Semanario #195

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8. ejecentral. Del 9 al 15 de abril. 2020

www.ejecentral.com.mx

Puntosdevista PENTAGRAMA

¿Dónde estás, Plan Mashall? Luis M. Cruz

Pentagrama es un espacio de opinión y estudio de la realidad en el que se analizan, con enfoque prospectivo, los hechos de la política y del acontecer legislativo.

BITÁCORA DE GUERRA

México a la deriva Hannia Novell @ HanniaNovell

Periodista, reportera y conductora. Premio Nacional de Periodismo por su cobertura en Irak y reconocida por el Foro Económico de Davos como joven líder mundial.

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La emergencia mundial por el coronavirus está causando efectos insospechados en la economía global y por ende, en la cauda de países que la integran. Puede decirse mucho sobre el impacto provocado en la salud y el temor que se ha esparcido ante la posibilidad de enfermarse, como también sobre la capacidad de los países para enfrentar un virus de rápida dispersión cuya letalidad puede atenuarse si se está preparado, es decir, si se cuenta con las instalaciones, equipos y personal médico y hospitalario suficientes para hacerle frente, en el tiempo y forma en que son requeridos. En este sentido, la OMS advierte prácticamente cada año sobre la peligrosidad de diversos virus infecciosos, entre ellos los causantes de las gripes estacionales, sugiriendo (exigiendo debería ser) a los diferentes Estados nacionales se preparen para evitar o enfrentar una pandemia. Cada año, nos dice la OMS, las gripes estacionales provocan entre 5 y 6 millones de casos de neumonía agravados con coafecciones coronarias, diabéticas o respiratorias, causando la muerte de 290 a 650 mil personas en el mundo, sin haber considerado aún al nuevo coronavirus. Las acciones de confinamiento y limitación de la movilidad humana han

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éxico enfrenta a oscuras la pandemia del coronavirus, la caída estrepitosa de los precios internacionales del petróleo, la devaluación del peso en los mercados y la recesión de la economía mundial. Justo cuando era preciso el reconocimiento de la tormenta y un golpe de timón, el presidente Andrés Manuel López Obrador optó por el autoelogio y las promesas vacías de siempre, para dejar a México a la deriva. Decepcionante hasta para sus fanáticos, el mandatario mexicano perdió la oportunidad de ser el líder nacional ante la mayor crisis de los tiempos contemporáneos. Invocar a Roosevelt, Bolívar y a Benito Juárez sólo demostró la enorme distancia existente entre esos tres personajes de la historia mundial y el inquilino de Palacio Nacional. A golpe de limosnas disfrazadas de programas sociales y de ofertas ilusorias, López Obrador pretende enfrentar la desaceleración del crecimiento económico y las secuelas del Covid-19. Mientras millones de mexicanos se ven obligados a mirar de frente a la pobreza y el

logrado reducir la dispersión masiva del nuevo coronavirus, en tanto que las capacidades institucionales en mayor o menor grado están atendiendo los casos más graves, que hasta ahora han provocado la muerte de casi 80 mil personas en el mundo pero también, justo es decirlo, se está ganando la batalla y se han recuperado muchos miles más de los efectos letales de este terrible padecimiento. Sin embargo, el mayor impacto está por venir. La economía global está virtualmente congelada, se prevé una recesión que habrá de plagar lo que resta del año con una caída en el crecimiento mundial entre dos y tres puntos, afectando más, por desgracia, a los países con menor grado de desarrollo. China, por ejemplo, verá afectado su crecimiento entre tres y cinco puntos, insólito para un país acostumbrado a un crecimiento de grande data, pero dispone de recursos para perder un año y ponerse de pie en el que sigue; Estados Unidos tendrán también un tropezón de 2% y están destinando 2.1 billones de dólares a paliar el efecto de la recesión e inyectar liquidez a las empresas y a las familias con apoyos fiscales y económicos directos. Allá se estima que se perderán seis millones de empleos en la manufactura y en el comercio, lo que de alguna manera afectará el sentido de las elecciones presidenciales de noviembre, dado el

manejo errático de la crisis por la actual administración. En Europa, Italia, España, Francia, Alemania y Reino Unido también muy afectados, decidieron inyectar cientos de miles de millones de euros para proteger el empleo y la liquidez en sus economías. Por verse estarán los vuelcos que esto provoque en la política y los gobiernos. Pero en México pareciera ser que estamos en otra circunstancia; aquí la emergencia se enfrenta con un sistema de salud muy mermado –existe una cama por cada mil habitantes contra seis ó siete en los otros países mencionados— y con una visión extremadamente simple en el gobierno que cubre el consumo popular y deja a su suerte a los empresarios, grandes y pequeños por igual, como también a miles de trabajadores que perderán sus empleos al término de la contingencia. Había que invertir y gastar más; quizá se apueste a que el clima ha cambiado en nuestro país o que el gasto circular impulsará la economía, pero el impacto será devastador, se podrían perder un millón 400 mil empleos y caer el producto en seis ó siete puntos. Sería un daño autoinflingido, pues changarrizar la economía y pauperizar más al servicio público equivale a debilitar a un paciente esperando su pronta recuperación. Hacía falta un Plan Marshall.

desempleo, el presidente insiste en privilegiar sus megaproyectos de la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía, dese luego, con cargo al Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios. Las críticas que lanzó contra “quienes durante mucho tiempo aplicaron la política de privatizar ganancias y socializar pérdidas” pierde sentido si ante la emergencia no hay apoyos para pagar deudas de luz, agua y créditos de Infonavit. Tampoco medidas extraordinarias para las micro, pequeñas y medianas empresas que concentran más de 70% de todos los empleos en el país. Mientras otras naciones han destinado entre 2, 3 o 4% del Producto Interno Bruto (PIB), el gobernante mexicano prometió crear dos millones de empleos en los próximos nueve meses, sin decir en qué sectores ni con qué inversión. No en vano, Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), advirtió que la economía mexicana terminará el año con un crecimiento negativo de -5% y la administración de AMLO será un sexenio perdido.

El presidente no ha entendido que con programas sociales, México no va a salir adelante. La entrega de dádivas, dádivas y más dádivas será insuficiente para lograr la reactivación económica. No sólo porque no hay recursos públicos suficientes para revertir la miseria, sino porque se precisan proyectos de apoyo para los sectores productivos y que los trabajadores conserven sus empleos. Esa es la fórmula simple para que haya dinero en circulación y poder de compra. Hasta entre los trabajadores al servicio de AMLO, es decir, al servicio del Estado, hay inconformidad. No perderán sus empleos, pero tienen que decir adiós a sus aguinaldos. Bajo el argumento de eliminar privilegios, López Obrador está decidido a suprimir derechos que establece la Constitución. Hoy no hay buenas noticias para México. El país se enfrenta a una grave crisis económica y de salud, pero el presidente está empeñado en aplicar un modelo populista, anquilosado e inútil. Un modelo que se cae como un castillo de naipes y que deja al país a la deriva.

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