Índice
Los limones mágicos PÁGINA 7
El barco pirata PÁGINA 37
La gran cometa voladora PÁGINA 69
A Diego y Daniela, que me acompaĂąaban a la casa de la bruja en SebucĂĄn. V.U.
6
Los limones mรกgicos
7
U
n dĂa, estaban Diego y Daniela jugando
en la sala, mientras la abuela preparaba galletas en la cocina. DespuĂŠs de meterlas en el horno, la abuela se asomĂł:
8
–¿Qué desorden terrible es este? –preguntó. –Jugamos a zafarrancho, abuela –contestaron Diego y Daniela–. ¿Quieres jugar con nosotros?
9
Pero la abuela no quería. –Será mejor que vayamos a pasear –dijo. –¿Adónde vamos, abuela? –preguntaron Diego y Daniela. –A la casa de la bruja –contestó la abuela. Diego y Daniela se miraron asombrados. La abuela se puso su sombrero y salieron. Caminaron por una larga calle empedrada y luego por un angosto sendero de tierra. Iban asustados y emocionados.
10
11
12
Por fin, llegaron. La casa de la bruja era vieja vieja, sucia sucia, oscura oscura. –Tétrica –dijo la abuela. El jardín parecía un pedazo de selva. En medio, había un coche abandonado lleno de helechos y flores. En el volante estaba posado un pajarito. –¿Dónde está la bruja? –preguntó Diego.
13
14
Y el pajarito cant贸:
No est谩 en la sala ni est谩 en la cama; recoge flores de la retama Justo en ese momento:
Sh h h h h h h h h
hhuishhhhhh
La bruja pas贸 volando por encima de sus cabezas. Sintieron un viento helado y tiritaron.
15
La abuela los tom贸 de la mano y corrieron, corrieron de regreso a casa. Llegaron en un suspiro. La abuela se sac贸 el sombrero, se abanic贸 y fue a ver si estaban listas las galletas. Pero no, todav铆a estaban crudas.
16
Entonces, Diego, callado, calladito, le propuso a Daniela: –¿Vamos tú y yo solos a la casa de la bruja?
17
Y así lo hicieron. Diego y Daniela caminaron por la larga calle empedrada y luego por el angosto sendero de tierra. Iban tiritando. La casa de la bruja no había cambiado nada. Estaba vieja vieja, sucia sucia, oscura oscura. –Tétrica –dijo Diego. –¿Dónde estará la bruja? –preguntó Daniela.
18
19
Y el pajarito cant贸:
No coge flores de la retama; busca limones de rama en rama. En el limonero estaba la bruja, con su lechuza y su escobita. Al verlos...
S h h h h h h h h h h hu i s h h h h h h Vol贸 por sobre sus cabezas. Diego y Daniela sintieron un viento helado y tiritaron.
20
21
Entonces, se tomaron de la mano y corrieron, corrieron... pero la bruja volaba muy rápido, los alcanzó y aterrizó justo delante de ellos. –Gracias por venir a visitarme –dijo la bruja de lo más educada. Diego y Daniela la miraron sin poder hablar.
22
–Como regalo por la visita, tengo estos limones mágicos –dijo la bruja. –¿Para qué sirven? –preguntó Daniela. –Quien los muerde se transforma en sapo –contestó la bruja y se fue volando.
23