El modelo de la oración en privado En Lucas 5, leemos acerca de las multitudes que se acercaban a Jesucristo. Venían a escuchar su mensaje y a ser sanados de sus enfermedades. Él fue compasivo y cariñoso, y pasó mucho tiempo con ellos. Pero en el versículo 16 leemos una declaración sencilla. Lucas escribió: "Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba". Tenga en cuenta los siguientes pasajes que registran la misma costumbre: Mateo 14:23 "Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo". Marcos 1:35 "Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba". Lucas 5:16 "Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba". Claramente, el ejemplo de Jesucristo nos enseña que nuestras conversaciones con Dios son más efectivas cuando se realizan en privado. ¿DEBEMOS ORAR EN PÚBLICO? Leemos que el ejemplo de Cristo nos enseña a orar en privado. Pero ¿hay un tiempo para la oración en público? ¿Cómo debemos enfocar la oración en público? Volviendo a las Escrituras, aprendemos que, en los días de Cristo, era habitual que las multitudes se reunieran fuera del templo y oraran públicamente a la escucha de otros. Leemos: "Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso". (Lucas 1:10). Esto nos recuerda a las escenas modernas en el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, con hombres y mujeres judíos que oran, algunos en voz baja y otros en voz alta. Sin embargo, al considerar cómo debemos comportarnos, ni las prácticas evangélicas modernas ni las tradiciones antiguas deben ser nuestra guía. El asunto principal para nosotros es la cuestión: "¿Cuál es la opinión de Dios sobre este tema?" Ya hemos estudiado algunos versículos que revelan la práctica de Jesucristo. Pero también tenemos algunas instrucciones claras. En Mateo 6, leemos lo siguiente: "Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público". (Mateo 6:5-6)