Buscando una estrella
Erica Castor y Arantxa Buscando una estrella Universidad de Guanajuato, División de arquitectura, arte y diseño Departamento de diseño 2021 Ilustrado por Alejandro Beltrán
Buscando una estrella Alejandro Beltrán 2021 Dirección de arte:: Alejandro Beltrán Subdirección de arte: Alejandro Beltrán Ilustradores: Alejandro Beltrán Texto: Erica Castor y Arantxa Dirección editorial: Cynthia V. Editorial: Universidad de Guanajuato, Guanajuato México. ISBN: 000 000 000 Ejemplar electrónico Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la repografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma mediante alquiler o prestamos publicos.
Para mi madre Ma. Guadalupe Ramos Sotelo que ha sido un pilar muy importante dentro de mi educación y siempre me ha apoyado en todas mis deciciones. A mis hermanos: Cristopher Dalid Beltrán Ramos y Uriel Rogelio Beltrán Ramos Para mis amigos y todas aquellas personas que sirvieron de inspiracion en la creación de cualquier contenido grafíco. y sobre todo aquellas personas que alguna ves perdieron a una persona muy especial dentro de sus vidas.
Nicolás, y su mejor amigo, un lindo perrito de nombre Canela, esperaban su desayuno. —Mamá ¿Por qué no hemos visitado a mi abuelita? —preguntó Nicolás —Tu abuelita está en un lugar muy hermoso en el cielo, donde de ahora en adelante te cuidará por siempre —dijo su mamá. La abuelita Margo había fallecido.
Nicolás recordó que su abuela Margo le había dicho, que las personas cuando se van de este mundo, se convierten en estrellas grandes y brillantes. —Algún día yo también me convertiré en una estrella y brillaré para que me puedas ver —le dijo la abuela
Nicolás aún quería ver a su abuelita para poder abrazarla y despedirse, por lo que decidió ir en busca de ella. Sin hacer ruido y lentamente, al llegar la noche salieron de su casa, solo llevaban una pequeña mochila.
Mientras caminaban, Canela comenzó a ladrar detrás de un arbusto, cuando... ¡Un monstruo salió! —¿Quién eres? —preguntó Nicolás. —Me llamo Negación. —¿Te sucede algo? —dijo Nicolás al ver su rostro triste y cansado.
Negación traía en su mano una pequeña mariposa. —¿Qué le paso? —preguntó Nicolás. —El viento la azotó contra el suelo, se lastimó y ya no se mueve. La quiero mucho es mi mejor amiga. ¡Quiero verla volar de nuevo! —Dijo Negación. —Yo también quiero volvera ver a mi abuelita ¡La extraño tanto! —se quejó Nicolás.
—Mi abuelita me decía: “Cuando las personas se van, se convierten en estrellas brillantes y hermosas...” —Entonces, quizá mi amiga mariposa esté brillando en el cielo con tu abuelita —dijo Negación poniendo a su pequeña mariposa en una flor. Negación decidió acompañar a Nicolás y a Canela en su camino
Siguieron avanzando, cuando de pronto, el camino comenzó a llenarse de rocas y tierra. Desde un árbol enorme y frondoso se escucharon algunos lamentos. —¿Quién está ahí? —gritó Nicolás. —¡¿Quién quiere saber?! —una voz malhumorada le contestó —Me llamo Nicolás. —¡Yo soy Ira¡ ¡Estoy muy molesto! Y ustedes también tienen la culpa. —¿Por qué por nosotros? Acabamos de llegar —respondió Nicolás algo confundido. Ira les contó que él tenía un hermoso pájaro rojo, que se posaba todos los días en la cima de su árbol, pero desde hacía días ya no lo venía más. Nicolás le dijo que ellos no tenían nada qué ver. —¡Jummrr! —se quejó Ira mientras entornaba los ojos. —Yo también a veces me enojo —le contó Nicolás— desde que mi mamá dijo que no podemos ver a mi abuelita Margo, me siento muy molesto. —Yo creo que ella estará siempre está contigo —pensó en voz alta Ira. Nicolás lo observo atentamente, y le dijo que creía que su pájaro rojo también lo observaba desde cielo. El rostro de Ira parecía algo pensativo, pero ya no se veía molesto, comenzó a caminar, estaba decidido a acompañarlos en su camino.
