Hacia un nuevo concepto de sinergia en la empresa de hoy

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Hacia un nuevo concepto de sinergia en la empresa de hoy "Uno es libre de hacer lo que quiera. Es cierto, pero no todo conviene. Sí, uno es libre de hacer lo que quiera, pero no todo ayuda al crecimiento del espíritu. No hay que buscar el bien de uno mismo, sino el bien de los demás". (I Corintios 10, 23-24). "Virtudes pequeñas. No te preocupes si no tienes grandes virtudes. Dios creó un millón de hojas de hierba por cada árbol. La tierra no está alfombrada con bosques, sino con hierbas. Ten suficientes virtudes pequeñas y lealtades comunes, y no lamentarás no ser ni héroe, ni santo". Henry Ward Beecher


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Nadie discute hoy que todo ser humano es emisor y receptor de ideas y que una discusión productiva enfrenta mi opinión a la del otro para concluir en la correcta. De los textos que sirven de epígrafes y entre ellos uno de la Biblia, porque es un texto básico de la civilización occidental, nos quedan tres ideas claves que son presupuestos o condiciones para ser líder: La libertad, la responsabilidad y las virtudes o valores. Y, dentro de éstos, la solidaridad. Sin ésta no puede existir sinergia, palabra con la cual los griegos designaron la cooperación. Tres son las significaciones que se dan a la palabra: 1. Conjunto de órganos que actúan conjuntamente para el cumplimiento de una función. 2. Incremento de la acción de sustancias que actúan en forma conjunta. 3. Parásitos que conviven en unión. Para el caso que nos ocupa debemos, haciendo uso del sentido figurado, entender sinergia como la acción conjunta y permanente de los miembros de un equipo que buscan crecer como personas, servir a los demás seres humanos de la mejor manera e incrementar la riqueza personal y colectiva. De acuerdo con lo anterior el nuevo liderazgo ha de entenderse como un proceso de formación de un grupo o grupos que tienen conciencia de un horizonte porque su visión es clara y donde los miembros actúan por voluntad propia, es decir, sin estar sometidos a medios coercitivos. Y como característica fundamental de la sinergia del grupo líder sus miembros deben actuar como dinamizadores o mediadores del compromiso de la organización para hacer realidad la visión. Y todo esto con una alta dosis de motivación de quienes tienen la tarea de administrar. Atrás han quedado los tiempos del líder brillante, decidido y que sabe arrastrar a la gente según los designios de su pensamiento. Este es el perfil del caudillo y la sociedad que se deje dirigir por este tipo de líderes está más cerca del fascismo que de la democracia. Hoy se discute mucho si es conveniente realizar obras en grupos o en equipos de trabajo. Si es mejor dejar plena autonomía a sus integrantes o nombrarles un líder que los dirija. (Preferible que el mismo grupo lo designe o elija). Kurt Levin (ver http://www.studymode.com/essays/What-Workplace-EducationalPrograms-Need-To-467274.html) demostró con algunos experimentos que realizó con amas de casa a quienes invitó para que aprendieran las dietas alimenticias familiares más convenientes a los suyos y Carl Roger con sus experiencias en los "encounter groups", que los grupos no dirigidos funcionan con mayor dinamismo que los dirigidos.


3 Cuando ampliamos el compás y miramos hacia la cultura empresarial podemos soslayar la importancia de la sinergia para dar solidez a su estructura. Es propio de las organizaciones albergar dentro de sí armonías, heterogeneidades y contradicciones. Pero en ellas, por la naturaleza de su definición y fines, por la realidad cambiante y efímera en que se desenvuelven, les cabe la máxima de buscar y mantener la "unidad dentro de la diversidad" si desean mantenerse con vigencia en este mundo globalizado que avanza a velocidades nunca imaginadas. Pero la llamada cultura corporativa, la sinergia institucional, no se puede alcanzar si los miembros de la organización no tienen sentido de pertenencia, compromiso y vocación. Si no existen acuerdos, reglas de juego claras, diálogo permanente para intercambiar conocimientos e intereses, valores humanos compartidos, vocación de servicio, y sobre todo, si no existe la coherencia y apoyo institucional. Parte de la incomunicación y tensiones que llevan a las organizaciones a posiciones de alto riesgo, no está en la crisis de los paradigmas, ni en los deterioros administrativos, financieros y políticos, sino precisamente en que esa familia empresarial no representa los intereses de los individuos y ninguno de ellos quiere encarnar la visión de la entidad. Es necesario crear la coherencia institucional, con el apoyo a la formación de comunidad y la investigación académica y científica, propiciar el surgimiento de los grupos líderes en humanización, ciencia y tecnología antes que aquellos de poder. Es indispensable que se forme el concepto de familia y esa familia empresarial acuñe sus lemas, reorganice la empresa si se quiere, pero para asegurar un futuro promisorio hay que tener compromiso con el hombre, con la calidad, y en general, con la institución, desde los ejecutivos de la alta dirección hasta los colaboradores de servicios generales y oficios más prosaicos.


