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20 de Noviembre 2015
Francia, en la encrucijada del extremismo Eran partidos de fútbol amistosos jugados en el estadio de Francia, en el norte de París, en los que la selección francesa se enfrentaba a los equipos nacionales de sus excolonias en la zona árabe del Magreb, en el norte de África. Pero en los graderíos, los hinchas que apoyaban a Argelia, Marruecos y Túnez pifiaban y gritaban consignas en contra ante el canto de La Marsellesa, el himno francés, durante estos encuentros en 2001, 2007 y 2008. La mayoría de los que expresaban el rechazo eran inmigrantes musulmanes del Magreb, llegados a Francia tras la Segunda Guerra Mundial para reconstruir el país, y sus descendientes nacidos en territorio francés. Ocurrió en el mismo estadio al que tres extremistas islámicos intentaron ingresar el 13 de noviembre pasado para inmolarse, pero finalmente explotaron con las bombas adheridas a sus cinturas en los exteriores. Fue parte de una serie de ataques terroristas que incluyeron al teatro Bataclán y varios restaurantes, en el
La Torre Eiffel mantendrá hasta el próximo 25 de noviembre la iluminación por la que luce los colores de la bandera de Francia, en un gesto de homenaje tras los atentados perpetrados el pasado viernes en París por Estado Islámico. El Ayuntamiento parisino ha confirmado este jueves que el monumento más emblemático de la ciudad mantendrá al menos seis días más la bandera tricolor
centro de París, que dejaron 130 muertos y 352 heridos. Los siete extremistas suicidas que los cometieron eran ciudadanos franceses y belgas, de ascendencia árabe, reclutados y entrenados por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), que combate por expandir el área que controla entre Irak y Siria, en una guerra que desde 2011 deja más de 250.000 muertos. El primero en ser reconocido fue Ismail Mostefai, de 29 años, quien participó en el ataque al teatro Bataclán. Nació y creció en el barrio de Courcouronnes, en la periferia ade París, y había sido condenado en ocho ocasiones por delitos como atraco a mano armada y tráfico de drogas, entre 2004 y 2015. Pero nunca estuvo en prisión. Al igual que el resto de extremistas europeos, Mostefai se había entrenado en Siria, conflicto en el que Francia interviene desde septiembre pasado como parte de una coalición internacional liderada por EE.UU. Tras los ataques, el presidente francés, François Hollande, pidió esta semana una asociación con Rusia para combatir puntos estratégicos de EI, pese a que hasta antes de los atentados en París se oponía a la intervención rusa en Siria. ncluso, dice Rabasa, se ha desarrollado un manual sobre los indicios de radicalización: dejarse crecer la barba, dejar de tomar bebidas alcohólicas y rezar cinco veces al día, como lo dicta la religión musulmana,