EL GRAU
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EL GRAU En un pueblo del prepirineo catalán se localiza una casa con personalidad “El Grau”, escondida entre montañas aguardaba impaciente la llegada de un grupo de jóvenes inquietos que venían de tierras lejanas dispuestos a pasar cinco intensos días llenos de buenos momentos, aventuras, y grandes ideas que proyectar en un futuro próximo. Esta experiencia servirá como complemento a sus estudios académicos, aportandoles un paréntesis para que desarrollen en otro ambiente su creatividad. Para esto la casa les tenía preparado un sin fín de experiencias y nuevas sensaciones con las que interactuar, llevándolo al campo del diseño gráfico.
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Quedando plasmado en un block de esbozo todo aquello que levante la pasión de estos jóvenes durante su estancia, por ejemplo los reportajes fotográficos del entorno, las instantáneas ilustradas y los cadaveres esquisitos, todo con el material que tenian a su disposición. Durante la realización de estas dinámicas se fomentó el trabajo en equipo, el valor de las ideas de cada uno y sobretodo el poder contrastar los diferentes puntos de vista.
DÍA UNO
RECONOCIMIENTO DEL ENTORNO. Este curioso grupo salió de Soria antes de que abrieran las calles y se dispusieron con ganas e ilusión a emprender el largo viaje. A medida que se acercaban a su destino, los ojos de todos empezaron a abrirse y a brillar por los maravillosos paisajes que ofrecía el Pirineo catalán. A su llegada a la casa les recibieron un gran número de enormes vacas, algunas miraban curiosas, las más seguían con sus intensos quehaceres en la pradera, que vida más buena pensaron la mayoría de muchachos; además de perros, curiosos gatos e inquietas cabras que se movían con libertad por la finca. Todos rebosaban energía y ganas de ver todo lo que la casa y el entorno escondía, y a medida que más veían más se enamoraban de aquello: el comedero, el salón de juegos, la barbacoa, los dormitorios, etc... Después de un primer vistazo a todo, tocaba organizarse y bajar al pueblo para comprar material de supervivencia para los cinco días que iban a pasar, ¡menuda odisea! era más difícil eso que organizar una boda gitana.
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Aun así sobrevivieron y llegaron de nuevo a la casa. Todo en silencio, el único sonido se regía al ritmo de los cencerros de las vacas y las cabras. El entusiasmo de aquellos muchachos se vió un poco ensombrecido por los nubarrones que se aproximaban y enseguida entendieron que las vacas no iban a ser las únicas que les recibieran, también lo quería hacer la lluvia. Y les acompañó durante gran parte del día. A pesar de ello encontraron entretenimiento en el salón de juegos con billar, futbolín y ping pong, o en la gran variedad de juegos de mesa que había. El calor de la chimenea creaba un ambiente muy familiar y juntos compartieron sus experiencias e inquietudes, dándoles la oportunidad de compartir momentos de convivencia que en ningún otro entorno podría realizarse. Lo único que quedaba a partir de entonces era descansar y esperar que al día siguiente les recibiera el sol... y las vacas, como no.
DÍA DOS
3ª EDAD POST-DEPORTE El segundo día amaneció caluroso, los doce jóvenes se levantaron y salieron fuera un rato a disfrutar del paisaje que les daba los buenos días.
co, se le pasaron más de dos horas realizando diferentes deportes y actividades motrices, desfogándose y recuperando años de juventud.
La buena temperatura animó a los chicos a realizar una barbacoa al aire libre, para ello, éstos se dispusieron a ultimar los preparativos, recopilar leña, poner la mesa y facilitar en todo lo posible la labor del chef Pedri, haciendo una vez más un trabajo en equipo para obtener unos resultados más que buenos.
Después de cenar y ducharse, vino el jeriátrico, dos esguinces de tobillo, otro más en el dedo anula, y las más molestas infiltradas en el Grau, ¡Las Agujetas!
Lo bueno tarda dijo uno, y como buena que nos supo la comida, llegó bastante entradas ya las 4 p.m. Después de la sobremesa se propuso un sin fín de actividades para realizar durante la tarde, decidieron que lo mejor para desconectar y despejar la mente un poco; lo mejor sería realizar un poco de deporte, ¡Partidazo! Haciendo deportes en el amplio espacio natural que tenian a su alrededor, atractivo, sin contaminación acústica y úni-
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Fue una velada light, debatieron temas de todos los colores y sabores, hecharon un par de partidillas de Cranium y Trivial, pero la dinámica que más les hizo reir fue una dinamica de conocimiento hacia cada miembro del grupo enfiocándolo desde el punto de vista y entorno que les concierne, la Escuela y más concretamente el Diseño Gráfico. Así, gozaron de unas horas productivas realizando diferentes teorías acerca de qué campo del diseño les gustaba más a cada uno, intentaron captar y caricaturizar la situación mediante bocetos y dibujos en el Block.
