CUESTIONES DE FONDO SOBRE LAS DIFICULTADES PRESUPUESTARIAS DE LA ACG Poniéndonos en situación La utilización cristiana del dinero es una de las cosas más difíciles de llevar a la práctica, puesto que el seguimiento de Jesús fue enunciado desde un programa de máximos, por un Jesús que se desborda en sus actuaciones, tanto de perdón, como de amor. Él no pone nota a la salvación, no tenemos que aprobar, simplemente porque ha venido a salvarnos. Lo que nos dice es que tenemos que hacer la voluntad del Padre, como María en la Anunciación. Antes de comenzar quiero decir, como la teóloga alemana Dorothee Sólle, «Es verdad, he olvidado que como plátanos...» 1 Yo también tengo fallos en mi comunión cristiana de bienes. La Comisión Permanente me mandó un material (VER) al que fui añadiendo reflexiones, para a continuación plantear un (JUZGAR) con las dificultades propias de que en aquellos años se utilizaría probablemente el trueque. Finalmente planteé un (ACTUAR) con algunas pistas concretas que nos puedan ayudar en la reflexión personal y de grupo.
VER Hay varios aspectos fundamentales que, a nuestro juicio, son las cuestiones de fondo por las que venimos arrastrando grandes dificultades con el Presupuesto General en la Acción Católica General. Estos aspectos son los siguientes: 1 La Comunión Cristiana de Bienes. 2 “A vino nuevo, odres nuevos” 3 Los recortes son para todo… y para todos. 4 ¿Para qué mandamos dinero a Madrid? ¿Por qué tienen que estar liberados en Madrid los miembros de la CP? 5 No necesito nada más allá de mi parroquia - no necesito nada más allá de mi diócesis. 6 Con la que está cayendo, la ACG no es una prioridad…
1.- La Comunión Cristiana de Bienes. Desde junio de 2010, la ACG aprobó un nuevo modelo de realizar la reflexión personal y colectiva sobre nuestros bienes. Uno de los aspectos de la reflexión es el compromiso económico de cada miembro de la ACG con el presupuesto diocesano y general. Este nuevo modelo no fijaba una cantidad desde el nivel general a cada militante y diócesis, sistema conocido como de “cuotas”, sino que incidía en una reflexión cristiana de los bienes a la luz del evangelio, para que cada uno aportase en la medida en la que consideraba necesario y pudiese. Este modelo, más exigente en la reflexión personal y en la puesta en común en grupo, parroquia y diócesis, y menos impositivo, favorece que cada persona pueda aportar en función de su situación personal, dando por supuesto la exigencia que todo creyente tiene consigo mismo y con las mediaciones eclesiales a las que está vinculado. Para algunos miembros de ACG este ha sido un cambio muy profundo, viviendo anteriormente en un sistema en el que se le “comunicaba” a cada diócesis lo que debía aportar. Estos cambios son paulatinos en el tiempo, no suceden de un año a otro; sin embargo, hay personas en las que dichos cambios ya no se producirán. De todas formas nuestra percepción es que la Comunión Cristiana de Bienes se lleva a cabo de forma bastante deficiente a nivel personal, grupal, parroquial, diocesano y general. Muchas personas comunican una cantidad en su equipo, se suma el total y ya está. Otras muchas no 1
Esta es nuestra fe, cap.1 Luis González-Carvajal. Para los que no sepan de que va, les recomiendo el libro.
