Migrantes

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Migrantes

Alejandro Reig I Roger Norum

Ediciones Ekaré



Índice A modo de prefacio: la doble ruptura

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Preludio Mapa de un paisaje que se mueve

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Introducción La migración en nuestros días

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Capítulo 1 Migración, migrantes: ¿qué es? ¿quiénes son?

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Capítulo 2 El globo en movimiento: una breve historia de las migraciones de todos y de todo

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Capítulo 3 La migración a debate: tensiones y oportunidades

83

Capítulo 4 Ciudades, ciudadanía y civilización: de migrante a ciudadano

111

Capítulo 5 La migración humanizada: vidas e identidades móviles

147

Capítulo 6 ¿Un futuro transformado?

169

Coda Seguir caminando, cambiando

183


Capítulo 2

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El globo en movimiento: una breve historia de las migraciones de todos y de todo


El globo en movimiento: una breve historia de las migraciones de todos y de todo «Sin la migración, no existiría la especie humana, o por lo menos no existiría más allá de una pequeña región de África».

Peter Bellwood51

Entender los movimientos humanos a través de la historia permite contar con herramientas claves para contextualizar los debates que la migración suscita en el presente. Esto permitirá, en primer lugar, reconocer que la migración, lejos de ser algo nuevo, es más bien un fenómeno tan antiguo como nuestra especie (e incluso anterior a ella). En segundo lugar, podrá verse que, además de antiguo, este movimiento de gente, ideas y cosas es algo esencial para el desarrollo humano. Sin esta movilidad no nos habríamos expandido alrededor del planeta, ni habrían sido posibles los extraordinarios desarrollos cognitivos y culturales que nos diferencian de las otras especies animales. Ni las civilizaciones, ni la diversidad de lenguas, ni los adelantos tecnológicos fundamentales que caracterizan a nuestra especie, ni la resistencia ni la capacidad de adaptación física, bio­lógica y social de los humanos alrededor del globo habrían sido posibles sin las migraciones. Y, sin ninguna duda, la adaptabilidad desarrollada por distintos grupos humanos al ocupar nuevos ambientes y tener que enfrentarse a nuevos desafíos, enriquece y fortalece a la especie humana en su conjunto. En tercer lugar, se verá que, contrariamente a lo que a veces se supone, las magnitudes comparativas de la migración no son hoy extraordinariamente distintas de las de otras épocas, e incluso en algunos casos son menores. Por último —y esto nos puede servir como síntesis—, esta mirada histórica permitirá ver que, más que un problema, la migración ha sido una oportunidad y una ventaja para la humanidad en su conjunto y para los grupos humanos en distintas partes del planeta, tanto para los que migran como para los que reciben a estos. La dificultad que tienen muchos gobiernos y comunidades para apreciar estas ventajas hoy en día define los debates que se presentan en los capítulos subsiguientes. Dado que resulta del todo imposible ofrecer un panorama completo de los movimientos migratorios humanos a lo largo de la historia en tan corto espacio, se mostrarán

51 Bellwood, Peter, First migrants: ancient migration in global perspective, Hoboken: Wiley-Blackwell, 2013.

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algunos de los desplazamientos más significativos. Se trata de movimientos que resaltan por diversas razones: porque expandieron a los seres humanos por los distintos continentes y ambientes del planeta, y poblaron regiones antes deshabitadas; porque sirvieron para desarrollar y transportar adelantos culturales y tecnológicos, alimentos, lenguas y formas de vida; así como para aportar fuerza de trabajo al desarrollo de países y continentes; y que han dejado profundas huellas (económicas, sociales, ambientales, culturales) en los nuevos lugares de asentamiento, y en las sociedades que allí se constituyeron y transformaron en consonancia con estos movimientos.

La migración que creó y difundió la especie humana: de África para el mundo

52 Pääbo, Svante,

Neanderthal Man. Search of Lost Genomes, Nueva York: Basic Books, 2014, véanse caps. 1 y 19; Wrangham, Richard, Catching fire: How cooking made us human, Nueva York: Basic Books, 2009, pág. 10; Cela Conde, Camilo, y Ayala, Francisco, Senderos de la evolución humana, Madrid: Alianza Editorial, 2009. 53 Cavalli-Sforza, Luigi

Luca, Genes, peoples, and languages, Berkeley: University of California Press, 2001, págs. 90-94, 132. 54 Fisher, Michael,

Migration: A World History, Oxford: Oxford University Press, 2014, págs. 4-6. 55 Cavalli-Sforza, Luigi

Luca, idem, págs. 92-93.

