FUNDADORES Jesús Álvarez del Castillo V. Jorge Álvarez del Castillo Z.
Los sastres y la confección de su oficio Página tres
EDITOR-DIRECTOR Carlos Álvarez del Castillo G.
AÑO XCVIII TOMO CCCLXVI NÚMERO 34671
SECCIÓN
B
CUADERNO DE LECTURA António Lobo Antunes descifra su estilo Página - cinco
GUADALAJARA, JAL., DOMINGO 9 DE FEBRERO DE 2014
Supervisor: Ana Rodríguez ana.rodriguez@informador.com.mx / Juan Levid juan.levid@informador.com.mx
CRÓNICA
FOTOS: EL INFORMADOR • M. VARGAS
ESTILO. Tijeras, navajas afiladas y batidillo de jabón son infaltables en la Peluquería Fénix.
Cuando cortarse el pelo tiene solera
La Peluquería Fénix forma parte del paisaje del Centro Histórico de la ciudad; dentro hay elegancia y memoria que enriquecen un simple momento de arreglo personal
Por Ricardo Solís
U
na peluquería es, hoy día, sinónimo de tradición. Si desde que uno entra a un local de este tipo, de esos que siguen operando en el Centro Histórico de la ciudad, la primera impresión que ofrecen el mobiliario y el instrumental es la de un viaje atrás en el tiempo y la posibilidad de atestiguar cómo se ejerce un oficio que, diría Jorge Villegas, encargado de la conocida Peluquería Fénix, constituye “un arte que se está perdiendo”. Quizá así sea. El hecho es que, desde el principio, la espera de turno es una evidencia de civilidad; llegar al asiento y ser preparado para un corte de cabello, la marca de nuestra educación. Cortar el cabello y “hacer” la barba, dentro de las diversas necesidades para mostrar una apariencia de higiene y arreglo personal, es ocupación antigua y, como establecimiento destinado a ello —y a otros servicios similares—, la peluquería es asimismo lugar de encuentro, espacio para la charla y la discusión de cuanto acontece (a nivel personal o social). No es extraño, por ello, que haya revistas y diarios en los asientos de espera; o una televisión encendida. Todo parece de otra era, si se compara con el “moderno” concepto de lo que se conoce como “una estética o salón de belleza”; aquí puede sonar una rasuradora, como en aquellos sitios, pero también hace coro la tijera maestra y la navaja de larga hoja, el batidillo de jabón a punto de turrón y el crispante contacto del metal cortante con las mejillas o el cogote (previa preparación de la superficie con la toalla caliente, anuncio de la futura solución de alcohol que atempera la piel cuando termina el proceso).
De orígenes y mudanzas
Las circunstancias de la vida me hicieron regresar de lleno, hace más de 20 años Jorge Villegas, peluquero.
La Peluquería Fénix, señala Villegas, surge con el hotel del mismo nombre (en calle Madero 160), alrededor de 1950, como parte de los servicios para sus clientes varones; conforme se sucedieron las modificaciones en dicha empresa, fue cambiando de lugar hasta quedar —desde hace 11 años, tras más de medio siglo ligada al hotel— donde se sitúa en la actualidad, en la calle Prisciliano Sánchez (entre las calles Ramón Corona y Maestranza). Perteneciente a un linaje de tres generaciones de peluqueros, fue el padre de Jorge quien “por azares del des-
tino” se hizo con el negocio y, de ese modo, “desde niño me traían, sin que abandonara los estudios, para que yo aprendiera un oficio. Este aprendizaje, comúnmente, comenzaba en la infancia; el niño —o ‘chícharo’— se encargaba del aseo y, a veces, lustraba el calzado de los clientes. En los tiempos libres, se le entrenaba en el corte de cabello”. Por un tiempo, Villegas abandonó el oficio para trabajar en otras cosas —por un tiempo, en un banco— pero, después, “las circunstancias de la vida me hicieron regresar de lleno, hace más de 20 años, a lo que me enseñó mi padre. Para auxiliarme, entré a una escuela, pero actualmente se enfocan más en el estilismo, para atender a otro mercado”.
actores (como César Bono); del ámbito periodístico de antaño, recuerda que cuando niño, “me tocó conocer a Don Ernesto Corona Ruesga, quien fue cliente de mi padre, así como a Don Armando Morquecho, y a su hijo Héctor”.
Parte de la historia
Para Villegas, la Peluquería Fénix es un retazo “de la historia de la ciudad, forma parte del Centro Histórico; de hecho, siguen viniendo personas que son clientes desde hace muchos años, y ellos lo dicen”; esto, admite, le hace sentir bien pero también “con un sentido de responsabilidad, obligado a mejorar en todo”. Con una formación que conjunta lo mejor de la tradiLas marcas del tiempo ción y lo contemporáneo, Villegas considera que uno de Enfocado en el corte de pelo y encargado ahora del lo- los atractivos de su oficio es que “se hace de manera artesanal, y lo digo no sólo porque lo haya estudiacal, la opinión de Jorge es que las peluquerías do sino porque los propios clientes lo refieren han sufrido “una evolución; porque me tocó el como una de las razones para venir, creo que cambio que se dio con al auge de las estéticas y Todo parece de ellos aprecian esto como un arte”. la diversificación de las herramientas. Además, otra era, si se con el crecimiento de la ciudad y la abundancia de estéticas ha aminorado la clientela; aunque compara con el De frente y al pie del cañón tal vez hay razones que yo no puedo precisar”. Para el peluquero, quien acude hoy día a un “moderno”concepto En opinión del peluquero, hay actualmente local como el suyo es —independiente de la de lo que se conoce una “tendencia hacia lo artesanal” que podría gaedad— alguien “conservador”, en el sentido de rantizar que esta clase de empresas subsista, “incomo que,porreferenciadelosclientes,“eloficioseconcluso algunos establecimientos se anuncian hoy sidera un arte, manual, en el que se hace uso de “una estética o salón como de ‘alta peluquería’. Creo que existe interés herramientas tradicionales, como la tijera y la naen que este concepto permanezca; por mi parte, de belleza” vaja. Además, otra tradición implica que los pate aseguro que si hubiera niños dispuestos a drestraiganasushijosasucortedecabelloy,aunaprender el oficio, yo les transmitiría lo poco que que pase un periodo en el que van a otros sitios, luego la sé. Estoy a favor de conservar esta tradición para las nuevas nostalgia —quizá— los conduce de nuevo a este lugar”. generaciones, para que no se pierda. Aunque haya destellos Con una historia tan rica y prolongada, Peluquería Fé- de que renace, hay que impulsar más este auge”. nix ha dado cabida en su espacio a diferentes personalidaSiempre “al pie del cañón” para atender al cliente, Vides de la comunidad, practicantes de las más diversas dis- llegas sabe de la importancia de la calidad en el servicio y, ciplinas y personajes de diferentes épocas; “tengo la de manera particular, es un convencido de lo trascendenfortuna de que me ha tocado atender a personas importan- te que resulta la memoria que se construye día a día, lo mistes, entre políticos, periodistas, empresarios, comercian- mo desde una plática que repasa los asuntos públicos o tes, incluso gente del medio artístico”, en un listado que personales que en el asentamiento de un filo que asegura cuenta funcionarios, cantantes (como Facundo Cabral) o los detalles en un corte. Aquí todo entra en juego.