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La vocación de la nueva empresa es una vocación de humanidad y racionalidad, una vocación por el "atreverse a cambiar", una vocación de servicio constante y permanente, una vocación de cultores y defensores de la vida, una vocación de protectores del medio ambiente, una vocación de respeto y solidaridad que haga de la organización una verdadera forjadora del espíritu de la nación y de la humanidad, es la vocación más alta a la cual pueda aspirar la creación humana. Hoy se necesita un nuevo paradigma de empresa que no se ampare tanto en lo legal, si no que sean conscientes sus directivos de que no siempre lo legal es justo. Muchas normas se olvidan del bien común e imponen condiciones que fomentan la explotación. La empresa y la escuela deben fomentar la convivencia pacífica, la lealtad y la justicia. Terminada la formación académica el lugar más propicio para el aprendizaje del ser humano es el ambiente del trabajo. Lamentablemente muchas empresas no creen en las bondades de la capacitación. En las que saben el valor del conocimiento y su permanente actualización se ven mejores resultados humanos y económicos Allí la motivación incentiva la fuerza de la voluntad, y el deseo de aprender y de servir eleva la productividad. Al obtener mejores guarismos en los balances se puede optimizar el nivel de vida de directivos y subalternos. Y por extensión lógica y social, a sus familias. Pero donde esto no sucede las nubes de dudas se muestran como amenazantes lluvias que pueden llevar en su avalancha todos los sueños y esfuerzos. En este tipo de empresas el ambiente laboral es tan denso que nadie se atreve a quitarse la máscara porque sin ella le queda difícil respirar esa pesadez. Con dureza pueden sonar estas palabras pero describen esa realidad. Allí el chisme es una estrategia y la calumnia una filosofía. Todos viven en un tinglado donde las golpizas a cualquier momento se sienten en las palabras que rozan el aire. La comunicación asertiva desaparece y únicamente las tergiversaciones de la verdad se imponen. Directivos y mandos medios sólo se atreven a decir a manera de llamado general: No se puede vivir la esquizofrenia de odiar la organización y vivir de ella. Es que la falta de educación y crecimiento ético no permite el enfrentamiento de las ideas como corresponde a las organizaciones democráticas. Otra cosa es debatir, criticar pensando en elevar las almas y la calidad de de los productos. Sólo con la opinión libre y sincera de todos los integrantes de la organización se puede asegurar el bienestar de todas las familias que dependen de la empresa. La responsabilidad solidaria y la función social de la empresa deben figurar en los tableros de prioridad de las organizaciones con ánimo de lucro. Democracia y participación generan el


