Plan FinES II - Adolescencia - Los y Las Adolescentes

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Capítulo 1 Los y las adolescentes Dra. Diana Pasqualini La palabra adolescente viene del latín adolescens, adolescentis y significa ‘que está en período de crecimiento, que está creciendo’. Frecuentemente se confunde con adolecer cuyo significado es ‘tener o padecer alguna carencia, dolencia, enfermedad’. Según la Real Academia Española, adolescencia es la ‘edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo’. Según Dina Krauskopf, es un período crucial del ciclo vital en que los individuos toman una nueva dirección en su desarrollo, alcanzan su madurez sexual, se apoyan en los recursos psicológicos y sociales que poseen, asumen para sí las funciones que les permiten elaborar su identidad y plantearse un proyecto de vida propio. Según Marcelo Viñar, es un tiempo transformacional de progresos y retrocesos, de logros y fracasos, cuyo tiempo de comienzo coincide con los primeros cambios puberales, y la fecha de cierre se ha estirado favorecida por el aumento de la expectativa de vida al nacer, y, en los grupos cultos, por la extensión casi al infinito de estudios y diplomas de capacitación. Señala, también, que el tránsito adolescente no es madurativo sino que es transformacional, es algo que se logra, se conquista con t rabajo psíquico y cultural, o se estanca y se fracasa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia es la etapa de la vida, comprendida entre los 10 y los 19 años, en la cual tiene lugar el empuje de crecimiento puberal y el desarrollo de las características sexuales secundarias, así como la adquisición de nuevas habilidades sociales, cognitivas y emocionales. Este proceso se caracteriza por rápidos y múltiples cambios en los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales. Cada adolescente es un ser único, diferente a todos los demás. Y, a su vez, cada uno está influenciado por las circunstancias del momento histórico y el medio sociocultural en el cual vive, por la geografía del lugar en el que se halla, la raza y el género al que pertenece, la carga genética con la que nació y por la nutrición afectiva y alimentaria que recibió. Por ello, es frecuente el término «las adolescencias», y diferenciar «los» de «las» adolescentes. La adolescencia se inicia con los primeros cambios corporales de la pubertad y finaliza con la adquisición de la madurez física, emocional, vocacional – laboral - y económica de la adultez, y cuando es posible la creación de una nueva familia. Este proceso, hoy en día, se extiende más allá de los 20 años, ya que la posibilidad de independizarse económica y afectivamente de los padres se logra, en algunos ámbitos culturales, después de los 24 años. En la adolescencia el cuerpo se modifica en tamaño, forma y vigor. Las funciones se tornan más complejas y se logra la capacidad de reproducción. Los y las adolescentes adquieren un cuerpo nuevo en un corto lapso, por lo que les cuesta adaptarse e identificarse con él. Desde lo cognitivo, se desarrolla el pensamiento abstracto con el que logran la posibilidad de proyectarse hacia el futuro y valorar las consecuencias de sus actos.

Desde lo emocional, cada individuo participa en una experiencia de vida de descubrimiento personal y en el establecimiento de una identidad. «La incorporación de principios y valores morales, el respeto a sí mismo, a los demás, a la naturaleza, así como la adopción de prácticas religiosas, contribuyen al desarrollo


espiritual» (C. Serrano). Desde lo social, la dependencia con la familia de origen disminuye y aumenta la intensidad de las relaciones con pares y adultos fuera de la familia. Transfieren al grupo de pares gran parte de la dependencia que antes mantenían con la familia. El tiempo libre pasado a solas, fantaseando, escuchando música, soñando, y el compartir con otros largas conversaciones sobre el sexo opuesto y los ideales van enriqueciendo su mundo interno. Todos los cambios mencionados tienen lugar en un corto tiempo, por lo cual se dice frecuentemente que los y las adolescentes transitan un momento de crisis, crisis en el sentido de cambio. Necesitan acomodarse a una situación nueva en el que todas las medidas, que anteriormente servían de marco, sostén y adaptación, pasan a ser cuestionadas. Vivencias positivas de la infancia contribuyen a facilitar el desarrollo en esta etapa. Los niños que viven rodeados de amor y de fortaleza en sus hogares aprenden a no sentir temor ante sus propios sentimientos y pensamientos y progresan en su desarrollo emocional. Van adquiriendo la seguridad esencial para sentirse libres, para poder jugar, aprender y para sentirse responsables. En cambio, cuando el ambiente adulto no es capaz de sostenerlos ni de acompañarlos, las heridas narcisistas asociadas a fallas tempranas en los vínculos familiares y/o a sucesivas frustraciones escolares y sociales ponen a prueba al sujeto, y pueden aparecer diferentes expresiones de desamparo, como por ejemplo, «conductas de autodestrucción o antisociales» (Winnicott). Llegada la adolescencia, es habitual la aparición de rebeldías y desafíos. Los y las adolescentes precisan confrontar con los adultos que los rodean a fin de crecer y desarrollarse autónomamente. A pesar de que cuestionan el orden preestablecido, circunstancia frente a la cual los padres no suelen estar preparados, los límites son esenciales. La cordialidad en el diálogo y la claridad en la puesta de límites actúan de contención para lograr desprenderse. El desprendimiento de los padres exige la búsqueda de nuevos modelos. El grupo de pares adquiere relevancia. El ensayo de roles, la vestimenta, el lenguaje y los gestos en común con el grupo, son necesarios para afianzarse. A veces, es más importante para los y las adolescentes lo que los demás piensan que son, que lo que ellos y ellas sienten. Luego adquieren la noción de adónde van y el reconocimiento de lo que realmente valen.

