Medio: Las Provincias.es Fecha: 18/09/2011 Tema: EFPA España Link: http://www.lasprovincias.es/v/20110918/dinero/preguntas‐clave‐hacen‐inversores‐20110918.html
Las 10 preguntas clave que hacen los inversores ¿Sirve de algo la actuación de los bancos centrales? ¿Qué pasará cuando quiebre Grecia? ¿Qué marcará el cambio de tendencia?... Son algunas de ellas La realidad de las bolsas es desconcertante. Simples rumores las hunden y las meras declaraciones de intenciones de los políticos hacen que suban como la espuma. Si bien es la acción, como la de los bancos centrales del pasado jueves, la que más efecto surte. En este contexto, el pequeño inversor corre el riesgo de convertirse en una simple marioneta, unas veces del pánico vendedor y, otras, de la euforia compradora sin sentido. En esta situación, es lógico que los inversores estén inquietos, duden sobre cómo actuar y se planteen numerosas preguntas. Los analistas responden a las diez cuestiones clave. ¿Qué significa que los bancos centrales hayan unido fuerzas? Joaquín, Maudos, profesor del IVIE, cree que la determinación ayuda a solucionar los problemas puntuales de liquidez que se habían detectado en algunos bancos, sobre todo en los que dependen mucho de la financiación en dólares, como los galos. Pero no resuelve los problemas de solvencia ligados a la crisis de Grecia. De esta forma, cualquier mala noticia podría provocar otro episodio de pánico. ¿Cómo afectará una quiebra ordenada de Grecia? Éste es el escenario más deseable. Pero ello no evitará, a juicio de muchos analistas, que se produzcan momentos de tensión cuando se conozca la noticia, con las primas de riesgo disparándose 100 puntos, según Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada. El euro, según Miguel Ángel Rodríguez, de XTB, podría bajar hasta los 1,20 ó 1,25 dólares. Y esa tensión se trasladará a las bolsas, sobre todo si
no hay diseñado un plan para recapitalizar a la banca. «Las bolsas no se librarán de un primer impacto negativo, pero no tan grave como el que siguió a la quiebra de Lehman», dice Alfonso de Gregorio, de Gesconsult, aunque sólo sea porque la caída de Grecia -a diferencia de la de Lehman- no pillará por sorpresa. Pero si la quiebra es desordenada, Rodríguez cree que el interés de la deuda española e italiana a diez años podría variar hasta el 10%, y el euro, caer hasta los 1,10 dólares. El desastre sería similar en Bolsa. ¿Hasta dónde caerá la Bolsa? El nivel más repetido es el mínimo marcado en 2009 en el entorno de los 6.800 puntos. Félix López, de Atlas Capital, cree que se podría ver un Ibex en los 6.500 con una crisis financiera. En el peor de los escenarios, Rodríguez dice que podría bajar hasta los 5.500. Para Alejandro Inurrieta, del IEB, el suelo del Ibex en un contexto de recesión está entre los 5.500 y los 6.000. Y RoseMarie Boudeguer, de Consulnor, introduce en la ecuación otro riesgo al que se enfrenta la Bolsa; una agenda política cargada en las próximas semanas, lo que inyectará una dosis extra de nerviosismo. Así, cree que se pueden marcar nuevos mínimos un 5% o un 10% por debajo. ¿Qué valores pueden caer más? Los analistas coinciden al señalar al sector financiero. «Aunque los bancos han caído bastante, el potencial bajista es enorme», afirma López. Boudeguer añade que los sectores más afectados por una posible recesión son los cíclicos, como el industrial o el consumo. Además de las compañías ligadas al sector de las materias primas, como añade Ángel Olea, de Abante. ¿Hay que salirse de la Bolsa? Olea cree que no, «aunque hay que sentirse cómodo con el grado de exposición que el inversor tenga en renta variable». Mientras que Santiago Pons, asociado de EFPA España, subraya la negativa «si no hay necesidad de liquidez a corto plazo. El que venda ahora no comprará si el mercado cae otro 10%». Sin embargo, otros expertos aconsejan vender en los rebotes. Inurrieta añade que «nosotros recomendamos salirse de Bolsa, tanto en inversión directa como