5 compromiso y la lealtad con la empresa. Al compromiso debe acompañar la responsabilidad individual sin la cual nunca existirá la colectiva. Pero la lealtad no puede brotar de un clima laboral que agobie y frustre. Valorar el recurso humano como el más importante impone la demostración a través del reglamento de trabajo interno, los horarios flexibles y la calidad de vida que los salarios permitan. Sin esos ingredientes la mezcla que resulta es peligrosa para la misma salud de la organización y de la comunidad donde la empresa se halle. Pero la realidad que se ve indica que el capitalismo es enemigo de la democracia porque el dinero se impone sobre el valor del ser humano. Las baratijas importan más que la risa de los niños y el tedio es habitante más solícito que la afabilidad y la lealtad. La seguridad social y la salud no son prioridades del gran capital y así lo afirma el gobierno que lo representa. En consecuencia, y a manera de apretada síntesis, es importante que el buen líder conozca la dinámica de los grupos o equipos de trabajo. Cada día prevalece más el concepto horizontal de la autoridad que el anacrónico de la verticalidad. Cada día los seres humanos están más convencidos de su autonomía y desean actuar conforme a esta convicción. Para cumplir con esta ardua tarea es indispensable que el buen líder sea capaz de combinar las cualidades personales con los valores sociales a los que todos aspiran y en esa mezcla no puede faltar lo que hace que la alegría salte a los ojos y es una gran dosis de espontaneidad y sinceridad. (Este es un fragmento de lo que será Sinergia y Liderazgo, en su segunda edición que estoy revisando. Efraín Gutiérrez Zambrano)


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Aforismos y sentencias de EfraĂ­n GutiĂŠrrez Zambrano Hacernos a un lado para evadir la responsabilidad que nos hermana en el deber de mejorar y preservar el mundo es el mayor delito que un hombre pueda cometer a la luz de su propia consciencia


7 El absurdo no está en la realidad que nos interroga sino en la mente humana que no acepta que hay preguntas que no tienen respuesta. La ciencia no es infalible e infinita. Sólo quien acepta a Dios sin exigir pruebas de su existencia hace que su fe lo lleve al infinito, a la eternidad y a compartir su gloria La mujer más que salir de la costilla de Adán emergió de su sueño de amor Algunos con un arma en las manos se sienten más hombres, pero las armas no tienen otro objeto que destruir a los hombres El verdadero sabio no se asombra de la ignorancia ajena sino que ayuda a combatirla con su comprensión y consejo Hay silencios que nos matan o nos hacen cómplices de los violentos y por tanto exigen que los rompamos El temor es como la infección que si se deja crecer acabará con la salud de todo el cuerpo Para enseñar buenas acciones es mejor apelar a los buenos modelos que a las más precisas reglas Más enseña la experiencia propia que el consejo del sabio La fe es virtud del alma superior que abandonando lo que ve se esfuerza en ir hacia lo que no ve No creer en sí mismo es prueba irrefutable de la falta de fe en los demás y en Dios La ira como el orgullo son tan malos consejeros que a las desgracias conducen El dolor de la ausencia del ser amado a veces es mayor que la alegría del encuentro La distancia acrecienta el amor mientras la cercanía aumenta la pasión Harto de dar consejos mejor me voy a que me den un buen almuerzo Sólo cuando la violencia llega a nuestra casa buscamos el apoyo de los demás para combatirla El peor error del sabio es cometerlo y no admitir que se puede equivocar Jamás puedes decir que eres libre si en tu bolsillo careces de dinero porque sin él no llegas ni al cementerio Trabaja sin esperar que tus familiares o paisanos lo reconozcan que cuando seas famoso se llenarán de orgullo El amor que más se admira es aquel que la muerte no logra quitarnos porque sigue vivo en nosotros No concibo el escritor sin el lector y no sé de lectores que no admiren a ciertos escritores Hay muchos anónimos que son más felices que los famosos


8 Cada quien nace con su propia fortuna pero sólo algunos se dan cuenta y la saben utilizar para bien propio y ajeno Responder con amabilidad a la furia ajena es gran demostración de inteligencia y valentía Que la luz llene de alegría tu corazón y que Dios te colme de dicha en este día Feliz jueves ¿Por qué a los malos políticos sus seguidores los convierten en retratos de adulaciones cuando el tiempo en su justicia los condena como verdugos de su pueblo? Las ilusiones de los pueblos tienen la misma duración de un dulce en manos de un niño. Cuando existe verdadero amor no es posible que nos cansemos de alabar, comprender y servir a la persona amada De quienes no hacen sino el deber señalado no se puede esperar algo grandioso que los haga dignos de admiración Humildad y alegría son indispensables para ser felices Sin ellas no se llega a la felicidad Cuando entre las personas que se aman media la riqueza es difícil que el amor dé abundantes frutos y, de llegar la ruina, los lazos se mantengan Ante las acechanzas de la muerte planeada, el Estado tiene el deber de demostrar su utilidad y eficacia El pueblo obedece más al estómago que al cerebro y presta oídos más al necio que al sabio No obedecer a los propios deseos es más valioso que cumplir las órdenes del poderoso La obediencia ciega es tan peligrosa como la desobediencia Preferible es tener el hijo crítico pero obediente que el altanero y desobediente La vida es el espejo donde las acciones presentes de los humanos se reflejan en los albores del futuro El amor que crece bajo el cuidado de la congoja es el más fuerte aunque no el más feliz Muchos se quejan de la resignación pero ante la pérdida de lo que más se ama no se halla mejor estado Le invito a leer más reflexiones en http:efraguza.blogspot.com