Las instituciones en donde pasan mucho tiempo, escuela, club, iglesia y aún la misma calle, dejan su impronta favoreciendo o deteriorando el desarrollo individual. Las oportunidades de participación e inserción social contribuyen al desarrollo del sentido de la vida. La escuela debería colaborar en el desarrollo de la autoestima y de la autonomía. La reflexión sobre desarrollo humano, relaciones interpersonales, organización social, valores religiosos, oportunidades para el futuro, orientación vocacional, ecología, sexualidad y adicciones contribuirían a construir una filosofía de vida. Lamentablemente, en muchas oportunidades se premian la docilidad y la sumisión y no se aceptan preguntas y cuestionamientos. La búsqueda de la libertad y la expresión de descontento y de inquietud no suelen ser valoradas. El ingreso paulatino del adolescente al mundo adulto se va facilitando cuanto más


amplios son los intereses, cuanto más oportunidades ha tenido en el desarrollo de sus capacidades emocionales, cognitivas, sociales y espirituales, y si existen en su contexto posibilidades concretas de inserción social, a través del estudio o del trabajo. Los y las adolescentes que alcanzan su pleno desarrollo van sumando habilidades que favorecen un nuevo posicionamiento frente al mundo y una mayor autonomía. Afirman la identidad sexual y la capacidad de intimar. Adquieren la capacidad de diálogo, de negociación y de defensa de los valores personales. Alcanzan logros intelectuales, vocacionales y laborales que les permiten construir un proyecto de futuro. La adolescencia en la sociedad actual 1. Adolescencia, familia y contexto En la Edad Moderna, cuando el empleo era más estable, había más movilidad social, y los máximos valores eran la familia y el trabajo, las familias eran más homogéneas, verticales y rígidas. No se ponía en duda la autoridad de los padres, y los hijos no tenían derecho a una vida privada. Los padres, en general, deseaban que sus hijos e hijas se desarrollaran por completo a fin de poder insertarse socialmente y contribuir al futuro de la humanidad, que preservaran la historia del pasado y que aprendieran y enseñaran valores. Hoy en día, las expectativas familiares para con los hijos e hijas varían según el lugar donde está insertado ese/a adolescente en particular, su clase social y su cultura. Así, las familias difieren según: 1el nivel cultural, referido a la red de significaciones o formas de entender la realidad que le sirve para organizar y actuar en su vida diaria,

2el nivel educativo, en relación con el manejo de los conocimientos y con sus reglas de conducta, 3el nivel económico, 4su funcionamiento: grado de cohesión (vínculo emocional entre los miembros de la familia); 5adaptabilidad (capacidad de la familia para cambiar sus reglas de funcionamiento, roles y estructuras de poder en respuesta a situaciones de estrés; capacidad para solucionar problemas; comunicación, tanto afectiva como instrumental). Las diferentes expectativas familiares y sociales generan diversidad de posibilidades, dan un sentido distinto del vivir a cada uno de sus descendientes y, a veces, favorecen un sentimiento de angustia e incertidumbre. Los nuevos roles del hombre y de la mujer en el mundo globalizado han provocado una nueva comprensión del matrimonio, del trabajo de la mujer y de los recursos alternativos del cuidado del niño. El tamaño de la familia, en nuestra sociedad en general, se ha reducido significativamente. El divorcio y el nuevo matrimonio son nuevas alternativas que enfrentan los hijos. El empleo de la madre obliga, en algunos estratos sociales, a que los niños sean cuidados por extraños, en otros, por familiares adultos, y, en otros, por los hermanos. El rol del padre se ha ido desdibujando, su autoridad es cuestionada por la mujer y por sus descendientes, y la situación se agrava al perder su trabajo y su rol de proveedor. En estas últimas circunstancias, el riesgo de marginalidad aumenta, y, en muchas ocasiones, mujeres e hijos tienen que abastecerse sin el sostén del


hombre. Los cambios fundamentales en la familia en el mundo globalizado son la disociación entre la conyugalidad (vínculos de pareja) y la filiación (vínculos entre padres e hijos). En la familia tradicional, estos dos vínculos eran indisolubles. En la actualidad, en cambio, la conyugalidad ha perdido su carácter indisoluble mientras que la filiación mantiene dicho carácter. Además, en la familia occidental se defiende a ultranza el individualismo, que pone el acento en la libertad extrema. Sin embargo, esta autonomía subjetiva se acompaña cada vez más de la dependencia material. En la Argentina, actualmente, hay alrededor de 12 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años, de los cuales, 5 millones viven en condiciones de pobreza, con alta propensión al hacinamiento, deserción escolar, repitencia, aislamiento y a la segregación social, entre otras situaciones precarias de salud. Las configuraciones familiares existentes son múltiples, entre ellas se encuentran aquellas conformadas por los padres e hijos, y otras que se constituyen en hogares monoparentales. Las mujeres solas con hijos tienen mayor dificultad en su crianza, pero las que padecen una mayor sobrecarga física y psicológica son las que, además, se encuentran en situación de pobreza (Tuñón I.).

