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EL ESTÓMAGO NUESTRO SEGUNDO CEREBRO?

> Por Leticia Ríos ¿CUÁNTAS VECES, después de enfrentar un periodo de nerviosismo o ansiedad enfrentamos un cuadro de síntomas intestinales negativos, como malestar digestivo, distención abdominal o diarrea?

Los especialistas han encontrado que las bacterias que viven en el estómago pueden cambiar nuestro estado de ánimo; además es considerado como el “segundo cerebro”, debido a que el tubo digestivo posee millones de neuronas; mucho más que la columna vertebral. Este segundo cerebro resulta vital para mantener un buen sistema inmunológico -el 70 por ciento de las células del sistema inmune viven en el intestino- y para controlar la flora intestinal, es decir, reconocer cuáles bacterias se deben eliminar y cuáles conservarse, explica el médico y especialista en terapias alternativas Sebastián La Rosa.

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La microbiota realiza funciones esenciales para nuestro organismo, como obtener los nutrientes necesarios de los alimentos, protegernos de bacterias o virus, asegurar el funcionamiento del sistema digestivo y colaborar en la producción y absorción de minerales.

Sin embargo, en la actualidad una gran cantidad de personas enfrentamos alteraciones importantes en la microbiota, ocasionadas por una alimentación inadecuada, malos hábitos, infecciones digestivas o incluso, por algunos medicamentos; lo que, a la larga puede traernos efectos negativos como infecciones, alergias, dermatitis atópicas, estreñimiento, diarreas, mala digestión, dolor, gases y distención abdominal. Además, los altos niveles de estrés generan síntomas digestivos negativos; necesitamos mantenernos relajados para su correcto funcionamiento.

Una de las principales recomendaciones de los especialistas es mantener una dieta saludable, evitar alimentos que generen el sobrecrecimiento de bacterias, hongos y parásitos indeseables, como los carbohidratos refinados, azúcares, grasas saturadas y productos industrializados.

Entre las sugerencias de los expertos para cuidar nuestra microbiota destaca la práctica constante de ejercicio.

Nayeli Ortiz Olvera, especialista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, en una publicación de la UNAM Global explica que la actividad física mejora la microbiota, incluso sin mejorar la dieta; pero si se modifican los hábitos alimenticios, el impacto es mayor.

“Al haber movimiento y actividad en el cuerpo, ese ejercicio que nosotros hacemos caminando, trotando, nadando, cualquier actividad física, estimula a que el tubo digestivo se mueva, entonces los movimientos peristálticos ayudan a que haya una adecuada renovación y movimiento de la microbiota”.

“Además con el ejercicio se favorece la circulación de la sangre que llega al intestino”.

En tanto la doctora Isabel Belaustegui, especialista en anatomía patológica y nutrición, señala que es importante cuidar nuestra flora intestinal para tener una buena salud y una vida plena, llena de bienestar, para lo cual, se

Recomendaciones

• Reducir los niveles de estrés a través de meditación, mindfulness o yoga.

• Consumir una dieta variada, pero equilibrada en proteínas, grasas saludables y azúcares.

• Dormir entre 6 y 8 hrs.

• Hacer ejercicio.

• Evitar consumir alcohol y tabaco.

• Reducir el consumo de medicamentos.

cuenta con los suplementos y alimentos ricos en probióticos, que contienen microorganismo vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias buenas en el intestino, como los derivados de los lácteos: yogurth, queso o leche fermentada; así como los encurtidos y los fermentados de la soya, como el tofu.

También, podemos consumir suplementos o alimentos con alto contenido de prebióticos, que actúan como alimento para la microbiota sana, generalmente estos tienen un alto contenido de fibra, como cereales, legumbres, hortalizas, frutos secos y semillas. Si tienes problemas intestinales, la recomendación es acudir con el médico para regular el funcionamiento de los millones de microorganismos que lo habitan.

El tubo digestivo posee alrededor de 100 millones de neuronas.

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