El ser humano moderno surgió hace aproximadamente 200.000 años en el noreste de África52, y hace entre 100.000 y 50.000 años empezó a expandirse tanto por el resto del continente africano como hacia el sur y el sureste de Asia; continuando luego hace entre 40.000 y 60.000 años hacia Oceanía por el sur, y hacia el interior y el norte del continente asiático (China, Japón y Siberia); y atravesando luego, hace entre 35.000 y 15.000 años, un puente terrestre desde Siberia hacia Alaska para llegar al continente americano. La expansión hacia Europa desde diversas áreas (donde están los territorios que hoy se conocen como Marruecos, Túnez, Oriente Medio y Turquía, Ucrania y los Urales) probablemente ocurrió hace unos 40.000 años. Esta etapa inicial de migraciones dentro y fuera de África se produjo tras un aumento de la densidad demográfica de estas poblaciones de cazadores-recolectores paleolíticos, que los impulsó a buscar nuevos territorios, ayudados por nuevos desarrollos tecnológicos (como la navegación, necesaria para la expansión por las costas del océano Índico hacia el sudeste asiático). Junto con estas herramientas, un recurso fundamental que favoreció la movilidad fue el desarrollo del lenguaje, que hizo posible el intercambio de información sobre la exploración de nuevos lugares53 . El crecimiento demográfico de estos grupos de cazadores y recolectores nómadas también pudo verse limitado por las enfermedades endémicas de África y la escasez de recursos alimenticios, ligadas a las fluctuaciones estacionales o a cambios climáticos mayores, que pudieron llevarlos a moverse, desarrollando un conocimiento de las oportunidades de supervivencia ofrecidas por diferentes ambientes54 . En esta etapa inicial de expansión y aumento de las poblaciones humanas se desarrollaron habilidades y tecnologías civilizatorias fundamentales, como la fabricación de herramientas y armas de caza y pesca cada vez más ligeras y eficientes. Pero el aumento poblacional de los cazadores-recolectores era lento: se ha calculado que hace 100.000 años, justo antes de la expansión fuera de África, la población humana era de unas 50.000 personas; y hace 10.000 años, entre el fin del Paleolítico y el inicio del Neolítico, al aparecer la agricultura, la población del planeta podría haber sido de cinco millones55 . Cuando nuestros antepasados dejaron de depender solo de la extracción de recursos naturales y comenzaron a domesticar plantas y criar animales, se abriría paso a una nueva etapa de crecimiento demográfico y expansión humana.

La revolución neolítica y las expansiones agrícolas La domesticación de las plantas fue el resultado de siglos y quizá milenios de observación y experimentación en áreas geográficas muy distantes entre sí, probablemente estimulados por cambios climáticos que modificaron la flora y la fauna. Lo que se sabe es que los 54

El globo en movimiento: una breve historia de las migraciones de todos y de todo


humanos comenzaron hace unos 10.000 años a complementar la caza y la recolección con la producción de alimentos vegetales, y con la cría de animales. La producción de alimentos apareció en distintos lugares del planeta en distintos momentos (véase recuadro)56 , y produjo la llamada revolución neolítica, que supuso una transformación radical en la forma de vida humana, sostenida sobre una mayor y más segura disponibilidad de alimentos. Esto disparó el crecimiento de la población, nuevas situaciones de saturación de densidad poblacional y movilizaciones en busca de nuevas tierras de cultivo. De todas las áreas de surgimiento de la agricultura, se cree que fue en la llamada «media luna fértil», entre Egipto y el Golfo Pérsico, donde su expansión fue más favorable y rápida. Esto quizá se debió a la continuidad geográfica y ecológica con las regiones vecinas, que permitió la adaptación de los cultivos allí desarrollados a los climas y ambientes cercanos de Europa, Irán, Pakistán, la India y Egipto, hacia donde se expandió entonces la economía agrícola57. CENTROS DE APARICIÓN Y DIFUSIÓN DE LA AGRICULTURA 11000 a. p.: Mesopotamia, Persia, levante mediterráneo («media luna fértil»). 9000 a. p.: China, cuenca de los ríos Yangtsé y Amarillo. 9000-6000 a. p.: tierras altas de Nueva Guinea. 5000-4000 a. p.: México Central, norte de Sudamérica. 5000-4000 a. p.: África subashariana(*), Amazonia(**). 4000-3000 a. p.: Este de Norteamérica. a. p.: antes del presente. (*,**): en discusión. Fuente: Diamond y Bellwood, 2003

