Las visitas de Nani

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Edición a cargo de María Cecilia Silva Díaz Diseño y dirección de arte: Irene Savino Primera edición, 2018 © 2018 Karishma Chugani, texto e ilustraciones © 2018 Ediciones Ekaré Todos los derechos reservados Av. Luis Roche, Edif. Banco del Libro, Altamira Sur. Caracas 1060, Venezuela C/ Sant Agustí, 6, bajos. 08012 Barcelona. España www.ekare.com ISBN 978-84-948110-7-4 Depósito legal B.13907.2018 Impreso en China por RRD APSL







Esta es mi Nani y yo soy su Karish.

A primera vista, Nani parece una abuela como cualquier otra, pero si la conoces un poco más, te darás cuenta de que es mágica.


Nani tiene 91 años y ha viajado por el mundo viviendo una vida de mudanzas y aventuras. Pienso que su historia es maravillosa y merece contarse.

Esta es mi versión de la vida de Nani.


Comenzaré por los primeros años de su vida.

Nació de Ama y Baba, con el nombre de Gopi Nathani el 23 de diciembre de 1924, en Hyderabad, en la provincia de Sindh. En ese entonces la región Sindh, ubicada en el valle del Indo, pertenecía a la India y en ella se fusionaban las culturas sij, sufí, hinduista y musulmana.

Nani tiene dos hermanas.

Nani no cuenta mucho de cuando era una niña, aunque un día, mientras tomábamos café en Casablanca, me contó un poco de su casa, que estaba al lado de una mezquita. Ella recuerda cómo se sentaba en la terraza a ver danzar a los derviches sufíes durante los festivales sagrados.


Nani se casó con Dada, T. C. Nankani, cuando era muy joven. Poco después de su boda, Dada viajó a Inglaterra a trabajar con su jefe y mentor.

Sucedió que, por causa de la Segunda Guerra Mundial, se tuvo que quedar allí varado seis años.

Durante ese tiempo Nani vivió con la familia de Dada y cuidó de ella. Su suegra la llama son jo tukur, que significa «pedazo de oro» en sindhi.

Finalmente, Dada regresó de visita y se quedó por seis meses.


Dada tuvo que partir hacia Ghana, ´ en Africa, para buscar un nuevo trabajo.

La independencia de la India se aproximaba y Sindh se estaba volviendo un lugar peligroso. Había conflictos religiosos y mucha violencia, así que Nani y su familia se prepararon para el exilio.

Durante los meses que siguieron una gran parte de la comunidad hinduista de Sindh se vió obligada a trasladarse a otros lugares del país. Finalmente, Sindh se convirtió en parte de Pakistán en agosto de 1947. Seis meses antes, Nani había dejado la India, junto con su cuñado y la familia de este, para encontrarse con Dada en Ghana.


El viaje fue largo... parte en carruaje, parte en avión y tres semanas en barco. Un día como cualquier otro, Nani me contó que en el camino a Ghana visitó Bagdad, El Cairo y Jerusalén. Era su primer viaje al extranjero. Aunque Nani no da muchos detalles, siempre que recuerda este viaje sonríe.

Nani se instaló en su nueva casa en Kumasi. Se sentía sola. La casa estaba enfrente de una cárcel y le asustaba quedarse allí sin compañía, así que iba con Dada a la oficina todos los días.

Con el paso de los meses Nani comenzó a sentirse como en casa en Kumasi. Sus seis hijos nacieron en muy poco tiempo.


El negocio de Dada crecía. Había abierto una cadena de cines que traía los éxitos recientes de Hollywood y Bollywood a las pantallas de Ghana. A los niños les encantaba el trabajo de su papá.

Para el estreno de Madre India (una popular película de Bollywood sobre la separación de India y Pakistán), muchas personas viajaron desde aldeas cercanas para ir al cine por primera vez. Nani contaba que algunos espectadores creyeron que el fuego que aparecía en la película era real y salieron gritando.


Los hermanos pasaron la adolescencia entre la India y Ghana, estudiando y compartiendo lecturas y discos.

Les encantaba escuchar música en el parque. Estaban fascinados con Los Beatles; tanto que llamaron a uno de sus perros Ringo Starr.

Cuando se hicieron adultos, cada uno se estableció ¸ en un lugar diferente. Indru se mudó a Los Angeles con su esposo. Gobind se fue a Boston para ir a la universidad. Usha (mi madre) se trasladó a Casablanca para encontrarse con su esposo Kumar (mi padre). Unos años después, Padu se casó con el primo de Kumar y también se mudó allí. Tommy vivió un tiempo entre la India y Ghana, pero finalmente se fue vivir a Nueva Jersey. Manu se quedó en Accra, Ghana. Aunque estén separados entre dos continentes, los hermanos se mantienen muy unidos.


Mientras crecían, Nani les fue transmitiendo a sus hijos sus orígenes sindhis a través de mantras, historias, música y, también, a través de su cocina.

Nani intentaba encontrar ingredientes de la India en Ghana.

En las ocasiones en que los hermanos se reunían Nani aprovechaba para prepararle a cada uno su plato preferido. Un antojo en el que todos coincidían era el lassi con sabor a mango.


Bebida refrescante de yogur

molidos con su vaina y pasados por un colador

(si no hay yogur hecho en casa, yogur orgánico natural) (opcional, no más de medio vaso)

½ taza de azúcar (más o menos, dependiendo del dulzor de los mangos) cortados en cubos

pelados y cortados en láminas para decorar

Coloca todos los ingredientes en la licuadora. Licúa hasta que quede una mezcla suave y cremosa. Si lo deseas más líquido, añade el agua. Sírvelo en vasos y ¡déjalo enfriar en el refrigerador hasta el momento de servirlo! Puedes decorarlo con pistacho.



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