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Lemniscates
Ediciones EkarĂŠ
Esta es una antigua historia sobre el ingenio y las diferentes formas en que puede ser usado. Sobre Dédalo y Perdiz escribió, hace ya más de dos mil años, un señor que se llamaba Ovidio en su libro Metamorfosis.
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Texto e ilustraciones
Lemniscates Ediciones EkarĂŠ
DĂŠdalo es famoso en la corte por su brillante ingenio
y su maestrĂa para hacer realidad sus inventos. DĂŠdalo aplica su arte a satisfacer los deseos del rey y la reina. Un dĂa, por complacer a la reina, construye una hermosa vaca. Pero el invento tiene un mal final, pues da lugar al nacimiento de un terrible monstruo, mitad hombre y mitad toro. V
El monstruo atemoriza a todos, y el rey ordena a Dédalo que piense algún remedio para librarlos de él. —Si de un invento tuyo ha surgido el problema, ¡otro invento deberá solucionarlo! Dédalo pone rápidamente en marcha su inventiva: construirá un laberinto para esconder el monstruo. VI
DiseĂąa un laberinto tan grande y complicado que parece que no tiene principio ni fin. Tan perfecta es la trampa que una vez construido apenas puede ĂŠl mismo volver al umbral. El rey encierra al monstruo en el laberinto. VII
Dédalo ha hecho un buen trabajo, pero el rey sigue enfadado con él por el asunto de la vaca y decide castigarlo. Así que los encierra a él y a su hijo en una altísima torre. Una fortaleza de la que no hay salida posible. VIII
Estando en la prisión, un día el hijo le dice al padre: —Padre, piensa un invento para salir de aquí. Dédalo lleva tiempo pensando, pero esta vez su ingenio parece no responder. La torre, rodeada por el mar, es vigilada día y noche por los barcos del rey. IX
El estrecho camino que les une a tierra firme está lleno de soldados. Solo el cielo no pertenece al rey... ¡pero ellos no son pájaros! Esta idea despierta la imaginación de Dédalo y piensa: «¿Qué tienen los pájaros que no tengo yo?». X
«¡Un par de alas!». ¡La solución es construir alas para él y para su hijo! Dicho y hecho, los dos se ponen manos a la obra. A todos los pájaros que pasan por la torre les piden tantas plumas como quieran darles. Pero aún les queda el reto de cómo unirlas... XI
Dédalo descubre un panal de abejas. La cera servirá para unir las plumas, y se aplica a una tarea hasta entonces desconocida. Dispone las plumas en hilera: primero, las pequeñas; después, las grandes. Ata con un cordel las plumas centrales y une con cera las laterales. XII