El retorno del paro como herramienta de protesta es apenas el resultado lógico de un acumulado de descarada explotación y represión sobre los trabajadores, las campesinas, y la mayoría de la población colombiana. Como chispa sobre pólvora, hemos venido asistiendo a la propagación de un sentimiento de rabia contra la fuerza pública, principalmente por la violencia que ésta ha venido ejerciendo contra los diferentes sectores que protestan. Pequeños mineros, agricultores, camioneros, indígenas, campesinos, estudiantes y ciudadanos que han salido a movilizarse en su apoyo, han recibido disparos, garrote, gaseadas, golpizas y bombazos sin ninguna reserva.
Ya van por lo menos una decena de muertos del lado reclamante, cientos de heridos y detenidos. No es intención nuestra como periódico solamente denunciar las agresiones inherentes al Estado como forma de dominio sobre la sociedad, ya que como lo hemos visto, los mismos medios de comunicación burgueses, las denuncias de las organizaciones sociales a través de redes y el internet, e incluso los políticos de varios partidos, y sobre todo los primeros y los terceros, vienen preguntándose de una forma sínica ¿Qué hacer con el ESMAD y las agresiones? Sínicos claro que sí, ya que cuando se ven vulnerados sus privilegios acuden corriendo a dicho escuadrón para que los defienda....(continúa pág.2)
...(viene de portada) Luego de tal pregunta, que difunde aun más el sentimiento de rabia porque ¿a quién no lo a agredido un policía o un militar en su vida?, desde el gobierno, quien también escribe los guiones de los noticieros y los periódicos, se ordenó la inversión de los sentidos, es decir, ahora las fuerzas represoras pasan a ser las victimas de un montón de vándalos, violentos y guerrilleros infiltrados en el Paro Agrario y Popular, de victimarios a victimas, un ejemplo de ello la invitación a seguir el acto heroico de aquella mujer que defendió con su cuerpo como escudo a las pobres victimas del ESMAD de los violentos marchantes. Ante la destrucción de infraestructura “pública”, policial, financiera y comercial, ante los bloqueos en las vías que han interrumpido el flujo de mercancías vía terrestre, y ante la amenaza de escases de alimentos en las ciudades, se vuelve a poner como discusión central por parte de los poderosos la elección apresurada de una posición exclusiva de: violencia si o violencia no. Pero vamos más allá. En lo que lleva corrido el paro, sumándole las anteriores experiencias del paro cafetero, las fuertes protestas de los campesinos en el Catatumbo, y el paro de los medianos y pequeños mineros, recalcamos en que se ha venido evidenciado la verdadera magnitud del poder que las gentes del campo aun tienen frente al modelo económico del Estado colombiano: gran capacidad de movilización, numerosa convocatoria, y poder sobre las carreteras. No olvidemos que los sitios escogidos para los bloqueos no son producto del azar, los protestantes a través del conocimiento de sus territorios han sabido llevar tales acciones por varias semanas a pesar de la fuerte presencia militar. Las amenazas de escases de alimentos, la parálisis del transporte de carga, y la vergonzosa situación de que el Estado no tiene control sobre sus vías, ha hecho que las fuerzas del orden saquen a relucir lo que mejor saben hacer: reprimir, agredir, asesinar y capturar para reafirmar su poder y que todo funcione correctamente. ¿Y que vendrá ahora? Demostrada la capacidad de parálisis que hoy tiene el sector agrario ¿se modernizará el agro colombiano para hacerlo rentable con el libre comercio? ¿Vendrán multinacionales a explotarlo? ¿Convertirán a los campesinos en empleados de éstas y así mermar su capacidad de parálisis? Ante el temor de los terratenientes y ganaderos de que en la Habana se está negociando el agro ¿Cuál modelo de explotación agraria se está pensando para Colombia cuando la crisis de hoy así lo demanda? Y por el lado reclamante, las negociaciones referentes a la merma de los costos de producción, las importaciones de alimentos, y el tema de semillas ¿cambiarán realmente el panorama de éste sector como un renglón menor de la economía colombiana frente a otros como el minero-energético? ¿Reflexionaremos de nuestra verdadera capacidad de acción directa frente a la autoridad? ¿Cuales otras formas económicas construiremos desde nosotros/as mismos/as?
