Este libro rastrea en los textos la visión platónica
del arte: el arte es un juego, como todo es juego, incluso
la vida, y hasta el universo mismo es un objeto
de arte creado por un artista y artesano divino. Pero
es un juego del cual no podemos prescindir, aunque el
arte no refleja la Belleza absoluta sino las bellezas sensibles
atrapadas en el flujo del devenir. Platón, gran
artista y aprendiz de pintor en su juventud, nunca
pudo resolver la antinomia entre su vocación plástica
y las exigencias de su pensamiento teórico.