En este cuento vas a conocer a Lola. Ella es divertida, un poco olvidadiza, no le gustan los vestidos ni los zapatos y le molestan los peinados tirantes… Pero resulta que un día Lola tiene que resolver la tarea de la escuela y pide un deseo: quiere que aparezca un príncipe, como en los cuentos de hadas, y la ayude. Después de un largo rato llega el príncipe… pero nada será como en los cuentos de príncipes y princesas que todos leímos… Te invitamos a descubrir, junto a Lola y al ex príncipe, una historia llena de sorpresas. Este relato intenta cuestionar algunas ideas relacionadas a los modos de ser niña y niño. ¿Qué cosas se espera que haga una niña o un niño? Nuestro objetivo es repensar esas creencias y cuestionar las expectativas vinculadas con los roles de género, que ocasionan malestar y presiones. En las páginas que siguen, Lola y el ex príncipe te cuentan una divertida aventura, que se parece un poco a tu vida cotidiana. Un relato de Luciana Cavaco, Romina Kosovsky y Mariana Miracco. Un relato LucianaRiccardi. Cavaco, Ilustraciones dede Agustín Romina Kosovsky y Mariana Miracco. Ilustraciones de Agustín Riccardi.
ola es divertida, olvidadiza y desatenta. No le gustan los vestidos ni los zapatos, le molestan las cosas ajustadas y los peinados tirantes. Lola usa anteojos y corre muy rápido. Tiene el pelo enrulado y descontrolado. Es un cabello indomable que va para donde quiere... Lola siente fastidio cuando hay una fiesta de cumpleaños y se tiene que peinar y vestir de formas que no le gustan, o no la hacen sentir cómoda. Su abuela suele decirle: “Sentate como una niña, Lola. Estás toda despeinada, vení que te arreglo. Sos una princesa y las princesas deben estar siempre bien arregladas”.
ola vive con su mamá, su hermano menor, Galo, y su perrito Amaru, que en guaraní significa “Padre de la lluvia”. Le pusieron así porque lo encontraron en la calle un día de tormenta. Pobrecito; estaba empapado y se lo llevaron a casa para secarlo y darle de comer, pero se encariñaron y, desde esa tarde, se quedó a vivir con ellos. Una mañana de domingo, Lola trata de hacer la tarea. Son tres problemas de matemática que tiene que llevar sí o sí al otro día a la escuela. Su mamá está trabajando con la computadora y el día recién comienza.
Lola le gusta aprender cosas nuevas y también le atraen los desafíos. Entonces, se sienta en el suelo y ubica las hojas de la tarea delante de ella. Justo cuando empieza a leer un problema, Amaru se le acerca pidiéndole algo... Lola es experta traduciendo los ladridos de su perrito: esta vez, Amaru quiere pasear. –Amaru, no puedo salir a pasear ahora, primero quiero resolver los problemas del colegio... Esperame un ratito –le explica Lola.
Pero, a veces, los perros no pueden esperar. Amaru no para de ladrar y ella no puede concentrarse. Además, los domingos le toca lavar los platos del desayuno. “No voy a poder con todo”, piensa Lola. Sabe que sería más fácil si fuera una tarea de Lengua, porque no necesita tanta concentración para hacer rimas o escribir historias.
ola adora los libros. Lee muchísimos. Le encantan las historias divertidas y las de suspenso, pero las que más le gustan son las historias de príncipes y princesas. Y en todos esos cuentos los príncipes aparecen como esos superhéroes salvadores que siempre llegan en el momento justo...
¿Cuántos cuentos leíste en los que el príncipe llega para salvar a la princesa? ¿En cuántos es el príncipe el que llega y transforma la historia para que todo termine con un final feliz?
Es sólo cuestión de pedir ese deseo. Entonces, Lola se concentra, cierra los ojos, invoca a las fuerzas de la naturaleza y pide que un príncipe aparezca. Ese que va a resolverle los problemas de matemática y hacerla feliz para siempre. “Después de todo, todos tenemos que tener nuestra media naranja, ¿no?”, piensa. El tiempo pasa lentamente ese domingo, y el príncipe no llega. Lola deja de intentar resolver los problemas y ni prueba jugar con su perrito... Sólo espera la llegada del príncipe.