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De Reflexiones para un buen día De este libro estoy preparando la 5ª edición.

73 EL ALMANAQUE Algo extraño está pasando hoy. Hay mucho movimiento en la casa de Cándido. (Espero que no lo hayas olvidado. Él es mi vecino.) Desde tempranas horas entran y salen personas y entre sí comentan no sé qué. En este preciso instante llegan tres taxis. Los apuestos y bien vestidos pasajeros abandonan el vehículo e ingresan a través de la pequeña puerta hacia el fondo de la estancia. Para no hacer conjeturas lo mejor será ir hasta su casa y entrar en ella (me digo), e inmediatamente atravieso la calle que nos separa. —No parece viejo pa' todos los años que tiene El Abuelo —dice un hombre que ya se dispone a marcharse. —¿Por qué tanto bullicio? —le pregunto. —¿Acaso no sabe que hoy es el cumpleaños de don Abuelo? Hoy todos venimos pa' que nos diga un dicho. Sus dichos son ingeniosos y muchos se volvieron ricos con eso que el viejito les dijo (asegura su sombrero). No le gusta que le traigan nada. Dice que los regalos empobrecen porque en ellos hay mucha hipocresía. Sin embargo, recibe todas las libritas de café que le traigan. El año pasado le pedí la fórmula para ganarme la lotería y me dijo que siguiera trabajando honradamente, que no hay mejor premio que la buena reputación ni mayor riqueza que el trabajo. —¿Pero a usted qué fue lo que le dijo?, en el día de hoy —pregunto con insistencia.


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—Bueno (se ajusta el sombrero blanco), no sé si en cuanto uno cuente se pierde el encantamiento. Algunos dicen que no es conveniente, que si uno cuenta no se realiza lo que el viejo chiflado le dice a uno. Me dijo que mirara el almanaque y que me fijara en la fecha. Así lo hice. Leí: Martes trece. Yo me asusté, pero el viejo se acercó y me dijo casi en la oreja: Los días los marca el almanaque, pero es el hombre quien los hace felices o desgraciados. Después de mirarme a los ojos y viendo lo asustado que yo estaba continuó diciendo: Quienes creen en agüeros y amuletos se llenan de miedo cuando les toca enfrentarse a ellos porque se sienten inseguros. Se les olvida que hace mucho tiempo, Afro Publio Terencio sentenció: “No hay nada que hablando mal de ello no pueda hacerse malo.” No deje que su vida dependa de un objeto o de una fecha, que el hombre es superior a las cosas y tiene la fuerza suficiente para construir su destino. Bueno, yo mejor me marcho, no vaya y sea que el viejo se dé cuenta que yo le conté. El hombre se ajusta el sombrero, sale al andén y se marcha calle arriba.

74 LLOVER Cándido duerme aún. No deseo despertarlo. Me parece que escucho su voz. Truenos y relámpagos desahogan el cielo. La lluvia cae torrencialmente sobre los techos de la ciudad. Y mientras llueve me formulo este interrogante: ¿Qué impide al hombre ser feliz? La gente piensa que la felicidad no existe, pero lo hace para no tener que esforzarse en hallar una respuesta. Se contenta con ver llover, pero no entiende el lenguaje de las gotas al caer sobre las tejas y las calles. Cada gota es fin y principio, alfa y omega del ciclo. Por eso no teme caer, pues tiene la oportunidad de iniciar su ascenso hacia los cielos. El error no está en caer, sino en la falta de valor para soportar el golpe, y con decisión y entereza comenzar de nuevo. La vida siempre será hermosa porque jamás se repetirá el mismo concierto sobre los tejados o el mismo amanecer en los días de verano. Somos nosotros los obstáculos que impiden que lleguemos a la felicidad. Esta es nuestra única misión: Ser felices. La vida es como un gran río. Muchos de nosotros nos empeñamos en nadar contra la corriente, aunque sabemos que su fuerza es superior a la nuestra. Y cuando nos damos cuenta de que fracasamos en esta lucha sin igual, escogemos el camino de menor resistencia: Salirnos del río. Mas no resulta fácil abandonarlo. A derecha e izquierda, las orillas son la muerte. Entonces, comprendemos esta


