PLAN FINES 2. Sede “20 de Agosto” 3° 42 Grupo “3”. Responsables: Videla, Fernández Gabriela, Regalado y Parodi. Tema: La incidencia de la “Personalidad y el Carácter en las relaciones humanas”. Propuesta del grupo. “La personalidad hace referencia únicamente a la persona. Cada persona es una individualidad que necesita diferenciarse de los demás pero también ser aceptado por la sociedad. La personalidad se manifiesta como un estilo de vida a través de la conducta y por medio de ella. Uno de los factores que intervienen en la personalidad es el carácter. El ser humano logra tener su propia personalidad dentro de las relaciones humanas y esto es percibido por el propio sujeto y de otra forma por los demás. Por eso se dice que existen tres yoes: el que creen los demás que somos; el que nosotros creemos que somos y; el que somos en realidad. La personalidad se puede definir como una estructura dinámica que tienen un individuo en particular sobre las conductas humanas; determina quién es cada quién y cómo nos manifestamos en el entorno. Se configura con el carácter que son sentimientos innatos, es decir, nace con ellos pero la manera en como se expresan forma parte del carácter. La personalidad y el carácter en las relaciones humanas, en síntesis, hacen referencia a cómo se relacionan entre sí, en su entorno social y cómo se rigen por las leyes fácticas que regulan la convivencia social en base a la cultura y arraigo. Conclusión. Los mandatos sociales hacen que tengas que ser lo que sos (hace a la personalidad), y el carácter es lo que representas. Es la diferencia de lo que ven de uno y lo que dan a lucir lo que sos vos. Algunas aportaciones a la temática “carácter y personalidad”. La personalidad –de manera general – es definida por la incorporación de roles, y toda conducta es siempre, al mismo tiempo, un rol social. Se estructura con las identificaciones y conductas que el individuo desarrolla e incorpora en su relación con un contexto determinado: “su mundo”. En este sentido el contacto y la relación de cada sujeto con este mundo que lo rodea, se hace siempre con pautas y normas sociales que son contradictorias entre sí, y eso actúa como condicionante en la formación de la personalidad: se integra con formaciones opuestas. Es un hecho sin discusión, hoy por hoy, esta multiplicidad del yo dentro de la unidad de la personalidad. Esos núcleos antagónicos se manifiestan, con suma claridad si estamos atentos, en cuanto al grado de desarrollo del individuo y su madurez. Cito a algunos psicólogos sobre las “funciones del yo”: Hartmann: el sentido de la realidad, control de la motricidad, de la percepción, la acción y el pensamiento, la inhibición y postergación de la respuesta, anticipación al peligro, la función sintética y de organización. M. Klein y de alguna manera la escuela de Franckfur la función principal del yo es el domino de la ansiedad que se pone en marcha desde el momento del nacimiento. El yo representa el conjunto integrado de todas las capacidades instrumentales de la personalidad. Tanto “yo como superyó” comienzan su formación en la vida intrauterina. El yo es inicialmente corporal pero es solo una parte del yo y su actividad es durante
todo el proceso de vida. Por ello decimos que no hay conducta en que no intervenga el esquema corporal. Por otra parte cuanto más integrada o madura la personalidad, el yo se atiene estrictamente a la realidad mientras que el yo infantil del niño o adulto inmaduro, funciona más con la omnipotencia, la magia y el narcisismo. Estas características subsisten durante toda la vida en casi todos los seres humanos pero en proporciones muy variables. Es importante tener presente lo siguiente: “no hay un yo previo a la experiencia”. Por ello el mundo infantil, mágico, egoísta, narcisista, no es una organización del yo antes de la experiencia: es una organización de la experiencia. El yo corporal es una relación o vínculo del cuerpo o por medio del cuerpo con objetos externos, en experiencias de frustración o satisfacción de necesidades. Importa tener en cuenta que la madurez del yo corporal se relaciona con la posibilidad de discriminar la existencia del cuerpo como propio y el objeto como objeto ajeno o externo. Sin la existencia del “yo y del no yo” no es posible elaborar área de la mente (simbólica). Para comprender el sentido de la realidad es necesario la formación e integración del yo y el de la constitución del esquema corporal. Ninguno de ellos puede realizarse sin el otro. La división de la personalidad. Freud dividió la personalidad a partir del estudio de la conducta en tres sectores : “yo, superyó y ello”. Ello: el lugar de encuentro de “los impulsos”; Superyó: donde se condensan las normas y exigencias; El Yo: parte de la personalidad que responde a la realidad exterior y adapta la personalidad a esa realidad. También distribuye y controla el ello y el superyó. Yo y superyó se refieren a “características concretas de la conducta”. Los aspectos “normativos” de la conducta se incluyen en el concepto del Superyó. En el encontramos los “valores de la personalidad”. Estas estructuras mentales son posibles porque durante milenios se desarrollaron estructuras biológicas que posibilitan el desarrollo de las estructuras psicológicas del ser humano. Es fundamental comprender que “las características particulares de cada ser humano en cada cultura dependen