Por Fernando Arroyo Ilustraciones: el Donkan
En un hermoso lugar llamado “Bosque mi País” viven cuatro amigos, que como tú, van a la escuela y se divierten. Contri y Bu son ardillas, son hermanos y tienen su hogar en lo alto del Gran Árbol. Yen y Tete son conejos, son hermanos y tienen su hogar entre las raíces del mismo Gran Árbol.
Los cuatro amigos caminan juntos para ir a la escuela. Para llegar, deben cruzar un arroyo de agua cristalina a través de un puente. – ¡Gran problema! –dijo Yen. –No hay puente –confirmó Tete. –Alguien se robó las semillas de contribución –agregó un castor que reparaba el puente.
Cuando llegaron a la escuela, las clases habían comenzado. – ¿Por qué llegan tarde? – preguntó la maestra en la entrada de la escuela. –Rodeamos el arroyo de agua cristalina porque no hay puente, se robaron las semillas de contribución– respondió Contri. – ¿Qué son las semillas de contribución? –interrogó Tete. La maestra les permitió pasar a clase, y dijo que les explicaría lo que son las semillas de contribución y cómo ayudan en Bosque mi País.
La maestra explicó que todos los animales adultos entregan una parte de lo que ganan con su trabajo, así Bosque mi País puede ser un hermoso lugar para vivir. A esta ración que dan, se le llama “semilla de contribución”. Con las semillas de todos los contribuyentes se construyen y reparan caminos, puentes, hospitales, escuelas y todos los servicios que hacen de Bosque mi País un espléndido lugar.
¿Quién recoge las semillas de contribución? – Preguntó Bu a su profesora. –Las semillas las recolecta Satri – respondió la maestra –un búho que entre todos los habitantes hemos elegido porque es honesto, respetuoso, comprometido y muy responsable.Cada mes los animales del bosque llevan las semillas a Satri, quien se encarga de registrar las contribuciones que hace cada habitante responsable para que ninguna semilla se pierda y sean utilizadas para beneficio de todos los que vivimos en Bosque mi País.
Al salir de clases, mientras caminaban rumbo a sus casas, Tete preguntó a sus amigos quién se robó las semillas de contribución que faltaban en el puente. – ¡Vamos a Investigar! –Exclamó Bu, que es una ardilla muy curiosa. Los cuatro amigos fueron a caminar por el bosque, buscando las pistas que los ayudara a resolver el misterio. Como buenos detectives, fueron al arroyo de agua cristalina, el lugardonde fueron robadas las semillas de contribución del puente.
Castor el constructor aún estaba reparando el puente. Contri se presentó: –Buen día señor Castor, somos los detectives de las semillas y vamos a descubrir quién es el culpable de este robo–. Yen, que siempre lleva su libreta para hacer anotaciones, atentamente, comenzó a registrar todo lo que ayudaría en la investigación. Castor Constructor les dio las primeras pistas: –Cuando llegué, había semillas de contribución regadas entre los arbustos y en el arroyo, pero lo que llamó mi atención es que algunas comenzaron a caer de este árbol.
–Tenemos la primera pista –dijo Bu. –La tengo registrada, nada se nos escapa – contestó Yen, levantando su libreta. – ¡Vamos detectives, a buscar nuevas pistas! –exclamó Tete, que es un conejo muy activo. Yen preguntó por qué algunas semillas cayeron del árbol. Contri, muy inteligente, explicó que el ladrón utilizó los árboles para escapar con las semillas. Mientras tanto, Bu ya corría, trepando al árbol que estaba a su lado, sacudiendo las ramas.
– ¿Qué haces Bu?, tenemos que investigar, después jugamos –gritó Tete desde abajo. –Estoy investigando –respondió Bu. Al terminar de agitar las ramas, bajó lo más rápido que pudo y subió después al árbol que tenía a su lado, sacudiendo sus ramas. Para sorpresa de sus amigos, cayó una semilla de contribución, descubriendo que el plan de Bu era ver si había más semillas de contribución en las ramas de los otros árboles. Contri y Bu subían a los árboles y zarandeaban sus ramas. Yen y Tete observaban de cuál árbol caían las semillas de contribución y guiaban el camino que había seguido el ladrón.
Las pistas de las semillas los llevaron al final del bosque, a un lugar seco y triste, donde no había sombras de árboles ni arroyos de agua cristalina. ¡Era un desierto sin vida! Los cuatro amigos caminaron por el desierto siguiendo las pistas de las semillas. – ¿Dónde está la escuela en este lugar tan triste? –Preguntó Tete. –Creo que no hay escuela ni hospitales como en nuestro bosque –respondió Contri. Ya con miedo de estar lejos de su casa, descubrieron el lugar donde el ladrón dejó las semillas de contribución.
En lo alto de un tronco seco, dentro de un nido, estaban las semillas de contribución. Fue Contri quien lo descubrió. Con mucho cuidado de no hacer ruido, trepó al madero y vio las semillas junto a unas plumas negras.
Desde lo alto del tronco, vio que estaban dos buitres discutiendo atrás de un montón de rocas. Los cuatro amigos fueron al lugar donde se encontraban los pajarracos, y con precaución de no ser descubiertos, se escondieron entre las rocas, escuchando la discusión de las aves ladronas.
