De Gonzalo Hernández Jáuregui. Edición a cargo de Benjamín Flores Hernández
Entre los años veinte y setenta del siglo pasado fue consabida la validez de un México “de la Revolución” que había aportado creaciones cuya trascendencia de nitiva quedaba pendiente dictaminar. Ello fue siendo dejado de lado en los tiempos posteriores. Hoy, empero, desde nuestra perspectiva actual, no demasiado optimista, quizás valga la pena revisar lo construido en las secuelas inmediatas a ese movimiento social, político y militar que a sí mismo quiso definirse como esencialmente “revolucionario”.