermedios para llegar hasta allí. Por esta razón es preciso definir unos objetivos claros y concretos a corto, medio y largo plazo. No es una solución en sí misma, sino que es un medio, una herramienta práctica que nos da múltiples beneficios si la utilizamos bien. “Cada compañía debe formular planes, se debe comprometer a cumplirlos y, después, llevar a cabo las acciones que tal cumplimiento implica” (Kenneth, 1984).
Fundamentos de la planificación
Para tomar consciencia de la importancia que tiene la planificación estratégica de tu negocio no tenemos mas que observar lo que hacen las grandes o pequeñas empresas que triunfan; todas ellas tienen una estrategia empresarial basada en cuatro fundamentos esenciales: 1. Valores 2. Misión 3. Visión 4. Propuesta de valor para el cliente
Valores
Son las creencias básicas que dirigen tu comportamiento y actitud en tu establecimiento. Es decir, representan la forma en que hay que hacer las cosas y, en consecuencia, forman la base de los objetivos estratégicos. Cualquier acción que realizamos en la tienda está en línea con estos valores, como pueden ser la venta responsable, el bienestar de los animales, el servicio al cliente o la honradez.
Los valores deben permanecer estables en el tiempo.
Si todavía no los tienes claros elabora una lista con cuatro o cinco valores sencillos y claros. De este modo, cualquier persona que trabaje temporal o permanentemente en tu negocio también los tendrá claros y actuará en relación a ellos.
Misión
La misión define su razón de ser o existencia del negocio. Describe hacia dónde va y le confiere un valor extra. Por ejemplo “aportar calidad de vida a los animales y a sus propietarios a través de mi servicio para mejorar la sociedad”.
Un plan estratégico proporciona las directrices, objetivos y medios para obtener los resultados deseados en un plazo de uno a cinco años.
Garsya/shutterstock.com
Una buena misión comunica el porqué del establecimiento y está alineada con los valores fundamentales; por lo tanto también debe perdurar en el tiempo.
Visión
Una vez definidos los valores y la misión podemos construir la visión como extensión de la misión y actuar como una señal en el camino para alcanzarla. Esta visión debe proporcionar un medio para evaluar los avances estratégicos del negocio en un periodo determinado (3-5 años).
Además debe dar una imagen que ayude a que tanto clientes como proveedores comprendan cómo pueden apoyarla para alcanzar los objetivos, de tal modo que se involucren.
Propuesta de valor
En este caso hablamos de un conjunto de beneficios para el cliente que le resultarán definitivos para elegirnos como sus proveedores de bienestar para todo lo que esté relacionado con su animal de compañía. Es una seña distintiva.
Algunas propuestas de valor clásicas giran en torno a tres ideas:
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Si no elaboras tu plan de acción no sabrás qué camino tomar ante la más mínima dificultad.
1. Excelencia: ofrecer productos y servicios de gran calidad al mejor precio. 2. Liderazgo de producto o servicio: actualizar continuamente productos y servicios para mantenerse a la vanguardia. 3. Personalización de productos y servicios para satisfacer las necesidades únicas de cada cliente.
Pasos para planificar 1º. Hay que analizar el negocio interna y externamente, fijar objetivos generales y específicos y tomar decisiones sobre qué estrategia se va a seguir para conseguir los objetivos fijados en función de su adecuación, sus probabilidades de éxito y nuestras posibilidades para llevarlas a cabo. 2º. Hay que rediseñar la organización del negocio para implantar la planificación de tal modo que sea coherente con los objetivos. Para ello hay que coordinar y comunicar las acciones con los empleados (si los hay) para que todos remen en la misma dirección.
Cuestiones que importan
Hay que identificar los objetivos estratégicos en atención a determinadas cuestiones:
1. Financiera: ¿cómo debemos manejarnos financieramente y qué retorno debemos obtener?
2. Cliente: ¿qué debemos hacer por nuestros clientes y qué beneficios debemos darle para premiar su lealtad?
3. Proceso interno: ¿qué procesos debemos mejorar para dar a nuestros clientes lo que necesitan y esperan de nosotros?
4. Capacidad de organización: ¿a qué habilidades, capacidades, gente, cultura, tecnología, herramientas e infraestructura debemos acceder para ejecutar nuestros procesos y ofrecer a nuestros clientes cuanto hayamos planificado?
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Lightspring/shutterstock.com
3º. Hay que definir cómo se hará el seguimiento y control de todas las variables que interactúan en el plan, para encauzar o reorientar la actividad de la empresa en función de las circunstancias.
Tipos de estrategias
Según el tipo de comercio que gestionemos podremos aplicar distintos tipos de planificación estratégica: • Basada en la observación del entorno: prestar especial atención a los movimientos y novedades para ir a la vanguardia. • Basada en la planificación en sí misma: elaborar y documentar la estrategia a seguir y cumplirla. • Basada en la reestructuración de procesos: lograr un trabajo coordinado y organizado dentro de la empresa mediante la sistematización, la implicación de toda la plantilla, el trabajo en equipo, la creatividad y una cultura empresarial centrada en la mejora continua. Es adecuada para comercios grandes. • Basada en la actuación comercial: teniendo en cuenta todas las variables que influyen en la valoración del cliente sobre el producto o servicio ofrecido (producto o servicio en sí mismos, precio, marketing y personal —variables controlables—; y clientes, proveedores, competencia, tecnología… —variables no controlables).
Conclusiones
Si nos dejamos llevar por el día a día, tanto en lo personal como en nuestro negocio, probablemente serán las circunstancias las que diseñen nuestro plan de vida y laboral, de modo que cuando nos queramos dar cuenta habremos llegado a un sitio que no nos guste lo suficiente o que sea totalmente opuesto al que hubiésemos diseñado nosotros.
En muchas ocasiones la diferencia entre el éxito y el fracaso está en la planificación previa.
Si decidimos alcanzar unos objetivos lo planearemos y marcaremos la estrategia a seguir. Si no tenemos claro lo que queremos conseguir, iremos sin rumbo y a la deriva. La improvisación como filosofía en los negocios no es nada aconsejable. En ambos casos invertiremos nuestra energía, pero un caso probablemente dará frutos, mientras que el otro nos desgastará porque no sabremos cómo actuar ante las dificultades por no tener claros unos objetivos.
Así que ponte manos a la obra y plasma tu plan de acción sobre el papel, solo de este modo podrás alcanzar con mayires garantías tu objetivo.
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