Entre 9.000 y 5.000 años antes del presente (a. p.) tuvieron lugar una serie de movimien­ tos migratorios fundamentales, que difundieron la agricultura desde Oriente Próxi­mo y desde otros centros de irradiación. Existen dos teorías sobre la expansión de la agricultura y la nueva economía que esta hizo posible, esenciales para el crecimiento de la población y la ocupación paulatina de todo el planeta. Una de ellas afirma que este fue un proceso de difusión cultural, en el cual lo que pasó de un sitio a otro fueron las destrezas técnicas del cultivo de plantas, sin desplazamientos significativos de personas (los conocimientos habrían sido transportados por unos pocos individuos que se movían en circuitos de intercambio). La otra, formulada por el demógrafo y genetista Luigi Cavalli-Sforza, afirma que se trató de un proceso de difusión «démica», es decir, de aumento de población y una paulatina «ola de avance» de grupos con este conocimiento y forma de subsistencia, que ocuparon nuevos espacios y sustituyeron a las poblaciones originarias de cazadores recolectores. Esta última teoría, apoyada en datos genéticos, arqueológicos y lingüísticos, supone que se produce un crecimiento y saturación demográficos posibilitados por los desarrollos tecnológicos, a lo que sigue una dispersión de población hacia regiones con menos densidad, donde tiene lugar una mezcla, inicialmente limitada, con las comunidades de los nuevos territorios. De este tipo habría sido la migración que difundió la agricultura por Europa desde la «media luna fértil» del levante del Mediterrá­neo siguiendo un eje noroeste hasta llegar finalmente a las islas británicas. Paralela o posteriormente a esta, tuvieron lugar expansiones poblacionales en distintas regiones, como la llamada expansión

56 Diamond, Jared y Bellwood, Peter, «Farmers and their languages: the first expansions», Science, vol. 300, 2003, págs. 597-603. 57 Cavalli-Sforza, Luigi

Luca, Genes, idem, págs. 97-98.

55


40.000

¿30-50.000?

100.000

>40.000 (¿50-60.000?)

Figura 2 Expansión humana y poblamiento temprano de los continentes, entre 100 000 y 15 000 años Antes del Presente (AP) Adaptado de Cavalli-Sforza 2001: 94

58 Livi Bacci, Massimo, Breve historia de las migraciones, Madrid: Alianza Editorial, 2012, págs. 17-19.

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bantú, de importancia clave para el poblamiento del continente africano58 . Otros especialistas argumentan que la expansión de la agricultura desde distintos centros originarios pudo ocurrir tanto a través de la difusión de conocimientos técnicos de uno a otro grupo humano, como a través de la expansión poblacional, y que el peso de estos dos mecanismos pudo haber sido distinto en cada caso. Sin entrar en los debates especializados, se sabe con certeza que estos procesos cambiaron las formas de vida de agricultores y cazadores recolectores en distintos esce­narios geográficos y culturales, y que entrañaron la distribución de lenguas y genes, características físicas, conocimientos y tecnologías. Transiciones agrícolas equivalentes a la que difundió El globo en movimiento: una breve historia de las migraciones de todos y de todo


15-35.000

la agricultura desde el Medio Oriente tuvieron lugar en China, en las cuencas de los ríos Yangtsé y Amarillo (hace 9.000 años); en las tierras altas de Nueva Guinea (entre 9.000 y 6.000 años a. p.); en México central y en el piedemonte del norte de los Andes (ambas entre 5.000 y 4.000 a. p.); en África subsahariana y en la Amazonia (probablemente entre 5.000 y 4.000 a. p.), y en el este de Norteamérica (hace entre 4.000 y 3.000 años)59. Las migraciones ligadas a la expansión de la agricultura están en general asociadas a la ocupación de territorios menos poblados o sin población, y a la sustitución paulatina de formas de vida cazadoras-recolectoras por sistemas agrícolas de producción (pero a veces también a la coexistencia y asociación entre grupos con estas distintas estrategias productivas).

