La gallina Marcelina
Erase una vez el cuento de la gallina Marcelina, que era una astuta gallina. Todas las mañanas salía muy temprano a dar un paseo acompañada de sus polluelos. Iba cantando esta canción:
Clo, clo, clo, cantemos a la vida, clo, clo, clo, cantemos a la aurora, clo, clo, clo, yo soy una gallina, clo, clo, clo, con pico de oradora. Clo, clo, clo, clo, clo, clo. Cantemos hijos míos, pío, pío, pío.
No le temáis al frío, pío, pío, pío. Yo soy una gallina de mucha tradición pues era de mi abuela el huevo de Colón. Chimpón.
Una mañana que iba Marcelina con sus polluelos, se encontró en el campo una espiga de trigo: -Oh, qué hermosa espiga de trigo. La llevaremos al molino para sacar harina y hacer un buen pan. Dicho y hecho. Y se llegó a casa de su vecino el perro y le preguntó: -¿Quieres venir con nosotros al molino para moler esta espiga de trigo que me he encontrado y obtener un buen pan?
-Guau, guau. No, que estoy muy cansado. Y fue entonces a casa de su vecina la gata: -¿Quieres venir con nosotros al molino para moler esta espiga de trigo que me he encontrado y obtener un buen pan? -Miau, miau. ¡Ay, con la mañanita de frío que hace, yo no voy!
Marcelina se fue con sus polluelos al molino y cuando molieron el trigo y sacaron la harina, fue de nuevo a casa de sus vecinos: -Vecino perro, ¿quieres venir con nosotros para amasar esta harina y hacer un buen pan? -Guau, guau, guau. Que no y que no, que como mi padre trabajó tanto, yo nací cansado. Marcelina fue a casa de su vecina la gata: -Vecina gata, ¿quieres venir con nosotros para amasar esta harina y hacer un buen pan? -Miau, miau. Estoy muy cansada.
Marcelina se marchó con sus polluelos y fue al horno para amasar y cocer el pan. Cuando lo tuvo hecho, fue de nuevo a casa de sus vecinos. -¿Queréis comer de este buen pan? -Oh, claro que sí, buena amigo, claro que sí. -Pues no, no y no. Este pan nos lo comeremos mis polluelos y yo. Y Marcelina se fue cantando con sus polluelos.
ยกY ahora a dibujar!