El Chamuco 266

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Número 266

Bobadilla, Capanegra, Cecilia Pego, Chelo, Chubasco, Gámez, Gantús, Jerge, Jans, Koeys, El Fer, El Trazo Méndez, Manrique, Paty Blanco, Pepeto, Sandoval y Vigo. Colaboradores:

24 de diciembre de 2012

Dirección El Fisgón Helguera Hernández Patricio

Publicidad: Lorena Mar tínez Administración: Lourdes García Edición y web: Alma Soto Zárraga Diseño: Guadalupe Montes Vásquez Distribución: Lucía Hernández Producción: Julio C. Castro

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Querido Santa:

Este año nomás te pedimos que liberes a los 14 inocentes que siguen presos sin pruebas tras los arrestos arbitrarios del 1º de diciembre y visites este link http://ow.ly/gcv2s Gracias.

EL CHAMUCO Y LOS HIJOS DEL AVERNO, revista catorcenal. Año 2012, Núm. 266, 24 de diciembre de 2012, Editores responsables: Rafael Barajas, José Hernández y Patricio Ortiz. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2006-051811084200-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 9349. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 11091. Otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Publicado por CARICATURAS, INTERNET, ANIMACIONES Y REVISTAS, S.A. DE C.V. Domicilio de la Publicación: Agustín González de Cossío #124, Int. 102, Col. Del Valle, C.P.03100, Del. Benito Juárez, México D.F. Tel. 55 75 70 05. Impresión: QUADGRAPHICS. Durazno #1 Esq. Ejido, Col. Las Peritas, Tepepan, Xochimilco, México D.F., C.P. 16010, Tel. 5255-5354; Distribuida por Publicaciones CITEM, S.A. de C.V., Avenida del Cristo #101, Col. Xocoyahualco, C.P. 54080, Tlanepantla, Edo. de México, y por la Unión Nacional de Expendedores y Voceadores de Periódicos de México. Precio: $25.00. El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores. Todos los derechos están reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total del material publicado sin consentimiento por escrito de los editores. La información contenida ha sido obtenida de fuentes que se consideran fidedignas.


Un Domingo en la Alameda… por patricio

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as lonjas se le escurrían por los huecos que dejaba la camiseta del América, siempre corta e incapaz de contener las abundantes carnes de Domingo Arduengo, todólogo de profesión y cantante de ópera por pasión. La raza carrilluda, a la que no se le va una, lo había bautizado como Flácido Domingo y él, más que indignarse por la irreverencia, aguantaba vara con una mezcla de resignación y orgullo de ser comparado con el famoso tenor español. Domingo soñaba con ser descubierto por una televisora y convertirse en el nuevo fenómeno mundial –el nuevo Paul Potts o Susan Boyle– y para darle una ayudadita al destino se inscribía en cuanto programa de talentos se asomaba en el panorama. Ni en la Academia ni en la Voz de México había calificado siquiera a las eliminatorias, pero ni se agüitaba ni se daba por vencido. El éxito mundial llegaría a su debido tiempo y, en lo que eso sucedía, Flácido Domingo era feliz con el reconocimiento de su público fiel, que le aplaudía de pie cuando cantaba, a voz en cuello, arias de ópera mientras vendía esquites, aceitaba bisagras o resanaba paredes damnificadas por el paso del tiempo. Aunque lo suyo, lo suyo, era la ópera, también gustaba de la música popular, y participaba en todo tipo de eventos patrocinados por la delegación, por la parroquia o por particulares. Algunas asociaciones de comerciantes lo contrataban para llevarle mañanitas a la Virgen, jóvenes enamorados le pagaban para llevarle gallo a la novia y directores de escuela lo invitaban a cantar en una que otra kermés o ceremonia de fin de curso. Como un gesto más de reconocimiento a su talento y entrega, en vez de maistro hasta los albañiles lo llamaban “Maestro Flácido” y algunos hasta se quitaban la gorra cuando pasaba enfrente de la obra. Su coro navideño, que cantaba en la Alameda Central todos los sábados y domingos de diciembre, se había convertido en una tradición tan sagrada como ir a 2