EL INFORMADOR
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Antonio Ortuño
EL MUNDO ALUCINANTE No existe en este mundo ocupación tan tediosa, dijo alguna vez Graham Greene, que no palidezca ante la de hacer fila en el banco. Hacer fila en un banco es como una prefiguración de la muerte. Nadie ha conocido al amor de su vida en espera de cobrar la quincena; nadie, tampoco, ha sido deslumbrado, en mitad de una sucursal, por la iluminación que le permitirá cambiar el arte, los negocios o, de menos, su puerca vida mientras espera que le paguen un cheque endosado. Uno de los principales logros de la revolución digital, mucho más importante que el de sustituir los libros impresos por archivos de lectura cibernética, es ahorrarnos las filas bancarias gracias a internet. El único problema es que la humana tendencia a las complicaciones no se resigna a salir del cuadro tan fácilmente. Pongo, como humilde prueba, mi caso. Para hacer operaciones bancarias en línea debí pedirle a mi banco algo llamado token, un aparatito que muestra claves numéricas que permiten, en teoría, usar el sistema de operaciones con toda seguridad. El procedimiento para obtener ese token es sencillísimo y consiste en: A) Tener cuenta en el banco. B) Pedirlo por internet. C) Con una contraseña que le dan a uno en internet, pedirlo en la sucursal. D) Con una contraseña que le dan a uno en la sucursal, llamar a un 01 800. E) Volver a la sucursal a firmar unos papeles. F) Poner unas claves en internet. Recibir otra
Trámites bancarios contraseña. G) Volver a la sucursal. Recibir el token. H) Registrar el token en internet. Recibir una contraseña. I) Llamar al 01800 porque ninguna de las contraseñas (todas, por obligación, combinaciones a lo Huidobro de letras, números, signos ortográficos rusos y pasajes de alguna novela de David Foster Wallace) funciona en lo absoluto. J) Enloquecer ante la sugerencia de que hay que regresar a la sucursal. Amenazar al tipo del call center con perseguirlo con un picahielos. K) EL INFORMADOR • J. LÓPEZ Ser transferido de una extensión a otra. Escuchar una y otra vez un comercial en que se habla de lo sencillísimo y útil que es obtener un token. L) Llamar a la sucursal sólo para que el gerente diga: “Sssss, es que a veces se complica un poquito”. M) Que, luego de un rato, alguien en el 01800 devele que el token no funciona sino hasta 24 horas “hábiles” después de entregado, así que no hay alarma. Lo malo es que es viernes y eso significa que el preciado aparatito no servirá para nada antes del próximo lunes. N) Todo lo anterior, se me explica, es para la seguridad y comodidad del cliente. Ñ) Diazepam. Dos comprimidos. Pasar con agua abundante. En sus monólogos, Hamlet divaga largamente acerca de los motivos para vivir o morir. Y uno de los que encuentra justificadísimos para quitarse la vida es soportar los trámites y la burocracia. En eso, como en casi todo, el príncipe de Dinamarca estaba en lo correcto.
Armando González Escoto
LOS COLORES DEL TIEMPO
Ciudades piloto
Elemento insustituible de las ciudades piloto es el inLima y Bogotá fueron por muchos años el vivo ejemplo de la ciudad caótica: tráfico vehicular y peatonal desordena- volucramiento de los vecinos, que responden, aportan y se do, centros históricos abandonados, indiferencia vecinal, comprometen en los diversos aspectos que constituyen essaturación y rebasamiento de la autoridad, inseguridad te tipo de respuestas a la problemática urbana, y a partir permanente, basura por todas partes, contaminación vi- de allí, convoca a todas las instancias públicas y privadas sual, auditiva y aérea, pésima calidad de vida, deprecia- implicadas en la generación de espacios urbanos habitables, manzana por manzana, cuadro por cuadro. ción urbana. Ya hubo en su momento un proyecto denominado Peronohacetantoseintrodujoendichasurbesunanueva visión administrativa que usó la mercadotecnia no para “cien manzanas” que sí dio notables resultados, si bien fue prometersinoparaconvocaryhacercorresponsablealaciu- constantemente boicoteado por varias razones válidas y muchas más razones inválidas, debido a nuesdadaníadesupropioespaciovital,deprontoapatra peculiar idiosincrasia que nos lleva a atacar recía un proyecto integral de ciudades piloto dentro de cada ciudad, es decir, circunspeccio- Este proceso exige a quienes aciertan y a echar por la borda los meproyectos nada más por pura y ladina ennes bastante bien delimitadas donde todo debía un plan integral de jores vidia. No obstante el barrio de las Nueve esquifuncionar para que luego fuesen replicadas hasta ir abarcando mayores territorios dentro de la desarrollo macro en nas conserva muchos de los beneficios de aquel propia urbe: en primer lugar eran territorios sesus alcances, y proyecto. También hace dos trienios un alcalde se lanzó en serio a la restauración del Centro guros, además limpios, restaurados, funcionamicro en Histórico, un proyecto muy integral que tamles, atractivos, con suficiente información, sin bién supo de sabotajes y buenos razonamienmarchas ni plantones, habitables y caminables, su aplicación tos pero que al final quedó a medias y que las libres de contaminantes, con señalética de pripaulatina y administraciones posteriores no iban a retomar mer nivel, vialidades controladas y diversas, etpor la sencilla razón de que la iniciativa ni hacétera. progresiva bía sido suya ni de su partido; ya sabemos que Guadalajara tiene todas las posibilidades el cáncer de la administración pública es el parpara generar un proyecto similar, para ello sin embargo se requiere en primer lugar un liderazgo confiable tidismo, un cáncer que paga toda la ciudadanía, y que exque proponga y comprometa; mucho más que un presiden- plica el lamentable hecho de que Guadalajara sea una de te municipal trienal, un administrador citadino cuyo servi- las ciudades mexicanas que ha descuidado con mayor percio se prolongue por más tiempo, al que se le contrate y pa- severancia su Centro Histórico, hoy prácticamente en la guedeacuerdoaproyectosyresultadossinqueporellodeba ruina, si excluimos y con trabajo el llamado primer cuadro prescindirse de un alcalde con un perfil y funciones muy dis- que parece ser el único existente. Este mes Guadalajara celebra su 472 aniversario, ojatintas. Este proceso exige un plan integral de desarrollo macro en sus alcances, y micro en su aplicación paulatina y pro- lá que además de todo el prolijo programa de celebraciogresiva, ya que de inicio se aterriza solamente en una zona nes se incluya un buen programa para generar en nuestra definida, sin ampliarse hasta que no se consolide y dé resul- ciudad esas zonas piloto que bien llevadas pueden dar extraordinarios resultados. tados.
Carlos Enrigue
AYER DECÍAMOS
“Los niveles del informe”
Los informes de gobierno son en realidad, el reflejo de que lo plir su obligación decidió ampliarla e informar a un púqueLampedusaqueafirmabadequetodocambiaparaseguir blico más amplio y enfrentarse a un grupo de notables, igual, ya que no tiene objeto cambiar las condiciones de vida lo que resulta una acción novedosa y por lo general bien en especial cuando todo y mucho más la situación en lo local calificada como novedad democrática por los medios. Es evidente que esto puede verse desde diferentes nivepuede seguir igual. Desde luego tengo que manifestar enfáticamente que de les de apreciación, incluso en forma ascendente, el nivel más ninguna manera creo que un informe, ni todos los informes elemental lo formamos quienes formamos parte del glorioso infelizaje, quienes lo observamos desde lejos; en juntospuedancambiarlaopiniónquesetengade segundo lugar estarían los que podrían consideun gobernante, así si a usted el sujeto de marras le cae bien, pues el informe le parecerá bien y si a Se criticó que la rarse como pueblo invitado y que consistía en un grupo citado al parecer por una central obrera y usted le cae gordo el informante el informe le patransmisión que se distinguían por un lunch que les fue entrerecerá muy mal. En ningún caso, sin importar lo que usted o yo pensemos, el informe ha servido televisiva hecha por gado en una bolsa verde; en tercer lugar los invide patio que después escucharon el mensapara aumentar ni disminuir siquiera un punto de un canal oficial fue tados jepolítico;encuartolugarlosnotablessilentesque lo que usted opine o deje de opinar del informanmuy defectuosa, presenciaron el acto en silencio y en quinto lugar te; en este caso el informante es nada más y nada menos que nuestro gobernador del Estado de Ja- aunque se anunció los notables parlantes que en número de doce comentaronelinforme,estosendiversosgradosfuelisco quien en cumplimiento del mandato constique habría una ron calificados por algunos como representantes tucionalinformó,cuandomenosformalmente,al de la sociedad civil y por otros como miembros de pueblo, por medio de nuestros amados represenretransmisión la oposición oficial, que comentaron lo que consitantes acerca del estado que guarda la adminisderaron pertinente tración pública. El ejercicio sin duda resultó bien calificado por la mayoEs justo mencionar que nuestros padres conscriptos no gozan su mejor momento de fama, su honra a si- ría, aunque quienes pertenecemos al primer grupo no alcando vapuleada por la opinión que se refleja en muchas cemos a distinguir cuáles son las ventajas que pudiera tener encuestas; pero el Tlatoani estatal para efecto del es- este ejercicio, salvo nuevos términos como trasversalidad y pectáculo si lo tomó en cuenta y así, sin dejar de cum- para la medición la dimensionalidad de la acción estatal. Se criticó que la transmisión televisiva hecha por un canal oficial fue muy defectuosa, aunque se anunció que habría una retransmisión que yo no encuentro a quién pudiera interesarle y también se criticó en las redes un pago hecho para valorar artificialmente el acto como Trending Topic, esto es como tema de importancia para los usuarios. Enfin,elnuevoformatoresultónovedosoyhabremosde esperar para conocer la opinión ciudadana de su utilidad, si es que la tuvo.