Crítica situación de derechos humanos a 21 días del paro agrario y popular. Durante 21 días los diferentes sectores agrarios y populares que han confluido en las jornadas nacionales de protestas y paros indefinidos, se han movilizado en diversos departamentos y regiones del territorio nacional con el propósito de expresar su descontento social ante la desigualdad social y económica en el campo y la ciudad, lo cual pone en evidencia el ascenso de las luchas sociales del pueblo colombiano; cuyas justas demandas han sido invisibilizadas por el gobierno nacional, el cual lejos de buscar escenarios de dialogo e interlocución ha implementado una maquinaria de guerra y muerte contra el pueblo colombiano a través del Esmad, la Policía, el Ejército Nacional y agentes de civil, señalando y persiguiendo a miles de manifestantes y sus principales dirigentes. La persecución y señalamiento contra las organizaciones sociales y populares que han convocado el Paro Nacional Agrario y Popular se ha materializado en una grave crisis en materia de derechos humanos que se agudizó en el transcurso de la última semana en los departamentos de Tolima, Huila, Nariño y Cauca, lo cual se refleja en los siguientes hechos: *660 casos de violaciones a los derechos humanos individuales y colectivos en todo el país. *262 detenciones arbitrarias. *485 personas heridas. *21 personas heridas con arma de fuego. *4 personas desaparecidas. *52 casos de hostigamientos y amenazas contra los manifestantes y líderes sociales. *51 casos de ataques indiscriminados a la población civil en diferentes departamentos del país. *La pérdida de 12 vidas humanas a causa de impacto de arma de fuego.
En el mes de junio el gobierno de “prosperidad para todos” aprobó una inversión de 100.000 millones de pesos para continuar la vigilancia y el control en el internet. La nueva estrategia conocida como Plataforma Única de Monitoreo y Análisis (PUMA) será diseñada para interceptar e intervenir más de 20 mil medios de telecomunicaciones como redes telefónicas, de datos y redes sociales como facebook, skype, twitter, entre otros. Funcionará a partir del 2014 en las principales ciudades del país y estará a cargo de la Dijin y la Fiscalía. En el momento de su aprobación el comandante de la policía aseguro que dicha estrategia tendrá como finalidad “frenar las tendencias de la nueva criminalidad”. No nos sorprende que el Estado colombiano extienda su largo brazo represivo con nuevas tecnologías para el espionaje, el control y la vigilancia. De hecho, la actual plataforma Esperanza, en funcionamiento desde hace ocho años, ha sido usada en la interceptación telefónica de más de 13 mil líneas en investigaciones referidas a terrorismo, guerrilla, entre otros. Dicha situación le ha permitido al e s t a d o c o l o m b i a n o p e r s e g u i r, criminalizar, estigmatizar y judicializar al conjunto de expresiones disidentes que se han atrevido a levantar su voz contra las injusticias provocadas por éste sistema. Los avances tecnológicos y el acoso e intervención del estado colombiano están dirigidos hacia el control social. Nos guste o no, nuestra relación con el internet y sus redes sociales es cada día más intima. Las actuales formas de control van más allá de invadir nuestra privacidad constituyéndose en reales estrategias para que el Estado reafirme su poder sobre la población. Vale la pena recordar que el gran monstruo Google tiene un perfil detallado de nosotros, el cual es utilizado con fines comerciales para alinearlos con nuestros gustos. En tal sentido, las fuerzas represivas del Estado, con nuevos juguetes, podrán detallar y construir perfiles de posibles “criminales” que amenazan la “seguridad”. Es en este sentido que, los actuales estados, incluido el colombiano, no
solo caracterizan un supuesto enemigo interno sino que crean todas las condiciones que justifican las cada vez mas crecientes e interminables acciones represivas, al mismo tiempo, sirven como fuente de estigmatización y deslegitimación de toda voz disidente. Estas medidas para el control social no son nuevas. Si algo nos ha enseñado la historia es que el poderoso siempre usará todo su poder a no ser que sea forzado a parar. Además, la historia también nos ha enseñado que donde hay un largo tiempo de sueño, hay un despertar. En este sentido el gran Paro Nacional Agrario, Minero y Popular, que inició el pasado 19 de agosto, nos demostró la capacidad de movilización y organización de un pueblo consciente que, armados de valor, rabia y dignidad, fue capaz de paralizar las principales vías del país y poner en jaque al gobierno asesino de Santos. Por otro lado, los pueblos se han apropiado y transformado de las nuevas tecnologías de la información como internet, lo que ha facilitado denunciar y visibilizar casi al instante. Por eso se logró informar oportunamente la realidad desde el Paro Nacional Agrario, Minero y Popular, a través de redes sociales como You Tube y Facebook y, se dieron a conocer fotografías y videos contundentes que mostraron a los verdaderos terroristas: policías de civil, ejército y miembros del escuadrón de la muerte, ESMAD, quienes golpearon y asesinaron a más de una decena de manifestantes.
