Reflexiones de un cristiano sobre la Franc-Masonería Denys Roman
CONTRAPORTADA “¿La Masonería en sí misma, tiene un origen único, o, más bien, ha recogido de la Edad Media, la herencia de múltiples organizaciones anteriores?” Esta indicación de René Guénon, funda el tema central de la Obra de Denys Roman: sean pitagóricos, templarios y rosacrucienses, hebraicos, herméticos, caballerescos o sacerdotales, los diversos elementos de esta “herencia”, “acumulados” a lo largo de los tiempos en el Arca masónica, en forma de depósitos, de todo aquello que ha habido verdaderamente iniciático en el mundo occidental, constituyen los “gérmenes” para el ciclo venidero, que conviene conservar con máxima cuidado. Pero son igualmente otras tantas Tierras Santas, que el hombre cualificado puede ya conquistar a lo largo de su colecta iniciática. Entre estos depósitos, el de una notable parte del esoterismo cristiano -del que, según la Escritura, San Juan Evangelista es el Rector inmortal-, ilustra por excelencia los privilegiados “destinos” de la Orden, que ostenta su depósito y custodia. Denys Roman (1901-1986), corresponsal de René Guénon, colaborador de la revista Estudios Tradicionales, entre 1950 y 1986, fue uno de los tres primeros iniciados de la Logia “La Gran Tríada”. Manifestará, tanto en su acción como en su Obra, una adhesión incondicional a la enseñanza de René Guénon. Autor de numerosos escritos, reunió los más significativos según su propósito, en la Obra aparecida en 1982 sobre René Guénon y los Destinos de la FrancMasonería, que acaba de ser reeditada, y en la mayor parte de este Libro póstumo, que viene a constituir su continuación.