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comunican nada, la CD hace una estimación, lo comunica al nivel general y después tiene que pelear a lo largo del curso la estimación que ha hecho. Creemos que son muy escasas las interpelaciones en los equipos de vida sobre esta cuestión y en ocasiones hay personas que plantean que si se va a tratar este asunto en el equipo, pues que abandonarían el grupo. Las situaciones diocesanas son muy diversas, no sólo entre unas diócesis y otras, sino en una misma diócesis. Hay personas que la aportación a la ACG, a la parroquia, a Cáritas, a una asociación civil… lo tiene en cuenta entre las cuestiones fundamentales de su vida y, por lo tanto, de su economía. Y otras personas lo que hacen es aportar algo de dinero a la ACG o a otras realidades, pero es como un extra que “hago ahora porque me lo puedo permitir”. Es la diferencia entre para quien “el compartir forma parte de mi vida o el compartir es dar algo de aquello que “me sobra”. No hay un perfil básico de militante de ACG, sino que la disparidad de criterios, de forma de actuar no es que sea plural, sino que es caótica. Cuando disfrazamos el caos como un ejercicio de pluralidad, es que nos interesa una coyuntura en la que puedo hacer “lo que me dé la gana”. En algunos casos no hay Proyecto Personal de Vida Cristiana; en otras ocasiones lo hay, pero la economía no es un tema que aparezca, porque de estos temas tan personales, dicen algunos, no se puede hablar. En otros casos se habla, pero para comunicar la cantidad que se aporta. Se trata de una comunicación, sin oportunidad a que el equipo reflexione con la persona. Y también hay casos en los que esto se hace adecuadamente, en clave de oración, preguntándose seriamente: ¿qué quiere Dios que haga? ¿Qué necesita la Iglesia de mí? ¿Qué es necesario que aporte para que en mí parroquia, en mí diócesis y a nivel general la ACG sea lo que decidimos hace cuatro años? Al igual que los fariseos, cuando le plantean a Jesús si es lícito pagar el tributo al Cesar, también nosotros sacamos de contexto las cosas: Mateo 6, 3-4: “Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” Es cuestión de ser humilde, de no ponerse medallas…, pero lo hemos sacado de contexto y nos ha llevado a no poder reflexionar sobre ello. Pero nos olvidamos de que Jesús sí reflexionó, lo encontramos en Lucas 21, 1-4: “Alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del Tesoro; vio también una viuda pobre que echaba allí dos pequeñas monedas, y dijo: «En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».” La economía se considera un terreno tabú en el que los demás no debemos entrar, pertenece a la esfera más íntima de cada persona. Sin embargo, la mayoría de las personas expresan que la economía es un medio, un instrumento. También hay dificultades, y muy serias, de miembros de la ACG que se encuentran en situaciones de desempleo o de empleos muy precarios, con sueldos muy bajos, o de personas con pensiones muy escasas, o jóvenes que no trabajan y que disponen de muy poco dinero. Esa es una situación que hay que tenerla en cuenta y es realmente preocupante. Influye en la situación económica de la ACG, pero no de una manera determinante.
2.- “A vino nuevo, odres nuevos” El nuevo Proyecto de Acción Católica General ha traído consigo una nueva etapa en la ACG y en toda la AC. En algunos casos esto ha supuesto una renovada ilusión por el trabajo pastoral
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que tenemos que llevar a cabo y, poco a poco, se va traduciendo en resultados que van ilusionando y haciendo que se recarguen las pilas. Pero para otras personas el Proyecto de ACG no es algo ilusionante, sino algo que no termina de encajar con ellos o que, definitivamente, no es lo suyo. Evidentemente, quien no ama la mediación en la que está, no se siente llamado a apostar por ella, ni con el corazón, ni con la mente, ni con las manos, ni con la cartera. ¿Qué pinto yo en el lugar equivocado? De tal manera que podemos ser, por ejemplo, 100, pero 20 que antes aportaban 1.000, ahora aportan 300. Y el resto se ven sobrecargados con la falta de compromiso de estas personas. Se aporta menos, no por mala intención, sino porque “ya no se vibra con esto como con lo anterior”. Esto no hace más que generar un espacio de confusión, donde algunos se preguntan: ¿cómo puede ser que siendo algunos más que hace un tiempo, ahora no llegamos a lo que llegábamos antes? También hay otros aspectos: el vino nuevo, las personas que después de Cheste comienzan a incorporarse a la ACG, puede que todavía no tengan el grado de sentimiento identitario como para implicarse de lleno en la ACG. Estas personas también deben vivir un proceso gradual de incorporación a la ACG que se debe cuidar y estimular, pero que no tiene por qué dar frutos.2 El “problema” del cambio de las cuotas por la aportación es distinto del problema sobre el sentido de pertenencia y lo abordaremos al final.