DÍA TRES
SENDERISMO HACIA EL PASADO. Llegó el tercer día e inesperadamente llegó el sol, estos jóvenes tenían que aprovecharlo. Era el día de salir a investigar, de descubrir lugares insospechados de la zona. Hicieron unos bocadillos, cogieron las mochilas y por su puesto el cuaderno y una cámara. No sabían qué iban a encontrarse, aparentemente nada, pero comenzaron a andar entre los senderos y poco a poco iban descubriendo nuevos elementos naturales muy interesantes. En primer lugar zonas con agua, ingenuos de ellos pensaron que eran charcos de la lluvia, no tenían ni idea de lo que les esperaba. Un par de pasos más, y el agua les rodeaba. Empezaron a pensar qué pasaba, los surcos del suelo no eran normales, no podían haberse generado en una noche, ni en dos, ni en un mes, pero ahí se quedó. Siguiendo el sendero marcado por los animales que habitan la casa a la vez que ellos, fueron descubriendo surcos que a simple vista eran como los anteriores
pero continuos. Estos aventureros se fueron alejando de la vía trashumante marcada y decidieron seguir el río que sonaba por debajo de ellos, que sorpresa, de repente se vieron envueltos en mucha agua, pero no de cualquier manera, sino que les caía de arriba en pequeñas cantidades, pensaron en la lluvia, una simbólica cascada les sedujo en aquel momento. Aquí no podía acabar su ruta, continuaron y fueron descubriendo grandes rápidos y descensos sobre los que no pudieron evitar la tentación de sumergir sus pies a pesar de ser conscientes de la temperatura. !Qué sensación¡ Decidieron seguir el curso del agua y dieron con un lugar mágico, cargado de historia y de experiencias quizá no tan buenas como las suyas. Descubrieron una construcción de piedra entre tanta naturaleza, doble piso, machacado por otras visitas, pero mágico. Pertenecía a familias que buscaban un lugar en el
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que esconderse durante la guerra civil, disponían de un horno en el cual supusieron que harían el pan de cada día. Si estos muchachos hubieran vivido en aquella época seguro que este sitio sería un lugar idílico para refugiarse puesto que a pesar de saber todo lo que pasaba a su alrededor, saldrían de esa chabola y respirarían la paz de este lugar, el sonido del agua, de los pájaros… que tranquilidad. Boquiabiertos se hallaban. Al esconderse el sol decidieron regresar a la casa, por el camino reflexionaron sobre lo que habían descubierto y establecieron un paralelismo entre la ruta y el diseño. Muchas veces ven un diseño y les encanta, pero más les apasiona y lo valoran cuando investigan y reflexionan acerca de ello. Descubren el mensaje, idea o concepto que llevan detrás. El cuaderno de viaje que plantearon, debía hablar sobre lo que a simple vista no podía apreciarse de este entorno.
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DÍA CUATRO
Amanecer rojizo en la mente Por Alejandro Paniagua Zendón
Alza el gallo su canto al cielo, mientras las cabras dan los primeros mordiscos a la verde y fresca hierba aderezada con el rocío de la mañana. Las vacas se mantienen al fondo, suspendidas, como si de un grupo de nubes veraniegas se tratara. Poco a poco, doce cuerpos se reunen alrededor de una vieja mesa de madera que aun recuerda cuando era parte de ese inmenso bosque que ahora los ojos de los doce observan. Doce cuerpos, no así doce mentes. Alguna aun se encuentra en el piso de arriba, en una extraña duermevela que nunca acaba. Primero una palabra, luego otra. Dos miradas se cruzan, y entonces se inicia una discusión.
El tiempo oscila, se columpia entre dimes y diretes, y Cronos acaba pidiendonos cuentas pendientes segun el cielo oscurece y se ilumina la chimenea. Las doce mentes sólo han sacado algo en claro, cada cual tiene su opinión igual de válida que las otras, aunque algunas se empeñen en que no es así. Los doce cuerpos sólo acumulan cansancio, uno a uno, se van retirando hasta el nuevo amanecer. Al final del día, los doce cuerpos flotan, allí donde sólo la imaginación puede llegar.
“El diseño y las nuevas tecnologías”. El trabajo manual contra el digital.
Sólo flotamos.
Las herramientas de nuestros abuelos o las de nuestros nietos.
Flotamos.