¿Cuántas veces escuchamos que para cada un@ existe alguien que nos completa, que sólo a través del amor de otra persona podemos alcanzar la felicidad, que sólo en pareja podemos realizarnos y cumplir realmente nuestros sueños? ¿No suena un poco a cuento esta idea?
al vez no llega porque yo no parezco una princesa”, reflexiona Lola. Por eso, trata de ponerse un vestido ajustadísimo, pero se lo quita; se peina tirante, y no lo aguanta. Se pone un sombrero, se le cae. Se hace unas trenzas, se las desarma. De repente, alguien toca el vidrio de la ventana que da al balcón. Lola corre la cortina rapidísimo, no puede creer lo que está viendo... Abre la puerta y lo recibe muy entusiasmada con gritos de alegría: “¡¡¡Hola príncipe, por fin llegaste!!!”. Despacito, un poco tímido y muy despeinado, entra él. Se lo ve preocupado. Le cuenta con mucha vergüenza que tuvo un problema, por eso llegó tarde. Lola se sorprende: ¿Los príncipes también tienen vergüenza? ¿Los príncipes también tienen problemas? –Un compañero de la escuela no me invitó a su cumpleaños. Me sentí muy mal... –se angustia y llora el ex príncipe.
ola lo mira con los ojos abiertísimos. ¿Los príncipes también lloran? Se acerca y lo consuela. Le saca la mochila de problemas. Pesa muchísimo, piensa Lola y le cuenta que a ella le pasó lo mismo el año pasado y que, pensando mucho qué podía hacer, su tío le aconsejó que armara ella una fiesta e invitara a todos. Al ex príncipe le encantó la idea. Lola le cuenta que en esa fiesta se puso un vestido, de esos que ella nunca usa, y se le cayó encima una torta entera de chocolate. Fue por usar vestido, se ríe Lola. Al príncipe también le causa gracia la anécdota; él hace tiempo que no usa más corona. ¡Lola y el ex príncipe se sorprenden al ver que pueden entenderse tan bien! Amaru los interumpe con sus ladridos y trae una pelota. ¡Los está invitando a jugar! Por fin, el ex príncipe se pone a hacer jueguito y le pasa la pelota a Lola, que patea muy fuerte. Los tres se divierten mucho juntos.
No es cierto que haya cualidades o habilidades que sean estrictamente femeninas o masculinas. La distribución de roles en una familia no responde a la “naturaleza” de cada sexo, sino a cómo las sociedades han transmitido a lo largo de su historia el aprendizaje de esos roles a través de la socialización, en la escuela, en casa, a través de los medios de comunicación.
e repente, Lola recuerda la tarea pendiente. –¡Por eso te llamé! –le cuenta Lola, apuradísima–. Necesito resolver unos problemas de matemáticas muy difíciles. Encima, tengo que sacar a pasear a Amaru y lavar los platos. Con tantas cosas, no me puedo concentrar. –Mirá, yo sé lavar platos y me encantaría sacar a pasear a Amaru –le propone el ex príncipe.
Lola se sorprende otra vez. Esto no parece una historia de cuento de hadas. Ella se imaginaba al príncipe resolviendo los problemas con un pase mágico, pero él se ofrece a hacer otras tareas. La verdad, le cae más simpático este ex príncipe que el de los cuentos que tantas veces leyó.
¿A vos también te sorprendió que el ex príncipe eligiera lavar los platos y sacar a pasear a Amaru en vez de hacer los problemas de matemática? Hay profesiones que están más asociadas a un sexo porque durante mucho tiempo sólo las han desarrollado hombres o mujeres. Las profesiones pueden ser realizadas por cualquier persona, sin distinción de sexo, en la medida de las posibilidades. ¿Pensaste alguna vez en ser piloto o pilota de avión o de autos, maestra o maestro, juez o jueza, bombero o bombera, cirujano o cirujana, ingeniero o ingeniera? Qué bueno que se pueda elegir ser lo que se quiera.... Eso sí, ¡con esfuerzo y práctica!
l ex príncipe lava los platos rapidísimo y saca a pasear a Amaru por las veredas del barrio. Cuando regresa, le trae a Lola un jugo para que tome mientras resuelve los problemas de la escuela. Lola se acuerda entonces de la media naranja y le cuenta al ex príncipe... Él mira el jugo y dice que para eso sí sirven muchas medias naranjas...
¿Cuántas veces escuchaste a un varón decir “¿Te ayudo?” ante tareas del hogar o relacionadas con el cuidado de los niños y las niñas? O decir “esas son cosas de mujeres”; o “dejá, esto es cosa de hombres”... En realidad, son tareas compartidas, responsabilidad de todos los adultos y las adultas a cargo.
De pronto se escucha un BUAAAAAAAA!!! BUAAAAAAAA!!! Es Galo, el hermano chiquito de Lola. Galo se acaba de despertar y la mamá le pide ayuda. Lola le hace upa pero el bebé llora sin parar, hasta que el ex príncipe lo acuna y el bebé, mágicamente, se calma en sus brazos.
