INTRODUCCIÓN En todo viaje hay un devenir, en todo devenir hay un transito y en todo transito existe la transmutación de lo vivido. Friederch Nietzsche
Con la lectura de este trabajo, se pretende entregar en las manos del Iniciado una Luz que indique medianamente el sendero apropiado para lograr el grado de Compañero. No pretende en ningún momento ser un manual normativo de lo etéreo y espiritual que encierra el pensamiento, sobre las virtudes de un buen discípulo. Por el contrario, muestra los usos de esas virtudes en un Compañero y cómo emplearlas para que, al sentirlas, dejen el rastro de tan hermosa virtud y la huella indeleble de un sentimiento que debe acompañar a quien ha de ser un buen Compañero. Digamos que el compañero es quien de alguna forma nos ayuda en el sentimiento de soledad que en muchas ocasiones, a lo largo de la vida, se apodera de cada uno de nosotros, y partiendo de allí, podremos entender como se puede ser buen compañero, aún manteniendo “la compañía” de la soledad, hasta llegar a comprender que en el camino de la vida el mejor compañero vive consigo en el mítico castillo de la soledad, porque es allí, donde en el éxtasis del pensamiento, reencontramos el valor propio con la práctica meditativa. Un buen Compañero se hace fabricando en nuestro interior las cualidades de servicio para con nuestros Hermanos, practicando el orgullo del ser, con la humildad sin servilismo y la pasión de vivir con el engrandecimiento de sentirnos útiles al prójimo, en un constante devenir que busca la perfección del Ser Humano.