3.- Los recortes son para todo… y para todos. Los recortes en subvenciones han hecho que en cuatro años hayamos pasado de 30.000 euros de subvención a 8.000 euros (-73’33%). Esto es un elemento externo que nos afecta, pero que no es la ACG causante del mismo. Esta diferencia recae sobre las diócesis, que también habrán visto mermadas sus subvenciones regionales, provinciales y locales. Y cuando decimos que recaen sobre las diócesis, es que recaen sobre cada uno de los miembros de la ACG. También debemos tener en cuenta que el presupuesto actual de la ACG es inferior a la suma del presupuesto del año 2007 de Adultos, MJAC y la mitad del Junior. Concretamente es un 40% inferior a las cantidades de aquellos años. Es decir, una organización más sencilla y menos costosa que la de hace muy pocos años. Nos deberíamos preguntar qué hubiese sucedido con cada uno de los movimientos anteriores si no nos hubiésemos unido. De todas formas, sin renunciar a las ayudas o subvenciones que legítimamente nos corresponden, debemos crecer en la conciencia de que debemos ser fundamentalmente nosotros los que debemos sostener la ACG. Las subvenciones no deben tener un papel decisivo en la composición de los presupuestos diocesanos y generales. Las estructuras de las organizaciones no suelen ser motivo de subvenciones, así que tenemos que pensar que las tenemos que sostener los militantes. Muchos conocéis mi participación en la Coordinadora Gesto por la Paz de Euskalherria y a lo largo de mi intervención aprovecharé esta experiencia para poner ejemplos. En Gesto por la Paz las subvenciones eran para proyectos concretos, los que no nos subvencionaban los sacábamos adelante con las aportaciones; pero cuando embocamos la fase final de Gesto, ya sin proyectos salvo para la revista, la Coordinadora siguió adelante. El cierre se planificó para mayo, a principios de año se planteó a los socios la posibilidad de pagar todas las aportaciones del año en los 5 primeros meses y si alguien no estaba dispuesto se le cobrarían solo estos meses. La respuesta fue unánime, incluso algunos dijeron que si era necesario pagar más, contaran con ellos. No hizo falta. 4.- ¿Para qué mandamos dinero a Madrid? ¿Por qué tienen que estar liberados en Madrid los miembros de la CP?
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En el pleno alguien comentó que en su diócesis son los nuevos quienes daban lecciones a los militantes veteranos.
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Antes de nada una matización, el dinero que mandamos a Madrid, no es para la diócesis de Madrid, es para el Nivel General. La mayoría ya lo sabéis, pero es bueno llamar a las cosas por su nombre, porque de esa manera las reconocemos más fácilmente y además todos sabemos a qué nos referimos. Estas preguntas y otras de este tipo se hacen con cierta frecuencia. Son preguntas muy razonables desde criterios empresariales o desde un concepto de una asociación que presta servicios a unos clientes. Lo que ocurre es que la tarea que se desarrolla es otra, donde lo que se hace se mueve casi siempre en el terreno humano, en el encontrarse con personas de carne y hueso para hablar, para construir juntos. Para dar respuestas a lo que va surgiendo, a los problemas nuevos. Si queremos crear lazos entre las diócesis, la Comisión Permanente tiene que estar enlazada. La Comisión Permanente no sólo gestiona la ACG (aunque la gestiona), no sólo mueve papeles (aunque mueve muchos), no sólo es una generadora de materiales (aunque los genera), no es una organizadora de encuentros generales (aunque los organiza). La Comisión Permanente realiza una labor de contacto con todos los miembros de la ACG, aconsejando en aquello en lo que puede y sabe. Se hace presente en multitud de espacios eclesiales para que la ACG esté inserta en la dinámica general de la Iglesia en España. Mirarán a la ACG y creerán si ven…3 El tema de la visibilidad tiene su importancia. Podemos decir que es una labor mucho más personal que administrativa. Tiene un componente mucho más misionero que ejecutivo. Es servir y no ser servido. Aceptan la llamada del Señor a dedicar unos años de su vida en cuerpo y alma a la Iglesia a través de la ACG. No les mueve ningún beneficio personal, porque no lo hay. No les mueve una posición o un privilegio, porque no lo hay. Los medios de los que nos dotamos son para que las personas que se ofrecen a servirnos durante un tiempo, puedan vivir de forma sencilla y humilde. ¿Tiene posibilidad un presidente o un responsable no liberado, de viajar desde su diócesis a cualquier llamada que posibilite la visibilidad de la ACG? Y si están liberados, ¿qué sentido tiene que cada uno esté en una