de la organización socio económico de la misma. Al plantear la existencia previa de la organización biológica y, a partir de ella, la construcción de la personalidad, para su formación necesitamos la incorporación de los instrumentos y normas de conducta. Ello solo es posible con la experiencia. Por eso la antropología nos confirma que el desarrollo humano tiene dos hitos culturales fundamentales: le lenguaje y la escritura. Experiencias contemporáneas nos explican con individuos criados en total aislamiento que no pudieron desarrollar lenguaje y otras capacidades humanas. El análisis de la conducta y la Personalidad. El planteo de Freud con la división de la personalidad en yo, superyó y ello sustituye el planteo de la psicología tradicional sobre “las partes del alma”. Dentro de las tres áreas de la personalidad coexisten manifestaciones que llamamos “intelecto, afecto y voluntad” que sufren las alternativas de disociación y contradicción. Intelecto. Contacto, relación y manejo de objetos realizado en forma simbólica. Predomina
mucho más en esta relación el símbolo que el objeto simbolizado. Es decir me relaciona más con el objeto amor que con la persona amada. Pero de cualquier manera puedo pasar de uno a otro indistintamente. Se discrimina aquí entre objetos internos (símbolo del amor) y los objetos externos (la mujer/ hombre amado) El predominio de los primeros es fundamento de toda fantasía e imaginación. Afecto. Se lo interpretó siempre como descontrol de la personalidad. En realidad el afecto incluye una relación con el otro y, al tener una organización propia que lo caracteriza no implica, necesariamente, una desorganización de la conducta intelectual. El afecto como toda conducta es el emergente de una situación y, al contrario del conocimiento intelectual, se produce un achicamiento en la distancia entre las personas relacionadas. Es decir la discriminación entre el objeto interno y el objeto externo es menor o, muchas veces, inexistente. Esto no significa que el afecto no presente organización sino que es diferente al intelecto. La conducta se integra a ambos. Intelecto y afecto coexisten con un nivel de predominio de uno u otro. El afecto es un paso previo a la conducta simbólica y no se da solo en el nivel biológico. Por el contrario lo que ocurre es una integración psicológica. En este sentido las representaciones sociales plantean el carácter irracional de los afectos éstas en un mayor número no responden a las leyes de la lógica formal o aristotélica pero si a la dialéctica como todos los fenómenos. Tal vez lo que el sentido común llama irracionalidad de los afectos es en realidad “su utilización como medio de conocimiento de la realidad exterior”. ¿Que sucede? Como toda conducta su efecto como conocimiento y experiencia con el mundo exterior tiene un faltante: “la no discriminación entre objeto interno y objeto externo”. Entre yo y no-yo. Lo externo es manejado como objeto interno. Es una conducta que predomina en las etapas tempranas de la evolución humana. En la etapa infantil o pre e incluso adolescente como expresamos más arriba. La incomprensión de esas realidades humanas nos lleva a una adultez – como ocurre por lo general en nuestras relaciones cotidianas íntimas o simplemente como observadores o partícipes del conocimiento real -, inmadura. Estas conductas prematuras persistentes en los adultos como seres inmaduros, indican en primer término, el abandono por sus responsables de la conducta intelectual y, consecuentemente, las reacciones afectivas son por lo general regresivas debido al predominio de pautas infantiles que siempre subsisten en el ser humano y con la posmodernidad están normalizadas El “afecto es una respuesta”, siempre es una reacción caracterizada por la “ insuficiente discriminación entre mi ser interno y el otro por fuera de mi”. No acepto al otro como ser autónomo. Si uno presta atención, si somos perceptivos de lo que ocurre en ciertos momentos precisos de nuestras vidas o con aquél que estamos involucrados afectivamente o íntimamente, podremos comprender “al afecto como un emergente” que puede ser o son utilizados por las personas en una situación dada, definida. A esto lo llamamos contratransferencia. También el afecto puede ser conciente o inconciente según lo vivenciado empíricamente y percibido por el propio sujeto. El “afecto nunca puede ser una carga o impulso de una conducta porque es conducta en sí misma”, tiene motivación, objeto, finalidad, sentido y estructura. Es subjetiva u objetiva como cualquier conducta.
La voluntad. No es, tampoco, parte del “alma” como creen los sabios del sentido común. Es una “ manifestación observable en diversas áreas de de conducta” y, sobre todo ante las “ vacilaciones que ellas nos presentan con nuestras experiencias”. La voluntad no es una “facultad o una función psicológica elemental”. Es una “característica de la conducta en el área del mundo externo” respuesta resultante de de una mayor o menor gravedad del conflicto. En realidad podemos medir la voluntad entre lo que uno se “propone con lo que realmente hace”. ¿Qué es la conducta perceptiva? Como acción humana no significa asimilar el mundo exterior como copia: es una reacción o respuesta como toda conducta. En esta respuesta se halla incluido el objeto que la estimula o condiciona con alto grado de discriminación entre lo interno y lo externo.