Domingo 9 de febrero de 2014
Juan Palomar
DIARIO DE UN ESPECTADOR Atmosféricas. Un zancudo sobre la pared anuncia la dulcificación de los fríos estacionales. La densa invasión de colomos en una parte del jardín en donde no había ni uno provoca un general reacomodo de la vegetacióndelárea.Lascabezasdechivobuscan a como dé lugar asomarse a la luz, la piñanona sigue interperrita, y los lirios tratan de adecuar su presencia con imperceptibles medidas que nomás ellos se saben. La madreselva de la fachada tristea un poco, en cambio a los helechos parece haberlos reanimado el frío. Las bugambilias se comportan extrañamente: multiplican unas varas de agreste presencia. Está bien. Sólo los guayabos persisten, resistentes ellos, en un verde que no cede. Se avecinan complicadasnegociacionesparaqueeljovenjardinero desista del deletéreo y alarmante uso de su atronador “soplador” mecánico para revolver el polvo de las banquetas. Habrá que afinar el elogio de las intemporales escobas de popotes, su economía, su efectividad, su escueta belleza, su larga amabilidad. ** Laexposiciónqueahorasepuedeveren la Casa Iteso-Clavijero es una delicia, en las diferentes acepciones del término. Se llama El santo olor de la panadería. Una celebracióndelpan,desuelaboración,desupresencia como símbolo y bandera de civilización y de vida en comunidad. Las vitrinas presentadas son otros tantos bodegones, sobrios y esenciales,quedancuentadelcotidianoprodigioquecadapanaderíaproduce.Seríabueno tener una lista de tales meritorios establecimientos para saber a dónde recurrir en estos tiempos de harinas consumidas de cualquier modo. Los panes, presentados con el respeto ceremonial —lópezvelardiano— de la exposición, adquieren calidades insospechadas: son esculturas comestibles, íconos humildes y alegres, recordatorios del cariño de lo bien hecho, de lo honrado y cercano. ** Pieza de Javier M. Padilla, el Chato, en elMAZ.SellamaNadamásquelashoras.Es una instalación que ocupa la sala chica de la planta baja. Un cuadrángulo de pantallas sobre las que se proyecta, en diferentes formatos y ubicaciones, una sola secuencia. La de la luz que resbala sobre un muro al paso de las horas. Por alguna razón la imagen remiteaesteespectadoraalgunasreminiscencias deManuelÁlvarezBravo.Misteriosdelamemoria y sus asociaciones. La estructura en la queconsistelapiezaestálimpiamentetrabajada y se puede entrar en ella. El lento tránsito del sol por los muros, la reiteración de la imagenqueasímultiplicasuimpacto,lamultiplicidad de puntos de vista sobre la proyecciónqueelmovimientodequienobservapermite: elementos que concurren a una sola constatación:laluzysudominio,lassombras y su avance, celebrados así por el artista. O sea, el movimiento, la inmutable traslación deluniversocomprimidaenunamodestacaja. Invitación a comprobar que nunca la misma hora es igual, ni siquiera en proyecciones idénticas. Reflexión, quizá, sobre la relatividad del tiempo, la evanescencia de las horas que pasan. ** México, MUAC. Varias exposiciones en el Museo Universitario de Arte de la UNAM. El edificio de Teodoro González de León, teme este espectador, domina con su poderosa presencialoqueadentrosucede.Desdelaexplanada de acceso, la fachada de vidrio amenazadoramente inclinada hace un gesto que
se renueva como intimidante. Ya en el interior se constata otra vez que el gran ventanal sirve para ser tapado con muchos trabajos. En las enormes galerías (se acuerda uno de la novela de e.e. cummings, The enormous room), existen una serie de piezas de diversos autores cuya significación y alcance son ahora barridos —otra vez— por la potencia de la arquitectura. ¿Fragilidad de la memoria,excesodeloedificado?¿Oirrelevanciade lo visto? A saber… ** Fue un muy buen año. Una canción de Ray Charles y Willie Nelson, (original de Ervin Drake), ahora perdida en el tiempo. La mano del azar mueve el tocadiscos y, como si tal cosa, aparece. Algo resuena más allá de estas notas. La combinación de voces es extraordinaria, la tonada eficaz —aún conmovedora—, la letra tiene resonancias que vienen de lejos –o de muy cerca. Va un ensayo de traducción: Cuando tenía diecisiete años/ fue un muy buen año/ fue un muy buen año para las muchachas pueblerinas/ y para las suaves noches de verano/ nos escondíamos de la luces/enelparquedelpueblo/cuandoteníadiecisieteaños//Cuandoteníaveintiúnaños/fue un muy buen año/ fue un buen año para las muchachas de la ciudad/ que vivían escaleras arriba/ con todo su pelo perfumado/ y luego caía desatado/ cuando tenía veintiún años// Cuando tenía treinta y cinco años/ fue un muy buen año/ fue un muy buen año para las muchachas de sangre azul/ y de fortuna propia/ íbamos en limusinas/ y sus choferes conducían/ cuando tenía treinta y cinco años// Pero ahora se abrevian los días/ estoy en el otoño de mis años/ y pienso en mi vida como en un vino añejado/ en buenos odres/ desde el borde hasta las heces/ y se vertía dulce y claro/ fue un muy buen año. ** Un piano menos. La ceremonia fue estremecedora. La pianista, toda vestida de negro, tocaba por última vez en su piano. Una pequeña multitud rodeaba la escena. Mientras repasaba las notas de Beethoven, un circunspecto albañil preparaba con cuidado la mezcla en una carretilla. Ya que tuvo una primeracargalista,lavaciólentamentesobrelas cuerdas del instrumento. Algunas notas empezaron a ser inaudibles. La música proseguía.Máscargassiguieron,mientraslamuerte del piano avanzaba, ineluctable. El sonido de la pala revolviendo la mezcla era idéntico al que los enterradores hacen, en medio de parecido silencio, cuando sellan las tumbas. Finalizaba la pieza y entre los sonidos entrecortados cada vez era más frecuente oír el chasquidomudodelasteclasoprimidas.Hasta que llegó el silencio. La múltiple significación de este acto despiadado flotaba en el aire. Un corazón que vacila y se detiene, una vida que termina. Una música que seguirá luchando hasta el postrero acorde, todas las músicas que han sido y que son testimonio de esta pasajera presencia nuestra en el universo. La mezcla como cifra de la vulgaridad, de lapesadezdelmundoquequiereahogaracada vez a lo que vuela y sube, a lo que es libre. Y Beethoven mismo —un hombre— perdiendo irremisiblemente el oído en la cumbre de su genial poderío. O, más esperanzadamente, el digno término de un trayecto, la búsqueda de una liberación y de un mañana distinto. Con la música a otra parte. Este performance tuvo lugar hace unos días en la Galería Diéresis. Su autor es Emanuel Tovar. Ahora, es cuestión de subir el volumen, de buscar otro piano que siga tocando.