ciudad distinta? Legítimamente podemos no querer disponer de este modelo de Comisión Permanente y optar por otro modelo de personas que desde sus diócesis, liberadas o no, puedan dedicar a la ACG parte de su tiempo libre o una jornada de 7 horas si estuviese liberada, pero entonces los frutos serían otros. Sólo hay que ver qué ocurre con los movimientos de AC que ya no tienen una CP estable en Madrid o de aquellos que la tienen de forma precaria. La CP tira de nosotros, hacen seguimiento de las cosas que acordamos para que se lleven a cabo, están pendientes de lo que cada uno de nosotros, cada una de las diócesis tenderíamos a dejar a un lado. Mi experiencia en el apoyo a la permanente junto con Mamen el primer año, en que no había responsable de adultos, fue algo que no tenía nada que ver con los liberados, parecía que íbamos a remolque, a dos velocidades. Por otro lado, mi experiencia en el trabajo de la CP de Gesto por la Paz y el tema de la corrección de documentos vía e-mail, o como liarse con el arco iris de las distintas versiones que no contemplaban otras correcciones. Os lo explico. Pese a reunirnos semanalmente, cuando se comenzaba a trabajar un documento se encargaba la redacción a uno de los miembros y empezaba la corrección vía email. El primero en hacer añadidos lo hacía normalmente en rojo y los tachones en negro, el siguiente que corregía sobre el documento corregido lo hacía en azul, pero los tachones seguían en negro. De repente llegaba una tercera corrección, pero sin tener en cuenta las correcciones ya enviadas, al final la secretaria podía terminar haciendo el esfuerzo de unificar ambas. Lo que sucedía finalmente era que el documento que llegaba para trabajarlo en la CP era una fotocopia, y como tal en blanco y negro, y no se veían las correcciones y además contenía más añadidos que redacciones 3
“Mirarán a la Acción Católica General para ver qué se ve y creerán si ven amor a la Iglesia y servicio, compromiso social y alegría”. (Puesta en marcha ACG , Presentación - De los materiales de la Asamblea de Huesca)
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concretas. En conclusión el avance que se quería llevar al debate de la Permanente era muy pequeño, sin las reuniones semanales hubiera sido imposible sacar adelante las cosas. Normalmente las reuniones de la CP eran en Bilbao, pero una vez al mes nos reuníamos en Donostia San Sebastián, y un par de veces al año la reunión era en Vitoria Gasteiz, para que no fueran siempre los mismos los que viajaran, y teniendo en cuenta que para los guipuzcoanos el viaje a Vitoria es muy malo y teniendo en cuenta que en ese momento ningún miembro de la CP vivía en Álava, esta reunión se hacía para estar con la gente de los grupos de allí, porque lo importante era estar juntos, vernos. De ahí surge que la CP tuviera un mensaje unánime que se trasladaba fácilmente a los grupos. Si nos situamos en la clave de que sólo aportamos a Madrid si esto me produce unos beneficios directos, esto rompe por completo el concepto de comunión. La comunión se debe valorar en función de si genera un beneficio al conjunto de todos, desde el más fuerte al más débil, desde la diócesis más fuerte a la más débil. Las diócesis numerosas se pueden permitir una estructura para preparar materiales… pero las pequeñas no ¿Cómo llevamos a cabo esa “comunión” de las necesidades? Parafraseando a J. F. Kennedy “no te preguntes qué puede hacer la CP por tu diócesis, pregúntate que puedes hacer tu por la ACG”. 5.- No necesito nada más allá de mi parroquia & no necesito nada más allá de mi diócesis. La ACG es parroquial, diocesana, general y universal. Estas dimensiones no se enfrentan, sino que se complementan. La pregunta de ¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre? a veces la hacemos en la ACG: qué es más importante, ¿mi parroquia o mi diócesis? ¿Mi diócesis o el nivel general? Si no entiendo la necesidad del nivel diocesano, entonces no he entendido la Iglesia. Si no entiendo la necesidad el nivel general, entonces no he entendido la Iglesia. Hay veces que se tiende a apostar por lo más cercano, por lo que se puede ver y tocar, pero los cristianos tenemos una dimensión universal que se fundamenta en que creemos también en lo que no podemos ver y tocar. El Espíritu Santo nos recorre a todos y es el mismo Espíritu Santo, por lo que para los creyentes no hay barreras. Las fronteras políticas no lo son para los creyentes, en clave eclesial no tienen cabida estas expresiones y conceptos. El nivel diocesano no es el poder político provincial o autonómico. El nivel general no es el Estado Español. Esto debemos tenerlo muy claro y a veces confundimos una cosa con otra.