La atención. Esta no es una conducta en sí misma. Es una cualidad o carácter específico de cualquier conducta. Es el grado de adherencia o persistencia del individuo con los objetos, la intensidad y duración del mismo. El juicio Califica la posibilidad y el carácter de la discriminación que cada ser humano puede llevar a cabo. Un juicio es discriminación. Pensamiento. Es una conducta. Una relación objetal que opera con símbolos de los objetos o abstracciones de los mismos. La inteligencia. Califica el rendimiento o resultado de una conducta en función de la adecuación a los objetivos que se persigue. Inteligencia e intelecto no siempre coinciden. Pueden existir conductas inteligente no intelectuales y/o conductas intelectuales no inteligentes. También disociaciones. Conductas inteligentes en una de las áreas y no en otras o en un sector de una misma área de conducta. Constitución física, temperamento y carácter. Estos tres elementos fundamentan la personalidad. En ellos la influencia de la cultura es creciente y decrece el aspecto genético o hereditario. Pero ambos factores se influencian mutuamente. Constitución física. Son las características somáticas, físicas más básicas y permanentes. En este sentido la dependencia hereditaria prepondera aunque no esta ajena a factores ambientales y psicológicos. Temperamento. Son las características afectivas más estables y predominantes. Siempre se consideró su origen como hereditario. Pero realmente las influencias del medio sobre todo en las edades tempranas son fundamentales. Tanto para la constitución física como en el
desarrollo de la personalidad total. Carácter. Son las pautas de conductas más habituales o persistentes y para ellas la influencia del medio ambiente es fundamental. En la personalidad hay predominios polares. Y dentro de ellos una misma personalidad puede tener variaciones: entre los dos extremos en distintas épocas de la vida o alternar entre ellos en momentos sucesivos.
Polaridades de las estructuras de conducta. 1personalidad esquizoide. Coexisten o se alternan conductas de frialdad (distancia con los objetos) o ternura; 2Personalidad cicloide. Alterna entre alegría y tristeza. Cuando la conducta de la persona subsiste en alguno de ellos, en esos casos hablamos de una personalidad hipomaníaca y depresiva, respectivamente; 3Personalidad “glischroide”, oscila entre conductas adhesivas y explosivas; 4Personalidad fóbica (evitación- invasión); 5Personalidad paranoide (confiado – desconfiado); 6Personalidad obsesiva (controlado – desparramado); 7Sadismo masoquismo. Una lectura rápida sobre el “conciente e inconciente y su influencia en la personalidad”. Freud y los post freudianos consideran a la conciencia e inconsciencia como cualidades de la conducta o a sus motivaciones. Toda conducta es en parte consciente e inconsciente o ambas al mismo tiempo. Lo consciente no es solamente lo genuino de la personalidad como los aspectos inconscientes no deben ser tomados tampoco, como el “motor de la mente”. El problema que se le planteó a Freud es que hay ciertos aspectos de la conducta que no responden a la lógica formal, lógica que se toma para conocer una conducta aislada. Para ello estableció las Leyes del Inconsciente por fuera de la lógica formal del pensamiento. Pero la psicología científica integró a ambos aspectos de la conducta a una sola lógica: la dialéctica. La relación consciente – inconsciente dentro de una relación dialéctica como sistema del aparato mental, nos ayuda a comprender la formulación de lo consciente/inconsciente como cualidad de la conducta. ¿Qué es el inconsciente? Lo que esta fuera de la realidad exterior, corresponde al proceso primario porque esta libre de la lógica formal y del tiempo. Para la lógica formal no pueden coexistir términos antagónicos: A es A y no puede ser B al mismo tiempo. Para salvar las conductas de estas contradicciones que la lógica formal no puede explicar Freud creó el inconsciente. Este es un proceso donde la lógica entra en conflicto al querer explicar la realidad. Lógica versus realidad lo lleva a crear el inconsciente. Si aceptamos la lógica dialéctica para explicar las conductas y sus contradicciones, no hace falta crear una zona – el inconsciente fuera de las leyes formales – sino que tomamos toda conducta en su totalidad, tanto consciente como inconsciente que responden a la lógica dialéctica. Freud además quita el tiempo para explicar el inconsciente. Por ello consciencia e inconsciencia son entonces cualidades de la conducta. Ésta es
una totalidad y no se puede trabajar con ella desde lo inconsciente solamente o desde la consciencia. ¿A que se llama o conoce como inconsciente? 1Si las conductas observables son desconocidas por el sujeto que las expresa; 2Llamamos inconsciente al significado de la conducta; 3La función o el sentido que tienen dicha conducta. La división de Miller: 1inanimado o subhumano; 2carente de mente; 3no mental; 4individuos o acciones indiscriminadas; 5respuestas condicionadas; 6Lo no sentido; 7lo no atendido; 8Lo olvidado o no recordado; 9Lo no aprendido innato; 10No reconocido; 11 involuntario; 12Ignorado; 13 incomunicable; 14lo reprimido y no esta bajo control; 15lo no informado. Consciencia. Siempre es consciencia de alguien. Refleja una situación y expresa la conducta del individuo. Nunca es un "simple reflejo de la realidad”. La consciencia de la realidad es el instrumento más poderoso que tienen los hombres para cambiar esa realidad.