Entre bigotes, colores y formas D
esde su proceso de reforma, uno de los compromisos más vitales establecidos por la Editorial Universitaria ha sido el brindar un apoyo incondicional a personajes cuyo aporte y reconocimiento no pueden pasar desapercibidos en nuestro entorno. Por ello, Página al viento dedica esta edición -que será la primera de muchas otras que ofreceremos a figuras de renombre dentro y fuera del país-, a la obra que durante años ha realizado uno de los hombres más importantes en el mundo de las artes plásticas nacionales: Gustavo Armijo. Esto aprovechando que próximamente se presentará en el Centro de Arte y Cultura de la UNAH su más reciente trabajo, “Cementerio General”, una muestra que viene a alimentar la memoria histórica del país y de la cual ahondamos más adelante. Un reconocimiento para un nombre tan destacado en las artes nacionales no puede estar completo sin un recorrido pictórico por su trabajo, su período de juventud, escenas junto a compañeros de generación e imágenes de su consolidación como artista. Con el fin de acercarnos más a su lado humano y personal, presentamos la entrevista que brindó especialmente para este número, en la cual nos habla de sus inicios, su cotidianidad y de toda su trayectoria cultural. De igual forma, subrayar el valor del camposanto en la memoria ciudadana no es algo que debe apreciarse únicamente desde la perspectiva artística, por ello incluimos un artículo del historiador Edgar Soriano sobre el proceso de declive que ha sufrido el Cementerio General desde su construcción hasta nuestros días. Finalmente, por ser octubre un mes de valiosas efemérides, con el nacimiento del paladín centroamericano, Francisco Morazán, y el aniversario de la autonomía de nuestra Universidad, Página al viento saluda de manera especial a la comunidad universitaria y a nuestro público lector.
En este número: Gustavo Armijo en el tiempo / 2 “Las artes son la cara limpia de Honduras”: Entrevista
El Cementerio General: del ideal de la ciudad letrada a la marginalidad/Edgar Soriano Ortíz / 5 Armijo paso a paso / 7
Boletín informativo de la Editorial Universitaria Año II, No. 13 • Octubre de 2013
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a Gustavo Armijo / 3
Director: Rubén Darío Paz Edición: Néstor Ulloa
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Suny del Carmen Arrazola
Gustavo Armijo en el tiempo... En plaza “La Merced” con sus compañeros del taller “Dante Lazaronni”, 1 de mayo de 1983.
Con el profesor Max Euceda y compañeros de generación, 1969.
Junto a José Adán Castelar y Evaristo López (s.f.).
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De izq. a der., Juan Domingo Torres, Gustavo Armijo, Alejandra Armijo (hija) y su esposa Clara, año 2000. Con Ernesto Cardenal en Tegucigalpa, (s.f.).
“Las artes son la cara limpia de Honduras”
¿Cómo fueron sus inicios, sus primeros intentos?
GA: Desde niño siempre me gustó dibujar. Tuve el respaldo de mi familia y, además, recibí la influencia de un primo hermano, el poeta y pintor salvadoreño Roberto Armijo. Él estaba en su apogeo y me entusiasmó, me daba libros, me presentaba a los poetas jóvenes de aquel tiempo de El Salvador, autores como Roque Dalton, Manlio Argueta, Roberto Cea. Ingresé a Bellas Artes y mi visión del mundo cambió, fue una experiencia única. Y en los sesentas, una década interesante en casi todas las artes, di mis primeros pasos. Vivíamos una época de diferentes cambios y todos queríamos ser algo. Era una Tegucigalpa única. El arte lo hallábamos por doquier, se celebraba todo: la presentación de un libro, de una obra, siempre se terminaba con una reunión en casa de alguien. Así, descollé siendo un estudiante: Se dio una exposición que preparó la dirección de Bellas Artes, en Vermont, Estados Unidos y me incluyeron. Después me incliné más por el dibujo -desde aquel tiempo, me considero un dibujante con resabios de otras cosas, pues yo no le rehúyo a las influencias. Tener maestros como Dante Lazaronni, Max Euceda, Mario Castillo, que me formaron con una inquietud de trabajar y salir del anonimato a base de trabajo me motivó todavía más. Mi primera exposición individual fue recién egresado de Bellas Artes, casualmente se inauguró aquí en Ciudad Universitaria, pero como necesitaban espacio para otras cosas solo duró un día. Después se presentó en el IHCI y fue un proyecto que me marcó mucho. Eduardo Bähr la bautizó como Los gigantes tristes, eran figuras grandes, el
¿En su juventud, cómo veía el futuro del arte en el país y qué espera en la actualidad?