sacarse una foto con los reyes magos y, como sabía que las expectativas de la afición eran altas, reunía a sus cantores desde abril y empezaba a ensayar por ahí de mediados de mayo. Lavanderas, vendedores de boletos de lotería –con todo y carrito–, dos quesadilleras soprano, raterillos de poca monta, lavacoches, niños que chambeaban en los cruceros y hasta un policía de tránsito integraban el “Coro Filarmónico Giacomo Puccini”. Ensayaban en el salón de actos de una primaria y, cuando se acercaba diciembre, si el Maestro Flácido consideraba que estaban


listos, hacían breves presentaciones sorpresa en la Alameda –para ir calentando el lugar, decía–. Si algún defecto tenía Flácido Domingo, además del vicio americanista que tantos sinsabores le había provocado, es que era priísta de hueso colorado. Su abuelo había peleado en la revolución con Álvaro Obregón –su familia era originaria de Sonora y él mismo había nacido ahí–, su padre había sido dos veces suplente de un diputado del PRI y le había inculcado a sus hijos el amor por la patria y por las instituciones, que de acuerdo a su cosmovisión eran una y la misma cosa. Cuando el partido tricolor fue expulsado de los Pinos en 2000, a Domingo hasta las ganas de cantar se le quitaron. Que los negros con amarillo gobernaran la capital no le pesaba tanto, pues él mismo sostenía que era la misma gata, pero revolcada. Pero que los rotitos del PAN detentaran la primera magistratura, representó para él un drama más intenso que todas las óperas de Wagner juntas. Por eso, cuando el PRI recuperó la presidencia, “haiga sido como haiga sido”, se fue caminando de rodillas, de la Alameda a la Catedral, cantando L’elisir d’amore, de Gaetano Donizetti. Por eso, para el “tenor de Huatabampo” –como lo había bautizado algún periodista, demasiado solmene para referirse a él con su nombre de batalla– el primer recital de la temporada Alameda 2012 revestía una importancia especial. Sería un homenaje al presidente electo, que ese primero de diciembre se convertiría en presidente en funciones. El sábado 1º llegó a la Alameda al rayar el alba, para barrer, recoger la basura y acordonar el espacio que serviría más tarde de escenario al Coro Filarmónico. Estaba tan concentrado en sus tareas, cantando como era su costumbre, que ni cuenta se dio de los contingentes que desfilaban por Avenida Juárez, protestando contra la imposición presidencial, ni de los batallones de granaderos que se

movilizaban en todas direcciones, ni de los vándalos que rompían vitrinas y que usaron el Hemiciclo a Juárez como pizarrón. Lo que lo arrebató de su ensimismamiento melódico fue un garrotazo despiadado en el lomo, que le sacó el aire y lo tiró sobre el cajón de bolear de un muchacho al que también le estaban lloviendo los catorrazos. Ya en el suelo, un par de granaderos lo patearon e insultaron a voluntad, y él –acostumbrado a la mala vida, no era la primera vez que lo golpeaban– nomás se hacía bolita para aguantar mejor los impactos de las botas, se retorcía y gritaba “Yo no hice nada, yo no hice nada! ¡Yo nomás canto!” “¡Pos orita vas a cantar bonito!, ¿verdá pareja?”, comentó socarronamente uno de los granaderos, que lo ayudó a pararse, jalándolo de los pelos, mientras el otro le seguía atizando en las piernas con la macana. Sin prestar atención a sus aclaraciones y lamentos, Domingo y el bolero –un muchachito de veintitantos años que había aparecido de la nada haría dos meses y se había instalado en ese rincón– fueron subidos a una camioneta, en donde había otra bola de muchachos, un viejito y una señora, todos maltrechos por los golpes y algunos llorando a causa de los gases lacrimógenos. A toda velocidad fueron trasladados a una agencia del Ministerio Público, en donde fueron presentados ante la jueza como los “beligerantes que atentaron contra el Hemiciclo.” “Este panzón dice que le gusta cantar”, gritó desde una esquina, apuntando con el garrote a Flácido, uno de los granaderos que lo había detenido. “Pues entonces a cantar, mi rey. Quién soy yo para cortarle la inspiración…”, respondió la señora ministra, finísima ella, que giró instrucciones para que lo sometieran al interrogatorio de rutina. El procedimiento fue especialmente riguroso, pues los oficiales encargados de aplicarlo eran ambos fanáticos de las chivas y la camiseta de las águilas, que para Domingo era una segunda piel, no contribuyó a generar un ambiente de tolerancia. Madreado y adolorido, con agua mineral todavía chorreando de las narices, fue trasladado a una pequeña celda en la que se hacinaban el resto de los detenidos de ese día y otros que ya estaban ahí antes que ellos. Horas después trasladaron a los caballeros al Reclusorio Norte y a las damitas al de Santa Martha Acatitla. Al paso de los días, algunos de los muchachos fueron liberados por falta de méritos. Pero el Maestro Flácido seguía encerrado y no tenía para cuándo, acusado de atentar contra la paz pública, daño en propiedad ajena, resistencia al arresto y agresión a la autoridad. César, el bolerito, también seguía ahí adentro y tampoco albergaba muchas esperanzas de salir. Lo que los salvaba era la música. César había resultado ser un barítono natural y con muy buen oído. Si se aplicaban, el dueto “ Giuseppe Verdi” estaría listo para cantar un par de arias en el Festival Navideño del Reclusorio.

