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Puntosdevista
from Finsemanario #359
by EjeCentral
EN LA MIRA DE LOURDES MENDOZA
Martí Batres quien entregue la CDMX?
No sé si se han fijado que por estar todos hablando de la aburrida guerra de las “corcholatas” y de lo ocupados que los tiene la irrupción de Xóchitl Gálvez en la sucesión presidencial, nos hemos olvidado un poco de otro caso electoral relevante para millones de personas: la Ciudad de México.
Y no solamente me refiero al destino de los chilangos, que ya dieron un manotazo sobre la mesa en 2021, cuando arrebataron la mitad de la ciudad a Morena, sino de lo que ello implicará para el mapa político nacional a partir de la mitad del próximo año. Lo primero que hay que recordar es que han pasado ya la friolera de 27 años desde que hubo alternancia política en la capital, cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó la primera elección (sí, aunque no lo crean) para elegir al gobernante capitalino, posición que antes era designación presidencial, pero que en 1997 llevó electoralmente a la izquierda al poder, entonces con el hoy moribundo Partido de la Revolución Democrática.
Bueno, pues no es cosa menor que sea en 2024, cuando probablemente la Ciudad de México vuelva a experimentar una transición política, sobre todo después de un sexenio con las dos principales figuras de la 4T: el presidente López Obrador y justamente su “corcholata “favorita: Claudia Sheinbaum.
OBJECIÓN
En un solo aspecto se puede estar de acuerdo con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que han sido muchas las veces que el Estado mexicano ha optado por la falta de transparencia y por la impunidad. El problema es que los integrantes del GIEI para validarlo mienten, sueltan datos sin fuentes y más bien para crear una nube de confusión en el caso Ayotzinapa, se victimizan (como desde el principio) y son ellos los que abonaron en mucho a la falta de transparencia.
Adicionalmente recurrieron a las mismas tácticas que desde su llegada implementaron y que les ha funcionado para tratar de tener impacto entre las personas que realmente no conocen el expediente (pero de todas formas escriben de ello) y la población en general: lanzar frases espectaculares, repetir decenas de cosas que ya han dicho pero que las hacen parecer como novedosas, y en las conferencias prácticamente sólo le dan el micrófono a militantes y simpatizantes, a periodistas críticos no (aunque hablan de libertad de expresión).
Es una desgracia, pero así es. Si realmente el GIEI hubiera cumplido su papel, sin agenda ni intereses ni venganzas, habrían sido pieza clave en la resolución del caso. Sería bueno que antes de irse aclararan cosas muy importantes y otras interesantes.
Las importantes: ¿Entregaron a las autoridades toda la información que dicen haber
Malos resultados y caballada flaca
Han sido casi cinco años, incluidos casi dos y medio de pandemia, en que se ha querido presumir la vacunación masiva, pero olvidando que los miles de muertos los llevaron a implementar el experimento criminal de la Ivermectina, que se distribuyó como tratamiento para Covid sin estar aprobada médicamente para ello; hablan del mejoramiento en los índices de seguridad pública, a pesar de que se siguen repitiendo escenas de asaltos y violencia ostensibles; se les cayó, literalmente, la Línea 12 del Metro, sin que hasta la fecha hayan cumplido con la promesa de reestablecerla completamente en un plazo corto; se presume apertura democrática pero persiguen judicial y políticamente a alcaldes opositores.
En fin, la Ciudad de México no es precisamente ejemplo de avances o de buenas cuentas de una jefa de Gobierno que, aún con el pendiente no aclarado del Colegio Rébsamen cuando fue jefa delegacional en Tlalpan, no ha tenido el pudor de mentir asegurando que no hubo un solo mexicano que se haya quedado sin atención hospitalaria durante la emergencia sanitaria.
Bueno, pues el caso es que con todo este antecedente y una caballada flaca de precandidatos a suceder a la regenta Sheinbaum, que está encabezada por ¡Clara Brugada! (sí, la Juanita de AMLO), se vislumbra un escenario no precisamente optimista para Morena. A la señora alcaldesa de Iztapalapa se suman como suspirantes Omar García Harfuch (no necesariamente favorito presidencial, pero sí de la gente), Ricardo Monreal y hasta Noroña. No, pos sí. recabado a lo largo de estos años?, pero hablamos de los insumos que recabaron, documentos, videos de entrevistas, etc., y no sus informes, porque esos no son pruebas.