A menudo ciertas expectativas vinculadas con los roles de género ocasionan malestar, presionando a las personas en función del género. Por ejemplo, en muchas culturas se espera que los varones sean “fuertes” y no lloren nunca, y que sean productivos y dominantes; y que las mujeres sean pacientes y maternales, y se ocupen de forma exclusiva de todo lo relativo a la crianza de las hijas y los hijos.
ola sigue con la tarea mientras Galo y Amaru se divierten con el ex príncipe. Puede resolver los tres problemas y siente que lo hizo muy bien. Lola piensa que los poderes del ex príncipe son geniales... y los suyos también. Tiene una idea: todavía es muy temprano, así que queda tiempo para cocinar una torta entre los dos y escribir un cuento. Escriben uno muy divertido, sobre una princesa que no usa vestidos y un príncipe que, a veces, tiene vergüenza. A Lola le encanta su cuento, porque ahí los príncipes no vienen a salvar a nadie. Los príncipes y princesas en verdad tienen muchos poderes y se ayudan entre ellos.
¿Qué son los estereotipos? Conjunto de prejuicios, actitudes, creencias y preconceptos impuestos por el medio social y cultural.
La perspectiva de género busca explicar las desigualdades entre varones y mujeres, que hasta entonces se entendían como naturales. Nos permite pensar en las identidades varón / mujer como producto de una construcción social que se realiza a partir de la identificación del sexo de las personas.
¿Qué es un preconcepto o prejuicio? Es la elaboración de una opinión sin antes tener ninguna experiencia directa o real.
ué linda es una tarde con amigos!, piensa Lola. Escriben con lapicera de tinta, cada tanto tachan algo y lo escriben mejor, más parecido a lo que ellos quieren y menos a esos cuentos de hadas que tantas veces leyeron.
¿Qué son los estereotipos de género? Son una construcción cultural que asigna roles, funciones y responsabilidades diferenciales partir del sexo de las personas llevando muchas veces a la desigualdad social. A partir de nuestro sexo al nacer, socialmente se nos asigna un género: se nos enseña a ser varones y mujeres.
Respecto del final, aún no decidieron cómo terminará esa historia de compañerismo, donde nadie salva a nadie, y cada uno tiene sus propios poderes, que se suman y crecen. De lo que están seguros Lola y el ex príncipe es de una cosa: el final lo van a escribir con lápiz, para poder elegirlo de nuevo o cambiarlo...
Sin embargo, el género tiene que ver con lo que cada uno o cada una elige y desea para su vida. Cada uno de nuestros rasgos, roles, cosas que nos gustan hacer, manera de vestirnos… tienen que ver con lo que deseamos para nosotros independientemente del sexo que nos tocó.
CAJA DE HERRAMIENTAS PARA MADRES, PADRES, DOCENTES Y TERAPEUTAS
APUNTES, IDEAS Y DEFINICIONES PARA CHARLAR ENTRE GRANDES Y CHICOS...
El sexo de cada persona está determinado biológicamente por sus órganos genitales, es decir, la presencia de vagina o pene al momento del nacimiento. El género es lo que aprendemos que es esperable según el sexo, en cada sociedad y en cada época. Esto quiere decir que a ser “nena” o “nene” se aprende según lo que vemos y oímos. Cada persona se
va identificando con ciertos rasgos y expectativas (lo que se espera de nosotr@s). Estas expectativas se vuelven “naturales” durante la infancia y a menudo son rígidas (“los varones hacen/deben mantener económicamente a la familia”, “las mujeres tienen se deben ocupar de las tareas domésticas…”), por eso hablamos de estereotipos. ¿Por qué? ¿Esto siempre fue así?
• Los estereotipos de género son conjuntos de creencias acerca de rasgos o características que se suelen atribuir a cada sexo. Son preconceptos o prejuicios acerca de qué es esperable o correcto para cada uno o una en función de su sexo. • El sexo de cada persona está determinado biológicamente por sus órganos genitales. • En cambio, el género es la categoría construida culturalmente acerca de los rasgos o atributos más o menos esperables según el sexo en cada sociedad. • Estas categorías son expectativas o atribuciones que se naturalizan durante el proceso de socialización, y a menudo son rígidas (“los varones hacen…”, “las mujeres son…”), por eso hablamos de estereotipos. • No hay cualidad ni habilidad que sea estrictamente femenina o masculina. • La distribución de roles en una familia no responde a la “naturaleza” de cada sexo, sino a cómo las sociedades han transmitido a lo largo de su historia el aprendizaje de dichos roles a través de la socialización. • A menudo, estas expectativas vinculadas con los roles de género ocasionan malestar y frustración, sobrecargando o presionando a las personas en función del género (Por
ejemplo, en muchas culturas se espera que los varones sean fuertes y no lloren nunca, y que sean productivos y dominantes; y que las mujeres sean pacientes y maternales, y se ocupen de forma exclusiva de todo lo relativo a la crianza de los hijos). • Para seguir avanzando por una distribución más equitativa y justa en los roles de mujeres y varones, es necesario que las niñas y los niños puedan aprender desde modelos más equitativos y flexibles.