Los diferentes procesos de crianza y de sociabilización impactan en el desarrollo infantil y del adolescente. De la familia, depende la elección de la escuela primaria, y tanto hogar como escuela influirán en la elección de las redes sociales y virtuales en la adolescencia. No es lo mismo, cursar los años escolares sin estímulo ni interés por parte de los padres, que hacerlo bajo la mirada afectuosa de la familia y en interacción con pares en la misma escuela y en otras actividades recreativas, deportivas o artísticas. Tuñón refiere que los adolescentes de 13 a 17 años se hallan en situación de déficit en el proceso de sociabilización si registran al menos dos de las siguientes situaciones: Adolescentes que no tienen hábito de lectura; adolescentes que no acceden a Internet; adolescentes que no realizan actividad deportiva y cultural extraescolar; adolescentes que desertan o que se encuentran rezagados en la escuela. Un adolescente del sector 40% más pobre tiene 2,6 veces más «chance» de experimentar situaciones deficitarias, por lo cual, sus habilidades cognitivas y sociales pueden no llegar a alcanzar toda su potencialidad. Hay familias, que por su estilo de vida, promueven una maternidad temprana, mientras que otras esperan que sus hijos e hijas terminen los estudios, se instalen en sus trabajos y, recién después, que planeen la conformación de una familia. Se ha observado, que la carencia de diálogo en el hogar y la violencia se asocian a mayor depresión, baja autoestima, falta de proyectos en la adolescencia y, por lo tanto, a mayor probabilidad de comportamiento de riesgo y malestar psíquico. Entre los y las adolescentes, según Di Segni Obiols, «hay quienes se sienten identificados con sus familiares, otros, son extranjeros en su propia casa». Crecen en un mundo mucho más complicado que el de sus abuelos, un mundo en el que las oportunidades de contacto, constancia y permanencia resultan poco frecuentes. 2. Adolescencia, sexualidad y género Los cambios corporales, influenciados entre otros factores por las hormonas, y los mandatos sociales y culturales inciden en la construcción de la identidad de varones y de mujeres. La sexualidad en la adolescencia se potencia a partir de las nuevas


sensaciones corporales y, al decir de Francoise Dolto, se produce una mutación, por la cual dejan de ser las figuras parentales el centro de la existencia y adquieren relevancia los pares, los ídolos del mundo cultural y otros adultos. Se ve así facilitada la salida exogámica y, cuando «la angustia de los padres no le produce ningún efecto inhibidor», la sexualidad adolescente puede alcanzar su madurez adulta. La sexualidad es más que el funcionamiento genital, tiene que ver con estilos de vida, roles sexuales y formas de relacionarse con el entorno.

Incluye intercambio afectivo, comunicación, preocupación por las necesidades del otro, crecimiento mutuo a través de la relación. La capacidad de intimar, de comprometerse amorosamente con el otro y de armar un proyecto en común se adquiere en la adolescencia tardía. Pero la percepción que los y las adolescentes pueden tener de esta situación no siempre coincide con la de los adultos, ya que el deseo de atraer al otro se despliega con toda su intensidad desde la pubertad. El concepto de género está relacionado con el imaginario colectivo que asigna distintos roles y funciones a mujeres y a varones: qué se asocia a lo femenino y qué, a lo masculino. Se acostumbraba asignar a lo masculino calificativos de fuerza, ser dinámico, trabajador, proveedor, tener una vida pública independiente y competente, agresividad en los encuentros sexuales y contención de emociones. Se le dio el lugar de representante del mundo exterior, estimulante, excitante. Lo femenino se asociaba a delicadeza, vida hogareña, a lo nutricio y a la educación, con énfasis en las relaciones interpersonales; la experiencia de vida de las mujeres se inscribía más en lo privado. Su rol era atender, cuidar, reasegurar, curar. Estas diferencias condicionaban desigualdades en el trato entre los géneros. Era valorada la virginidad en las mujeres y la virilidad en los hombres, lo que se asociaba, en muchas ocasiones, a múltiples experiencias sexuales sin compromiso afectivo. Con el advenimiento de la revolución industrial, los avances del psicoanálisis, el cambio social de la mujer y la aparición de los anticonceptivos, las pautas sociales y los valores se modificaron. La procreación dejó de ser el fin principal de la sexualidad, y adquirieron preeminencia la búsqueda del amor y la comunicación afectiva. La concepción de género se fue modificando, y los roles pasaron a ser complementarios. Dado que las relaciones entre los géneros son asignadas socialmente, es posible promover el respeto mutuo y el proyecto propio. Hoy en día, hay hombres y mujeres que trabajan, estudian, hacen los quehaceres de la casa, cuidan a los niños, los alimentan y los educan, a pesar de sus diferencias. Pero, si bien los roles de los diferentes géneros se han ido modificando entre los que tienen acceso a la educación y posibilidad de integrarse socialmente, no ha sucedido lo mismo entre las clases populares que conservan una visión más tradicional. A pesar de los cambios mencionados en la concepción de género, la sociedad, en general, valora en el adolescente varón el inicio temprano de las relaciones sexuales, y hay fuertes presiones para que sea heterosexual e independiente. Y, si bien se aprecia la educación de la mujer casi tanto como la del hombre, se espera de ella mayor pasividad y disponibilidad para otorgar placer. Por otro lado, la cultura, la clase social, la raza y la región geográfica influyen en la equidad de género y pueden relacionarse con factores que provocan disparidades innecesarias, evitables e injustas entre hombres y mujeres.