11 gran verdad: La muerte no es el límite de la vida. Es el comienzo de nuevas formas de vida. El cielo comienza a despejarse. En el éter azul danzan las nubes como motas de algodón. Los rayos del sol, lentamente, devuelven a mi cuerpo el calor. ¡Qué bella es la vida! De la noche al día, del invierno al verano, de la vida a la muerte. De la pasajera muerte nos levantaremos algún día para gozar de la inefable dicha de una vida eterna sin dolor. Ese será el justo premio a todos aquellos que, sin maldecir la vida, la amaron, aún en el dolor y el infortunio. ¿Qué impide al hombre ser feliz? Solamente el hombre tiene la respuesta, pero está muy ocupado haciendo cosas y aparatos para hacer la vida cómoda. Esperaré. Cuando se desocupe, la hallará, y venciendo su egoísmo la compartirá conmigo. Sé que el hombre ama la vida feliz.

75 SOLEDAD ¿Recuerdas que muchos llaman a Cándido, el solitario? Quienes así lo juzgan están equivocados. Él es amigo de compartir lo poco que posee y sus pupilas brillan de alegría cuando alguien lo escucha con atención. Es hermoso compartir, pero es maravilloso saber que alguien lo escucha a uno, me dijo un día. Hoy deseo compartir contigo lo que anoche me enseñó mientras compartíamos un poco de café. Los hombres —comenzó diciendo Cándido— no saben saborear la soledad. No saben estar solos. Siempre buscan un lacayo del vicio por compañero. Unos cortejan el alcohol. Otros, las drogas o el sexo. Sus vidas terminan entre el lodo. Después se justifican acusando a otros. Y quien justifica su error, en él pretende mantenerse. La buena mesa es apetecible, pero el mucho comer produce indigestión. La soledad es buena para el hombre a fin de que se encuentre a sí mismo. Si el hombre no se reconoce no podrá vivir en paz consigo mismo ni con los demás. Pero si se empeña en permanecer solo, la soledad se marcha para que se adueñe de él la desesperación. Nadie puede triunfar en la soledad. Estar solo significa aprender a escuchar la voz de la conciencia, y obrar conforme a ella. Es apagar por un momento la radio, el televisor, para aprender la bella sinfonía del silencio. Es aceptar que somos imperfectos, pero que tenemos el deber de seguir el camino de la perfección. Para mantener buenas relaciones con los demás hombres es mejor respetarlos que criticarlos. De lo contrario ellos nos condenarán a la soledad, y la soledad como castigo es uno de los peores. La humanidad es como una gran


12 cadena donde cada hombre es un eslabón. Cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles, pero unidos somos maravillosos. También es posible que el hombre piense en la soledad. Es más: las grandes ideas han sido el fruto de la reflexión de un solo hombre. Pero es imposible que el hombre que piensa no comunique sus ideas mediante cualquier medio. Al fin y al cabo, las ideas son las que en la posteridad darán testimonio de sus intenciones y de su personalidad. Las Estaciones, La Maja Desnuda, El Quijote, El Coloso de Rodas son testimonios que expresan que el individuo cuyo juicio es recto y justo, enriquece a la humanidad con sus ideas y sus obras.