Herramientas que nos pueden ayudar: • Propiciar el juego y la exploración de los diversos roles sin limitar las experiencias en función de estereotipos de género. Esto enriquece la mirada y las experiencias de las niñas y los niños, permitiendo aprendizajes más amplios acerca de sus posibilidades y habilidades. • No hay cosas ni actividades “de nenas” o “de nenes”, ni formas de expresión de los sentimientos más válidas en un género que en otro. • Revisar la forma en que distribuimos o esperamos que se lleven a cabo las tareas del hogar. • Propiciar la participación y colaboración de los niños y las niñas en la medida de sus posibilidades, y sin distinción de sexo.
¿Qué es la colección Granito de arena? Es una colección de libros de cuentos pensada para ayudar a conocernos, manejar mejor nuestras emociones y cultivar vínculos positivos y saludables. Proponemos herramientas para aprender a identificar lo que sentimos: bronca, miedo, tristeza… La colección se basa en la educación emocional, desde una perspectiva de género y de derechos. Los libros están pensados tanto para los niños y niñas como para las personas adultas que acompañan su crecimiento, por lo que cada uno cuenta con una serie de preguntas, actividades y reflexiones especialmente orientadas a familias, docentes y terapeutas. Granito de arena propone también la visibilización y deconstrucción de estereotipos sociales, principalmente de género, para que los mismos no limiten a los niños y niñas a la hora de habitar el mundo. Cada libro cuenta además con una “caja de herramientas” específicamente diseñada para orientar a las personas adultas que acompañan la lectura, con ampliaciones, reflexiones y sugerencias para abordar cada uno de los temas propuestos.
Luciana Cavaco es psicóloga (UBA) y tiene una amplia experiencia hospitalaria con niños, adolescentes y adultos. Se desempeña como psicóloga de guardia en un hospital público de la Ciudad de Buenos Aires, y ejerce como terapeuta. También es docente en la Facultad de Medicina de la UBA, y es mamá de Atilio y Vicente. Romina Kosovsky es psicóloga especializada en niños, adolescentes y familias. Adaptó el Manual para el tratamiento cognitivo conductual para trastornos de ansiedad en niños, de Philip Kendall y es coautora de Somos iguales y diferentes. Guía para niñas y niños de prevención de prácticas discriminatorias. Tiene experiencia hospitalaria, es docente en la UBA, y es mamá de Larita. Mariana Miracco es psicóloga (UBA). Se especializó en Psicología Clínica en la UBA y la Universidad Favaloro y obtuvo diversas becas del CONICET. También es docente de la Facultad de Psicología de la UBA. Es mamá de Lucía y Sofía. Agustín Riccardi es ilustrador para libros, discos y revistas de editoriales nacionales y extranjeras. Es coordinador del espacio cultural “El Cuchitril del Surrealista Realista”. Además, es docente del taller Dibujo y Experimentación. Su web es www.agustinriccardi.com.ar
* Relato de Luciana Cavaco, Romina Kosovsky y Mariana Miracco * Ilustraciones de Agustín Riccardi * Diseño de Repo Bandini
www.revistasudestada.com.ar sudestadarevista@yahoo.com.ar +5411 4292-1859
ISBN 978-987-3951-26-8 2017 Editorial Sudestada Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Gutten Press en mayo de 2017
N° 1 esde que salimos de la panza ya nos ponen escarpines rosas o celestes, nos regalan autitos o muñecas, nos enseñan a hablar o a jugar según si somos nenas o nenes. Es así como viene funcionando el mundo desde hace muchísimos años. Varones fuertes, activos, brutos, buenos para las matemáticas y que nunca lloran. Nenas sensibles, dóciles, exageradas, buenas para cuidar bebés y hacer de comer... ¿Por qué? ¿Conocés la historia de un príncipe valiente lleno de poderes que rescata a una princesa indefensa? ¿Cuántos cuentos parecidos escuchaste? ¿No es un poco incompleta esta visión? ¿Que esto sea así desde hace tanto tiempo significa que no se puede cambiar? En este cuento te vas a encontrar con una nena y un ex príncipe que, como muchas y muchos, no encajan (o no tienen ganas de encajar) en un mundo rosa y celeste. Vamos a acompañarlos para poder repensar y escribir nuestra propia historia, más parecida a lo que queremos y menos a todos los cuentos que nos contaron.