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WAY TO HEAVEN

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Juan 14:27 RVR60

Es de concientizar a las personas que estamos en un momento tan crítico, que este mundo tan depravado en el que vivimos que va de aumento en aumento tanto dolor inhumano, las diferentes situaciones que nos asedia día a día, que hay desesperanza en la humanidad, todo parece no haber ningún tipo de solución.

Pero, por otro lado vemos una luz de esperanza que nos alcanza que es Jesús, que vino a traer PAZ, la que ningún hombre puede dar.

Dios envió a su hijo Jesús a este mundo no por casualidad, era que ya estaba estipulado que él tenía que venir al mundo para redimirnos de nuestros pecados.

Podemos ver “La paz os dejo, mi paz os doy”, para los judíos, esto quiere decir en hebreo Shalom del verbo Shalam es estar entero, completo y seguro.

La seguridad que podemos experimentar al decir Shalom- paz sea a vosotros, en otras palabras son bendiciones y que estemos tranquilos porque estamos seguros, en el Salmo 91:1- “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente”. Donde tú y yo podemos encontrar esa seguridad que no es nada más, que la paz que es nuestro refugio.

¿La paz dónde está?, Vemos que tantas personas necesitan buscar el aliento, refrigerio, donde necesitan ver una luz en medio de esta oscuridad, quizás parezca que no puede haber nada, pero te dejo saber que sí, hay una clase de paz y Jesús lo dijo: “Yo os no la doy como el mundo la da”, esta paz no es de cumplido, ni como mera rutina, sino una verdadera bendición. La paz que Cristo ofrece es infinitamente más valiosa, que todo lo que el mundo puede ofrecer. Hay que refugiarse en la paz de Cristo, que nos fortalece.

No podemos dejar la oración, es a través de ella que logramos tener la paz de Cristo, en ella hay tranquilidad y fe para continuar hacia delante, nos dice en Filipenses 4:7- “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. y en Juan 16:33- “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

“No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” podemos confiar, cada vez más en nuestro Shalom y el que venció al mundo, obtuvo la victoria más grande y hallamos en Él su gracia.

Pastor Antonio Florido Consejero Pastoral

Por: J. Jayabalan, India.

In Old Testament times, God repeatedly spoke through the prophets. Even today, we can read those speeches in the rst part of the Bible. Through this, we recognize the Eternal One. Here we see His reason for the judgment, but also for the great grace He gave to His human children. He spoke foremost and clearly through Jesus Christ, and not just by word but by deed.

In this regard, the Bible says, "God … in these last days has spoken to us IN His Son, whom He appointed heir of all things, through whom also He made the world.” - Hebrews 1:1-2 (NASB1995). (See also NASB 2020), Ampli ed, YLT (1898), Darby translations).

So, God speaks IN the Son, not just through the Son. This speech culminated in the sacri ce of the Son of God on Golgotha. There, the Most-High spoke the following, to which we must return again and again: For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth in him should not perish, but have everlasting life (John 3:16).

IN Jesus Christ, God's Word for our salvation has come to consummation. He could not say or do more than that. That is why Jesus Christ is the 'WORD OF GOD' to us. IN Him, we recognize the Most-High, whom we otherwise could never see at this time. IN Christ, the WORD OF GOD, God communicates to us.

FAITHFUL and TRUE - Revelation 19:11

After recounting the coming Christ under His eternal name, 'The Word of God', let us go back to verse 11. And I saw heaven opened and behold, a white horse, and he that sat upon him was called Faithful and True.

Here we have another name of the Lord Jesus, 'FAITHFUL AND TRUE.' These are two names. But they are so closely related that in Christ, they are inseparable. In the letter to the church in Laodicea, Jesus introduces Himself as follows. And unto the angel of the church of the Laodiceans write. These things saith the Amen, the faithful and true witness, the beginning of the creation of God (Rev. 3:14).

FAITHFUL AND TRUE, what noble qualities they are! Today, one often looks for both in vain in the world. How many spouses become unfaithful, and then lie to one another in the process! Even among the children of God, there is always a lack of faithfulness and truthfulness. But it should not be so. For our Lord and Master is both. Indeed, He is perfect to such a degree that He is even called so. So, we can rely on His faithfulness. When He says to us: and, lo, I am with you always, even unto the end of the world (Mt.28:20), then we may take it seriously.