Y, en el ámbito de la salud, esto tiene que ver con el desarrollo sostenible, el acceso a la atención y con la participación en la toma de decisiones. Es así, por ejemplo, que en algunas capas sociales, los varones en sus horas libres juegan al fútbol con sus amigos o se reúnen en las esquinas, mientras que sus hermanas cuidan a los hermanos menores y hacen los quehaceres domésticos; cuando no son maltratadas y abusadas. Las víctimas más frecuentes de hostigamiento y de crímenes en las calles son varones. Son más propensos a inyectarse drogas, a tener múltiples parejas sexuales y, todavía, a adquirir la infección por el VIH. Las mujeres, en cambio, sufren más la coerción por parte de la pareja y, muchas veces, quedan embarazadas sin planearlo lo que aumenta los riesgos de morbilidad y mortalidad. 3. Adolescencia y globalización El Diccionario de la Real Academia Española define globalización como ‘tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales’. La reorganización mundial del mercado y, por lo tanto, de la economía y el avance tecnológico, sobre todo de los medios de comunicación, han transformado a los ciudadanos en consumidores. Antes, se tenía clara noción de pertenencia a una ciudad, a una nación. Hoy, los mensajes que llegan a las diferentes regiones son los mismos, los bienes se distribuyen y se consumen por igual en cualquier lugar, y el sentido de pertenencia e identidad se va desdibujando. Dentro de este contexto, quizás, el síntoma que emerge con más fuerza es el miedo a quedar afuera, fuera del mercado laboral y fuera de la creciente tecnologización de todos los aspectos de la cultura. La brecha entre ricos y pobres se va incrementando, y se ponen en evidencia las múltiples adolescencias en los diferentes contextos sociales. Los beneficios del desarrollo tecnológico no favorecen por igual a todos los estratos sociales. Esto ha influido en la polarización socioeconómica hacia el interior de las sociedades nacionales y en la ruptura de fronteras para los grupos económicamente más privilegiados. Así, los jóvenes con mayores recursos económicos se empiezan a parecer más a los jóvenes con las mismas condiciones de cualquier parte del mundo (Krauskopf, 2000). Acceden a la educación, al trabajo y a los avances tecnológicos más fácilmente que los más pobres. La rebeldía es legitimada por la sociedad, ya que se la asocia a ensayo de roles, a potencia física y/o a belleza. En cambio, los más excluidos del espectro social que no acceden a salud, educación y trabajo son estigmatizados, y sus comportamientos son visualizados como delictivos y como amenaza al orden social.

Los medios masivos de comunicación difunden el modo de vivir de las diferentes capas sociales, los diferentes ídolos y modas, y las múltiples oportunidades que ofrece el mercado a los que tienen posibilidades de adquirir. La imagen de los contrastes genera malestar y violencia en muchas ocasiones.


En este contexto, la brecha generacional se va diluyendo. Dice Darío M. Lagos: «Cuando la impotencia y el temor al futuro inundan la subjetividad del hombre la transmisión de posibilidades y prohibiciones se debilitan. La transmisión de ideales, emblemas, significaciones y sentidos es difícil cuando la familia esta en crisis, crisis sobre sí mismos, su lugar en el mundo, sobre la posibilidad de hacerse cargo de las funciones de protección material, de la transmisión de valores y modelos que ya no son reconocidos por la sociedad y la cultura, y en donde ya no se sienten reconocidos». La falta de trabajo del padre o del que cumple ese rol y la pérdida del lugar de proveedor en la familia se acompaña de la pérdida del valor de la palabra, de crisis en la familia y de crisis en el y la adolescente. Esto genera un malestar que los miembros de la familia expresarán de diferente manera: ansiedad, depresión, somatizaciones, violencia, desesperanza. Si el o la adolescente siente que la incertidumbre con respecto al futuro lo paraliza no podrá desarrollarse adecuadamente. Hay que aclarar que los lazos familiares y las redes de apoyo social pueden ejercer una fuerte influencia para hallar nuevas estrategias de supervivencia y de desarrollo emocional y social. 4. La influencia de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC) En otros tiempos, los jóvenes tenían limitaciones para difundir opiniones, para ampliar la educación informal y para comunicarse con diferentes personas en el mundo o con sus grupos de referencia. La familia podía ejercer cierto control sobre las actividades de ocio de los hijos y sobre las fuentes de educación informal. Hoy, con la telefonía móvil e Internet, estas limitaciones tienden a disolverse. El acceso al ciberespacio facilita alcanzar información sobre cualquier tema, así como, lecturas, música, videos, y la comunicación con cualquier persona o grupo que tenga presencia en el mismo. El consumo de la tecnología digital y de pantallas es un hecho cotidiano, naturalizado en todos los segmentos de las nuevas generaciones. Las posibilidades de acceso se van extendiendo aún entre los que menos tienen, y su uso abre espacios de sociabilización, información y de comunicación inimaginados. Refiere Alejandro Piscitelli: «Los chicos que hoy tienen entre 5 y 15 años son la primera generación mundial que ha crecido inmersa en estas nuevas tecnologías.