María Palomar
DE LECTURAS VARIAS
La historia en rebanadas Jacques Le Goff (1924), el decano de los historiadores franceses, acaba de publicar un libro (París, Seuil, 2014) cuyo título, traducido, sería algo así como “¿De veras hay que cortar la historia en rebanadas?” El ensayo se ocupa de las distintas formas de concebir la periodización del tiempo: las continuidades, las rupturas, las maneras de pensar la memoria. Fragmentar el tiempo, inventar épocas, es cambiar el modo de ver la historia, pero también el presente. Debería ser reflexión obligatoria para los historiadores cómo se han ido fijando ciertos criterios: habría que leer sobre gente como Dionisio el Exiguo, y caer en la cuenta, por ejemplo, de la ausencia de la noción de año cero hasta tiempos relativamente recientes. El medievalista que es Le Goff escudriña la fábrica de su objeto de estudio. La Edad Media es una idea que fue creciendo poco a poco a la sombra del Renacimiento. Los pensadores italianos del siglo XV concibieron su siglo como un regreso al espíritu de Grecia y Roma y, en consecuencia, delimitaron la “zona gris” que los separaba de aquellos focos de luz. Pero Le Goff tiene muchos argumentos para mostrar cómo entre la época medieval y la moderna hay más continuidades que rupturas, y que el medioevo no es un bloque parejo. El autor, por supuesto, considera que por razones prácticas hay que conservar la periodización histórica, pero aboga por una mayor flexibilidad para poder observar subdivisiones y variaciones, diferencias geográficas o culturales que hacen re-
visar los contenidos y los conceptos. Recortar una época (o una región, o un género, o establecer cualquier clasificación) no es más que un ejercicio mental arbitrario, que responde al interés de quien lo hace para facilitarse el estudio empezando por determinar su objeto. Le Goff no observa el proceso del “rebanamiento” de la historia, sino que narra cómo se dio. La Edad Media como separación entre los Antiguos y los Modernos habría sido inventada (en 1469) por el bibliotecario pontificio Giovanni Andrea Bussi, notable humanista y editor, y precisada en 1688 por Cristóbal Cellarius como “el periodo que va desde el emperador Constantino hasta la toma de Constantinopla por los turcos” (aunque hoy en día se favorece más la fecha del descubrimiento de América como hito de ese cambio temporal). El autor también hace notar que los términos para designar los hechos del pasado se tardan más o menos en fijarse. Si el padrino de bautismo de la Antigüedad (en el sentido en que la palabra se emplea actualmente) fue Montaigne, allá por 1580, el del Renacimiento habría sido Michelet en 1840; es éste a quien Le Goff acusa de haber sumido al medioevo en el pesimismo al describirlo como una larguísima sucesión de siglos en que Europa habría estado hundida en las tinieblas y el primitivismo. Le Goff ha dedicado su trabajo de historiador a demostrar la falsedad de esta visión, que sin sentido crítico fue adoptada por muchos y que sigue apareciendo en la versión barata de la historia.
Domingo 9 de febrero de 2014
PÁGINA 3-B
EL INFORMADOR
Sastrería, el arte
de vestir a la medida
EL INFORMADOR • J. LÓPEZ
Un oficio que se pierde en la industria textil, pero que tiene el garbo de la confección de prendas únicas Por Edgar Flores
uertes golpeteos se escuchan desde la entrada; hay un aroma extraño combinado con tela nueva, humedad y cigarro; fotos de artistas de la época de oro del cine mexicano como María Félix, Jorge Negrete y muchos otros; suave pero perfectamente entendible, se escucha una estación de radio donde las canciones de tríos como Los Panchos, Los Trevi y Los Tres Ases, por mencionar algunos, son el común denominador de la programación. Cruzar la puerta de Sastrería Bricio, ubicada justo en la cuchilla que une a la calle Constitución y Avenida Revolución, es como transportarse a una época de los años setentas. Ahí se confeccionan prendas únicas, obras del buen vestir... trajes a la medida. Es una de las más viejas de la ciudad, y de las pocas que ha subsistido por más de 50 años. Su propietario, don Alfonso Bricio, poco quiere hablar de su historia, él prefiere, a sus casi 80 años de edad, no
F
UN OFICIO CON HERENCIA Elías Carbajal es otro sastre de antaño ubicado en el rumbo de Santa Cecilia. Ha ejercido el oficio desde 1970 y coincide en la idea de don Alfonso de que la sastrería se hereda. “Es un oficio como todos, es decir, no se estudia para ello, se aprende prácticamente; no hay una escuela, todo se aprende echando a perder y acercándote a quienes saben; así me enseñé yo con mi padre y así se enseña ahora mi hijo”. Para Elías, la sastrería tiene reglas, pero no se limita la imaginación. “Cierto es que hay reglas que tienes que seguir, como los cortes, las medidas, los trazos la técnica, pero hay algo curioso, cada sastre imprime algo de él en sus trabajos, no te sé decir qué es, ni sé cómo describirlo, pero hay estilos, y nada tiene que ver con lo mal hecho, sino que cada quien imprime su propio estilo en las prendas (...) es curioso, pero pasa”. Sigue siendo negocio, en eso los sastres coinciden, pero cada quien le toma una arista diferente. Para algunos, sigue siendo negocio porque hay que estar al día con las prendas. No todo son pantalones, chalecos o sacos. Renovarse en la sastrería es ir vigente incluso con las telas, colores y tipos, eso hace que pueda seguir siendo atractivo para las personas. Para otros, como Daniel o como Elías, el rumbo cambió, y cada vez son menos las personas que acuden a mandarse hacer una prenda. “Aquí vienen las personas que, o gustan de una prenda perfectamente diseñada a su medida, o simplemente no encuentran de su talla en las tiendas, pero la verdad, hay más trabajo de remiendos y arreglos a prendas que se venden por miles”, dice Elías. Así los sastres, en una ciudad donde la moda, el glamour y las prendas de marca son lo común, pero que no logran, en ese común, ser únicas ni mucho menos personalizadas.
Raymundo Riva Palacio
PORTARRETRATO Durante meses, Emilio Chuayffet ha sido mencionado en las columnas políticas como el primer secretario del presidente Enrique Peña Nieto que será removido. Le adjudican la falta de control de la disidencia magisterial que está en rebelión en contra de la Reforma Educativa, que tiene puesta de cabeza a una parte del país. “No veo a Chuayffet fuera del gobierno, cuando menos este año”, dice un colaborador del Presidente. La realidad parece darle la razón. En uno de los momentos de mayor especulación sobre su salida, Chuayffet llevó a Peña Nieto a principios de diciembre a las instalaciones de la Secretaría, que no había pisado un Presidente en varios sexenios, para encabezar la firma del convenio de la Ley General de Educación en presencia de los 32 gobernadores del país y el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Esta semana fue el orador por el gabinete en la conmemoración de la Promulgación de la Constitución en Querétaro, y este lunes estará en Michoacán para dar posesión al enlace del programa especial para esa entidad. Para un secretario al que en la prensa pedían la extremaunción, más bien luce como un sobreviviente con siete vidas. Chuayffet tiene una larga vida política y académica. Posiblemente es el secretario de Estado más ilustrado en el gabinete de Peña Nieto y el de mayores palmarés, acumulados desde que ingresó al PRI hace 44 años. Pero también, es el principal sobreviviente de tormentas en el servicio público, y de algunas de las batallas legislativas más memorables. Heredero natural de la escuela de políticos-intelectuales de Jesús Reyes Heroles y José Luis Lamadrid, arquitectos de la reforma política de 1977-78 que cambió y abrió el sistema político mexicano —que entre otras virtudes legalizó a la izquierda—, también se ha forjado en las trincheras. Una de las más notables hace casi una década, cuando se enfrentó en la Cámara de Diputados a su coordinadora, Elba Esther Gordillo, a quien arrinconó cuando pactó con el ex presidente Vicente Fox un incremento al IVA y encabezó la rebelión que la destituyó y abrió la puerta para su salida del PRI.