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por el trazo mĂŠndez

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por chelo

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por manrique

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por la dama

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bobadilla

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por capanegra

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Dios según…

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por paty blanco

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por sandoval

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por chubasco

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por paty blanco

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Disputa ateo l贸gica por vigo

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por la dama

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por rius

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por El fisg贸n

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Respuesta correcta

por chelo

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por KOEYS

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por pepeto

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por cecilia pego

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por jerge

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Saludos

a los siguientes sobrinos del averno: • Prof. Enrique Rosales Rojas • Stilyanos García Vackines • Alejandro Lugo Moreno • César Llaguno Romero • Dionisio Barrera Jiménez • Osvaldo Rigel Barreta • David Rivera Ogalde • Obed Palagot • Sandino Jaramillo Roja • Roberto Fabián Duarte García • Eduardo Daniel Columna • Daniel García Vázquez • Carlos Miguel Ángel García • Bryan Reyes Rodríguez • Rita Emilia Neri • LaLo Saavedra • Kevin Cabrera • El Sam de Michoacán • Vikoro Oropeza Laguna • Ofe Ocaña • Salvador Ramírez • Lupita Martínez • Erick Parraguirre • Mauricio Borrego Mora • Sergio Camacho, Serch • Rafael de Loera Silva • Daniel Díaz Calderón • Ramontzin • Delfino Flores García • Enrique Monroy • José Alfredo Esparza Nevarez • Guadalupe Gladys López Hernández • Fermín Cruz Hernández • Alfredo Higuera Madrigal • Juan Mario Benavides 46

Fistol de oro para 500 diputados Para la Cámara de Diputados no hay política de austeridad. El Comité de Administración de San Lázaro se olvidó del latón en los pines que entregó en un inicio a los legisladores y aprobó que se les dé uno de oro de 14 kilates. Dicho Comité autorizó la compra de 500 pines de oro, con un valor unitario de 3 mil 840 pesos, ya con el IVA incluido, es decir, la Cámara pagará por este regalo para los diputados un millón 919 mil 800 pesos. Y todo porque los pines de latón, que tienen una forma cuadrada con un escudo nacional y un fondo negro, no fueron del agrado de los legisladores. Ante la Fiebre del Oro estos políticos pobres, sin el mínimo decoro ¡enseñan todos... el cobre! El Poeta del Nopal

ESTÓMAGO REVUELTO El lunes por la mañana, al iniciar con la mejor buena vibra esta semana, fui a la papelería por unas fotocopias, y la vendedora y algunos clientes estaban embobados en la televisión con un programa de chismes matutinos de modas. Mi sorpresa fue escuchar parte de lo que comentaban las conductoras del programa. El tema central era el atuendo del nuevo presidente de la República y la nueva Primera Dama; que si era adecuado, que si se sacaron un 10, que si combinaron piezas, en fin, en poco tiempo sentí como se me revolvió el estómago y lo malo es que el chisme hacía más lenta la atención de la vendedora, lo que alargó mi estancia en el establecimiento... Continúo descifrando si las náuseas se debieron a aceptar a Enrique Peña Nieto como el nuevo Presidente y a la actriz de telenovelas como la Primera Dama, a la perrada enalteciendo la televisión como el mejor medio de comunicación, al tema central del programa o a que no había desayunado. Paola Magdalena Hernández Herrada

Comisión Anticorrupción La Comisión Nacional Anticorrupción que propone el Presidente electo de México es retórica pura y demagogia, será como un niño armado con una resortera... tal vez un niño bien intencionado y muy listo, pero niño al fin, enfrentando a un furioso león hambriento. Resulta fácil imaginar el desenlace.