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DÍA CINCO
DISEÑO EXCLUSIVO. La casa y sus alrededores les hacían desconectar por completo del estrés y las preocupaciones, pero por otro lado no podían evitar imaginar las mil posibilidades que ofrecía una tierra tan virgen, posibilidades de cara a su profesión: el diseño gráfico, enfocado en este caso, por ejemplo, a la señalética. Una zona tan perdida necesitaba ser descubierta al mundo, unas cascadas como esas debían explotarse de alguna forma con actividades de barranquismo o rafting, y poder sacar aún más rentabilidad al terreno… ¡Había tantas cosas que hacer! Todo esto comentaban los estudiantes, y al terminar las jornadas, a modo de mesa redonda (en realidad era cuadrada), exponían sus ideas. Pese a encontrarse en un medio tan rural, no podían dejar de lado esos ojos con los que únicamente saben mirar los diseñadores. Y en el último momento, antes de reflejar sus propuestas sobre el papel, se dieron cuenta de por qué estaban ahí.
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Reflexionar, pensar, mirar, valorar lo que el diseño gráfico les ofrecía, y lo que no. Ese lugar debía permanecer así, intacto, impoluto, puro. Era una manera de recapacitar sobre qué es el diseño y para qué sirve: El diseño siempre sirgue a la función. Y la función de esa casa, de esos paisajes, de cada uno de los animales que vivían a su alrededor, era poder desconectar de un mundo frívolo, turbio, mediático y frenético, y sustituirlo por la calidez, la claridad, la intimidad y la tranquilidad que ofrecía cada rincón de la masía y el paraje. Ofrecer a todo el mundo esa exclusividad mediante medios gráficos, u ofertar actividades con ánimo de lucro, romperían de forma clara esa función y por ello decidieron hacer ejercicios de creatividad y desarrollar los contenidos del viaje a través del dibujo y la fotografía.
El 5º día en la casa fue una despedida por parte de los chicos hacia un entorno que les había envuelto de una manera muy especial. Sólo un paraje así podía hacerles sentir la misma nostalgia que se siente al percibir el aroma del hogar, al partir de la propia tierra a otro lugar... Y así, plantearon una jornada divertida y llena de actividades para llenar sus mentes con algo que no fuese el inminente regreso a Soria. Por la mañana hicieron una ruta diferente a la de los demás días intentando encontrar más cascadas, y por la tarde organizaron una Gymkana muy divertida. Participaron por equipos de dos en distintas modalidades: relevos con equilibrio de pelota de ping-pong sobre cuchara en la boca, concurso de saltos desde columpios, campeonato de billar y futbolín… Todo terminó con una intensa partida de póker y antes de dormir pudieron volver a ser partícipes de lo que la naturaleza les aguardaba: una pequeña aventura con mucho suspense.
Sara y Bea escucharon desde la habitación a los perros ladrando de una forma extraña. Estaban muy alterados y al comprobar que nada les calmaba, decidieron avisar a los que aún quedaban en el salón para bajar y salir de dudas. Ante las historias de miedo que ambientaron la situación, unos pocos se atrevieron a salir y comprobar que no era ningún asesino quien les hacía ladrar, si no un pequeño erizo con el que probablemente, se habían arañado. Entre todos lo cogieron y lo llevaron al patio de la casa donde con luz pudieron observar la compleja anatomía del animal, que parecía un ser inanimado al estar completamente rodeado de púas, sin distinguirse su cara ni prácticamente sus patas. Esa fue la última enseñanza que se llevaron de una experiencia única, junto con el trabajo en equipo del día siguiente para dejar en perfectas condiciones toda la casa.
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Para terminar con el empape cultural de la ruta rural tuvieron en el viaje de vuelta un pequeño espacio para admirar el macizo de Monserrat, que brindaba un espectacular paisaje para dejarles ese último gran sabor de boca y volver a Soria con las pilas cargadas. UN ¿FINAL? Hay quien puede pensar que una aventura así no podría tener nada que ver con un viaje de estudios, sin embargo factores tan importantes como el compañerismo, saber llegar a conclusiones que aparentemente no tienen nada que ver con ciertos temas, y encontrar conceptos diferentes para relacionarlos con valores de interés, son ejercicios íntimamente ligados con el ejercicio de diseño. El trabajo en equipo, además, fue sin duda uno de los logros que se desarrollaron con mayor éxito pese a la aparente dificultad que siempre presenta este tipo de enfoques. Fue una experiencia gratificante para todos, y por ello agradecieron enormemente la ayuda de la Escuela de Artes de Soria por ayudarles a llevar a cabo su Viaje de Estudios.
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