76 BILLETES Una mañana encontré a Cándido escarbando entre los cajones como si algo muy importante se le hubiera perdido. Después de observarlo por varios minutos, terminé por preguntar por la causa de la búsqueda exhaustiva. —Es que he perdido los últimos billetes que me quedaban de la pensión—, atinó a contestarme sin dejar de buscar. Cuando los halló y los dos billetes estuvieron en sus manos delicadas, pero huesudas y manchadas, así me habló: —En nuestros tiempos, más que en cualquier otra época, el hombre ha sido cincelado por la ambición mezquina, materializada en el dinero. Éste es el resorte de sus inclinaciones, y la consecuencia de sus sueños. La serenidad del espíritu es rota por el fulminante rayo de la maquinación enfermiza de aquel que desea atesorar con avaricia o derrochar sin premeditación. En el primero como en el segundo, el diagnóstico nos demuestra la imposibilidad del juicio recto. Pero la ambición no sólo vuelve añicos la serenidad, sino que deteriora con pasmosa rapidez la emoción y el sentimiento, requisitos sin los cuales es imposible vivenciar el amor y la amistad sinceros. El bisturí de que se vale la avaricia para la delicada operación de cambiar el corazón por una roca informe es el papel moneda. La efigie de los héroes y padres de la patria es el mudo testigo de las escalofriantes escenas que genera el egoísmo humano. Ni la muerte —verdad única e inaplazable cita— detiene los caudales de la lenta e imperceptible lluvia de quimeras que entra por los poros y se instala como inquilino tiránico entre los intersticios del ser. En la mente, los huevecillos de la ambición se hacen larvas que consumen los nobles ideales y los más puros sentimientos. La razón, incoherente, pero con la lógica del sofisma, es terreno fértil para sembrar las argumentaciones viles del ególatra sentir. Transformados el espíritu, la mente y el corazón, el cuerpo sirve de instrumento a la voluntad del dinero. El hombre alienado, hipnotizado por los


13 deslumbrantes poderes del papel hechizado, busca estar a solas con su nuevo dios. La conciencia extiende sus dominios con laxitud y toda moral se edifica bajo las estrictas normas del gran capital. Mas por aquellas cosas de los azares del destino, cuando todo se derrumba y la fortuna baja el telón de la ostentación, la avaricia se convierte en demencia y estupidez que interrogan.

77 NARANJAS Cándido es ceremonioso, pero también es amigo de echar cuentos en el estilo de los viejos de antaño, claro está. Como no es enemigo de la vulgaridad, tampoco puede estar de acuerdo con los de ahora que son más pornográficos que ingeniosos. Ayer en la tarde comenzó en tono solemne diciendo: —A veces complicamos tanto la vida nuestra y enredamos de tal manera la de los demás, que terminamos cayéndonos y es que la vida es más simple y sencilla de lo que pensamos. ¿Por qué no seguir el curso de los vientos o escuchar los cantos de las aves? Si lo hiciéramos nos acostumbraríamos a diferenciar una leve brisa de un tornado. Entenderíamos el poder de la gota de agua que cae ininterrumpidamente y saltaríamos de gozo al aprender la lección de las orugas. Todo nos parecería tan sencillo que acabaríamos por amar la vida bucólica y seríamos más sabios que dominando los laberintos de la ciencia moderna. Y como hombres sencillos, pero de buen corazón, seríamos felices y no buscaríamos otro bien diferente a la paz. Hizo una pausa larga. Cerró lentamente los ojos. Finalizó su plática con el siguiente cuento: —Una mañana, antes de que el sol saliera, iba un mendigo, por el camino que de El Paso conduce a Mesetas, renegando de su triste suerte. —"¿Por qué, Dios mío, esta vida que llevo? ¡Qué vida tan desgraciada la mía! Ayer no pude conseguir más que estas naranjas, ¡y qué acidas están! Yo soy el hombre más pobre de todos los hombres. El más infeliz. Estoy obligado a comerme estas naranjas ácidas y para colmo me salieron jugosas." Y mientras pensaba estas cosas y comía sus naranjas, el sol salió. La luz solar reflejó sobre el polvoriento camino dos figuras humanas. El mendigo se atemorizó y miró hacia atrás. Sus ojos se llenaron de lágrimas al contemplar al hombre que lo seguía. Se trataba de otro mendigo, más andrajoso que él, quien al verle le sonrió como disculpándose por tener que recoger las cascaras que él botaba al suelo. Entonces, se detuvo para compartir con él su único alimento. Abrió los ojos, y mirándome a los míos, terminó diciendo:


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—No te quejes de tu suerte porque seguramente es mejor que la de muchos.