6.- Con la que está cayendo, la ACG no es una prioridad… Este puede ser un argumento que en estos momentos esté en algunos de nosotros. ¿Es legítimo hacer un esfuerzo de aportaciones a la ACG, cuando actualmente hay otras necesidades tan urgentes? Ante este argumento debemos pensar en la cantidad de personas a las que acompañamos y con las que trabajamos para que crezcan en conciencia cristiana, conciencia que les llevará a crecer en solidaridad con los demás. Si menguamos nuestra capacidad, si no nos dotamos de los medios necesarios para impulsar la tarea que estamos llevando a cabo, ¿quién lo hará? ¿Y quién lo hará con el estilo que emana de las cuatro notas de la AC? Desde la AC han sido promovidas iniciativas diocesanas y generales de compromiso con las personas que peor lo están pasando. Si secamos la fuente de la que manan personas que generan estas acciones, ¿de dónde emanarán? En los Hechos de los Apóstoles se ve claramente que no se pueden abandonar las cuestiones que sostienen a otras cuestiones aparentemente más inmediatas: Hechos 6, 1-4 “En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres 5
de buena fama, llenos de espíritu y sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».” Qué gasto es más importante hoy en España ¿La sanidad o la educación? ¿La aportación a Cáritas o la cooperación con el tercer mundo? ¿La investigación o el INEM? ¿Quito mi aportación a una ONG para el desarrollo en el tercer mundo y le doy el dinero a Cáritas o dejo las dos y saco dinero privándome de algún capricho? Los recortes han llegado a todo, y yo digo estar en contra de los recortes ¿les quito a los de más lejos porque no son mis próximos? En definitiva, hago caridad o justicia, o las dos cosas porque hoy en día ambas son necesarias. Y en todo este guirigay está la ACG a la cual yo pertenezco, y vuelvo a la pregunta anterior ¿Qué puedo hacer yo por la ACG? Tres cuestiones a tener en cuenta: Lo urgente y lo importante. Muchas veces equivocamos ambos términos. Urgente es apagar el tejado de una casa que está ardiendo, lo importante es no almacenar material inflamable en un lugar inadecuado. Si solo nos dedicamos a resolver lo urgente cada día tendremos más urgencias. Debemos hincar el diente a lo importante, no dejando desatendido lo urgente, pero dando prevalencia a lo importante. De esta forma, poco a poco iremos teniendo menos urgencias. Hace años una campaña médica decía que es mejor prevenir que curar. La solidaridad. Preguntando a unos jóvenes en proceso para la confirmación sobre la solidaridad, uno de ellos, estudiante de ingeniería, comentó que el sólo conocía los ejes solidarios, lo que me dio pie para ver esa amplificación del movimiento que se produce en ellos4 y trasladarle al mundo cuando se trabaja la solidaridad. Finalmente lo prioritario en cualquier organización es sacar adelante los objetivos aprobados en la asamblea. También debemos ser coherentes con algunos argumentos que barajamos. Porque nos podemos encontrar cuestionando la aportación económica para el nivel diocesano y general de la ACG, porque hay urgencias sociales que atender, pero después podemos ser claramente permisivos con nuestros deseos y gustos personales, siendo la situación social la misma en ambos casos. Es decir, pedimos una austeridad tal a la ACG que no va en consonancia con la austeridad personal en nuestra forma de vivir cotidiana.
JUZGAR Hasta ahora hemos hecho un VER de la realidad de nuestro movimiento, vamos a comenzar ahora un JUZGAR a la luz del Evangelio y de lo vivido por las primeras comunidades cristianas El Evangelio no nos da muchas pistas concretas, es más bien un programa de máximos: Mt. 19, 16-23 El joven rico Se acercó uno a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener vida eterna?» Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es el Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» Él le preguntó: «¿Cuáles?». Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.» El joven le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué más me falta?» Jesús le contestó: «Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así 4
Un eje solidario es el que va unido de forma rígida a un engranaje y que unido a otro engranaje con eje solidario sirve para elevar la velocidad o amplificar la fuerza.