recordarla. “Yo lo único que quiero ahora es paz, vivir tranquilo, sin presiones y sin saber ya nada de esto, hace tiempo ya me retiré”, comenta con un gesto pícaro el caballero casi octogenario con un porte y personalidad envidiable; con pantalón, saco y quizá camisa, confeccionada a su más puro estilo; gafas obscuras y un gasné al cuello que combina perfecto con el resto de su impecable vestimenta. Don Alfonso ya hacía pantalones poco antes de 1950, y desde entonces se convirtió en un sastre reconocido en la ciudad, oficio que actualmente dejó, pero que heredó a sus tres hijos, quienes viven de dicha labor. Ahora, lejos de tomar la máquina de coser, la cinta métrica y los hilos, prefiere irse por las tardes a caminar, a tomar café con sus amigos y conversar. Hizo, y en su sastrería se siguen haciendo, trabajos para personajes importantes, de figuras políticas de Jalisco, pero prefiere guardar su identidad, es un código de ética para él, inquebrantable hasta hoy. Daniel Flores es un sastre tapatío con menos edad que don Alfonso, pero que tuvo que dejar el oficio porque “cuando los grandes almacenes y tiendas empezaron a poblar la ciudad y a abaratar los precios de la ropa, entonces nos dieron en la torre”. Poco se pudo rescatar, y para él, había poco qué hacer en contra de ellos. “Si en aquel tiempo tú tenías o conseguías un casimir de buena calidad, podrías hacer y vender un pantalón, por ejemplo, en 700 pesos; los almacenes los vendían en la mitad, pero no con la misma calidad de tela ni de trabajo, eso nos acabó”, recuerda Daniel Flores. Él aprendió de pequeño, allá por el año de 1973, precisamente con un hermano de don Alfonso, el ya fallecido Alberto Bricio, y quien fue también matador de toros. “Ahí aprendí el oficio, primero haciendo los mandados, barriendo o lo que se ofrecía, ya después cosiendo”. Y lo dejó por la paz, porque para él ya no hubo futuro en el arte de convertir la tela en prendas únicas de vestir ni liquidez para emprender un negocio propio; para Daniel, el trabajo de la sastrería es similar al trabajo de un artista plástico, papel que ahora desarrolla desde hace muchos años. La analogía la evidencia así, y refiere: “Es como el escultor, que tiene su materia prima, ya sea cera, plastilina, madera, lo que sea, y va haciendo sus trazos hasta convertir eso en una pieza con forma; la sastrería es igual, de un bulto de tela se crea una prenda”. Aquí la gran diferencia en la que los sastres coinciden: no es lo mismo una prenda comprada en una tienda que una mandada hacer. Ya lo revela el dicho popular, “quedó como mandado hacer”, y es que la gran ventaja, según explica Daniel Flores, es que las prendas hechas por un sastre son personalizadas, hechas a tu medida y creadas exclusivamente para ti. Lamenta que ya sea poca la gente que guste de acudir a estos lugares. En contraste, don Alfonso piensa diferente y lo demuestra con hechos. Si bien él ya no labora en su taller de sastrería, su hijo sí, y afirma: “tiene mucho trabajo”.
Las siete vidas del secretario Unodesuscompañerosdeesabatallaen2003fueManlioFabioBeltrones, con quien volvió a compartir tareas legislativas; el primero en el Senado, y el segundo en San Lázaro. Los dos se batieron soterradamente.Beltrones,queaspirabaalacandidaturapresidencial,seenfrentócon Chuayffet, coordinador de la bancada mexiquense que defendía los intereses del entonces gobernador Peña Nieto. Todas las reformas políticas que enviaba Beltrones, las neutralizaba Chuayffet. La alianza para enfrentar a Gordillo había sido ocasional. Años antes habían chocado sus posiciones, cuando Chuayffet era secretario de Gobernación del presidente Ernesto Zedillo, y Marco Bernal, uno de los operadores políticos más fuertes y eficientes de su amigo Beltrones, era comisionado para la paz en Michoacán. Todos los avances que lograba Bernal ante el EZLN enfrentaba la oposición sibilina Chuayffet, que bloqueaba la posibilidad de arreglo en Chiapas. Ganó Chuayffet esa batalla, pero se encaminó al momento más triste de su vida pública, la matanza de Acteal, en el municipio de Chenalhó, en Los Altos de Chiapas. Un problema originado por un banco de arena, la diferencia entre la vida y la muerte en la comunidad, evolucionó en un conflicto entre indígenas alimentado por intereses políticos y militares en la zona que se desbordaron la noche del 22 de diciembre de 1997, cuando un grupo de paramilitares masacraron a tzotziles de la organización “Las Abejas” que oraban en el interior de una iglesia, en la que murieron asesinados 45 personas, incluidos niños y mujeres embarazadas. Chuayffet cayó como resultado de ese episodio como un control de daños que hizo el presidente Zedillo para salvar el costo de la tragedia, y Acteal lo alejó por primera vez desde que inició su carrera —que lo había visto como gobernador mexiquense, alcalde de Toluca, delegado en el Distrito Federal, y uno de los fundadores del IFE— de la vida pública, refugiándose en la academia. Regresó a la vida parlamentaria y su última ronda en 2009 parecía la última. En vísperas de concluir su periodo, rindió su informe en Toluca, donde Peña Nieto, quien le habla de usted y lo llama “maestro”, era invitado de
honor. Iba a ser su último discurso político. Ya lo había confiado a sus cercanos. “Haré consultorías porque tengo que ganar dinero”, le dijo a un amigo. “Tengo familia que mantener”. Pero todo cambió escasas dos semanas antes de la toma de posesión de Peña Nieto. En el equipo íntimo del entonces presidente electo se barajaban nombres para diferentes secretarías. Al llegar a Educación, uno de ellos soltó su nombre sobre la mesa. Peña Nieto no dijo nada. Pero cuando salió en la prensa que él sería el responsable de Educación, provocó enorme confusión y escepticismo. “Es falso, no puede ser”, dijo una de las personas más cercanas a la maestra Gordillo. “¿Cómo empezaría Peña Nieto confrontándola?”, comentó otro. En la prensa misma lo cuestionaban. “¿Pues no querían un secretario que no se dejara mangonear por la maestra?”, decía uno de los colaboradores del presidente electo. “Entonces, ¿qué quieren?”. Chuayffet no participó en la elaboración de la Reforma Educativa. Los trabajos los coordinó Aurelio Nuño, hoy jefe de Oficina de la Presidencia, y el trabajo fino, elevar la evaluación de los maestros a rango constitucional, lo hizo Enrique Ochoa, recién nombrado director de la CFE. Pero Chuayffet, secretario de Educación en el gobierno mexiquense de Alfredo del Mazo, llenaba el perfil para la recuperación de la rectoría del Estado sobre la educación. La rebelión magisterial no le afectó internamente porque no fue responsable de lidiar con la CNTE. El trabajo con la disidencia no era educativo, sino político. Los responsables eran —y son— el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el subsecretario Luis Miranda. La rectoría del Estado sobre la educación era lo suyo. Este viernes, Chuayffet continuó con la tarea. Había advertido que quien faltara a clases, sería despedido. En dos meses, dijo, van 500 cesados por faltar tres veces en un mes sin justificación. Las movilizaciones, en efecto, se han reducido y la beligerancia evaporado. La otra lucha por arrebatarle a los maestros el control sobre cómo y cuándo educan a los niños, sigue su paso.
EL INFORMADOR
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ANÁLISIS
GLOSA CIUDADANA
El Informe y la rendición de cuentas
La transición democrática en México ha fomentado la desconcentración y la ampliación de los derechos políticos. Ejercicios como la Glosa Ciudadana son remedios a un problema estructural de nuestra democracia: la desconfianza hacia instituciones y en los políticos Por Enrique Toussaint as grietas del viejo régimen a través de dos momentos históricos. Primero, la necesidad de abrir la participación política a la oposición desde el ámbito municipal (en la reforma política de 1963) y en el ámbito federal a partir de la introducción de los plurinominales en la LOPE de 1977. Sin embargo, no fue suficiente; la transformación del sistema político no sólo consistía en asegurar la pluralidad partidista, sino que también reclamaba la posibilidad de desconcentrar funciones en donde existían sospechas fundadas de que el Gobierno podía tener la tentación de moldear las cosas a su favor. Así se crearon los llamados órganos constitucionales autónomos, o también llamados organismos ciudadanos. El Instituto Federal Electoral (IFE), la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) e incluso el Instituto Federal de Acceso a la información Pública y Protección de Datos (IFAI), son manifestaciones institucionales de esa “fiebre autonomista” de los noventas e inicios de siglo. La lógica era simple: el acceso de ciudadanos, no partidistas, y especialistas en distintas materias, provocaría una reforma profunda del aparato de Gobierno. Había parte de verdad y parte de ficción en esa afirmación. Algo similar ocurrió en Jalisco. El remedio a todosnuestrosmalesdemocráticosconsistíaendiseñar y blindar órganos autónomos que doten de legitimidad al proceso político. El político ya llevaba la marca de la parcialidad y el abuso, un nuevo sistema no podía venir de los políticos de siempre, sino de una nueva ciudadanía que encontraba en distintos espacios de la administración pública un medio para influir en las reglas del juego democráticas que lentamente emergían. Como efecto de estos debates, gradualmente se fue formando una dicotomía que separaba a ciudadanos y políticos. Algo no sólo característico de nuestra cultura política, sino que también existe, por ejemplo, en Estados Unidos donde la separación Estado-Sociedad siempre ha sido muy nítida. Menos en Francia o Alemania donde se ha consolidado una visión “orgánica” del Estado, en donde Estado y Sociedad tienen vasos comunicantes y no una línea divisoria tajante.
