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“ ujer de fuego”, Olga Tañón, regresó a Perú para encender con su inigualable estilo las ciudades de Trujillo e Ica los días 10 y 11 de marzo respectivamente. Esta nueva visita forma parte de su gira 2011, con la cual ha recorrido ya Panamá y Venezuela. La elección de estas ciudades al interior de Perú se debe al propio deseo de la intérprete de visitar la mayor cantidad de provincias peruanas. “Muchacho malo”, “Basta ya”, “Cómo olvidar”, “Bandolero”, “Miénteme”, entre otros, serán los éxitos encargados de hacer bailar al público de Trujillo -en el Centro Cultural Real Plaza- e Ica, a donde llegará como la principal invitada del Festival Internacional de la Vendimia. La Tañón aprovechará su visita al Perú para adelantar algunos de los temas de su próximo disco -”Una nueva mujer”, que saldrá a la venta a fines de este mes- y dar detalles del lanzamiento de su exclusiva línea de ropa. Cuando la genialidad y el talento se cruzaron con la belleza y la autenticidad, nacio Olga Tañón. Su historia está marcada por el éxito y la popularidad. Millones de fanáticos son testigos de una carrera que, con solidez y profesionalismo, le ha permitido llevar su voz a cada rincón del mundo donde alguien quiera bailar o simplemente apasionarse. Olga Tañón nació en Santurce, Puerto Rico. Procedente de una familia humilde, sus padres la criaron con mucho sacrificio. Su infancia y adolescencia transcurrieron de forma sencilla y hogareña. Desde muy pequeña, Olga mostraba una gran pasión por el arte y a los 8 años comenzó a participar en el coro de su iglesia, obras de teatro organizadas por la comunidad y certámenes de canto que irónicamente nunca ganó. A través del empresario Ringo Martínez, Olga recibe su primera oportunidad para cantar profesionalmente al formar parte de la agrupación de Merengue “Las Nenas de Ringo y Jossie”, en la que inmediatamente comenzó a destacarse. Su proyección dentro de esta agrupación le dio la oportunidad de integrarse al grupo “Chantelle”, un grupo encabezado por mujeres y que gozó de gran popularidad. Su primer álbum, “Sola” (1992), acaparó las listas de éxitos y rápidamente se convirtió en Disco de Platino, por la venta de más de 100,000 unidades en Estados Unidos y Puerto Rico. “Sola”, consagró a Olga como merenguera por excelencia, lo que eventualmente le abrió las puertas a otras artistas en un mercado que hasta entonces había estado controlado por el sexo masculino.