Jesus is so faithful that He is really with us. And not only on certain days but also on those days that are cumbersome for us.

Let us make sure that we also walk faithfully in His ways so that He can perfectly ful ll His promise to us. But the faithfulness of Jesus goes far beyond our faithfulness, for the Bible tells us: If we believe not, yet he abided faithful: he cannot deny himself (2 Tim. 2:13)

Therefore, we also have the chance to repent, if after perceiving our unfaithfulness to the Lord, we return to the right state of faith. Jesus is faithful, and because He is truthful at the same time, this faithfulness has the noblest intentions. We can rely on Him wholly

KING OF KINGS AND LORD OF LORDS - Revelation 19:16.

We learn three names of the returning Lord here in Chapter 19: The rst name means FAITHFUL AND TRUE (V11) It is a double name. The second name is THE WORD OF GOD (v.13). And in the third name, we know all the majesty of the Lord Jesus: And He has on His robe and on His thigh a name written: KING OF KINGS AND LORD OF LORDS..

As we have seen, the Lord no longer appears as a su ering King at His second coming. It doesn't say anymore: He grew up before him like a tender shoot, and like a root out of dry ground. He had no beauty or majesty to attract us to him, nothing in his appearance that we should desire him. He was despised and rejected by mankind, a man of su ering, and familiar with pain. Like one from whom people hide their faces he was despised, and we held him in low esteem Isaiah 53:2-3 (NIV). The Lord took upon himself this shame in order to redeem us. There He laid aside His royal dignity for a time so that He could vicariously take upon Himself the just punishment for our sins in His human body. He did this so that we could be justi ed before the Holy God when we gratefully accept this atonement as a gift. There was the ful llment of the following verse of this prophecy of Isaiah.

Surely, he took up our pain and bore our su ering, yet we considered him punished by God, stricken by him, and a icted. But he was pierced for our transgressions, he was crushed for our iniquities; the punishment that brought us peace was on him, and by his wounds we are healed - Isaiah 53:4-5 (NIV). But he who rejects Christ in His love until the end must nally recognize HIM AS KING OF KINGS AND LORD OF LORDS. That is The Great One He always was, not only outwardly but also inwardly.

And here His inner greatness shines through especially brilliantly for us on the cross in His su erings when it says: When they came to the place called the Skull, they cruci ed him there, along with the criminals—one on his right, the other on his left. Jesus said, “Father, forgive them, for they do not know what they are doing.” - Luke 23:33-34 (NIV).

Por: J. Jayabalan, India.

Leímos antes: Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra - Ap. 19:11 (LBLA). Este texto bíblico encuentra su paralelo en Mateo 24:30, donde dice: Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y entonces todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Habrá un camino de luz del cielo a la tierra. Difícilmente se podrá ver en esta luz. Sin embargo, la gente reconocerá a Cristo en este resplandor brillante. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS - Ap. 19:12-13 (RVR 1960).

Aquí nos encontramos con el nombre eterno de Jesucristo. Jesús no siempre fue llamado Jesús. Este nombre le fue dado en Su primera venida a este mundo. En aquel tiempo, el ángel habló a José, prometido de María, acerca del niño que iba a nacer: no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados - Mt. 1:20-21 (RVR 1960).

Aquí, Cristo recibió el nombre de Jesús, que Dios quería, porque apareció como El Salvador del mundo. El nombre JESÚS signi ca: El Señor es la Salvación o Redención. Pero el nombre eterno de Jesucristo se llama: EL VERBO DE DIOS. Este nombre ya nos es revelado en el Evangelio de Juan, donde se dice: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad - Juan 1:1-2;14 (RVR 1960). Aquí Cristo, que desde la eternidad vino por primera vez a este mundo, es EL VERBO eterno DE DIOS.

Y cuando entre en esta tierra por segunda vez desde la eternidad, llevará de nuevo este nombre eterno: y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.