Marmato con su incesante rugir no duerme para vivir en su propio tiempo, ritmo y realidad socio histórica. Construido en medio de vibrantes montañas por las que atraviesa sinuoso el rio Cauca desde siglos atrás permanece habitado por comunidades que defienden con valentía el futuro de sus descendientes. Los pequeños mineros tradicionales marmateños tienen la férrea convicción que los cerros les pertenecen, que las minas de sus abuelos son de sus nietos, que la entrada de las compañías extranjeras en locomotoras desarrollistas amenazan su modo de vida y que el Paro (léase bloqueo de vías, acciones directas o vías de hecho) es necesario para que el gobierno tenga en cuenta sus justas exigencias. Las Razones La pequeña minería tradicional en Latinoamérica está siendo atacada por ser la principal “piedra en el zapato” para la entrada de las grandes transnacionales especuladoras y productoras de oro. Todos los gobiernos de la región (especialmente el peruano y el colombiano) se han ido “lanza en ristre” en contra de sus ciudadanos para despejar y vaciar los territorios para su entrega a los capitalistas nacionales y extranjeros. Si bien son claros los problemas ambientales que se han generado A la luz de las nuevas estrategias que en la región por la explotación a pequeña escala de metales posibilitan el control social considerados preciosos, es y la vigilancia innegable que en muchas regiones por parte del los pequeños mineros tradicionales e s t a d o y barequeros, desde tiempos colombiano ancestrales o coloniales, han es necesario construido saberes y haceres que fortalecer les han permitido habitar sus formas de seguridad territorios sin ser agresivos en electrónica, medios de extremo con sus ecosistemas. No comunicación propios y obstante, hoy tras la apropiados. Dejemos que “desinformación informada” de los los idílicos represores medios se los hace pasar por sueñen con un mundo criminales que deben ser uniformado a sus despojados y, en lo posible, intereses mientras encerrados para que la tecnología nosotrxs seguimos de las grandes empresas devaste caminando en defensa de lo que se ha conservado por siglos (1) la vida y la libertad. ...(continúa sig. pág.)
En Colombia (país con una tradición de minería de subsistencia que antecede a la existencia del estado nación) desde los 90s se ha implementado un modelo encaminado a la extracción de recursos naturales no renovables por grandes capitales privados. En los años r e c i e n t e s , e l desconocimiento de la pequeña minería en el código de minas ley 685 de 2001, la obstrucción de los procesos de formalización para las comunidades mineras, la entrega indiscriminada de títulos a compañías extranjeras y su consecuente falta de áreas libres para titular, la persecución y judicialización de los mineros y la quema de su maquinaria y materiales de trabajo (Decreto 2235), el desconocimiento del consentimiento libre previo e informado para las comunidades locales, la prohibición del ordenamiento territorial y los usos del suelo desde las comunidades (decreto 934), entre otras razones, han asfixiado a las comunidades locales que practican la minería tradicional a pequeña escala. Estas y otras razones, son las que obligaron a los mineros tradicionales de Marmato, a declarar el paro minero indefinido desde el 17 de julio de 2013 junto a los mineros del bajo cauca antioqueño, del Choco, del Magdalena Medio y otros