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tendrás un tesoro en el cielo– y luego ven y sígueme». Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos». En este pasaje Mateo tiene un matiz que no tienen ni Marcos ni Lucas, “quieres ser perfecto”. Hay que tener en cuenta que el evangelio de Mateo va dirigido a las comunidades judeocristianas, que al igual que el joven rico “cumplían”, conocían los preceptos de la ley, pero no el “matiz” que le quiere imprimir Jesús. Con anterioridad al final del capítulo 5 Mateo ya nos ha relatado la explicación a la precisión de Jesús. Mateo 5, 48: “Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.” Nos pide que no nos comparemos con la letra de la Ley sino con el Padre, a nosotros que somos pecadores. Nos está pidiendo confianza ¿acaso Él no nos creó a su imagen y semejanza? Un poco después, al final del capítulo siguiente nos lo volverá a decir: Mateo 6, 26: “Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?” En definitiva, la seguridad no se obtiene con dinero, o nos fiamos de Dios o del dinero. No debemos tener apego al dinero; ahora sí, esto está ya más claro, pero no nos aclarará como se usa. Jesús vive en una sociedad en la que posiblemente se utilizaría más el trueque que las monedas. Las monedas dan la posibilidad de almacenar y no se pudren como el grano o el pescado, y por eso habla del dinero, fundamentalmente a los ricos que son los que lo pueden acaparar. En definitiva Jesús se desborda, le da lo mismo cuando trata del amor, que del perdón, cuando nos envía la gracia o cuando se refiere al dinero, siempre se desborda. Desde esa perspectiva del desbordamiento, del Evangelio, no vamos a poder sacar concreciones, así que vayamos a los Hechos de los Apóstoles. Hechos 2, 44-45: “Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.” Hechos 4, 34-35: “Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.” Solo nos dice que lo que repartían lo hacían según las necesidades de cada uno. Pero parecen no darse cuenta de que si venden la casa ¿dónde van a vivir?, y que una vez gastado lo obtenido con la venta ¿de qué vivirán? Si queremos aclaraciones tenemos que ir al contexto, esta radicalidad responde a que los cristianos, aunque todavía no se les llamaba así, pensaban que la venida de Jesucristo glorificado estaba próxima, de ahí que no tengan una visión de futuro. Un poco más adelante en el apostolado de Pablo en Antioquía, aquí es donde se les empieza a llamar cristianos, la cosa parece que cambia un poco. Hechos 11, 29: “Los discípulos determinaron enviar una ayuda, según los recursos de cada uno, a los hermanos que vivían en Judea.”
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Hemos pasado de un quitarnos de encima los bienes, a un compartirlos, una compartir cristiano de los bienes. También la comunidad de Filipos nos aporta algo de luz sobre el compartir los bienes. Hechos 16, 14-15: “Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo. Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa.» Y nos obligó a aceptar.” Teniendo en cuenta que la púrpura era cara, una comerciante como ella debía ser rica y sin embargo pone sus bienes a disposición de Pablo de otra manera, seguramente su casa paso a ser el lugar de la comunidad. Sabemos por Hechos 18, 3-5 que Pablo trabaja como tejedor de tiendas para su sustento, pero sabe agradecer las ayudas, que solo aceptó de sus queridos Filipenses. Filipenses 4, 15-18: “Vosotros, filipenses, sabéis además que, desde que salí de Macedonia y empecé la misión, ninguna Iglesia, aparte de vosotros, me abrió una cuenta de haber y debe. Ya me mandasteis a Tesalónica, más de una vez, un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en vuestra cuenta. Tengo lo necesario, y me sobra. Estoy plenamente satisfecho habiendo recibido de Epafrodito vuestro donativo, que es suave olor, sacrificio aceptable y grato a Dios.” Aunque para él vivir de su trabajo es fundamental, sin embargo les agradece el sacrificio que han realizado y les dice que Dios acepta su sacrificio con agrado. ¿Cómo combinar esa visión de futuro y las necesidades del presente, con la confianza en Dios en lugar de la confianza en el dinero? La Iglesia en 20 siglos de historia parece que tampoco lo ha solucionado y ahí tenemos a San Francisco de Asís y a los papas Médicis. Sí, ya sabemos que la Iglesia es santa y pecadora, o como dice el concilio de una forma más suave “formada por pecadores”. Como hemos visto en estos 20 siglos, no nos aclara nada sobre la economía, que en su procedencia etimológica significa la administración de la casa, de oikos=casa y nemo=administración. La única referencia que hace la Iglesia a la economía es cuando se refiere a la economía de la salvación, haciendo referencia a cómo administrar los bienes espirituales. Pero saber administrar los otros bienes, los de la casa, como Dios quiere, también es importante a la hora de hacer reino. Y a nosotros sencillos, militantes de la ACG, que no somos los más listos, nos corresponde no solo hablar de la Comunión Cristiana de Bienes, sino de cómo llevarla a la práctica.