Armijo “garabateando” en un café de la ciudad. Foto: Evaristo López.
hombre con grandes proporciones, algo así como como boteros en carbón.
¿Cómo surgió la posibilidad de viajar a México? GA: En parte por amor. Me fui siguiendo a una persona. Habíamos convenido seguir estudiando allá y entramos a la Academia San Carlos de la UNAM. Era un México marcado: recién había pasado Tlatelolco. Pese al apoyo de mis padres hubo problemas, como suele ser la vida de todo estudiante. De ahí salieron dos hijas hermosas. Luego de cuatro años, pasamos a Estados Unidos: yo llego como un emigrante y conozco lo duro que es eso, al principio, como decía Roque Dalton “haciéndole de todo y sobreviviendo”. Uno se da cuenta de que cada inmigrante es una novela: deja un mundo atrás y va buscando otro, no siempre conquistándolo. Así se pasaron diez años hasta que regresé a Honduras en los ochenta, soltero, y ahí es cuando conozco a mi esposa Clara, quien ha sido un bastión en mi vida. Ahora puedo decir que tengo la satisfacción de vivir con quienes quiero, donde quiero y hacer lo que yo quiero.
GA: En aquel tiempo, Bellas Artes y el IHCI en Comayagüela eran quizá los centros de arte más importantes; también estaba el Teatro Nacional y la UNAH durante los años en que estuvo Leticia de Oyuela en extensión cultural. Tegucigalpa era una ciudad pequeña donde todos nos conocíamos y no teníamos miedo a nada. De esa época surgieron personajes importantísimos en todas las artes, que sentaron las bases de lo que hoy tenemos. Hay circunstancias que definitivamente mermaron lo que se podía ser, la situación política por ejemplo, que es un tema del cual no me gusta hablar porque siento que me traicionaron. Nos traicionaron y nos robaron los sueños. Ahora, igualmente, veo el futuro del arte con mucho optimismo, ya que el país tiene elementos que sobresalen a nivel mundial. En algún momento dije algo que unos me han cuestionado, otros no, y es que las artes son la cara limpia de Honduras, y lo sostengo.
¿Cómo vive un artista en Honduras? ¿Cuál es su día a día?, ¿le da para vivir del arte? GA: Hay días difíciles. La unión de la familia, las responsabilidades, a veces hacemos piruetas pues hay que sacar para todo. Si no, cualquier día puedes estar leyendo un libro y de pronto llegan a cortarte la luz –lo digo porque me ha pasado- y te arruinan el momento. Vivimos en la eterna disyuntiva de que hoy pago los servicios públicos y mañana, si puedo, compro los óleos. Y es algo de todos los meses. Sigue en la página 4
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Sentimos que la carga es más pesada que en otros años y por momentos uno quisiera salir corriendo. Si se mira la historia de la mayoría de artistas, son gente humilde: no tenemos el apoyo que realmente se merece la cultura, somos como fantasmas en la sociedad, pero fantasmas positivos, y seguimos confiando que el futuro va a ser mejor.
Háblenos de su proceso creativo. ¿Tiene algún método? ¿Trabaja un número de horas al día o todo surge espontáneamente? GA: Trato de garabatear en todo instante. Puedo estar en un café, con una servilleta, en mi casa, cualquier momento es apropiado. Me influye lo que pasa alrededor, en un mundo global que va en constante cambio; cualquier noticia –ya sea mala o buena– nos puede impactar aunque se dé al otro lado del mundo. Siempre procuro estar maquinando cosas, lo disfruto. Y hago mucho trabajo de cama: ahí es donde me surgen incontables ideas.
¿Qué nos puede decir de los modelos de arte contemporáneo en general? GA: Es una controversia desde el momento que decimos “contemporáneo”. Contemporáneos somos casi todos los
que estamos vivos y hacemos algo, es el día de hoy. A veces sucede que nos ven ya un poco viejos y piensan que lo nuestro no encaja bien en esta idea, y sí, en muchos casos pueden ser cosas completamente diferentes a las tendencias que se bautizan así, pero a la larga lo nuestro es contemporáneo también. Muchas cosas de lo que vemos en esas líneas, por lo general, son influencias tardías que llegan a Honduras. No lo rechazo, pero por ser algo que comienza a germinar en el país quizá aún no ha descollado su concepto como tal. Y nosotros como artistas trabajamos en ello.
do también son poco receptivos ya que al público le gusta tener la pieza única y en óleo, y yo trabajo con productos más abiertos a las masas. Uno quisiera que las exposiciones fueran itinerantes, pero a lo sumo se presentan en una o dos plazas aquí en el país. Las casas de la cultura no funcionan y además es complicadísimo en estos tiempos montar una exposición sin el apoyo de los entes gubernamentales. Las pocas presentaciones que se dan son fruto del puro empeño de la gente y del amor que tenemos hacia todo este universo cultural.