lugares. Aprendizajes El calor al borde del cauca es fuerte. En medio de la vegetación del bosque tropical seco, los pequeños mineros se establecen en la carretera para iniciar el paro. La policía ya hacia presencia en el lugar desde hace más de tres días y tenían varios contingentes del ESMAD escondidos en la sede del SENA del municipio y en la Felisa para “levantar al que fuera necesario”. Los marmateños –hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños- con muy poco miedo en sus cuerpos decidieron tomarse la carretera, atravesar árboles y piedras gigantescas para “hacerse ver del gobierno nacional”. Momentos de soledad y de un silencio acogedor en la carretera entre Manizales y Medellín, donde las fogatas, el rumor del cauca y los grillos fueron compañeros de la acción espontanea de personas cansadas de ser ignoradas, rabiosas de ser atropelladas y consientes de tener la fuerza de la razón/pasión. Tras el amanecer, el ambiente tenso. El cuerpo especial antiterrorista (CEAT(2)) de la policía acordona la zona armados hasta los dientes. Ante la mirada atónita de los marmateños, el ESMAD dispara los primeros gases. Varios capturados-asfixiados, varios heridos con gases, balines, balas de goma, bombas aturdidoras. No obstante, la pelea solo estaba casada: la comunidad se subió a las montañas y como “las gallinas de arriba cagan a las de abajo”, se defendieron con piedras hasta el anochecer. La fuerza pública estaba asustada por la fiereza de los mineros indignados, por lo que deciden empezar a disparar ráfagas
de fusil para amedrentar a los marmateños que “como cuando los españoles, ellos con armas de fuego y nosotros con piedras” defendían su terreño. Al día siguiente nuevos enfrentamientos, pero la comunidad ya había conocido los gases “lagrimogenos” de los “antitomines”, estaba mejor organizada, sabía que no podía ceder terreno y se había establecido estratégicamente para dar la pelea. Sin embargo, tras varias horas de “tropel” se negocia un acuerdo, con el que muchos manifestantes se mostraron en desacuerdo: 2 horas de transito por 2 de bloqueo. Corrieron los días y el pacto fue roto por orden del ministro de defensa, azuzado por el senador Mauricio Lizcano. De nuevo, enfrentamientos. Ya no solo con el Esmad, acompañado por el CEAT, si no por un despliegue de fuerzas represivas helicoportadas nunca antes visto en el municipio. Tras el paro los principales aprendizajes de la población marmateña se centran más allá de las reivindicaciones específicas que se planteaban en la mesa de negociación. Algunas de estas: 1. El estado no está para proteger a los pequeños mineros, ni a los pobres, ni a los indígenas o afrocolombianos; 2. El estado colombiano ataca a las poblaciones desarmadas con una violencia desbordada e injustificada; 3. La acción directa es una manera efectiva de hacer sentir las exigencias que se tienen frente al gobierno; 4. En las acciones colectivas la espontaneidad organizada de las comunidades se vuelve una fuerza incontrolable para el estado; 5. Las acciones colectivas implican un recordar y un proyectar el hacer juntos donde todos tenemos algo para aportar desde nuestras fortalezas. 1- Aclaro: no estoy hablando de la minería a mediana escala hecha por retroexcavadoras y dragas. 2- Grupo creado en 2001 para realizar la masacre de civiles y aterrorizar a varios barrios de la comuna 13 de Medellín en la trágica operación Orión.