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La dicotomía ciudadanos-políticos En México, estamos en presencia en el debate público de una tensión dicotómica entre políticos y ciudadanos. Es cierto, que distintas regulaciones han abonado a esta división entre dos polos. Tomemos, por ejemplo, la reforma de 2007, que dejando de lado sus aspectos positivos en materia de equidad electoral, también erigió barreras muy pesadas a la participación. Profundizaba el monopolio de la política en manos de los partidos políticos y dificultaba el acceso de los ciudadanos o independientes sin partido a las instituciones representativas. Lo dice con claridad Moisés Naím en su libro El fin del poder: “el marco jurídico suele ser una de las formas más eficaces para mantener el control político en pocas manos. Y si a esto le agregamos la constante dicotomía de ciudadanos buenos contra políticos malos, tan característica en parte de la izquierda política, la desconfianza entre ciudadanía y políticos ha crecido exponencialmente desde 2005”. Démosle un vistazo a los resultados del Latinobarómetro para ver que México es en América Latina la nación que más rápido ha perdido la fe en los políticos y en las instituciones democráticas. Si tomamos el periodo de 1995 a 2013, México es el segundo país de América Latina que ha perdido más confianza en la democracia: 12%, sólo detrás de Costa Rica. En el mismo sentido, México es el segundo país más insatisfecho con la democracia, sólo detrás de Honduras. Y hablando de los políticos, su popularidad y confianza pública se ha derrumbado. Según Consulta Mitofsky, solamente 8% confía plenamente en los políticos y, tomando un estudio sobre confianza institucional elaborado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y la Cámara de Diputados, los partidos políticos son la institución más desprestigiada del país (más que los policías). Ante esto, la tendencia de utilizar los órganos autónomos como medicina para paliar la desconfianza de los ciudadanos hacia los políticos, ha seguido incluso con el Gobierno de Enrique Peña Nieto que parecía tener un proyecto más centralizador. En el primer año se aprobó la creación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), el Instituto Nacional Electoral (INE), se la da autonomía al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Es decir, las autonomías siguen siendo vistas como la única forma de legitimar la construcción de nuevas instituciones políticas.
La glosa ciudadana, ¿Una solución? Dentrodeestedebate,tenemosquesituarelejercicio de la Glosa Ciudadana que tuvo lugar en el marcodelPrimerInformedeGobiernodeAristótelesSandoval. Es una apuesta inédita por un espacio de
rendición de cuentas que diluya la desconfianza que tienen los ciudadanos ante las evaluaciones que hacen de ellos mismos los políticos. No es un secreto, la población es escéptica de esos informes de Gobierno entendidos como ejercicios de autocomplacencia, carentes de autocrítica y protocolarios. Es, sin lugar a dudas, uno de los ritos más simbólicos del presidencialismo mexicano. Sin embargo, más que un ejercicio de rendición de cuentas, el Informe ha significado un día de celebración, donde la crítica no aparece y la evaluación es inexistente. Nada similar a los debates sobre el estado que guarda la administración en Estados Unidos, España o Francia. Es simplemente una herencia “celebratoria” que enaltece al Ejecutivo como el centro del sistema político. Ante este contexto, la apertura del sistema de rendición de cuentas es un elemento fundamental cuando se trata de reparar ese vínculo entre ciudadanos y gobernantes. La confianza parte del conocimiento y del diálogo; no se puede reconstruir el tejido de legitimidad si no existe interacción. En ningún lado del mundo los políticos son rockstars o estrellas de cine, incluso en Europa vemos que las tasas de confianza en los políticos se han derrumbado en la última década. Sin embargo, no es de extrañarse que los países con más apertura a la participación constante de los ciudadanos en las decisiones políticas, sean precisamente donde los políticos son mejor evaluados. Los sistemas cerrados tienden a generar ilegitimidad y falta de confianza, mientras que los sistemas políticos abiertos que fomentan la participación a través de referéndums, plebiscitos o en distintos ejercicios para decidir políticas públicas, tejen lazos de confianza más sólidos entre instituciones y ciudadanos. Tenemos el ejemplo deSuiza,unademocraciaendondetodaslasdecisiones políticas de peso se toman consultando a los ciudadanos ya sea a través de plebiscitos por internet o en físico, como la propuesta recientemente rechazada en referéndum de pasar una ley que ponía topes a la distancia entre los mejores pagados y los peores pagadas a una relación de 12 a 1. Las tasas de aprobación de los políticos en Suiza oscilan entre 75 y 80%, mientras que en México están por debajo de 30%. En el caso de la Glosa Ciudadana, debates puede haber muchos. ¿Son verdaderamente esos 100 ciudadanos representativos de la pluralidad social? ¿Fue tiempo suficiente para debatir a fondo los temas de la administraciónpública?¿Quécriteriosseutilizaron para elegir a las 12 personas que preguntaron? ¿Se tomarán en cuenta las opiniones de los participantes o simplemente es un ejercicio de legitimación? Todas estas preguntas son válidas y pueden ser objeto de debates en la prensa y en la opinión pública.Sinembargonopodemosnegarqueun ejercicio de estas características arroja evaluaciones, debates y análisis que no hubieran existido sin el intercambio de cuestionamientos entre ciudadanos y autoridades. Es una ventana de oportunidad para la ciudadanía, pero tambiénparaquelosgobiernosentiendandeprimeramanocómosonevaluados,dóndefallaron yquépercepciónexisteconrelaciónalostemas torales de la administración. Y aunque podemos decir que muchos secretarios no necesariamente respondieron los cuestionamientos directos, también es verdad que ninguno de los especialistas que intervino recibió coerción ni tampoco se les obligó a preguntar sobre la base de un script acordado. Se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío, sin embargo es difícil negar que con adaptaciones y mejoras, la Glosa Ciudadana puede ser un camino (de las varios que se tienen que tomar) que ayude a mitigar la llamada “crisis de la democracia representativa”. A los políticos hay que juzgarlos por sus acciones y no por sus intenciones, y esta es una apuesta (todavía limitada y con carencias) por transformar el modelo arcaico y agotado del Informe de Gobierno. Así, no podemos olvidar que una apuesta como ésta nace de una clara desconfianza de los ciudadanos hacia la clase política. El Informe, como espacio derendicióndecuentas,tienequeserunodelospuntostoralesdelatransformacióndelvínculoentreciudadanos y representantes. A través de ejercicios como el de la Glosa Ciudadana se amplía el abanico de posibilidades, pero no es suficiente. Es fundamental aterrizar en el Congreso y recuperar la esencia del Poder Legislativo como contrapeso y supervisor del Ejecutivo. Los diputados, a pesar de su desprestigio, tienen la legitimidad democrática de las urnas para “representar” a su electorado y defender sus intereses. Una cosa no debe opacar a la otra, al articulación entre Glosa Ciudadana y Glosa Legislativa puede abonar a que el Informe se transforme del día de “besamanos” y autocomplacencias, al día del debate, el diálogo y la rendición de cuentas. Es un paso, pequeño, pero necesario.
Domingo 9 de febrero de 2014
Domingo 9 de febrero de 2014
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EL INFORMADOR
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ENTREVISTA ANTÓNIO LOBO ANTUNES
Tampoco yo Nadie escribe como yo. El autor portugués presenta su nuevo libro, en el que recoge lo vivido en el tratamiento con el que superó un cáncer que lo aquejaba fuera, la tarde en Lisboa es gris y fría, con un aguacero feo que parece no cansarse nunca de ladrar. Dentro, en su casa de barrio pobre, como él dice, António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), rodeado de libros por todas partes, de frases de escritores anotadas en la pared, fuma sin parar, sonríe a menudo, bromea, invita a grappa y echa la ceniza, invariablemente, en la cajetilla vacía del Marlboro light. Se nota que está contento. Hace dos años, el escritor portugués, candidato eterno al Nobel y autor de un puñado de obras maestras por las que cualquier novelista mataría —Fado Alejandrino, Esplendor de Portugal, El orden natural de las cosas, Manual de inquisidores— recibió a este corresponsal en la mesa pequeña del rincón donde se sienta a trabajar día tras día con el ánimo por los suelos, debido a que, según él, probablemente no iba a terminar ningún libro más. Desde entonces ha escrito dos novelas o, como él dice con su sonrisa irónica, “dos cosas”. De ahí la sonrisa de quien no se concibe sino escribiendo. En España se publica ahora Sobre los ríos que van (Random House), en la que narra su paso por el hospital en 2007 para operarse de un cáncer que superó. La experiencia, eso sí, está descrita a la manera alucinada, intensa y poética de este escritor dueño de un universo propio. Por eso, además de enfermeras, médicos, aparatos, pastillas y un paciente llamado Lobo Antunes a merced del destino y del tic-tac del reloj de la muerte, el protagonista soberano es la infancia.
