En el contexto de los numerosos desafíos que enfrentan los sistemas de educación pública a escala mundial, la creciente privatización y mercantilización representa uno de los mayores desafíos para la igualdad en el acceso a una educación de calidad. Los países de América Central representan un caso singular por cuanto el camino hacia la adopción de políticas de privatización educativa se ha dado fundamentalmente, aunque de modo no exclusivo, a través de la llamada ‘vía del desastre’ (Saltman, 2015; Verger, Fontdevila & Zancajo, 2016). En este sentido, las situaciones de emergencia humanitaria y social, resultantes tanto de desastres naturales como de conflictos armados acaecidos en la región a partir de finales de la década de 1980, constituyeron un terreno fértil para la adopción de reformas educativas drásticas que en situación de normalidad encontrarían más dificultades para prosperar.