Siempre que comienza el día nos estrellamos contra esta cruda realidad, observamos en nuestro entorno la miseria danzante generada por la desigualdad social que este sistema impone. Con el paso de los años las cosas no han cambiado, seguimos rodeados de la misma mierda: mendicidad en las calles, gente con hambre, la tristeza que siempre se refleja en los ojos de mis vecinos, los niños en las aceras explotados desde su infancia, los presos que se pudren en la crueldad del encierro, y mientras todo esto sucede, los poderosos acumulan sus riquezas a costa de la sangre y el sudor de nosotros los pobres. El estado de la mano con las grandes corporaciones nos roba la vida entera, deja a los campesinos sin un pedazo de tierra, desplaza a comunidades indígenas y por ende, los obliga a sufrir la marginalidad en las grandes urbes de la indiferencia y la desigualdad. En los últimos años las políticas del despojo se han agudizado aún más en el territorio colombiano. Observamos en la internet, la prensa y hasta en la televisión, como miles de campesinos, mineros, indígenas, estudiantes, y entre otros sectores sociales, salen a las calles para manifestar su descontento. Vemos también como la fuerza pública con todo su arsenal, golpea, reprime y asesina a diestra y siniestra a cientos de manifestantes, lo que lleva consigo a que niños, mujeres, hombres y ancianos sean víctimas de la LEGITIMA VIOLENCIA ejercida por el poder. Ráfagas de fusil, gases lacrimógenos y granadas con objetos contundentes en su interior, son dirigidas contra las personas, que en su afán por defender sus principios y su territorio son brutalmente violentados. Lo anterior, es solo una parte del panorama que se vive en nuestro contexto, por lo tanto algunas personas no nos sentimos ajenos a lo que está sucediendo. La indignación ronda cada vez más nuestras cabezas, lo que provoca que tanta rabia se convierta en un odio dirigido contra un sistema violento que nos roba y nos mata la tranquilidad, la felicidad y hasta nuestra propia existencia. Hemos sido testigos de cómo en zonas rurales y urbanas del país, la acción directa ha sido la principal protagonista en las últimas manifestaciones. El bloqueo de vías, las multitudinarias marchas, plantones y cacerolazos, son la muestra de que el pueblo está indignado, y que cansado de las promesas y decisiones del gobierno, retoma las calles como escenario de protesta. Así pues, el pasado 29 de agosto, articulados a la marcha nacional por la educación y en solidaridad con el paro agrario, miles de jóvenes, estudiantes, campesinos,
trabajadores, y entre otros, salimos a las calles con el objetivo de manifestar y evidenciar nuestro inconformismo por medio de pancartas, consignas, pintas, entre otras acciones. Dejando de lado la institucionalidad, la estigmatización del rostro cubierto y la pasividad con la que muchas personas se identifican dentro de un sistema violento, decidimos ser irreconocibles en medio de la marcha, y nos dimos a la tarea de evidenciar que la acción directa y el bloqueo en las vías no es violencia, violencia es que unos pocos lo tengan todo y otros solo miseria. Posterior a esto reivindicamos nuestras posiciones en los muros desnudos de la ciudad, y por supuesto nuestra solidaridad con el paro agrícola y popular. Con la rabia recorriendo nuestras venas, con el deseo de desahogar nuestros sentimientos y con el campesino, el desplazado, el torturado, el preso y el asesinado detrás de nuestro rostro, ubicamos varios objetivos como bancos, cámaras de vigilancia, puestos de policía y corporaciones multinacionales para darles a conocer, que no estamos de acuerdo con su presencia en nuestras vidas, y que nuestro accionar es una muestra de venganza por los robos, masacres y el despojo que ocultan sus lujosas vitrinas de cristal. En gran parte del recorrido nos encontramos con críticas bastante fuertes lanzadas por los mismos manifestantes en contra de nuestras formas de hacer, lo que llevo a que surgieran varios interrogantes en nuestra concepción sobre la protesta: ¿Por qué debemos protestar como todo el mundo lo hace? ¿A quién debemos pedir permiso para manifestar nuestro descontento? ¿Cómo nos tenemos que manifestar frente a un sistema de hambre, violencia y miseria? ¿Sera que los críticos de la acción directa, o como lo llaman ellos “acción violenta”, no han aguantado hambre, o no han sufrido en carne propia el encierro y la muerte de algún pariente o amigo a manos del terrorismo de estado? Es un asunto bastante cuestionable, por lo tanto queremos dejar en claro que nuestra apuesta es por la acción directa, nuestra protesta no es negociable ni mucho menos institucional, y ante la declaración de guerra del sistema contra los pobres, seguiremos en nuestro caminar, seguiremos inconformes, rebeldes y dispuestos a dar la vida por una justa lucha, porque mientras exista miseria habrá rebelión.