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—¿Así que acabó superando usted la crisis creativa? —Es que los comienzos de los libros son terribles. Recomenzar, recomenzar… A veces me entretengo escribiendo a la manera de Scott Fitzgerald o Gómez de la Serna o copio páginas de otros para aprender. Copio, qué sé yo, de Balzac. Así aprendo. —¿Pero aún necesita aprender? ¿Todavía no está seguro de su escritura? —Mire: yo después de los cánceres ya no miento. Yo sé que nadie escribe como yo. Tampoco yo. El reto es llegar cada día más lejos, cada día hacerlo mejor, llegar más cerca. Observe el teatro de Chejov: asombra que en unas pocas frases aparentemente sencillascomo“tengofrío”o“porfinhellegado”,pueda transmitir tanta gama de sentimientos. Todo a base de trabajo: tengo fotocopias de sus manuscritos, y están llenísimos de correcciones. —En este “Sobre los ríos que van” aparece, a Hay tanto por Para mí la la par que la enfermedad y la sombra de la muerescribir…. De infancia es la te, la infancia. ¿Por qué? cualquier forma, salud, —Mi intención era… Bueno, no tenía ninguna intención, sólo que no me apetecía hablar de la esto quedará en la vida, muerte. Me apetecía hablar de la vida. Yo no soy algún momento la alegría, crítico, ni teórico de la literatura, así que no puedo interrumpido la esperanza… responder bien a esa pregunta. Pero tal vez sea por eso. Para mí la infancia es la salud, la vida, la alegría, la esperanza… Pero no sé explicarlo bien. Simplemente tenía que ser así. Cuando escribes, que, ¿Sabe lo que más me impresionó del hospital? tienes la sensación de que es inevitable que sea así. —¿Qué? —La inmensa dignidad de la gente, de los en—Habla como si los libros ya estuvieran es- fermos de la planta de oncología. Todos eran príncritos antes de escribirlos… cipes. Era un hospital del Estado, así que había gen—Sí, como estatuas enterradas en el jardín que te pobre, portándose con una dignidad de hay que desenterrar, y luego limpiar y limpiar. Qui- aristócratas, con coraje, nunca les oí una queja, a zá un libro sea una eficaz, sola y larga palabra. nadie oí rogar, o pedir “sálvame”. La gente aguantaba callada, sonriendo, saludándote, deseándote —Y usted, ¿salió distinto del hospital? que mejoraras, muchos de ellos con metástasis por —Seguí siendo el mismo. Pero hay cosas que todas partes. Sabías que se iban a morir, y se mode repente me empezaron a gustar muchísimo. El rían sin quejarse, sin miedo. Yo he visto a gente boSol, por ejemplo, un día de Sol, un día bonito, el he- rrarse de miedo en la guerra. Y el espectáculo de la cho mismo de estar aquí, hablando los dos. Estar cobardía es horrible. Vi a un teniente así: todos los vivo es un privilegio, un azar y un privilegio. Aun- oficiales le daban puntapiés y le insultaban, y el ti-
rar, que vas a mejorar, y te lo crees… —En este libro dice que su madre curaba todo con una aspirina —Ójala estuviera mi madre con su aspirina….
Copio páginas de otros para aprender. Copio, qué sé yo, de Balzac. Así aprendo
Era un hospital del Estado, así que había gente pobre, portándose con una dignidad de aristócratas
—¿No ha pensado alguna vez se acabó, ya no escribo más? —Pero ¿cómo voy a pensar eso? Si hay tanto por escribir…. De cualquier forma, esto quedará en algún momento interrumpido. Definitivamente interrumpido.
—En Portugal es muy conocido también por sus crónicas en semanarios y periódicos… —Eso sólo lo hago porque pagan bien. A la gente le gusta porque son como piscinas para niños. Es imposible ahogarse. Los libros, en cambio, están hechos para que se ahoguen. Comencé a hacer esas po no hacía otra cosa que llorar. La cobardía, físi- crónicas junto a mi amigo José Cardoso Pires, a camente, es fea. Te reduces a un ser miserable, des- quien extraño mucho. pojado de toda dignidad de hombre. —Siempre habla mucho de sus amigos. —La amistad es como el amor: instantánea y ab—En la guerra colonial usted estuvo quince soluta. Conoces a alguien y te conviertes en su amimeses ¿Qué significaron? —No sé decirle. Quizás usted y yo, todos, na- go suyo de la infancia, aunque ya tengas cuarenta cemos con una idea que no nos abandona nunca. años. Para mí es el sentimiento más importante. Yo no tengo certidumbres, ni respuestas. Sólo escribo libros. Me gustaría que cambiaran el mundo, —¿Más que el amor? pero no van a cambiar nada. Aunque tal vez sean —¿Y qué es el amor? ¿Usted lo sabe? una compañía, un placer para algunas gentes. Yo sólo soy un chico que escribe libros y espero morir —Bueno, yo sólo soy el que hago las preguntas. con la misma inocencia. Al fin y al cabo, somos muy —Qué cómodo eso. ¿Por qué no cambiamos? inocentes. Viene un médico, te dice que te vas a cuEl País
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Domingo 9 de febrero de 2014
FATIGA CRÓNICA DAVID IZAZAGA
¿Sangre? ¡Sangre! Corrían los primeros meses del primer año de este nuevo siglo. Yo me había ido a vivir a Puerto Vallarta hacía más de un año y de repente recibí una llamada de mi madre: a mi padre lo habían internado de emergencia, todo parecía indicar que se trataba de la vesícula. Lo iban a operar de emergencia, así que dejé la costa y retorné por unos días a Guadalajara. Llegué directamente al hospital de Zoquipan, una vecina y amiga de mis padres los había ayudado muy amablemente a que lo atendieran ahí. Todo estaba bien, sólo que uno de los requisitos que le pedían a mi padre (y era, además, requisito para todo aquel al que operaran) era que llevara dos donadores de sangre. Mi madre me esperaba para darme la noticia, como si tuviera que decirme que me iban a sacar el alma. La verdad es que ella conocía de mi fobia por las agujas. La sacada de sangre qué… el piquete siempre ha sido mi coco. Y es que, no es que pretenda justificarme, pero, a ver: ¿no es acaso antinatural un pinchazo en la (como dicen los del Semefo) economía corporal? Es una agresión, no me digan que no. Desde niño, claro que prefería que me dieran pastillas a que me inyectaran. Mi padre siempre me decía, frente al doctor Castelao, que era preferible que me inyectaran, porque así el efecto era inmediato y que en cambio si me tomaba las pastillas, de aquí a que me hicieran… ¡Al diablo! ¿A mí qué me importaba que el efecto tardase? El caso era evitar el pinchazo. Sé que hay algunos que disfrazan su masoquismo y se cubren de supuestos héroes. A mí, la verdad, siempre me dolió mucho que me pincharan con una aguja (y me sigue doliendo) y tenía terribles pesadillas en las que iba por las calles corriendo por rumbos desconocidos en busca de alguien que me ayudara porque por el hoyito que me había dejado la aguja asesina se me salía el relleno cremosito. El caso es que la vida es cruel, porque siempre me toca a mí donar sangre. Que porque mi hermano tuvo hepatitis y no puede, que porque fulano está desnutrido, que a zutano su religión se lo prohíbe. La historia de mi vida está llena de casos de donaciones de sangre: al amigo, a la amiga, a todas las que fueron mis novias, para sus tíos, padrinos de bautizo y a quien se le ofreciera. Ahora era la primera vez que me tocaba hacerlo por mi padre. La segunda maldición del tema era doble: había que estar ahí a las siete de la mañana y en ayu-
El noble acto de la donación tiene varias barreras que superar cuando, por ejemplo, se vive en un puerto
ILUSTRACIÓN: JORGE DÍAZ / HABLAMEDELMUNDO@GMAIL.COM / WWW.HABLAMEDELMUNDO.COM / TWITTER: @HABLAMEDELMUNDO