En promedio los graduados universitarios (especialmente en los EE. UU., pero crecientemente en todos los rincones del planeta) han pasado cerca de 5000 horas de su vida leyendo, pero cerca de 10.000 horas jugando a videojuegos (y cerca de 20.000 horas viendo televisión). Han pasado toda su vida rodeados de computadoras, videogames y el resto de los gadgets digitales». Las ventajas de Internet son muchas, posibilita el acceso a múltiples espacios en muy corto tiempo y permite conocer fuentes de información que serían imposibles de leer a lo largo de toda una vida. También tiene desventajas, ya que cualquiera puede publicar lo que desee y, es así, que algunos adolescentes llegan a contenidos y a contactos inconvenientes. En la red puede encontrarse material sobre pornografía, sexo explícito, propaganda ideológica de grupos extremos, chicas que sufren trastornos alimentarios que aconsejan cómo vomitar y que brindan recetas para no comer, asesoramiento a potenciales suicidas, etcétera. Son estas posibilidades ampliadas, tanto para la recepción como para la emisión, el gran cambio cultural. Si


se puede decir que Internet es revolucionario, es porque descentró la posibilidad de publicación de los grandes emisores hacia el público en general. Las TIC convierten en potencial emisor a todo receptor, pero esto de nada sirve si se carece de las condiciones reales para ejercer este poder, esta responsabilidad (David Casacuberta). La educación es un factor fundamental para ejercer esta libertad de manera segura. No existen fuentes confiables sobre el uso de Internet. Sin embargo, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos refiere que un 19% de los navegantes entre los 10 y los 17 años se han sentido amenazados, aunque solo el 3% fue incitado a contactos personales y ninguno llegó a sufrir una amenaza directa en el mundo real. En España, en 2002, se publicaron cifras mayores («Seguridad infantil y costumbres de los menores en Internet», Defensor del Menor); según esta fuente, el 44% de los menores que navegan con regularidad se han sentido acosados sexualmente en Internet en alguna ocasión, y el 14,5% de los encuestados había concertado una cita con un desconocido a través de la red. Es importante que los padres y educadores estén al tanto de las costumbres de sus hijos y de sus alumnos, y de su forma de usar la nueva tecnología. Los chicos necesitan orientación y límites. Los padres deberían enseñar a los niños a tomar contacto solo con fuentes confiables, a no revelar sus datos personales a extraños, a evitar arreglar on-line una cita sin autorización, a ignorar a personas o mensajes que los hagan sentirse incómodos y notificar a un adulto de esta situación. Se deberían tomar posiciones positivas compartiendo con ellos la información y enseñándoles a respetar la privacidad, a no hackear programas ni computadoras y a no plagiar contenidos.

Los chats, los mensajes de texto y las comunidades virtuales son los nuevos protagonistas de la comunicación entre los adolescentes. Este código comunicativo tiene su tipografía, sus emoticones, su netiquette, etcétera. Es frecuente el uso de palabras abreviadas. Según Álex Grijelmo, esto no es una novedad de las nuevas tecnologías: «También los mensajes que trasladaban las palomas se escribían con menos frases que aquellos que distribuirían más adelante los servicios de correos. Y las primeras conversaciones telefónicas duraban menos que las charlas en persona (mientras no bajaron los precios). Se trata de una simple adaptación formal al medio que utilizamos. Pero ninguno de esos medios alteró las palabras ni las estructuras gramaticales». 5. Adolescencia y derechos La Convención Internacional de los Derechos del Niño sancionada en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1989 considera que niños, niñas y adolescentes son «sujetos plenos de derechos, merecedores de respeto, dignidad y libertad» y abandona la concepción del niño como objeto pasivo de intervención por parte de la familia, el Estado y la sociedad. La Convención es incorporada al Artículo 75, inciso 22, en la reforma constitucional de la Argentina del año 1994. En 1993, se formula el Plan Nacional de Salud Integral del Adolescente en la Argentina, cuyo objetivo es la «promoción y protección de la salud de los adolescentes mediante una cobertura creciente en calidad y cantidad de los servicios». En 1995, la Dirección de Salud Materno Infantil del Ministerio de Salud de la Nación, con el apoyo de la OPS y de la Fundación Kellogg, elaboran los


