Animales dom茅sticos Jean Lecointre
Traducci贸n de Teresa Duran
El señor y la señora Archibaldo estaban en su jardín cuando llamaron al portón.
el perro
–Buenos días, señores. Soy un perro doméstico. Busco nuevos amos. He aquí mis referencias.
–Vamos a ver –dijo el señor Archibaldo–: “El perro doméstico es el más fiel amigo del hombre desde hace…
… 12.000 años”. ¡¡¡Caramba, quedas contratado!!! Desde hoy, esta es tu casa.
Entonces, el perro se puso a marcar territorio alrededor de la mansión. Meneaba la cola muy deprisa porque estaba encantado con sus nuevos dueños.
–¡Es estupendo tener un perro doméstico en casa! Organicemos un cóctel para celebrarlo esta noche –sugirió la señora Archibaldo–. ¡Incluso podríamos invitar al vizconde!
Tras haber enviado las invitaciones, llamaron al perro. –Tráeme el periódico –ordenó el señor Archibaldo. –Y mis zapatillas rojas –añadió la señora Archibaldo.
–¡Uy, te has equivocado! –dijo la señora Archibaldo–. ¡Estas son mis zapatillas azules!
–Es natural, señora, soy un perro y no distingo los colores. Yo todo lo veo gris.
Al cabo de un rato, el señor y la señora Archibaldo fueron al bosque a pasear al perro. –Me gusta esto –les dijo–. El olor de los árboles, de la hierba y lo de escarbar el suelo, corretear y hacer locuras.
! f u a u g ¡ De sopetón, para expresar su gozo, soltó un fuerte ladrido. El señor Archibaldo se asustó tanto que frenó en seco.
–¡No vuelvas a hacerlo nunca más! –lo reprendió–. Cuando quieras advertirnos de algo, levantas el dedo y lo dices sin ladrar.
Manteniéndose aparte, mientras sus dueños admiraban el paisaje, el perro oyó un ruido extraño.
–Es culpa suya –dijo tan solo señalando al perro.