59 Diamond, Jared y Bellwood, Peter, «Farmers and their languages: the first expansions», Science, vol. 300, 2003, págs. 597-603.

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Las expansiones bantúes Un caso típico de expansión demográfica en forma de «ola de avance» empujada por el crecimiento demográfico, que se cuenta entre los grandes movimientos migratorios del planeta, es el conjunto de expansiones de grupos de lengua bantú. Se trata de una se­rie de movimientos de población que ocurrieron a lo largo de cinco milenios a través de diversas regiones y ambientes de África. Estos movimientos llevaron a los hablantes de lenguas bantúes a expandirse desde sus sitios originales entre Camerún y Nigeria hasta toda el África central y meridional, empezando hace aproximadamente 3.500 años, y todavía en curso cuando los europeos llegaron al sur de África a mediados del siglo xvii. Estos movimientos tuvieron lugar en al menos seis oleadas que pusieron en contacto a bantúes de economía predominantemente agrícola con los pueblos cazadores-reco­ lec­tores batwa (hasta hace algunos años, llamados pigmeos) de las selvas lluviosas, esta­ bleciendo relaciones de intercambio. Las oleadas intermedias contaron con la ayuda del uso de herramientas de hierro, y como resultado de ellas entre el año 1000 y el 500 a. C. los pueblos bantúes se asentaron en la región de los grandes lagos de Uganda y Kenia60 , para comenzar luego la ocupación de la cuenca sur del río Congo. Estas migraciones difundieron la agricultura, la metalurgia y nuevas formas de organización social y asentamiento sedentario, estimulando mezclas de población y transformaciones económicas, sociales, lingüísticas y ecológicas desde el centro hasta el sur del continente. Como producto de estos procesos hubo numerosos cacicazgos, reinos y ciudades-estados de variable tamaño con economías complejas que incluían la agricultura, la metalurgia de hierro y oro, el comercio, y el ganado como base de la riqueza, en la cuenca del Congo, la región de los grandes lagos, y más al sur, incluyendo el gran reino de Zimbabue de los siglos xv y xvi 61. Entre otros resultados de estas migraciones, hoy un tercio de la población africana —unos 250 millones de personas— habla unas 1.500 lenguas de la gran familia lingüística bantú62.

Las migraciones indoeuropeas 60 Cavalli-Sforza,

Luigi Luca, Genes, peoples, and languages, Berkeley: University of California Press, 2001, págs. 124, 165-166. 61 Ver Ehret, Christopher,

«Equatorial and southern Africa, 4000 BCE-1100 CE», en McNeill, William H. (ed.), Berkshire Encyclopedia of World History, vol. 2, Great Barrington, Massachusetts: Berkshire Publishing Group, 2005, págs. 664-670. 62 Nurse, Derek, «Bantu languages», en Brown, Keith, y Ogilvie, Sarah (eds.), Concise encyclopedia of languages of the world. Londres: Elsevier, 2010, págs. 136-143.

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Así como las condiciones ecológicas de la «media luna fértil» de Oriente medio hicieron posible el desarrollo exitoso de la domesticación de plantas y la economía agrícola, las de la llamada «estepa eurasiática» fueron propicias para el desarrollo del pastoreo. Se ha sostenido que desde esta región se difundieron, a través de sucesivas oleadas migratorias, la domesticación del caballo, el carro con ruedas y las lenguas indoeuropeas, de las cuales se originaron las lenguas europeas, las de Asia Menor, Irán, Afganistán, el norte de la India y Nepal. Pero existen diversos modelos y teorías que enzarzan a arqueólogos y lingüistas en un rico debate sobre el área geográfica de estos orígenes (Anatolia o los Balcanes, en lugar de las estepas del sur de Rusia y Ucrania) y las características de estos migrantes (agricultores pacíficos o conquistadores ecuestres). El primer modelo plantea una expansión de los indoeuropeos ligada a la agricultura. Se trataría de un proceso pacífico de difusión démica, a través de muchas generaciones, de agricultores neolíticos que emigraron hace 9.000 años desde el Medio Oriente y Anatolia (hoy Turquía). Estos habrían penetrado a Europa, sustituyendo exitosamente la lengua y forma de subsistencia de los cazadores-recolectores previos, por la agricultura y las lenguas indoeuropeas originarias.