«Lineamientos normativos para la atención integral de salud en adolescentes». Cada vez más, se van reconociendo los derechos que tienen los adolescentes a acudir a los servicios de salud, aún sin compañía de un adulto, y su derecho a informarse sobre sexualidad. La atención adecuada y la promoción de una vida sexual plena, con acceso oportuno a los métodos anticonceptivos, tienen como fin evitar embarazos, abortos, infecciones de transmisión sexual y/o sida. En el 2003, se crea el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, Ley N.° 25673. En el año 2006, se sanciona la Ley Nacional de Educación Sexual que reconoce el derecho de autonomía personal y privacidad en cuanto a la sexualidad individual acorde con el desarrollo del niño y de la niña. Sin embargo, a pesar de todos estos avances, los derechos referentes a la vida, salud, alimentación, educación, vivienda y desarrollo integral, respetando a la persona, no están asegurados. Los jóvenes sufren el fenómeno de la pobreza, la exclusión social, la desnutrición, la violencia familiar, la deserción escolar, la explotación laboral y la discriminación social y cultural que abren camino a

la desesperanza y, además, incrementan accidentes, embarazos no planeados, VIH/sida, consumos, inseguridad y conflictos que ponen en riesgo su crecimiento y su desarrollo. Los recursos que se les asignan a las situaciones de enfermedades y a los problemas agudos son limitados. En muchas ocasiones, los aspectos de salud mental y los desórdenes alimentarios no son abordados adecuadamente. Algo similar ocurre con los que consumen drogas, sin hogar y en situación de calle. No suele tenerse en cuenta que la salud de los adolescentes es un elemento clave del progreso social y económico de un país. En un foro donde se discutió el tema del Régimen Penal Juvenil (2009), la Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez consideró «que no se implementaron todavía políticas públicas que garanticen los derechos de muchos niños y niñas que tienen sus derechos violados y se pretende “solucionar” los problemas de la niñez en conflicto con la ley penal promoviendo políticas de castigo y encierro para niños y niñas, ya enormemente castigados por la carencia en que viven en cuanto al disfrute de sus derechos fundamentales, como son vivienda digna, acceso real a la salud y a la educación, y trabajo digno de sus progenitores» (Revista La Pulseada, N.º 73, Agosto 2009). Leyes argentinas referidas a niñez y juventud: lLey N.° 23.849: Ley que aprueba la Convención sobre los Derechos de los Niños. Incorporada a la Constitución del año 1994. Publicada en el Boletín Oficial el 22/10/90. Ley N.° 26.061: Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Código Civil. Publicada en el Boletín Oficial el 26/10/2005. Ley N.° 25.673: Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. Publicada en el Boletín Oficial el 22/11/2002. Ley N.° 26.150: Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Publicada en el Boletín Oficial el 24/10/2006. Ley N.° 26.206: Ley de Educación Nacional. Sancionada en el año 2006. Ley N.° 26.390: Ley de Contrato de Trabajo. Prohibición del trabajo infantil y


protección del trabajo adolescente. Publicada en el Boletín Oficial el 25/06/2008. El actual sistema penal de menores en la República Argentina, se encuentra conformado por: la Ley del Patronato de Menores (Ley N.° 10.903); b) el Régimen Penal de la Minoridad (Leyes N.° 22.278 y N.° 22.803), y c) por el Código Procesal Penal de la Nación, en sus Artículos N.° 28 (competencia del tribunal de menores para aquellos hechos que estén reprimidos con pena privativa de la libertad mayor de tres años), N.° 29 inciso 1.o (competencia del Juez de menores de instrucción) y por todos los

artículos que integran el Capítulo II, del Título II del Libro III (artículos N.° 410 al N.° 414) (Guillermo Enrique Friele). lLey N.° 22.278: Régimen Penal de la Minoridad. Publicada en el Boletín Oficial el 28/8/1980. En revisión. Las comisiones de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia y de Presupuesto y Hacienda, crea el Consejo Federal de Juventud en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, expediente 876-D. - 2006. Ley N.° 26.485: Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Publicada en el Boletín Oficial el 14/04/2009. Ley N.° 24.417. Protección contra la violencia familiar. Publicada en el Boletín Oficial el 3/01/1995. Reglamentada el 7/03/1996. Ley N.° 26.052. Modifícase la Ley N.° 23.737. Estupefacientes. Publicada en el Boletín Oficial el 30/08/2005. Algunas organizaciones internacionales que influyen en los derechos de los y las adolescentes: Las Naciones Unidas, <http://www.un.org/es/>, es una organización internacional fundada en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, por 51 países que se comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacional, desarrollar relaciones amistosas entre las naciones y a promover el progreso social, mejorar los niveles de vida y los derechos humanos. Debido a su singular carácter internacional y a las competencias de su Carta Fundacional, la Organización puede adoptar una decisión sobre una amplia gama de cuestiones, y proporcionar un foro a sus 192 Estados Miembros para expresar sus opiniones a través de la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social y otros órganos y Comisiones. Aunque más conocida por el mantenimiento de la paz, la consolidación de la paz, la prevención de conflictos y la asistencia humanitaria, hay muchas otras formas en que las Naciones Unidas y su sistema (organismos especializados, fondos y programas), afectan a nuestras vidas y hacen del mundo un lugar mejor. La Organización trabaja en una amplia gama de cuestiones fundamentales, desde el desarrollo sostenible, el medio ambiente, la protección de los refugiados, socorro en casos de desastre, la lucha contra el terrorismo, el desarme y la no proliferación de armas, hasta la promoción de la democracia, los derechos humanos, la igualdad entre los géneros y el adelanto de la mujer, la gobernanza, el desarrollo económico y social y la salud internacional, la limpieza de las minas terrestres, la expansión de la producción de alimentos. Todo esto, y aún más, con el fin de alcanzar sus objetivos y coordinar los esfuerzos para brindar un mundo más seguro para ésta y futuras generaciones.