¿Cómo cree usted que se aprecia la obra de Gustavo Armijo fuera de Honduras? GA: No puedo decir que tenga gran recepción. A veces los medios de comunicación juegan en nuestra contra y es mínima la atención que se recibe. Mi trabajo es muy acumulativo. No tiene gran repercusión en el campo económico, no se vende mucho. Personalmente, tengo gran pasión por el papel y en el mercado el papel no es muy valorado, la gente lo rechaza por puro desconocimiento, porque en los grandes museos hay trabajos hechos en papel de siglos atrás; o artes como el graba-
Trabajando en casa. Foto: Alejandra Armijo.
GUSTAVO ALBERTO ARMIJO VARGAS Estudios artísticos - Escuela Nacional de Bellas Artes (Honduras). - Academia San Carlos, Universidad Nacional Autónoma de México (México). - Taller de Fotografía con Judy Blankership (Costa Rica). - Taller de Xilografía con Rolando Garila (Costa Rica. - Taller de ilustraciones para libros infantiles con Vicky Ramos, UNESCO-CAP (Honduras).
Premios obtenidos
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- Premio Nacional de Arte, 2009. - Premio No profesional VII Salón de Pintura Anual, IHCI. - Premio Salón de Dibujo, Centro Cultural Sampedrano. - Primer Premio Embajada de España con la obra “Pasajero de octubre”, 1998. - Mención de Honor en Cerámica, V Concurso de Escultura y Cerámica del IHCI, 1995.
(Comayagüela, 1945)
- Mención de Honor en Pintura, VIII Salón de Pintura Nacional, Centro Cultural Sampedrano, 1993. - Mención de Honor en Cerámica, IV Concurso de Escultura y Cerámica del IHCI, 1993. - Mención de Honor, Concurso de Fotografía, Revista Geomundo, U.S.A.
Membresías profesionales: - Miembro fundador, Asociación Artistas Plásticos de Honduras. - Miembro de la Asociación “Viernes culturales”, Miami, USA. - Miembro de Art Museum, Miami, USA. - Miembro de la Asociación Difusora de Obra Gráfica Internacional, “ADOGI”, Barcelona, España. *Ha realizado múltiples exposiciones en Honduras, España, Panamá, Santo Domingo, Costa Rica, Guatemala y El Salvador, tanto a nivel personal como colectivo.
Honrando la memoria
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partir del 1 de noviembre estará abierta al público en el Centro de Arte y Cultura de la UNAH la muestra “Cementerio General” que reúne alrededor de 600 placas restauradas con la técnica del grafiado.
Según el artista, la idea surgió en una de sus tantas visitas al cementerio, “cerca de la tumba de mis abuelos está Pablo Zelaya Sierra, el padre de la pintura hondureña y se me ocurrió recolectar la memoria del lugar a base de fotografías. Anduve de tumba en tumba buscando lo agradable y me encontré con gente tan valiosa en nuestra historia, figuras que deberían merecer un monumento, con unas placas que dan pena; fue cuando pensé que sería mejor restaurarlas, aunque de forma simbólica”. Y es que en el imaginario de la gente se suele tener la creencia de que hasta entre los muertos hay clases socia-
les, sin embargo, nos explica Armijo, “como todo en el país, ahí las cosas están patas arribas y hay una verdadera democracia: todos son iguales”. Desde personajes ilustres a simplemente desconocidos han sido víctimas de la delincuencia y del olvido. Por ello, la exhibición tiene como fin revertir el abandono en que se ha dejado el Cementerio General, rescatando la memoria de familias enteras, de casi todo un pueblo, al traerla de un lugar que casi no se visita a una sala de exposiciones. El artista nos cuenta que a un inicio el proyecto se manejó de forma más desordenada, “me fui más por el lado anímico, buscando placas que me recordaban algo, siguiendo senderos que me interesaban. A veces me acompañaban mis hijos o estudiantes de Bellas Artes” pero, para bien, cayó en las manos de los historiadores y de la UNAH, quienes formaron un equipo que organizó el trabajo de mejor manera. Policarpo Bonilla, Visitación Padilla, Tiburcio Carías Andino, Juan Ramón Molina, Ramón Rosa, Amanda Castro, y muchos otros personajes de la historia del país estarán presentes en una tarde de nostalgia que promete estar llena de emociones encontradas. “No sé muy bien dónde va a encajar, si como un fenómeno artístico o histórico. Me complace que la exposición se presente un día antes del día de los muertos pues le otorga un valor muy simbólico, pero sobre todo espero que esto motive a las familias y en especial a los entes gubernamentales para que recobren el interés por algo que ha sido muy nuestro.” Foto: Paúl Martínez.