Nicolás, Negación, Ira y Canela continuaron con el viaje, cuando de repente, un hermoso río de aguas transparentes les salió al paso, pequeñas flores blancas flotaban en sus márgenes, el pasto era fresco y los grillitos cantaban al unísono. En la orilla del río estaba un monstruo buscando algo, desesperado caminaba de un lado a otro.. —¿Estás bien? —preguntó Nicolás. —¡No!, perdí mi barco en el fondo del río, ¡lo recuperaré! —¿Lo ves? ¡Está ahí!. —Lo siento, no puedo ver nada —dijo Nicolás angustiado.
—¡Claro está ahí! —gritó el monstruo. —¿Quién es usted? Se me hace conocido —Preguntó Nicolás. —Me llamo Negociación, nada de esto hubiera pasado si no me hubiera distraído. Me siento triste, ya nada es igual. —Yo te entiendo, desde que no veo a mi abuelita Margo nada es igual. Negociación se quedó callado y suspiro. Negociación supo que su barco no iba a regresar, los recuerdos que hizo con su barco estaban con él, del mismo modo que Nicolás tenía recuerdos con su abuelita Margo. Negociación se puso de pie, y sin voltear atrás todos siguieron caminando
Nicolás se detuvo un poco temeroso, salían ruidos de un puente. Canela muy valiente, avanzó. Negación, Ira y Negociación, le dijeron a Nicolás que no había nada que temer, porque ellos estaban a su lado. Nicolás se acercó muy preocupado. —Hola, me llamo Nicolás ¿Estás bien? —Hola, soy Depresión y estoy muy muy triste, sni, sni —respondió. Depresión veía un pequeño frasco que traía en sus manos. —Yo tenía una luciérnaga, era muy bonita, iluminaba todo el lugar, la quería mucho y ella a mí. Un día simplemente se fue, siento un gran vacío, me siento solo y triste. —Yo también me siento triste, mi abuelita ya no está, con ella solíamos hablar, comer galletas y ver el cielo, ahora también me siento muy solo.
—¿Sus galletas eran muy ricas? —pregunto Depresión. —¡Claro que sí! Las más ricas que hay, pero lo que más extraño es que me escuchaba y me abrazaba. ¿Tu luciérnaga también te hacía compañía? —Sí, ¡era la más hermosa!, siempre brillaba intensamente cuando tenía miedo —Respondió Depresión mientras secaba sus ojos. —¿Sabes? Mi luciérnaga y tu abuelita siempre estarán con nosotros mientras las recordemos. Depresión se puso de pie, comenzó a sonreír, las gotitas que había en sus ojos se convirtieron en pequeñas lucecitas.
Desde el puente se veía el hermoso jardín, donde Nicolás y su abuelita Margo acostumbraban ir a observar el cielo. Nicolás sintió que su corazón estaba tranquilo. Al llegar a la entrada del jardín, Negación, Ira, Negociación y Depresión se quedaron en la puerta. —¿Por qué no entran? —dijo Nicolás. —Nuestra misión era guiarte hasta aquí y la hemos cumplido, siempre que nos necesites estaremos para ti —le dijeron muy contentos. Todos se despidieron con un fuerte abrazo.
Nicolás sabía que aquella estrella era su abuelita Margo. Nicolás sonrió al cielo y junto con Canela se sentaron a admirar a la abuelita Margo, ahora convertida en una grande y hermosa estrella.
Al entrar al jardín, Nicolás vio una luz. Canela comenzó a ladrar mientras corría hacia una fuente de aguas cristalinas. —¿Qué pasa Canela? —preguntó Nicolás. Nicolás vio el brillo de una esfera blanca en el agua —¿Quién eres? —dijo. —Hola, me llamo Aceptación, te estábamos esperando Nicolás. —¿Cómo sabes mi nombre? —Alguien me dijo que vendrías hoy. Quizá no puedas verla, pero ella está contigo en todo momento. Desde hoy, brillará todas las noches en el cielo para ti —dijo Aceptación.
...que desde entonces, aparece cada noche para visitar a su querido nieto Nicolás.
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