2.3 Diferentes tipos de oración

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Diferentes tipos de oración ¿Sabía usted que existen diferentes tipos o clases de oración? El Antiguo y el Nuevo Testamento utilizan una variedad de palabras para referirse a la oración. Cada una de ellas transmite un matiz diferente al significado de la oración y nos ayuda a comprender un aspecto distinto de la misma. Estas palabras pueden agruparse bajo tres conceptos específicos, cada uno de los cuales es importante y debería formar parte de nuestra relación habitual con Dios. Cuando estaba escribiendo la epístola a los Filipenses, el apóstol Pablo había pasado varios años bajo arresto y en prisión. Primero fue arrestado en Jerusalén, más tarde transferido a la capital administrativa romana en Cesárea, luego llevado a Roma bajo la custodia de la guardia armada, y finalmente permaneció encadenado en una residencia romana. Durante este periodo problemático e incierto de su vida, tuvo oportunidades para mucha reflexión. Ciertamente, habría sido natural para Pablo ser abrumado con muchas preocupaciones y ansiedades en ese tiempo. Después de todo, no sabía lo que le deparaba el futuro. ¿Sería finalmente absuelto y liberado, sufriría un destierro prolongado en trabajos forzados o sería ejecutado como lo deseaban sus acusadores? ¡Pablo, no lo sabía! Recuerde que él no había leído el libro de los Hechos, como nosotros, sino más bien tuvo que pasar por sus pruebas de la misma manera que nosotros ¡un día a la vez! ¿Cómo lidió Pablo con el estrés y la incertidumbre de una situación como esta? La respuesta está en el consejo que dio en Filipenses 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Aquí el apóstol Pablo describe tres aspectos de nuestra comunión con Dios, los que, al ser puestos en práctica, remplazan nuestras preocupaciones y angustias por paz mental. Esos aspectos son los siguientes: ORACIÓN: Esto simplemente significa hablar a Dios. Se refiere a nuestro constante compañerismo/comunión con Él y a las peticiones que hacemos a Aquel que puede proveer para todas nuestras necesidades. En los salmos, David empleaba frecuentemente este término para describir las peticiones hechas a su Creador. Los discípulos de Cristo le pidieron que les enseñara a orar, así como Juan el Bautista había enseñado a sus discípulos. Jesús solía levantarse muy temprano e ir a un lugar privado para poder tener tiempo de estar en


en comunión con su Padre en el Cielo. Pablo amonestó a los cristianos a que fuesen perseverantes en la oración y orar en forma frecuente y continua. En nuestra oración debemos hablar con Dios y expresar las esperanzas, anhelos y deseos de nuestro corazón. RUEGO: Un término más profundo que el de la simple oración, se refiere a las peticiones o solicitudes específicas que expresamos de todo corazón. En la oración de dedicación registrada en 2 Crónicas 6, el rey Salomón pidió que Dios escuchara los ruegos de su pueblo en tiempos de adversidad o angustia. En Daniel 9 vemos que Daniel rogó por su nación, que se encontraba cautiva por sus pecados. El ruego de Daniel iba acompañado de una confesión de los pecados de la nación y una expresión de profundo arrepentimiento. En el Nuevo Testamento, el ruego se se menciona con frecuencia junto con la oración, señalando que no solo debemos hablar a Dios para expresar nuestra esperanzas y necesidades, sino también implorar y rogar por Su ayuda e intervención. Las súplicas se mencionan con frecuencia en el contexto de oraciones de intercesión en las cuales buscamos interceder ante Dios en favor de otros. El apóstol Pablo exhortó a los cristianos de Éfeso a que ofrecieran súplica continua en favor de otros (Efesios 6:18). El apóstol Santiago enseñó que los cristianos que sufren deben confesar sus necesidades a los demás hermanos quienes, a su vez, suplicarían a Dios a nombre del cristiano necesitado, pidiéndole ayuda y sanidad (Santiago 5:16). ACCIÓN DE GRACIAS: Este es un aspecto de la oración que con frecuencia se descuida. Indica la alabanza y agradecimiento que debemos expresar regularmente a Dios. La acción de gracias es una clave vital para la oración eficaz, ya que es el medio por el cual nuestros corazones y mentes se elevan de los pensamientos mundanos hacia la grandeza y bondad del gran Dios. En los salmos, a menudo se nos amonesta a presentarnos ante Dios con alabanza y gratitud. En el Nuevo Testamento aprendemos que Jesucristo acostumbraba a dar gracias antes de tomar alimentos. En Su última Pascua, Él dio gracias por el pan y el vino cuando los estableció como emblemas o símbolos


símbolos de su sacrificio. Es muy importante que reconozcamos regularmente a Dios como el dador y que le expresemos nuestra gratitud. Un espíritu de acción de gracias expresado periódicamente a Dios nos hace receptivos a la paz que solo puede venir de Él. Si solo nos enfocamos en los deseos y necesidades, y no aprendemos a expresar aprecio y alabanza a Aquel que está siempre allí para extender su amor y ayuda, nunca experimentaremos realmente los frutos espirituales del gozo y la paz. Fuente: Curso Bíblico, Lección 22, "Comprendiendo el poder de la oración".


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