ACTUAR Si hasta ahora he sido, no se si, un inconsciente o un insensato metiéndome en estos berenjenales, ahora voy a ser un osado intentando dar pistas para el ACTUAR concreto en este tema de la aportación al movimiento, dentro de esa idea cristiana de la Comunión de Bienes, y hacerlo en una realidad tan compleja como la actual, con esta crisis que hace que el futuro sea más difícil de vislumbrar. Pista: Quiero empezar aprendiendo de los errores, que al fin y al cabo es como aprende el ser humano. Errores: 1º Los céntimos en la mensualización de la cuota anual. Conozco de militantes que cuando se aportaba con el modo cuota realizaban los pagos fraccionando la cuota anual en mensualidades, pero lo hacíamos con céntimos en lugar de con un redondeo al alza. Este 8
puede ser un ejemplo de una mala situación de partida a la hora de situarnos ante esta reflexión sobre la comunión de bienes. 2º No podemos condenarnos a un “austericidio”, como se dice ahora. En la Asamblea de Cheste fijamos los objetivos, es decir ¿Qué queremos? La estructura que nos dimos en el proyecto fue la respuesta al ¿Qué necesitamos? No podemos renunciar a la evangelización tal y como lo decidimos a no ser que traicionemos nuestro proyecto. Estamos como los Israelitas tras haber salido de Egipto, rebelandose contra Moisés o contra Yahveh por haberles sacado de allí. El motín nos lo narra tanto Éxodo como Números. Aunque el texto del Éxodo es más antiguo, vamos a empezar por el de Números porque pertenece a una, podríamos decir, segunda reflexión con un recuerdo de Egipto todavía más idílico si cabe. Números 11, 4-6: “La masa que iba con el pueblo estaba hambrienta, y los hijos de Israel se pusieron a llorar con ellos, diciendo: «¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos! En cambio ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná».” Números 14, 1-3: “Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos y el pueblo se pasó llorando toda la noche. Los hijos de Israel murmuraban contra Moisés y Aarón, y toda la comunidad les decía: «¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto; o, si no, ojalá hubiéramos muerto en ese desierto! ¿Por qué nos ha traído el Señor a esta tierra, para que caigamos a espada, y nuestras mujeres e hijos caigan cautivos? ¿No es mejor volvernos a Egipto?».” Éxodo 17, 3: “Pero el pueblo, sediento, murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?» … 7 Y llamó a aquel lugar Massá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está el Señor entre nosotros o no?».” No podemos volver a Egipto, si consideramos que el proyecto aprobado en Huesca era un avance con respecto a la situación anterior. Si lo reafirmamos en Cheste, ¿vamos a arrojar la toalla a la primera de cambio?, ¿somos como los israelitas en el desierto o queremos sacar adelante el proyecto?, ¿éste va a ser nuestro Massá y Meribá? [Salmo 95 (94) 8 «No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Massá en el desierto]. Los israelitas finalmente siguieron adelante, ¿y nosotros? Algunas propuestas existentes: Vamos a tratar el tema desde los porcentajes, que es como están hechas algunas propuestas existentes 1-A.- Los gobiernos del primer mundo se comprometieron a dar un 0’7% de su PIB, para proyectos de desarrollo al tercer mundo. Aunque ningún país lo está dando, un par de ellos se acercaron bastante en tiempos de bonanza. 1-B.- Cuando al presentar la declaración del IRPF, marcamos la X en el apartado dedicado a la Iglesia, el gobierno entrega a la misma un 0,7% de nuestros impuestos relativos a los rendimientos del trabajo, pero solo de aquellos que presentan declaración de IRPF y pueden marcar la X. 2.- La Biblia nos habla del diezmo, que luego continua la Iglesia, un 10%, pero desconozco el número de casos de los que lo aportan. 3.- Cáritas cuando hace campaña para los desfavorecidos nos propone, al menos en mi diócesis, donar un día del sueldo/pensión al mes. Pasado a porcentaje un día de 30 días que tiene un mes es un 3’33% o bien (3x12=36%) anual.