colectiva, incluyendo fondos de pensiones. Sólo liquidez, materias primas y oro son recomendables en un horizonte no inferior a un año». ¿Hay que aprovechar el bajo precio de algunas acciones? De Gregorio cree que ésta puede ser una oportunidad de inversión. Argumenta que el Ibex cotiza a un per (relación entre precio y beneficio) de siete veces y que incluso si los beneficios cayeran un 30%, las acciones cotizarían a unos precios por debajo de su media histórica. «Si creemos que EE UU y Europa van a evitar la recesión y que la crisis de deuda europea se solventará sin quiebra del euro ni desplome de Grecia, hay valores que están baratos», apunta Boudeguer. El inversor optimista, pues, puede pensar que es un buen momento para hacer compras selectivas, pero siempre, como dice Boudeguer, con una visión de medio plazo; el sentimiento inversor puede empeorar y llevar a las bolsas a niveles más bajos. Quien no lo vea tan claro o tenga más aversión al riesgo se puede guiar del consejo de Inurrieta, quien dice que «el riesgo que supone entrar ahora en Bolsa no compensa la posibilidad de que algunas empresas puedan estar baratas sobre libros. Las malas expectativas hacen que no sea recomendable comprar ya». ¿Qué señal marcará un cambio de tendencia? Según Olea, la estabilización del precio de los bancos. López sigue dos indicadores: la volatilidad de los mercados o los diferenciales de crédito, ya que para que se sustente la recuperación ambos tienen que mejorar sus niveles. También debe bajar la presión alcista en el yen y en el franco suizo. Para Inurrieta, la señal sería un acuerdo global para una quita ordenada de deuda internacional. Y Boudeguer añade que es necesario ver que el deterioro del consumo, empleo, industria e ingresos empresariales toca fondo. ¿Qué hacer con los bonos? Rodríguez cree que hay que estar fuera de la deuda pública, incluso de la española y de la italiana, aunque a largo plazo resulten atractivas. El único bono que aconseja es el americano, sobre todo porque cree que el dólar debería apreciarse. Boudeguer opina que, como tanto los bonos americanos como los alemanes están caros, es interesante completarlos con exposición a la deuda de algunos países periféricos, evitando los que están en circunstancias extremas y eligiendo plazos cortos. La deuda de algunas autonomías puede ser atractiva, pero hay que vigilar la liquidez, al igual que en los bonos privados. ¿Cuál es el mejor activo para refugiar el dinero? Pons alerta de que hay que tener mucho cuidado con los refugios. «El que compró hace unos días francos suizos ha perdido cerca de un 10% de su valor en euros», recuerda. «Verdaderos refugios quedan pocos. La deuda pública de Noruega cubriendo la divisa es uno», afirma. Para Ángel Olea, a corto plazo, el mejor refugio es el dólar, porque tanto el oro como los bonos alemán y estadounidense ya han corrido mucho. Félix López sugiere otras ideas, como los fondos monetarios y los depósitos, aunque avisa que son la peor inversión para el mañana. ¿Qué es lo que se debe pedir a los gestores? El gestor de un patrimonio no es un simple prescriptor de productos financieros. La relación con el cliente no puede limitarse a aceptar o rechazar sus propuestas de inversión. Ha de ser más fluida, especialmente en los momentos de zozobra e incertidumbre como los que acabamos de vivir. Al gestor hay que exigirle que en los momentos de mayor confusión se ofrezca y esté al alcance del ahorrador para responder a todas sus dudas o para transmitirle que no está sólo en su desdicha. No es de recibo que, en medio de la crisis de agosto, muchos gestores permanecieran en sus lugares de vacaciones sin incorporarse a sus puestos y ponerse al servicio de sus clientes. Da igual que no hubieran recibido ninguna llamada. Lo vivido en agosto fue de un riesgo extraordinario y un buen gestor debió contactar con su cliente para ponerse a su servicio, tratarle de tranquilizar y estar dispuesto a actuar a la vista de la situación.