La Comisión Anticorrupción debe estar en la conciencia de Peña Nieto, en la conciencia de los Secretarios de Estado, en el leal saber y entender de los representantes del pueblo, en la conciencia del titular de la PGR, de los mandos policiacos, de los líderes sindicales y, por supuesto, en la conciencia de los ministros de la SCJN, así como –por lo menos– en la conciencia de quienes tienen gran poder de decisión en la iniciativa privada. Si no se encuentra en esas conciencias tan honorable Comisión, ésta solo será pura retórica y el más despreciable discurso demagógico. José Luis Tejeda

Cafiaspirinas Para palpar las diferencias, en las relaciones México-norteamericanas: AMLO propone un acuerdo para impulsar el desarrollo nacional (crecimiento de la economía, mejorar la distribución del ingreso, que paguen impuestos los ricos y no cargarles la mano a la pobretada) y crear empleo en México. La prioridad para Peña Nieto, en la reunión con Obama, fue el tema migratorio. En pocas palabras, AMLO se remite a las causas esenciales de la migración legal e ilegal a EUA, impulsando la economía mexicana. Peña Nieto se queda en los efectos. Esa es una diferencia medular. Tener idea clara sobre qué hacer en México es cómo recetar cafiaspirinas a un cáncer. Rubén Mújica Vélez

la que verdaderamente delinque de manera más grande e impune en este país, vive en total confort y aumento de riquezas inexplicables, protegiéndose entre ella misma de los ilícitos que cometen, así como ordenando a los legisladores de todos los partidos políticos, crear las leyes que criminalicen la protesta social. Es preocupante saber que en el Distrito Federal a partir de diciembre de 2012, los ciudadanos que realicen protesta social o cualquier reclamo ante cualquier autoridad, corremos el peligro de ser detenidos, de que se nos fabriquen delitos y que se nos envíe a los reclusorios del D. F., con la finalidad de que los encomenderos que hoy administran la capital del país, puedan realizar cualquier acto ilícito sin que nadie les pueda reclamar nada. Para ello cuentan con un incondicional Ministerio Público y un Poder Judicial que consigna y sentencia respectivamente, por orden de las elites gobernantes. Tristemente la capital del país dejo de ser la pequeña isla de endeble democracia, supuesta libertad y cuestionable justicia que representaba hasta antes de diciembre de 2012. Manuel Guerrero Ramos

Un “nuevo” pliego petitorio 1.- Libertad a todos los presos políticos 2.- Derogación del Artículo 362 del Código Penal del Distrito Federal 3.- Desaparición de la PFP y del Cuerpo de Granaderos 4.- Destitución de Manuel Mondragon Kalb 5.- Indemnización a los heridos 6.- Deslindamiento de Responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos Cualquier semejanza con el pliego petitorio del CNH del Movimiento del 68 el PRI la convierte en consecuencia. Qué ganas del sistema de regresar al México conservador y apoderado del miedo y la conformidad. Bueno, por lo pronto, sería bueno que por lo menos en un gobierno de izquierda como el de la Ciudad de México le den especial atención al punto número 2. Víctor Rogelio Caballero Sierra

El DF dejó de ser oasis El inhumano trato a reclusos del D. F., que se pecibe en el reportaje de EL UNIVERSAL, en donde los detenidos padecen situaciones peores que las de una cárcel de la inquisición, está sucediendo en estos momentos a personas que incluso están detenidas por el robo de una lata de atún. Mientras la clase gobernante que es

Nuestro agradecimiento al Sr. Jesús Antonio Ramirez de Toluca, que hace estos collages para informar y concientizar a la gente...

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