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ASTRA y la guerra de Malvinas
A CONTINUACIÓN REPRODUCIMOS LAS CARTAS QUE RECIBIMOS DE DOS ENFERMEROS SUBOFICIALES DEL EJÉRCITO ARGENTINO, VETERANOS DE MALVINAS, CONTANDO SUS VIVENCIAS EN ASTRA EN TIEMPOS DE LA GUERRA.
CARTA DE ENRIQUE EDUARDO CÁCERES.
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En primer lugar quiero presentarme: soy el suboficial mayor enfermero general Enrique Eduardo Cáceres. Pertenecí y pertenezco al Ejército Argentino y me atreví a redactar estas líneas para contactarlos a ustedes para evacuar una duda con respecto a mi paso por ese querido lugar en el año 1982. Allá por el 7 de abril de 1982 egresé de la Escuela de Suboficiales General Lemos – Campo de Mayo – Bs. As., como cabo enfermero general, con solo 17 años. Cumplía 18 el 2 de diciembre de ese año y destinado al Batallón Logístico 9, en el Km. 11 – a la Compañía de Sanidad Nº 9. En mayo de ese año más o menos, no recuerdo bien la fecha, me ordenaron junto a otros cubrir “LA TRINCHERA”, que se encontraba emplazada en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia al lado del hospital Reubicable de la Fuerza Aérea (del cual hoy se habla y mucho gracias a la enfermera que fue reconocida como veterana Reynoso Alicia). La trinchera se encontraba debajo de tierra con unos rieles como techo, cubierto con tierra por encima de aproximadamente 8/10 metros de largo por 3 metros de ancho más o menos, unos pallets tirados que usábamos como piso que conseguimos por ahí, una calefacción tipo salamandra para calefaccionarnos en las frías y ventosas noches de Comodoro Rivadavia. Allí esperábamos junto a otros seis/ ocho soldados camilleros que llegaran a cualquier hora, y más durante la madrugada, los aviones Hércules (chanchas en la jerga militar) desde Malvinas con heridos de guerra de toda índole a los cuales bajábamos del avión a un hangar PURA Y EXCLUSIVAMENTE destinado a ellos, donde los curábamos, reclasificábamos y según su afección los derivábamos al Hospital Regional de Comodoro Rivadavia, Bahía Blanca o directamente a Buenos Aires al hospital militar Central o Campo de Mayo. Pero llegó un día en que nos ordenaron a mí y a mi compañero Cabo Miguel Ángel Barrios Martínez que debíamos hacernos cargo del Hospital de Astra en el Km. 20, el cual se encontraba vacío, y que debíamos reacondicionarlo con los mismos medios que había para esperar posibles heridos de guerra en caso de que desbordara el Hospital Militar u Hospital Regional; estuvimos muchos días esperando y viviendo en el hospital, recorriéndolo cientos de veces por día, esperando a nuestros compañeros heridos. Comíamos en la gamela(1), un lugar donde nos servían las mejores comidas tanto en el almuerzo como en la cena. Si mal no recuerdo, del hospital debíamos caminar bastante como saliendo de Astra hacia la ruta y ahí se encontraba este lugar que
nunca olvidé porque la comida –repito- era exquisita y la gente que lo administraba muy amable y generosa para con nosotros. Había también una operadora telefónica(2) que nos pasaba los llamados al hospital y que ahora no recuerdo su nombre pero solo la conocíamos “por su voz”, una voz pausada y muy femenina. Fueron muchas noches de charlas con mi compañero, de mucho silencio. ¡Demasiado para mi gusto!, pero no podíamos hacer nada; debíamos cumplir nuestra misión. Lo que más lamento de todo esto es que no tenemos fotos, ya que teníamos prohibido sacar fotografías, pero más allá de ello el tener una cámara fotográfica no era el común de la gente en aquel tiempo. Pero lo bueno es que esas pocas imágenes están
en nuestras mentes, la de Miguel y la mía, imágenes de ese pueblo solitario, abandonado con pocas personas y un hospital a la espera de ¡vaya a saber Dios qué!?? Pasó no recuerdo cuánto tiempo, cuando me ordenaron regresar a la Unidad (B LOG 9) y mi compañero Miguel quedó solo por más tiempo en el hospital fantasma. Hospital que gracias a Dios nunca se ocupó más que con nosotros y algunos pacientes psiquiátricos que fueron evacuados de los otros centros asistenciales más grandes para dar lugar a nuestros heridos, atendidos por Miguel. Dando gracias a Dios también que los hospitales, el militar y el regional no desbordaron y pudieron cumplir afanosamente con la misión. Por todo lo expuesto en síntesis, necesitaría saber si la biblioteca de Astra cuenta con su libro histórico desde su creación y si figura lo relatado ya que cumplió un rol fundamental y muy importante en la guerra de Malvinas a nuestro parecer y esperando a nuestros hermanos con sus sábanas blancas y perfumadas al estilo del mejor hotel para los mejores pacientes que un anfitrión puede dar (lógico es una metáfora). Seguramente esta historia la sabemos unos pocos y deseamos compartirla y
mucho mejor con ustedes que viven en el lugar donde se encuentra ese HOSPITAL HISTÓRICO DE ASTRA y que nosotros nunca olvidaremos. Dios me dé vida para volver a recorrer esas instalaciones después de tantos años… Desde ya muchísimas gracias y mil disculpas por la molestia, saludos a todo el pueblo de ASTRA.