El Cementerio General: del ideal de la ciudad letrada a la marginalidad Edgar Soriano Ortíz*
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a historia de Comayagüela estuvo marcada por albergar como población a indígenas tributarios, sin embargo, en el siglo XIX la situación comenzó a cambiar cuando las tierras comunales fueron enajenadas por la presión mercantil que traía consigo la llegada de extranjeros y sus alianzas familiares con las familias de poder local. El ayuntamiento fundado en 1820 tras la segunda jura constitucional de la monarquía española comenzó a propiciar el camino a la nueva dinámica económica y política que se fraguaba en el siglo XIX. Así, en 1849 Comayagüela obtuvo el título de villa y se emitieron disposiciones municipales para permitir el desarrollo urbano. En la década de 1870 cuando las primeras influencias de las reformas liberales se asimilaban como el futuro para el desarrollo, la municipalidad contrató al ingeniero José Esteban Lazo (quien cursó estudios de ingeniería en Europa) para realizar el trazado urbanístico de Comayagüela.
La apertura de un cementerio general se convirtió en una necesidad urbana ante el insuficiente y pequeño cementerio del Barrio Abajo de Tegucigalpa y por la urgencia de ordenar la salubridad de la ciudad y la gemela Villa de Concepción de Comayagüela –durante todo el siglo XIX, el juicio predominante sobre las epidemias recaía en la exigencia de llevar Sigue en la página 6
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Puerta principal del Cementerio General, 1889.
un mejor control de los entierros– que tanto promulgaban las élites en su afán de consolidar la “ciudad liberal” o “ciudad letrada” de finales del siglo XIX.1 El cementerio se edificó entre 1879 y 1880, y la propiedad pasó a ser de la municipalidad de Tegucigalpa. Sin embargo, se realizaron varios diálogos para fusionar la administración del camposanto y mejorar la vía desde el otro lado del río y de la quebrada (El Sapo) para ingresar a dicho lugar. En el ideal de las élites liberales que habían tomado el poder en 1876, el desarrollo urbano y la preocupación por la higiene estaban presentes. El presidente Luis Bográn (1883-1891) donó un carro fúnebre en 1889 para contribuir a la ritualidad de la procesión de entierro desde Tegucigalpa.2 Otro ejemplo serían las decoraciones y limpieza de la calle al cementerio al acercase el día de muertos, así lo exponía en 1890 el regidor municipal de Tegucigalpa, Jesús Estrada.3 La ampliación y la alianza entre los ayuntamientos de ambas ciudades gemelas se convirtió, en muchos momentos, en un malestar. Por ello, los intentos de mejorar el funcionamiento
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del cementerio se manifestaban en el discurso y en las mociones durante las sesiones de cabildos. Entre las medidas tenemos, en 1901, la de Francisco Martínez, quien presentó un plan para la venta de lotes que propiciara un mejor ordenamiento. El 29 de agosto de 1907 ambos ayuntamientos suscribieron un acuerdo para darle mantenimiento en condiciones igualitarias, pero que en la realidad fue un problema entre ambas municipalidades; por ejemplo en 1913 el alcalde de Comayagüela, Hermenegildo Valle, mocionó para que se le exigiera a la municipalidad de Tegucigalpa cumplir con el acuerdo de construcción del muro frontal.4 Comayagüela durante el proceso de reformas liberales planificó con ciertas limitantes su urbanidad y se convirtió en un punto vital para la dinámica mercantil de la ciudad, incluyendo a Tegucigalpa. No obstante, en el intento de centralizar la política y tener mayor control de la población, el Partido Nacional, encabezado por Tiburcio Carías Andino abolió su ayuntamiento en 1937 y creó la municipalidad del Distrito Central. Los efectos de la abolición del cabildo de Comayagüe-
la no se han estudiado a profundidad, pero es perceptible que la ciudad creció sin planificación urbanística y que el mercado se desarrolló sin controles adecuados. El Cementerio General y el Centro Histórico de la ciudad comenzaron un proceso de detrimento que se evidencia en las calles dañadas, drenajes colapsados, un mal manejo de los desechos sólidos, asaltos a mano armada, extorsión, disputas de territorios por pandillas, corrupción institucional del Estado, entre otras cosas. La idea de las élites gobernantes de finales del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX de desarrollar la ciudad se esfumó frente a una realidad de exclusión social y de explotación económica mercantil sin planificación. El Cementerio General es la prueba del descuido patrimonial y de la marginación de Comayagüela: este espacio se ha vuelto peligroso para los familiares de los difuntos enterrados o para las exequias actuales. Para el caso están los hechos dados el 11 de agosto de 2013, en el funeral del ex director técnico del equipo de fútbol Olimpia, Carlos Cruz Carranza, cuando asaltaron e hirieron de bala a un asistente.5 En conclusión, el Cementerio General alberga una diversidad de criptas de hondureños y hondureñas de la historia política, económica, artística y cultural de país, sus diseños arquitectónicos son parte del patrimonio tangible de la ciudad y es urgente su rescate y mantenimiento adecuado.
