Con la contingencia de gripe humana, conocida en sus inicios como gripe porcina, los moneros se dan vuelo para explicar los verdaderos puercos, marranos, cerdos y cochinotes que han propiciado contingencias de envergadura verdaderamente apocaliptica y ni quien se inmute, además de dar cuenta de que el catarrito financiero era en realidad influenza porcina (y especulativa) de la peor cepa.