78 DESCANSO Nunca antes como ahora —dice Cándido— han podido los hombres arrebatar al tiempo sus minutos. Y nunca antes como ahora han sido los hombres esclavos del reloj. Los diseñan de muchos tamaños, estilos y colores para que quienes los portan no se den cuenta de que se trata de los grillos que los aprisionan y fustigan. Durante las horas de trabajo sus manecillas disminuyen la marcha, y al concluir la jornada, abandonan precipitadamente sus fábricas y oficinas, pero en sus muñecas llevan los hombres sus ignominiosos tiranos. Entonces, el minutero corre aceleradamente y el tiempo pasa tan aprisa que los hombres regresan a sus lugares de trabajo más cansados que cuando salieron de ellos. Y cuando descansan, el inconsciente les recuerda que a la mañana siguiente deben llegar a presentarse al reloj del patrón. Todo se vuelve monótono, y en un mundo lleno de vida, la muerte se vuelve cotidiana. Nunca antes como ahora el trabajo ha hecho tantos aparatos para hacer la vida cómoda. Y nunca como ahora se ha visto al hombre más incómodo. A todos los de su especie se les ve pegados a sus autos como si formaran parte de ellos y cifran sus diferencias sociales en sus marcas. Los teléfonos celulares ya no sólo sirven para recibir llamadas sino que son todo un estudio de edición de sonido y video. Las distancias han disminuido, pero los hombres se han separado más que ayer. Y todo como consecuencia del poco tiempo que dedican a ellos mismos. Y si no tienen tiempo para ellos, mucho menos para los demás. La tierra ha reducido su tamaño a una quinta parte y el reloj señala que por lejos que se encuentre el hombre, no se halla a más de veinticuatro horas de su vecino. Pero en medio de tanta comodidad, el ser humano ha perdido su lugar. En plena era digital y del satélite donde imágenes y sonidos anuncian los portentos del hombre en las redes sociales, el ser humano busca con afán un medio de comunicación que le permita decir a las cosas, creadas por él, y a los hombres y mujeres de este mundo, estas palabras: Yo no soy una cosa. Soy un hombre. Exijo que me respeten como tal. Nunca antes como ahora han existido tantos lugares para el descanso. Y nunca antes como ahora ha olvidado el ser humano lo que significa el descanso. Los hombres producen sin pensar y descansan sin dejar de producir. Descansar es contemplar la obra hecha. Es admirarla. Es reflexionar sobre ella. Sólo de esa manera sabremos que por perfecta que sea la obra humana no igualará al hombre ni lo superará. Entonces, el hombre se sentirá libre. Descansará sin temores y ansiedades. Y agradecerá a Dios su descanso. Su creador lo bendecirá y nuevamente brillará la paz, —concluye Cándido.