El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), http://www.undp.org/spanish/>, es la red mundial de las Naciones Unidas en materia de desarrollo que promueve el cambio y conecta a los países con los conocimientos, la experiencia y los recursos necesarios para ayudar a los pueblos a forjar una vida mejor. Está presente en 166 países trabajando con los gobiernos y las personas para ayudarlas a encontrar sus propias soluciones a los retos mundiales y nacionales del desarrollo. La principal contribución del PNUD es el desarrollo de capacidades –el «cómo» del desarrollo -. Por medio de sus programas, el PNUD acerca a las personas dentro de cada país y en todo el mundo, fomentando alianzas y compartiendo formas de promover la participación, la responsabilidad y la eficacia en todos los niveles. Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), <http://www.unicef.org/>. Sede: Washington D. C., EE. UU. Sus acciones están dirigidas a la defensa de los derechos de la infancia, está activa en 191 países por medio de programas de país y Comités Nacionales. UNICEF protege a los niños y a sus derechos proporcionando servicios, políticas en forma de agendas y presupuestos. Su objetivo es promover el cuidado y estímulo a los niños en los primeros años de vida, evitar la discriminación por sexo, reducir la muerte y enfermedad de la niñez y proteger a los niños en medio de la guerra y del desastre natural. Trabaja con gobiernos nacionales, organizaciones no gubernamentales (ONG), otras agencias de Naciones Unidas y socios del sector privado. Organización Mundial de la Salud (OMS), <http://www.who.int/es/>. Sede central: Ginebra, Suiza. La OMS es la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas. Es la responsable de desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales. En el siglo XXI, la salud es una responsabilidad compartida, que exige el acceso equitativo a la atención sanitaria y la defensa colectiva frente a amenazas transnacionales. Organización Panamericana de la Salud (OPS), <http://new.paho.org/>. Sede central: Washington D. C., EE. UU. Es la Oficina Regional de la OMS para las Américas. La Organización Panamericana de la Salud es la agencia de salud pública internacional con más de 100 años de experiencia en el trabajo para mejorar la salud y los estándares de vida de los países de las Américas.

Su misión es cooperar técnicamente con los países miembros y estimular la cooperación entre ellos para que, a la vez que conserven un ambiente saludable, avancen hacia el desarrollo humano sostenible. El objetivo es que la población de las Américas alcance Salud para Todos y por Todos. Sus valores son la equidad, la


excelencia, la solidaridad, el respeto y la integridad. Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), <http://www.unfpa.org/public/>, es una agencia de cooperación internacional para el desarrollo que promueve el derecho de cada mujer, hombre y niño a disfrutar de una vida sana, con igualdad de oportunidades para todos. El UNFPA apoya a los países en la utilización de datos socio-demográficos para la formulación de políticas y programas de reducción de la pobreza, y para asegurar que todo embarazo sea deseado, todos los partos sean seguros, todos los jóvenes estén libres de VIH/SIDA y todas las niñas y mujeres sean tratadas con dignidad y respeto. Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ), <http://www.oij.org/>, es un organismo internacional de carácter multigubernamental creado para promover el diálogo, la concertación y la cooperación en materia de juventud entre los países iberoamericanos. La OIJ trabaja en la Argentina junto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y con la Dirección Nacional de Juventud (DINAJU). Organización Internacional del Trabajo (OIT), <http://www.oit.org.pe/>. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está consagrada a la promoción de oportunidades de trabajo decente y productivo para mujeres y hombres, en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. Sus objetivos principales son promover los derechos laborales, fomentar oportunidades de empleo dignas, mejorar la protección social y fortalecer el diálogo al abordar temas relacionados con el trabajo. El Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil –IPEC, por su sigla en inglés concentra sus esfuerzos en prestar asistencia técnica a los países para el diseño y puesta en marcha de una política nacional efectiva destinada a disminuir progresivamente el trabajo infantil e incluye asesoría especializada en aspectos legislativos tendientes a la aplicación y cumplimiento efectivo de los convenios fundamentales de la OIT N.° 138 y N.° 182 referidos al trabajo infantil. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), <http://www.eclac.cl/>, <http://www.eclac.org/>. Sede: Santiago de Chile, Chile. La CEPAL es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América Latina, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo. Posteriormente, su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el objetivo de promover el desarrollo social