La competencia será máscara contra cabellera, y la ventaja sin duda es para el Frente Amplio Opositor, con Santiago Taboada, Lía Limón, Luis E. Cházaro y ya veremos, quién más, se apunta, pues yo sé de ¡alguien MÁS!
Pero lo paradójico del asunto es que quien aspiraba a suceder a la doctora tuvo que conformarse con ser el jefe de Gobierno sustituto, una vez que la Sheinbaum fue obligada a retirarse para irse de lleno al show de las “corcholatas”.
Y la pregunta es si Martí Batres, miembro del ala más radical del obradorismo, será quien entregue una plaza emblemática para quienes han gobernado la capital por casi tres décadas: Cuauhtémoc, la posteriormente perseguida política Rosario Robles, el siempre acomodaticio Alejandro Encinas, el carnal Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera, José Ramón Amieva y la regenta, Claudia Sheinbaum. Por lo pronto, Batres aún tiene muchas facturas pendientes por su estilo… ¡porril!
Porque algo que poco se ha dicho es que en el expediente hay oficios de fiscales solicitando los documentos o datos que dijeron en sus conferencias, generalmente como revelaciones, y no las entregaron; lo mismo le pasó a la CNDH, también se los pidieron y tampoco se los dieron. Y como desde que tomó el caso el exfiscal Omar Gómez Trejo extrañamente cerró la transparencia y no permitió acceso al expediente que se declaró como público desde 2015 (y operó filtraciones selectivas que le beneficiaban), es imposible saber qué entregaron o no.
Otra pregunta importante, ¿las autoridades de la Fiscalía General de la República tienen la certeza, especialmente el fiscal Rosendo Gómez Piedra, que los del GIEI no se están llevando documentos de las distintas instituciones y de la carpeta que después filtrarán?
Otra pregunta interesante, ¿los recursos que les pagó el gobierno de México para sus viajes, alimentos y estancia, así como salario (que más o menos alcanzaba los 200 mil pesos mensuales) están bien acreditados?; como por ejemplo justificar que de hospedarse al principio en el hotel María Cristina, que costaba menos de dos mil pesos, para después hospedarse en el Sofitel México City Reforma, donde la habitación su precio dos veces más, todo pagado.
Sobre las supuestas nuevas pruebas que los del GIEI dijeron tener en este último informe, hay mucho que desmenuzar. Por ejemplo, un punto central es que sugieren que elementos del Cisen, Marina (de quienes no establecen si son del área de inteligencia o de las bases de operaciones), Ejército y Policía actúan solos, sin jefes y que ellos ocultaron y por tanto colaboraron en la desaparición de los normalistas, entonces si esto fuera así habrían cometido el mismo delito por el que está acusado el exprocurador Jesús Murillo Karam; siguiendo esa lógica, entonces tendrían que acusar a los directores del Cisen y a los jefes de las Fuerzas Armadas y de la policía federal, ¿por qué después de nueve años que han tenido acceso a todo el expediente y diligencias, no lo han sugerido, pedido o exigido?
En realidad, tal parece que confunden el trabajo de inteligencia con la complicidad, al menos en este caso, y lo hacen para sembrar dudas.
Un elemento más: los del GIEI en un principio, de acuerdo a sus dos primeros informes, desacreditaron varios de los seguimientos a telefonía que se hicieron en su momento contra los grupos criminales y funcionarios; ahora resulta que son su revelación, sólo que no especifican de dónde las sacaron y tal parece que son las mismas que ya estaban, y de las cuales, por cierto, las validan sin soporte pericial. Lo dicho, el GIEI funcionó como un arma perfecta, sólo falta saber por qué, para qué y de quién.
Sólo 10.6 % de 2.2 millones de locales privados de salud son especializados.
Imagen: Shutterstock
Las familias gastaron en salud 50.5 mil millones de pesos, 47.7 % más que hace seis años; en promedio mil 345 pesos, cifra que no alcanza para cubrir un padecimiento grave