nas. Por supuesto, con todas las recomendaciones del caso: no estar tomando ningún tipo de medicina (ni homeópata ni naturista) ni haber ingerido alcohol al menos 48 horas antes. Sé que ahora ya no es tan exagerado el proceso, pero en aquellos años el tema era el SIDA y había un pánico justificado por una enfermedad de la que aún se desconocían muchas cosas. Incluso muchos mitos que entonces predominaron, hoy no son más que eso: mitos. Recuerdo la sala, lúgubre de por sí, pero con el aderezo de que era esa época del año en la que a las siete de la mañana aún estaba muy oscuro. Letreros por todos lados, con advertencias de lo mortal que podía ser contraer el SIDA. Y una enfermera que me preguntó el nombre de mi paciente y el número de la cama en la que se encontraba. Tomó mis datos y me dijo que me llamarían. Ahí sentado intentaba darme ánimos sobre el piquete que vendría: en este caso más extremo, pues se trata de una aguja que no sólo entra y sale, sino que se queda ahí, ordeñándote e hi-
riéndote durante un largo rato. Me llamaron y entré en un consultorio donde un joven enfermero comenzó a hacerme una serie de preguntas que parecían ser de rutina. Hasta que llegamos a la parte del lugar donde vivía. Cuando dije Puerto Vallarta, el enfermero volteó a verme con un desconsuelo que en aquel momento no entendí. Respiró profundo y me explicó que al vivir en un puerto me encontraba en un grupo de riesgo y que debía pasarme con otra trabajadora social. Me pidió esperar. Para entonces yo ya veía cómo, quienes habían llegado al mismo tiempo que yo, entraban ya a que les sacaran su sangre. A mí, en cambio, me hicieron esperar 20 minutos, mientras llegaba una trabajadora social que me pasó a otro consultorio más pequeño en el que, mediante un largo preámbulo, me explicó que por protocolo tenían que aplicarme un cuestionario, pero que era confidencial, que no me preocupara. Cuando dijo eso, comencé a preocuparme. Con nerviosismo y mucho tacto comenzó a hacer-
Carlos Cortés Vázquez
VISIÓN Y DECISIÓN Procedentes de la Edad Media, 1118, nueve caballeroshicieronunjuramentodeamorporlaHumanidad. Doscientos años después ya sumaban más de cinco mil, esparcidos por el mundo conocido, conciliando actividadesmilitaresyreligiosas.Lahonestidaddelos Templarioslesacreditabayhacíadepositariosdeconfianza, la que los condujo a acumular riqueza incalculable. Mas como todo llega a su fin, penetró la codicia, la ambición, la corrupción y con ella la acusación conducente a la muerte y destrucción de sus bienes. El nombre de Templarios a un grupo de reciente aparición abre la expectativa de por qué adoptar la legendaria denominación. A quién pudo ocurrirse y cuál es el propósito. Cierro estas líneas dejando la inquietud en el lector para su particular conclusión. El pasado ya no existe y el futuro tampoco aún, pero la velocidad de los acontecimientos son tangibles en el presente que en pocos años se convertirán en sueños distantes. Vivimos insertos en una época transformada por la ciencia y aplicación de tecnología, concurrentes en la mentalidad y actitud de siete mil millones de seres humanos pensando y aportando inquietud y conocimiento a la integración de sentimientos trascendentales: riqueza y pobreza. Michoacán es sólo uno de tantos focos de insatisfacción, que disemina el sentimiento en la búsqueda de equidad. A principio del Milenio pasado era lo mismo,
Guillermo Dellamary
EXPLORANDO EL MUNDO Despuésdedécadasdevivirsistemaseconómicosque no ayudan a resolver las enormes diferencias sociales, surge el reclamo popular de reducir tantas injusticias y de apaciguar tantos contrastes. Un turista oriundo de Dinamarca vino con entusiasmo a ver el folclor mexicano, y no se esperaba encontrar más que con la imagen difundida en su país de pueblosindígenasyzonasruralesperdidasentremontañas, valles y hermosas playas. Su objetivo era conocer el famoso lago de Chapala, que tanto le habían comentado algunos amigos canadienses, que ya habían vivido en Ajijic. Desde luego que aterrizó en el aeropuerto de Guadalajara proveniente de Houston, Texas. Y con una enorme curiosidad decidió darse una vuelta por el Centro de Guadalajara. Quedó impresionado al ver tanta belleza y más aún cuando visitó las zonas elegantes de la gran metrópoli, particularmente la de Plaza del Sol, Andares y todo su entorno. Su visión cambió de inmediato. Su cabeza le daba vueltas. ¿Cómo era posible tanta riqueza? Se quedó estupefacto al ver tantas agencias de autos de lujo y mansiones por todos lados. No podía ser, no era el Mexicoqueseimaginabayteníaenmente.Ciertamente hay muchos pobres y la suciedad y la marginación
me preguntas como, ¿cuántas parejas estables ha tenido en el último año? o ¿ha practicado el sexo anal? La trabajadora social se puso muy mal cuando se enteró que mi pareja de entonces tenía tatuajes. Y siguió haciendo preguntas muy íntimas, pero eso sí, con mucho tacto. Creo que sólo faltó la de, ¿ha practicado usted sexo con marinos en los últimos meses? Luego de una larga batería de preguntas, la mujer aquella, muy apenada, me ofreció disculpas varias veces. Recuerdo que se ponía roja roja a cada pregunta que me hacía. Salí de ahí sin poder donar sangre, porque el protocolo de entonces así lo indicaba. Después aprendí a no decir que vivía en un puerto. Luego aprendí cómo ya no vivir en el puerto. Hoy sigo, cual surtidor de jardinera, donando sangre. Por si ocupan. david.izazaga@gmail.com Twitter: @dizazaga
Los Caballeros Templarios aunque con características y dimensiones diferentes, la disparidad abrió espacios a la elocuencia y también a la violencia. Como siempre, se fijan fechas de inicio con la incógnita de la conclusión. Las causas se pierden en la vorágine del rencor justificando la venganza estéril al paso de reto y riesgo confundidos en la vorágine de mártires y villanos. Causantes y beneficiarios de la sangre derramada se pierden en la historia. Suena utópico el llamado a la razón al escuchar el grito de las víctimas y el paternalismo, ambos finalmente estériles por su correspondiente carencia de auténtico apego a la responsabilidad con previo acceso a los deberes propios. ¿Por qué no apegarnos a nuestra identidad y provocar el florecimiento de la dignidadparadarlesentidoaloauténtico,antesdecaerenlailusióndelcardillodeslumbrantequenoshunde en la insatisfacción, la envidia y la codicia? Nos corresponde vivir un momento crítico al compartir vecindad y todo cuanto conlleva la cercana lejanía con el país más poderoso del mundo. Esto es: riesgo de sujeción, u oportunidad de emular el esfuerzo atrayendo lo bueno y evitando la erosión dañina. Elpasadoenriquecelaescrituradelpresenteysilacorrosión surgió de la complicidad convertida en corrupción debemos frenarla a través de un comportamiento digno. Dios nos guarde de la discordia.
Contrastes sociales estaban allí, pero no acababa por asimilar tantas bondades, incluso mejores que las de su propio país. Los claroscuros de la economía mexicana llevaban a una desigualdad muy notoria. Finalmente se fue a Ajijic, lugar que le fascinó y quedó encantado y con ganas de establecerse por algún tiempo. Comentó a sus parientes que México no es un país pobre, es inmensamente rico, pero muy mal distribuidas sus riquezas. Hay mucha gente que viene del extranjero y vive este mismo impacto. Nosotros ya nos hemos acostumbrado a vivir así. Lo vemos normal y no nos afecta. Pero creo que tienen toda la razón. Algo estamos haciendomuymal.Dejamosquelasdiferenciassociales sigan incrementado dos mundos que cohabitan. El de los ricos y el de los pobres. Finalmente sugirió que hagamos algo por detener el que los ricos se sigan haciendo más y los pobres carguen con las consecuencias. Aunque es algo muy evidente, lo dejamos de ver y no hacemos nada. El reto es nuestro. ¿Qué podemos hacer? Lo comentaremos la siguiente semana.