Notas 1 Rama, Ángel, La ciudad letrada, Editorial Arca, Montevideo, 1998. 2 Archivo Municipal de Tegucigalpa (AMT). Actas, 1889. 3 AMT. Actas de Tegucigalpa, 1890. 4 AMT. Actas de Comayagüela, 1911-1913. 5 Disponible en: http://www.latribuna.hn/ movil/2013/08/12/leones-caen-en-garras-de-los-chirizos/ (Consultado en octubre de 2013).
✳ (Choluteca, 1980). Docente, investigador y columnista de medios de comunicación impresos y digitales. Es máster en Historia de Iberoamérica por la Universidad Jaume I, máster en Historia de América por la Universidad Pablo de Olavide (España) y egresado de la carrera de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Autor de 1924. Caudillos: entre la matanza del pueblo y el poder (2009) y 1812: La rebeldía popular de Tegucigalpa en el contexto de los levantamientos en Centroamérica, 1809-1812 (2013).
Armijo paso a paso... Es muy probable que desde que Armijo nació en un pueblo de Honduras, empezó a intuir una relación muy particular sobre las formas y comportamientos de su entorno natural (…) su dinámica en la composición, la deformación y la relación entre los elementos formales protagonistas quizás sean aspectos que caracterizan a una experiencia psicovisual cuando nos adentramos ante un trabajo del mundo de Gustavo Armijo.” Gilberto Arriaza “Abhu Gharib” Primer lugar del Concurso de Arte del Centro Cultural Sampedrano (2004).
El trabajo de Armijo por muchas razones se ha convertido en una referencia forzosa para los artistas plásticos del terruño, sobre todo porque hay en su madera de artista la vitalidad del cabal desempeño de su oficio.” Víctor Manuel Ramos
“Elegía al corazón enfermo” Colección SOLO COM. CUERDAS, Dibujo (2010).
Pieza de la colección En espiral. Escultura (2005).
En el panorama general de la historia de las artes visuales hondureñas, Gustavo Armijo representa una de las más firmes y más desarrolladas vocaciones de dibujante –entre otras cosas- que se han dado en este país (…) De tal forma que lo que encontramos en esta etapa actual de la obra armijiana es el resultado de una serie de decantaciones, de depuraciones, de correcciones de trayectoria y de intensos procesos de autocrítica.” Donaldo Altamirano
“Gustavo Armijo posee un talento innato que ha mejorado gracias a la experiencia ininterrumpida a lo largo de los años y posee la cualidad de que con suma facilidad hace lineamientos para cualquier rama del arte. Para él, todo el arte que ha practicado es diferente y reflejan su estado de ánimo, pero asegura que aunque se trabaja en forma distinta –pintura, escultura, fotografía, dibujo y grabado- están unidas por un solo sentimiento”. Rosa Delia Santos “Pasajero de octubre” Primer Premio de la Embajada de España (1998).
Pieza, Dibujos con café (2010).
“Gustavo Armijo, experto y valioso alfarero, ciudadano del arte comprometido como un templario con la figura humana a la cual simplifica con una hondura y tensión en altos y bajorrelieves (…) está de nuevo aquí, de pie, frontal. Él y su obra. Su obra y él, como dos yo, de un yo frente a nosotros.” José Adán Castelar
Colección Neruda en la plástica de Armijo. Acuarela (2005).