Ahora bien, ¿qué signi ca para nosotros el nombre eterno de Cristo? "Y su nombre se llama EL VERBO DE DIOS. La intención no es impartir una naturaleza espiritual a Jesucristo como si Él fuera solo un VERBO hablado de Dios. No, Cristo como persona es el Hijo eterno de Dios, El Verbo De Dios."

Ese es Su nombre. Y eso signi ca algo. Un anciano lósofo le dijo a un hombre que iba con él de paseo: ¡Hable para que pueda ver! Ese es un dicho verdadero. Y se vuelve aún más cierto cuando ni siquiera puedes ver a tu contraparte. Todos no podemos ver a Dios. ¿Cómo lo reconoceríamos si Él no nos hablara?

En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios habló repetidamente a través de los profetas. Incluso hoy, podemos leer esos discursos en la primera parte de la Biblia. A través de esto, reconocemos al Eterno. Aquí vemos Su razón para el juicio, pero también la gran gracia que Él dio a Sus hijos humanos. Habló ante todo y con claridad por medio de Jesucristo, y no solo de Verbo sino también de hecho.

Al respecto, la Biblia dice: Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado (EN) su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo - Hebreos 1:1-2 (traducción marginal de (LBLA). (Ver más NBLA; RVR 1977).

Así que Dios habla EN el Hijo, no solo a través del Hijo. Este HABLADO culminó con el sacri cio del Hijo de Dios en el Gólgota.

Allí, El Altísimo dijo lo siguiente, a lo que debemos volver una y otra vez: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna - Juan 3:16 (RVR 1960).

EN Jesucristo se ha consumado El Verbo De Dios para nuestra salvación. No podía decir ni hacer más que eso. Por eso Jesucristo es EL VERBO DE DIOS para nosotros. EN Él reconocemos a El Altísimo, a quien de otro modo nunca podríamos ver en este momento. EN Cristo, EL VERBO DE DIOS, Dios se comunica con nosotros.

Después de relatar la venida de Cristo bajo Su nombre eterno, ' El Verbo de Dios', volvamos al versículo 11. Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero. Aquí tenemos otro nombre del Señor Jesús, 'Fiel y Verdadero'. Estos son dos nombres. Pero están tan estrechamente relacionados que en Cristo son inseparables. En la carta a la iglesia de Laodicea, Jesús se presenta de la siguiente manera. Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: «El Amén, el Testigo el y verdadero, el Principio de la creación de Dios - Ap. 3:14 (LBLA).

Fieles y verdaderos, ¡qué nobles cualidades son! Hoy en día, uno a menudo busca en vano a ambos en el mundo. ¡Cuántos cónyuges se vuelven in eles y luego se mienten unos a otros en el proceso! Incluso entre los hijos de Dios, siempre hay falta de delidad y veracidad. Pero no debería ser así. Porque nuestro Señor y Maestro es ambos. De hecho, Él es perfecto hasta tal punto que incluso se le llama de esta manera. Entonces, podemos con ar en Su delidad. Cuando Él nos dice: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el n del mundo - Mt. 28:20 (LBLA), entonces podemos tomarlo en serio.

Jesús es tan el que realmente está con nosotros. Y no solo en determinados días sino también en aquellos días que nos resultan engorrosos.

Asegurémonos de que nosotros también andemos elmente en Sus caminos para que Él pueda cumplir perfectamente Su promesa para con nosotros. Pero la delidad de Jesús va mucho más allá de nuestra delidad, pues la Biblia nos dice: si somos in eles, Él permanece el, pues no puede negarse a sí mismo - 2 Timoteo 2:13 (LBLA).

Por tanto, también nosotros tenemos la oportunidad de arrepentirnos, si después de percibir nuestra in delidad al Señor, volvemos al correcto estado de fe. Jesús es el, y porque Él es veraz al mismo tiempo, esta delidad tiene las intenciones más nobles. Podemos con ar en Él por completo.