. NOTA: DE ENRIQUE EDUARDO CÁCERES enriquecaceres@outlook.com
(1)Se refiere a la gamela que atendía Rosa Wisnievsky, quien hacía ricas comidas MARÍA SANZ DE GAROLINI
(2)Las telefonistas en 1982 eran María Sanz de Garolini y Augusta Miheler de Segovia

Hola que tal me llamo Miguel Ángel Barrio Martínez, creo que mi compañero y amigo Enrique Cáceres les envió un correo. Bueno yo le pasé a comentar mi experiencia, en el año 1982 regresé como cabo en comisión de la escuela de suboficiales General Lema con fecha 7 de abril por un decreto del gobierno que estaba en ese momento, de ahí soy destinado a Comodoro Rivadavia al batallón logístico 9 junto con el ahora sub oficial mayor Cáceres, este momento nos encontrábamos con el conflicto de Malvinas, nosotros como enfermeros general, estábamos en la compañía de Sanidad de dicha unidad, hasta que llegó un día en el cual por el mismo conflicto se tuvo la necesidad de armar trinchera en el aeropuerto de Comodoro Rivadavia donde se encontraba el hospital reubicable de fuerza aérea, nosotros fuimos parte de ese grupo, luego fines de mayo o principio de junio no preciso bien la fecha, nos comunican que teníamos una nueva misión que consistía en hacernos cargo del hospital que quedaba en ASTRA, que era un pueblo petrolero. Bueno, desde la unidad partimos hacia allí donde nos recibieron los integrantes de dicha empresa, creo que eran los directores o encargados. Ellos nos llevaron a Enrique y a mí junto con 2 soldados clase 62 a ver dicho hospital que era atendido x una señora(3) que también tenía un hijo. Ella era la enfermera de urgencias. Allí nos quedamos y dormimos en el mismo hospital, cosa que recuerdo bien las noches de frío y al principio un poco de miedo por el lugar tan vacío. Así fuimos equipando el hospital. Que se había destinado para la internación de heridos de guerra en caso que el hospital regional fuera superado: a Dios gracias esto no pasó. Tengo muy gratos recuerdos del lugar, sus habitantes gente muy buena, con los trabajadores de la planta nos encontrábamos muy seguido ya que nosotros compartíamos con ellos el mismo lugar del almuerzo, ahí conocí a Marcelo(4); era un muchacho rubio de barba que había estudiado en un liceo militar, recorrimos diariamente el pueblo, cuando nos avisaban de las alerta rojas más fuimos invitados por la parte de la gerencia de la empresa alguna vez a almorzar y jugar al billar en un lugar de la empresa. Fueron días muy difíciles, éramos muy jóvenes en un lugar que era desconocido para nosotros, pero reitero que la gente muy especial y agradable. En un momento también atendimos pacientes del hospital regional, los cuales quedaron internados en el hospital por un tiempo. Espero que este relato llegue a las autoridades municipales y los habitantes de allí, ya que en su momento Astra fue una parte del conflicto de las islas Malvinas; quedo a la espera de alguna contestación y desde ya muchas gracias Astra por darnos la posibilidad de haberte conocido en nuestro Sur argentino. Mi nombre es Miguel Ángel Barrio Martínez; en ese momento de la historia como cabo enfermero general del Ejército Argentino.

. NOTA: DE MIGUEL ÁNGEL BARRIO MARTÍNEZ miguelbarrioma60@gmail.com
(3) Se refiere a la enfermera Elsa Auza y a su hijo Mario Chávez. (4) Marcelo Venter, hijo de Rosa Wisnievsky, quien entabló una amistad con ellos.