. Para repensar el asunto de la localidad hoy nos paramos al otro lado de Medellín. Al norte de éste se encuentra un municipio que ha crecido a la par, y si bien comparativamente hablando no tiene el mismo peso que su vecino, representa gran importancia en el proyecto de metropolinización del Valle del Aburrá; estamos hablando de Bello. El municipio de Bello, la puerta del norte, la ciudad dormitorio, la ciudad de los artistas, la onceaba urbe en población, hoy es espacio de grandes transformaciones que tienen que ver con nuevas funciones que el Capital antioqueño le designa, de la ciudad industrial otrora símbolo económico ya queda poco. Entonces ¿por qué es llamado la puerta de norte? Bello geográficamente es la entrada a otro sector sobre el cual los empresarios y grandes capitalistas tienen sus ojos puestos, y en el cual ya hay grandes inversiones y recursos dispuestos, estamos hablando del denominado Aburrá norte y el plan estratégico que lo planifica hasta el 2020, es decir, el cuarteto que se completa con Copacabana, Girardota y Barbosa. Dicha puerta comprende una de las zonas de mayor expansión urbana del Valle del Aburrá, pero cabe preguntarse ¿expansión de qué? Vamos por partes. Tomemos dos elementos clave: La construcción inmobiliaria de vivienda y los lotes para industria a lo largo de la conexión vial Aburrá Norte. El barrio y el centro comercial. La construcción del Éxito de Niquía y posterior la del Centro Comercial Puerta del Norte como edificio que aglomera en dos torres a 355 locales, cinco grandes empresas como la Clínica Especializada EMMSA, Homecenter, Flamingo, Éxito, servicios de salud como IPS Comfenalco, Biosigno y la Nueva EPS, cuatro salas de cine y dos parques de diversiones, produjo grandes cambios en los imaginarios y las practicas a las que los bellanitas estaban acostumbrados. Al rededor de este gran coloso del comercio y los servicios, fueron edificándose una gran cantidad de nuevos barrios producto de los proyectos inmobiliarios de las constructoras que en poco tiempo poblaron de casas y edificios unos potreros que lindaban con el Batallón Pedro Nel Ospina. Hoy por hoy la mancha urbana sigue creciendo y lo más probable es que llegue a juntarse con la de Copacabana. La vida de centro comercial no solo influye en los pasillos y locales de sus edificios, los traspasa y cambia por completo los imaginarios y las prácticas cotidianas de sus vecinos. Como lugar obligado de transito para poder viajar en Metro, o para ir a mercar, o para divertirse ya que se ha convertido en espacio de ocio y de recreación ante el poco espacio público o comunitario, la cultura del consumo exprés, del lujo, del prestigio, del engreimiento, de la vanidad y la moda, de la apariencia, de la adoración de la mercancía, se viene imponiendo como cultura dominante. Pocos son los que críticamente van más allá de estos nuevos estilos de vida, debido a que es tal la fuerza de seducción de las bonitas vitrinas, de la impecabilidad de los espacios, de las luces y las tecnologías novedosas, de los anuncios publicitarios, de la aparente seguridad, ha logrado que este sector sea uno de los principales destinos de la gente que vive alrededor de él y de otra que lo frecuenta por ser uno de los símbolos de la cultura
burguesa basada en los centro comerciales. El sector del Barrio Obrero y Cabañas, únicos referentes de los espacios donde la burguesía Bellanita consumía localmente cuando no lo hacia en el Poblado, Laureles u otros sitios en Medellín, quedan ahora relegados ante la fuerza comercial y de consumo desplegado en la puerta del norte. Todos estos cambios han revelado una de las estrategias de poblamiento según el capital: para crear nuevos barrios para la clase medio y alta, es necesario dotar tal territorio de una gran infraestructura comercial localizada que oferte gran cantidad de productos y servicios, pero no cualquiera, son las grandes empresas las llamadas a expandir sus mercados y a capturar nuevas clientelas, aunque como siempre, también alrededor de ellas aparecen otras pequeñas que le ofertan las clases populares que transitan por allí con el anhelo de algún día poder acceder a esa gran cantidad de objetos se consumo que por ahora solo adquieren en cantidad limitada o a base del endeudamiento. La autopista, la bodega y la industria. La Conexión Vial Aburrá Norte, que en la actualidad tiene como destino trazado Puerto Berrio y el Magdalena Medio, en el trayecto que comprende la doble calzada BelloHatillo, se vienen asentando una gran cantidad de bodegas, empresas e industrias las cuales se asemejan a las de la vía Medellín-Bogotá entre Guarne, Rionegro, Marinilla y el Santuario. Producto de la desindustrialización en las zonas urbanas, el modelo para estas parece ser ubicarse en las afueras y en las vías que conectan con los puertos o los grandes mercados, para así reducir costos en el transporte e impuestos, además del problema que representa para las ciudades de gran crecimiento el dedicar el escaso suelo disponible en un sector que impacta fuertemente el territorio donde esta asentado. Hablamos de contaminación, enfermedades, ruido, transporte pesado, entre otros. Se trata de colonizar las riveras de las grandes autopistas loteando e incentivando la compra a precios bajos solo si el uso del suelo esta destinado a la industria, y más arriba, en las laderas de las montañas y las planicies que las circundan las fincas de recreo hacen su parte. Sobre este último aspecto aun queda mucho por decir, y como ya se acorta el espacio disponible para abordarlo de una manera un poco más profunda, será objeto de otro artículo adentrarnos en el tema de la movilidad de la mercancía y los nuevos corredores de servicios trazados por el Capital. ¿Sera que esto también hace parte de nuestro entorno local? La invitación es pues a reflexionar en que así como la ciudad crece y el capital se expande, también puede crecer nuestra comprensión de lo local.