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La diversidad es grande y puede que nos despiste, vamos a centrar un poco la cantidad, el porcentaje de mi aportación con respecto a mis ingresos: Vamos a poner como ejemplo un mileurista, antes se hablaba de ellos como algo entre común y bajo, hoy en día quizá el termino debería ser ochocientoseurista, pero utilizaré los 1.000€ porque es una cifra más redonda y fácil de ver los cálculos: 0’7% vendría a ser 7€ al mes, es decir 98€ al año 10% sería 100€ al mes, es decir 1.400€ al año, Los 7€ nos puede parecer poco y 100€ quizá pueda parecer mucho. Seamos más concretos y vamos a ser conscientes de que los ingresos de una persona pueden ser los de toda la familia, pongamos 4 personas, los 1.000€ se quedarían en 250€ por miembro de la familia y entonces el 10% sería 25€ mensuales o 350€ anuales. Vemos que entre los 25€ de aplicar el 0’7 y los 350€ del 10%, una vez equilibrado con la realidad de ingresos familiar, sigue habiendo mucha diferencia (9.03% para ser exactos). Quiero decir con esto que hay posibilidades, muchas. Esto teniendo en cuenta que normalmente se hace desde el neto (lo que me ingresan de la nómina o pensión), pero ¿porque no hacerlo desde el bruto como nos lo hace Hacienda o la Seguridad Social? Ahora bien, no todos ganan esto, los hay que tienen más ingresos o bien ingresan los dos, o tienen más o menos hijos, otros están con la hipoteca… A esto hay que aplicarle dos premisas más: A) Algunos de nosotros están en el paro y no pueden aportar y otros tienen unas pensiones tan bajas que les puede resultar difícil. Entre todos tenemos que aportar para cubrir el presupuesto del movimiento. Hay gente que puede dar muy poco, visto desde el lado del que puede dar más. Para otros esa misma cantidad puede ser enorme si la comparamos porcentualmente con sus ingresos. Tengamos en cuenta que hay que echar muchas gotas a un vaso para llenarlo, pero solo hace falta una para que se desborde. B) Tiene que dar más el que más tiene. No solo al aplicar un mismo porcentaje una persona con más ingresos podrá hacer una aportación mayor, sino al igual que en la aplicación de porcentaje en el IRPF la progresión del mismo es fundamental. Para dos militantes que aportan el mismo porcentaje, pero con ingresos distintos, aunque la cantidad sea distinta, la carga que supone tampoco es la misma. A mí esto de los porcentajes me ayuda, aunque sabiéndolo combinar con la cantidad concreta. Os voy a contar, en referencia a este tema, una anécdota que puede la hayáis visualizado también vosotros. Hace unos años, en un pequeño artículo del periódico, venían hablando de la gran aportación que había hecho Bill Gates, fundador de Microsoft, a su fundación de ayuda; no recuerdo ya ni el destino concreto de la ayuda ni la cantidad de la donación. Aunque la cantidad en sí era muy grande lo primero que hice fue buscar datos de lo que ganaba Bill Gates al año y luego simplemente saque el porcentaje de la donación. Conclusión, el que tenía que haber salido en el periódico era yo u otras tantas personas sencillas que aportamos una cantidad más modesta, pero que en comparación con nuestros ingresos supone una aportación mayor a las necesidades de los demás. Desiderátum: ¿Hemos sacado alguna vez el porcentaje de nuestro sueldo que nos gastamos en… lo que solemos hacer por costumbre (cafés, periódico, cine, cerveza…), por no decir en otras cosas también prescindibles y no tan cotidianas? La autofinanciación como garantía de sostenibilidad y libertad para el ejercicio de nuestra labor, la de nuestro movimiento, la de la Iglesia. El uso de mis talentos, que no son solo el dinero, pero que también es al dinero.
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Y cerramos la intervención con dos frases que han salido a lo largo de la charla. La primera del documento de “Puesta en marcha de la ACG” tras la Asamblea de Huesca. Mirarán a la ACG para ver qué se ve, y creerán si ven amor a la Iglesia y servicio, compromiso social y alegría. Toda una declaración de intenciones donde se habla de la visibilidad de la ACG, del servicio, del amor, del compromiso y de la alegría, se lo recuerda Pablo a los Corintios 2 Co. 9, 7 Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría. Este es el capítulo 9 para que no tengáis que buscarlo, aprovecho para deciros que las citas son de la Biblia de Jerusalén. 2 Co. 9, 5-15 Por tanto, he creído necesario rogar a los hermanos que vayan antes donde vosotros y preparen de antemano vuestros ya anunciados generosos dones, a fin de que sean preparados como dones generosos y no como una tacañería. Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia. Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena. Como está escrito: Repartió a manos llenas; dio a los pobres; su justicia permanece eternamente. Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia. Sois ricos en todo para toda largueza, la cual provocará por nuestro medio acciones de gracias a Dios. Porque el servicio de esta ofrenda no sólo provee a las necesidades de los santos, sino que redunda también en abundantes acciones de gracias a Dios. Experimentando este servicio, glorifican a Dios por vuestra obediencia en la profesión del Evangelio de Cristo y por la generosidad de vuestra comunión con ellos y con todos. Y con su oración por vosotros, manifiestan su gran afecto hacia vosotros a causa de la gracia sobreabundante que en vosotros ha derramado Dios. ¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable!
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