Aprendemos tres nombres del Señor que regresa aquí en el Capítulo 19. El primer nombre signi ca Fiel y Verdadero (V11) Es un nombre doble. El segundo nombre es El Verbo de Dios (v.13). Y en el tercer nombre, conocemos toda la majestad del Señor Jesús: Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Como hemos visto, el Señor ya no aparece como un Rey sufriente en Su segunda venida. Ya no dice: Mi siervo creció en la presencia del Señor como un tierno brote verde, como raíz en tierra seca. No había nada hermoso ni majestuoso en su aspecto, nada que nos atrajera hacia él. Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó -Isaías 53:2-3 (NTV). El Señor tomó sobre sí esta vergüenza para redimirnos. Allí hizo a un lado Su dignidad real por un tiempo para poder tomar sobre Sí mismo vicariamente el justo castigo por nuestros pecados en Su cuerpo humano. Hizo esto para que pudiéramos ser justi cados ante el Dios santo cuando aceptamos con gratitud esta expiación como un regalo. Allí se cumplió el siguiente versículo de esta profecía de Isaías.

Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus di cultades eran un castigo de Dios, ¡un castigo por sus propios pecados! Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados - Isaías 53:4-5 (NTV). Pero quien rechaza a Cristo en su amor hasta el nal, debe nalmente reconocerlo como REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Ese es EL GRANDE que siempre fue, no solo exteriormente sino también interiormente.

Y aquí Su grandeza interior resplandece especialmente para nosotros en la cruz en Sus sufrimientos cuando dice: Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», cruci caron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos - Lucas 23:33-34 (LBLA).

Por: Pastor Antonio Florido Puerto Rico

“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor”. 1 Juan 4:7–8

La familia es la primera institución creada por Dios desde el libro de Génesis hasta el día de hoy y vemos que Él ama de manera incondicional a esta hermosa institución.

Ha habido una serie de situaciones que han desvirtuado el orden de Dios, el amor se ha enfriado, se ve a diario como hay peleas y se hieren con palabras, padres e hijos, esposo y esposa, ya el respeto se ha ido a un lado.

Por eso, hoy hago un llamado a la familia a elegir amar cómo Dios lo hace, es la que te apoyará en los momentos difíciles y de alegrías. También, es el poder decir no solamente un “Te amo”, sino llevarlo a la acción, expresar tus sentimientos de amor a los tuyos, ser transparente con cada uno de ellos, siempre resaltar sus valores y lo mejor de cada persona.

Levantemos una familia fuerte y segura, llena del amor de Dios, que sean ejemplo a otros y sirvan de ayuda a aquellos que necesiten de un abrazo, un te amo, que puedas ser un agente sanador.

Recordaba cuando mi familia tenía por costumbre todos los domingos, luego de asistir a la iglesia, llegábamos a la casa y siempre había un compartir con un menú dominical, el cual se componía de Arroz blanco, Fricasé de Pollo, habichuelas (frijoles) guisados y una ensalada verde. Esto era motivo de reunión y tertulia, donde recordábamos anécdotas e historias que hacían de este tiempo uno feliz.

Hoy día, hace falta estas reuniones familiares y hablar con nuestras acciones y mostrar el amor ágape, seguir el mandato de Jesús. “Les estoy dando un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ámense tal como yo los amé”. Juan 13:34 PDT

Creo fielmente que las familias tienen que tener un centro y se llama Jesús, él cambia todas las cosas si lo permitimos, por eso las familias que han decidido tenerlo, viven en la plena confianza que está ahí y el amor es perdurable.

Sin embargo, para aquellas familias que aún no tiene como el centro de ellos a Jesús, le extiendo la invitación que le den entrada a su hogar y verán que en cada situación habrá una solución, por más difícil que sea, Dios está en control y obrará a su favor.

En este tiempo, hagamos un pacto de amor con nuestra familia, perdonándoos, reconciliándonos unos a otros, quiero reiterar no somos perfectos, no existen familias perfectas, pero cuando el amor de Dios impera en nuestros corazones, las imperfecciones no se ven y se van alineando al propósito de Dios en todo. Podemos vivir en familia unidas con el amor de Dios.

Pastor Antonio M. Florido Consejero Pastoral-Terapeuta de Matrimonio y Familia

PAUTA

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