El 1, 2 y 3 de junio de 2013 se llevó a cabo en Medellín la primera feria anarquista del libro y el fanzine en 3 lugares diferentes de la ciudad, en el barrio La Cruz, el Teatro El Trueque y San Javier respectivamente. Durante esos tres días se contó con actividades como charlas, debates y exposiciones que reflejaron parte de las experiencias de trabajo sobre todo las que se vienen desarrollando alrededor de las letras y la escritura. Hubo una muestra permanente de material escrito a cargo de las editoriales, librerías y distribuidoras, además de un taller de encuadernación casera, todo acompañado de teatro, bazares, comidas, cafés y una significativa asistencia no solo de colectivos e individualidades libertarias sino de muchas otras personas afines y gustosos de la literatura. Cabe resaltar la importante relación que el pensamiento y las prácticas anarquistas han tenido con los libros, la escritura y la publicación. Desde siempre, la escritura ha sido esa herramienta de difusión, de propaganda, de dialogo abierto, de desahogo, de incitación y de reflexión política que los anarquistas han utilizado y utilizarán como arsenal dispuesto siempre ha cuestionar las relaciones autoritarias y sus instituciones: la iglesia, la educación, el Estado y el Capital. Y aunque en el presente local, la producción de este tipo de literatura, de periódicos y fanzines no sufre la persecución y criminalización que en otrora tuvo, nada a contracorriente frente al tsunami de las industrias culturales que disponen de gran cantidad de ejemplares, espacios para la distribución, de autores que solo producen obras seducidos por contratos millonarios y por la ambición de ser reconocidos en un medio cada vez más homogéneo y alienante.
Separados también del formato académico, la literatura y la prensa libertaría no pretende establecer verdades absolutas e indiscutibles entre sus páginas, líneas y párrafos. Cuestiona, más no impone un modo único de pensar la sociedad y sus problemas, intriga, más no fabrica montajes o distorsiona los hechos para ganar adeptos o difundir una única visión del mundo, seduce, más no compra públicos y lectores con aquellos temas que se vuelven moda, e invita a la acción, en contraparte con el lector perezoso que ampliamente difunden las redes sociales, los noticieros, y la literatura exprés para lectores afanados. “Huye hombre huye”, “Antología de poesía anarquista I y II”, “La voz de la mujer”, “Doce pruebas de la inexistencia de Dios”, o el fanzine “Estamos hechas de presentes”, o el periódico “El Aguijón”, entre otros títulos, fue una muestra de esa relación estrecha de anarquismo y literatura en sus múltiples formatos. Si bien es un primer paso, habrá que seguir estimulando la escritura y la producción propia, claro está, a la par de la reedición de obras ya publicadas pero poco conocidas y difundidas características de nuestro presente local. Saludamos con mucho agrado la segunda versión de esta feria a realizarse en Bogotá, y esperamos se consolide y mantenga como un espacio que incentive la producción, la difusión y el dialogo de esa multiplicidad de formas en como puede ser concebido el ideario libertario, la recuperación de la memoria histórica anarquista, la poética antiautoritaria y los análisis y reflexiones sociales.
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