6. Cambios cerebrales en la adolescencia Según Jean Piaget, el adolescente progresa en su capacidad cognitiva hacia una mayor capacidad de abstracción y flexibilidad para la resolución de problemas que caracterizan las operaciones formales. A partir de los 11 años va adquiriendo la aptitud de pensar hipotéticamente y generalizar a través de observaciones empíricas, y de formular conceptos abstractos que sirven para orientar su futura capacidad de decisión. Según Kohlberg, durante el proceso adolescente, el desarrollo moral avanza de la etapa preconvencional, típica de los niños menores de 9 años, enfocada en su propio interés, donde obedecen las normas para evitar el castigo, hacia la convencional. Aquí, la persona tiene en cuenta la perspectiva del otro y necesita de la aprobación del afuera. Pocos son los que llegan al nivel posconvencional, más basado en principios humanitarios que en la necesidad de agradar. Nos preguntamos cuáles son las bases biológicas del desarrollo del conocimiento y


de las habilidades sociales. Y poco a poco van apareciendo algunas respuestas. Refiere el Dr. J. Giedd, que durante mucho tiempo se creyó que el desarrollo cerebral tenía lugar fundamentalmente en los primeros años de vida. Y que este desarrollo dependía en gran medida del amor y los cuidados que se les brindaba a los niños y niñas a lo largo de sus vidas, del sostén y los límites en el hogar, la contención de la escuela y de la sociedad y por supuesto de la nutrición. Hoy se sabe que el desarrollo varía de acuerdo a los genes y el entorno. Y se va conociendo como interactúa lo biológico con la experiencia que el niño adquiere en su medio ambiente. Estudios por imágenes fueron demostrando que el desarrollo cerebral continúa aún pasando los 20 años y éste depende de tres procesos: 1) La proliferación que comprende el rápido crecimiento neuronal-glial y la formación de nuevas conexiones sinápticas. 2) La eliminación selectiva o poda de las sinapsis menos eficientes. 3) La mielinización que envuelve los axones para facilitar y hacer más rápida y estable la transmisión neuronal entre diferentes partes del sistema nervioso. Alrededor de los 6 años, el cerebro alcanza el 95% de su tamaño adulto. Pero la sustancia gris, que es la parte pensante del cerebro, continua engrosándose a medida que las neuronas adquieren nuevas conexiones. El desarrollo cerebral no es lineal. La sustancia blanca –axones y mielina– aumenta en forma paulatina en las distintas partes del cerebro hasta aproximadamente los 30 años. Mientras que la sustancia gris –cuerpos neuronales, dendritas y células gliales– se desarrolla rápidamente en la niñez, alcanza su pico de crecimiento a los 11 años en las mujeres y a los 13 en los varones y, luego, comienza a declinar. Su crecimiento tiene la forma de una U invertida y no es igual en todo el cerebro.

El cerebro madura de atrás hacia adelante. La sustancia gris de los lóbulos frontales y temporales es la última en hacerlo. El lóbulo frontal está relacionado con la memoria operativa, la capacidad de concentrarse, de planificar a largo plazo, de reconocer los riesgos. Nos permite pensarnos y pensar nuestro lugar en el universo. Después del pico de crecimiento de la sustancia gris en la adolescencia, se observa una declinación y se supone que aquellas conexiones que no se usan son eliminadas a la manera de una poda. La hipótesis es que el gran potencial de desarrollo, tanto cognitivo, del razonamiento, de las interacciones interpersonales, del control de las emociones, de la motivación, así como la capacidad de anticipar el riesgo en la adolescencia, dependerá de cuáles serán las sinapsis o las conexiones que se eliminarán, lo cual pareciera estar en relación con usarlas o perderlas. Prevalecerán aquellas que son utilizadas. Por ejemplo, el desarrollo académico, el artístico, la habilidad en los deportes es más probable en aquellos que se muestran interesados en estos aspectos, que en los que están marginados, no estudian ni trabajan, o que pasan horas en la computadora, en los videojuegos. El alcohol y las drogas también influyen en la poda de la sustancia gris. No solamente el lóbulo frontal se modifica en la pubertad, sino también el cuerpo calloso que conecta ambas mitades del cerebro y tiene que ver con la creatividad y la habilidad de resolver problemas. Y, también, el cerebelo que tiene que ver con la coordinación de los músculos y del proceso cognitivo-social. Si la actividad física, las habilidades sociales y el proceso


cognitivo son estimulados, el desarrollo del cerebelo es mayor. Por supuesto que la investigación continúa, y las hipótesis se replantean. Cada vez se sabe un poco más sobre la maduración de aquellas partes del cerebro que tienen que ver con la percepción de las emociones y las diferencias entre el cerebro masculino y el femenino. Por qué los niños son más susceptibles de padecer autismo, dislexia, trastornos de aprendizaje, síndrome de déficit de atención e hiperquinesia y síndrome de Tourette, y las adolescentes, trastornos de la conducta alimentaria, es algo para explorar. Pareciera ser que si bien el cerebro de los varones es más grande, esto no influye en el coeficiente intelectual. Las mujeres tienen, en cambio, mayor desarrollo de los ganglios basales que contribuyen al funcionamiento ejecutivo del lóbulo frontal. El pico de incidencia de la enfermedad mental se produce alrededor de los 14 años. Se están realizando estudios para comprender la interrelación entre los factores biológicos y los ambientales que inciden en la aparición de los trastornos por ansiedad, los afectivos, la psicosis (incluyendo la esquizofrenia), el abuso de sustancias y los trastornos de la conducta alimentaria.

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