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79 EL ESPEJO Anoche, cerca de las ocho, Cándido me invitó a tomar una cerveza. Noté en sus palabras y gestos una gran preocupación, pero no se lo hice saber. Cuando llegamos a la tienda pidió una cerveza y un aguardiente. (Él sabe que no tomo cerveza.) Me dio un leve golpe en el hombro como diciéndome que le prestara toda mi atención. Saboreó la espuma que rebosaba el vaso y después de una breve pausa comenzó a hablar en voz tan fuerte que todos los presentes tuvieron que escucharlo. —El mundo es como un espejo, —dijo él—. Sobre la superficie se refleja lo que el hombre es. —Bebió del áureo líquido y continuó diciendo en tono airado sus ideas—. Cuatro de mis amigos murieron hoy. Dos de ellos, maestros de escuela. Los otros, simples acompañantes. Y está bien que uno muera de viejo o porque una enfermedad incurable lo ataque. Pero mis amigos murieron a la luz del día y en la plenitud de su vida productiva. Y no por voluntad de Dios, sino a manos de oscuros y desconocidos verdugos. No me vaya a decir que lo lamenta porque eso es lo que todo el mundo hace, y al caer la noche, o como en el caso de hoy, a plena luz del día, los muertos siguen en aumento. El Estado se muestra inerme y el ciudadano, atónito. Cuando el mundo es violento es porque el hombre es violento. La muerte prematura de nuestros días es una verdad que exige una explicación. Y si ninguno se atreve a darla, intentaré la mía. En el rostro de los asistentes se reflejaba la preocupación y el asombro. Unos y otros preguntaban los detalles del múltiple homicidio. Cándido hizo una pausa para saborear nuevamente la cerveza. Limpió su bigote blanco con la mano izquierda y, después de dejar el vaso sobre la mesa, continuó hablando con voz pausada. —La familia se ha tornado violenta. En la casa el hombre golpea a la esposa y ellos a sus hijos y los hijos a los vecinos y la violencia avanza como fuego que se extiende con voracidad. En la escuela se enseña la violencia y en la sociedad se practican las diversas formas de violencia. Pero ni la familia, ni la escuela, ni la sociedad aceptan que de sus entrañas nace la violencia. Es algo parecido a lo que pasa cuando miro al espejo y contemplo mis arrugas. Yo sé que están sobre mi rostro, pero se las atribuyo al espejo para sentirme mejor. Pero al siguiente día el espejo me muestra una arruga más, y también, termino por acostumbrarme a ella. (Levanta y bebe hasta terminar la cerveza.) No debemos temer a las armas sino a los hombres que sin pensar las disparan. Nadie teme al espejo, sino a la fealdad.


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80 ALEGRÍA La mayor parte de los hombres se vuelven malgeniados y huraños, al llegar al ocaso de sus vidas. Sin embargo, nuestro Cándido es jovial y entusiasmado. Y dicen que fue maestro de escuela en Mesetas durante más de cuarenta años y dizque su edad es superior a los ochenta y cinco, pero aún goza de plena lucidez. Ayer lo acompañé al centro de la ciudad a cobrar su mesada de pensionado y por suerte la pagaron. Después fuimos a la plaza a comprar azúcar y café. Me considera su amigo porque lo sé escuchar con atención. Al viejo lo hacen sabio la experiencia y la comprensión; al joven lo pierden la inseguridad y la precipitación, he aprendido de Cándido. Al atardecer me preguntó que si sabía qué era la alegría y como me demoraba en responderle, él mismo dio la siguiente respuesta: —La alegría es la sensación que embarga al alma cuando hemos alcanzado un bien que anhelábamos. Y los bienes que el hombre desea son materiales o espirituales, de donde se colige que la naturaleza del bien determina la clase de alegría. Ésta no debe confundirse con el placer. Sería como confundir al satélite con la estrella. La alegría es el justo premio al esfuerzo reiterado, a la lucha sin fatiga para conseguir aquello que anhelábamos. El placer acompaña al ocio, generalmente, mientras que la alegría es inseparable amiga de la diligencia. Ilustremos lo anterior con el siguiente cuento para que me comprendas y dejes de mostrar tanta extrañeza. Lo que sucede es que la vida de nuestros días pone mayor énfasis en las comodidades que en los sacrificios, y acepta como verdad única que el dinero fija el precio a la felicidad humana. Mas las estadísticas señalan que el número de los fracasados y suicidas lo conforman aquellos que no fueron educados bajo la égida del sacrificio. Lamentablemente, fueron los padres los que al darles todo les enseñaron que la vida es fácil y no hay que esforzarse y de ellos hicieron unos inútiles. Pero dejémonos de discursos y vayamos a lo del cuento: —Dos campesinos vivían en parcelas distintas, separadas por un riachuelo. Uno de ellos sembraba maíz. El otro recogía el fruto que la tierra generosamente le entregara. Pero año tras año la maleza cubrió la parcela del ocioso hasta reducirlo a la miseria. Entonces comenzó a envidiar la suerte de su vecino que día a día iba prosperando. Una noche decidió robarlo, pero con tan mala suerte que cuando fue a cruzar el riachuelo, éste había crecido y terminó su vida ahogándose entre las aguas llenas de lodo. No hay mayor riqueza que el trabajo, ni mejor herramienta que la alegría, —concluyó. Para adquirir mis libros me pueden escribir a efraguza@gmail.com


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