El globo en movimiento: una breve historia de las migraciones de todos y de todo


LENGUAS INDOEUROPEAS, RAYOS DE UNA ESTRELLA MIGRATORIA Lenguas célticas: gaélico (irlandés, escocés), galés, bretón. Lenguas itálicas, cerca de 30 lenguas derivadas del latín, también llamadas neolatinas, románicas o romances: francés, español, portugués, italiano, rumano, catalán, provenzal, entre muchas otras. Lenguas germánicas: inglés, holandés, alemán, lenguas escandinavas (noruego, islandés, feroés, sueco, danés). Lenguas bálticas: lituano, letón. Lenguas eslavas: ruso, bielorruso, ucraniano, polaco, checo, eslovaco, esloveno, serbocroata, macedonio y búlgaro. Lenguas balcánicas: albanés, única lengua sobreviviente de las lenguas de los tracios, dacios e ilirios. Griego: el griego actual se deriva del griego antiguo, cuyas fuentes escritas datan del siglo XIII a. C. Anatolio: la más documentada es el hitita. Algunas lenguas anatolias sobrevivieron hasta el primer milenio a. C. Frigio: la lengua de los conquistadores de los hititas sobrevivió hasta entrado el primer milenio a. C. Armenio: solo una parte del vocabulario del armenio anti­ guo, que viene del primer milenio a. C., sobrevive en su lengua actual. Lenguas iranias: predominantes hoy en Irán, Afganistán y Pakistán, y con hablantes en muchos sitios de una vasta región mayor, inclu­ yen el persa o farsi, el pastún, el kurdo o el balu­ chi, entre otros. Lenguas indoarias: un vasto grupo de lenguas que cubren dos tercios de la India, de los cuales derivan las lenguas mo­ dernas como el hindi, el urdu y el gujarati, con abundantes testimonios en la literatura sánscrita. Lenguas tocarias, dos lenguas extintas en el año 1000 d. C. que se hablaban en los oasis de la Ruta de la Seda: turfanio o tocario oriental, y kucheano o tocario occidental.63 LENGUAS UGROFINESAS A pesar de no ser indoeuropeas en su estructura, el húngaro, el finlandés, el estonio y el sami (lengua del pueblo indígena de Fennoscandia) forman parte de la geografía lingüística de Europa central y nororiental. Estas lenguas llegaron al continente europeo 63 Mallory, James P.,

«Indo-European Migration», en McNeill, William H. (ed.), Berkshire Encyclopedia of World History, vol. 3, Great Barrington, Massachusetts: Berkshire Publishing Group, 2005, págs. 975-981.

entre los siglos I y IX a. C., y eran habladas por tribus originalmente asentadas en los montes Urales, que emigraron hacia el oeste cruzando el Mar Negro y los Cárpatos para finalmente establecerse en distintas partes de Europa. Aunque todas estas poblaciones en buena medida se asimilaron culturalmente a sus nuevos hogares, conservaron su identidad lingüística como forasteros.

Un segundo modelo sitúa en la vasta región de estepas entre los mares Báltico y Caspio a una cultura de pastores seminómadas que habrían domesticado el caballo, que manejaban carros tirados por bueyes y construían tumbas en forma de túmulos (kurgan). 59


La historia nos demuestra que sin migraciones no existiríamos: de no haber sido migrantes los humanos no seríamos quienes somos hoy. Para muchos la migración es uno de los problemas más importantes de la sociedad contemporánea. Pero ¿cuáles son los «problemas» inherentes a esta? ¿por qué genera tanto debate el tema de la migración y los migrantes? Un detallado recuento de uno de los fenómenos sociales y políticos más antiguos y decisivos de la humanidad, este libro es una invitación a la apertura, a recordar la complejidad del tema y proponer una visión abarcadora para intentar entenderlo.

Edición a cargo de Pablo Larraguibel Diseño: Irene Savino Infografía: Alejandra Varela Primera edición, 2019 © 2019 Alejandro Reig y Roger Norum, texto © 2019 Ediciones Ekaré Todos los derechos reservados Av. Luis Roche, Edif. Banco del Libro, Altamira Sur. Caracas 1060, Venezuela C/ Sant Agustí 6, bajos. 08012 Barcelona, España www.ekare.com ISBN 978-84-948900-4-8 Depósito Legal B.14492.2019 Impreso en Barcelona por Comgrafic


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