Evaz y Zorr eran los nombres de las aves ladronas. La discusión era por quién se quedaría con la mayor cantidad de semillas robadas del puente de Bosque mi País. –Primero yo, luego yo y por último yo – gritaba Zorr, revolviendo sus alas. –Es mío, porque yo hice el plan de robar las semillas a los animales del bosque –contestó Evaz en tono de molestia. –Esos animales del bosque creen que viven mejor sólo porque tienen esas semillas de contribución que administra Satri –chilló Zorr sin dejar de revolotear sus alas–. Están locos si creen que voy a dar una parte de las semillas de mi trabajo. – ¡Las semillas son mías y no las voy a compartir con nadie! –gritaron las aves ladronas.
Los cuatro amigos aprovecharon que los buitres estaban discutiendo para irse del lugar sin ser descubiertos. Corrieron lo más rápido que pudieron para alejarse de los ladrones… Cuando los amigos llegaron a Bosque mi País, descansaron en las sombras de los hermosos árboles. – ¡Olvidamos las pruebas de la investigación! –gritó Bu muy preocupado. –No te preocupes, somos detectives profesionales. Todo lo anote en mi libreta, además, como prueba de nuestra investigación, guardé las semillas y las plumas que se encontraban en ese nido – confesó Yen, tranquilizando a sus amigos. Continuaron su camino en búsqueda del búho Satri para reportar a los ladrones de las semillas.
Mientras caminaban por el bosque, entendieron que las semillas de contribución ayudan a que Bosque mi País no sea un triste desierto. Vieron cómo esas semillas fueron utilizadas para construir lugares y crear servicios que ellos utilizan todos los días. –Gracias a las semillas de contribución que entregamos a Satri tenemos el mejor lugar para vivir –dijo Contri con una gran sonrisa. –Con esas semillas construyen escuelas, hospitales, caminos, bibliotecas, puentes y muchas cosas más, que hacen de este bosque el mejor lugar para vivir –agregó Yen, acertadamente. Estaban muy contentos por haber descubierto a los ladones de las s millas. –Somos buenos detectives, ya llegamos a la casa de Satri– alertó Tete a sus amigos.
Al llegar a la casa de Satri fueron recibidos con gran amabilidad. –Hola compañeros del bosque, ¿en qué puedo ayudarlos? – ¿Usted es Satri, el búho que administra las semillas de contribución que dan los habitantes del bosque?– preguntó Yen. –Sí, soy Satri, y me encargo de administrar las semillas de Bosque mi País para que sean utilizadas en beneficio de todos ustedes –contestó amablemente el búho. –Es un gusto conocerlo. Ahora entendemos lo importante que es su trabajo para que nuestro bosque tenga los servicios que necesitamos y sea un hermoso lugar –dijo Contri.
Una vez que los cuatro amigos se presentaron con Satri, Yen recordó algo importante: “Detectives, no olvidemos por qué estamos aquí”. – ¿Por qué están aquí? –cuestionó Satri, movido por la curiosidad. –Descubrimos quién se robó las semillas de contribución del puente que estaba en el arroyo cristalino – contó Bu, adelantándose a sus amigos. –Estoy enterado de ese robo y lo estamos investigando, pero es bueno tener la ayuda de habitantes honestos y responsables que se preocupen por nuestro bosque. ¿Quién es el ladrón de las semillas de contribución?– preguntó el búho. –Son dos buitres que viven afuera del bosque. Se llaman Evaz y Zorr, viven en el desierto donde no hay escuelas. Ese lugar es muy seco y triste –Respondió Bu.
–Tenemos las pruebas de su robo, aquí están sus plumas y las semillas de contribución que encontramos en su nido- dijo Tete. – ¡Excelente trabajo detectives!– los felicitó Satri, muy emocionado–. Evaz y Zorr son dos buitres que vivían en nuestro bosque, pero sólo pensaban en ellos y no aportaban las semillas de contribución que todo habitante de Bosque mi País debe dar para tener los servicios que necesitamos en este hermoso lugar.
El búho Satri les explicó a los amigos detectives: –Con su información iremos por las semillas que se robaron Evaz y Zorr, tendrán prohibido el ingreso a Bosque mi País hasta que decidan formar parte de la comunidad, portándose de manera correcta, sin robar y aportando, como todos los habitantes, las semillas de contribución que necesitamos para hacer de nuestro bosque un hermoso lugar. –Es un gusto ayudar, búho Satri, le dejamos las semillas y plumas que encontramos. Nos vamos, es hora de regresar a nuestra casa – se despidió Contri.
Los cuatro amigos, muy contentos por ayudar, caminaron a su casa y platicaron todo lo que aprendieron ese dĂa. Les dio mucho gusto ver que el puente del arroyo cristalino ya estaba reparado. Al cruzar el puente.
Tete reflexionó: –Qué bueno que los habitantes de Bosque mi País dan las semillas de contribución a Satri y con eso pudieron reparar este puente que nos ayuda llegar más rápido a nuestra casa.
Al llegar a su casa, al Gran Árbol, los amigos se despidieron y fueron con sus papás a platicar la aventura que vivieron ese día. Los cuatro detectives dieron las gracias a sus padres por dar las semillas de contribución que hacen de Bosque mi País el mejor lugar para vivir.