Relaciones, pareja, conflictos, humor, autoayuda

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DEDICATORIA

A todo aquel de espíritu libre que sabe que tomar una mala decisión, hacer una elección incorrecta no es el fin de una vida.

Aquel que ama la vida, el amor, a los suyos y sobre todo se ama a si mismo con pasión y locura.

Aquel que está dispuesto a intentarlo una y otra vez después de cada caída.

Aquel que sabe que creer es solo el principio y que su principio es una nueva oportunidad.

Aquel capaz de reconstruir y hacer nuevo todo cuanto posee.

Aquel que esta dispuesto a luchar y a arriesgarlo todo por amor.

Para ti y para mi, justo hoy es un nuevo comienzo.

Atrévete a vivirlo a plenitud...

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CONTENIDO

Dedicatoria ..…………………………………………………………………………………………………………..3 Prólogo …………………………………………………………………………………………………………………...6 Introducción …..……………………………………………………………………………………………………...9 Capítulo I .……………………………………………………………………………………………………………..12 De cara a nuestra realidad Capítulo II ……………………………………………………………………………………………………………..15 Contigo sí, contigo no… Capítulo III …………………………………………………………………………………………………………….33 Los declaro marido y mujer y fueron felices por siempre Capítulo IV ……………………………………………………………………………………………………………..50 Mi relación es una mierda Capítulo V ……………………………………………………………………………………………………………….68 La mierda mi mejor inversión Capítulo VI ……………………………………………………………………………………………………………..76 La otra o el otro… el aromatizador perfecto para la peste Capítulo VII …………………………………………………………………………………………………………...79 Cuando la mierda no está en la sábana Capítulo VIII …………………………………………………………………………………………………………..85 Amando más a la mierda que a uno mismo Capítulo IX ……………………………………………………………………………………………………………..92 La estrategia equivocada a la hora de soltar Capítulo X ……………………………………………………………………………………………………………….98 Enganchando los guantes Conclusión ……………………………………………………………………………………………………………..101 Consejos para mantener tu relaciónalejada de la mierda …….…………………………...105 Los 20 principios para convivir felices con la mierda …………………………………………..108 Agradecimiento ………………………………………………………………………………………………………110

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DEDICATORIA

Dedico este trabajo en primer lugar a mis tres hijas: Natasha, Natalia y Nashali, quienes son el mayor de los premios obtenidos de una relación que al final no funcionó. También lo dedico a mi madre una extraordinaria mujer que logró salir con una buena salud mental de una relación de mierda. Lo dedico además a las personas que han pasado por mi corazón y de alguna manera han dejado huella. A mis amigos, a mis verdaderos amigos que han sido parte esencial del contenido de cada una de estas páginas, quienes han aportado con cada conversación y cada una de sus historias. Y por último se lo dedico al amor, al que si existe. Al amor que vivo en este momento y que no tengo ni la menor idea de a donde llegará. A ti que no se si un día tengas el valor de dejar de vivir a medias y decidas lanzarte y entregarte en cuerpo y alma a aquello que más haga latir tu corazón, sin importar si eso no soy yo.

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PRÓLOGO

Hace un par de años estaba coqueteando con la posibilidad y el deseo de escribir un libro que incluyera temas reales y experiencias, o sea chismes míos y mejor aún de muchos otros que al igual que yo, son un libro abierto. No sé si te ha pasado a ti, pero al parecer algunas personas tenemos un cartel en la frente que dice “cuéntame tus problemas”. Tal vez es que somos nosotros mismos que

con

nuestra

franqueza

hacia

nuestras

circunstancias

estimulamos a otros a también abrirse y dejar salir lo que les está oprimiendo hasta los intestinos. Escuché una vez a alguien muy listo decir que en momentos difíciles en que había que tomar decisiones riesgosas en su trabajo él siempre consultaba con alguien más, porque después de todo la responsabilidad compartida era menos pesada. Pienso que esto también aplica a las tristezas, el sufrimiento y hasta el coraje. Así que tal vez, es parte del hecho de que a los humanos nos guste tanto hablar y contar lo que nos pasa, inclusive hasta con un extraño que acabamos de conocer en la fila del supermercado. Soy fiel creyente de que los refranes fueron creados por nuestros antepasados para resumir, de la manera más sabia y el mayor grado de realismo, lo que a los sicólogos les toma libros enteros y horas de terapia hacernos comprender. Basándome en eso, respaldo la frase o el refrán que dice: “Lo que se guarda, se pudre”. Así que hoy por fin me decidí a dejar salir en lápiz y papel (hacer públicas) mis vivencias (total, estas ya son conocidas en Ponce y áreas limítrofes), pero más interesantes aún son las experiencias y vivencias ajenas que son menos conocidas que las mías. Sé que cada una de ellas te hará entender que no estás solo en esta gran caminata a la que llamamos vida. Que al igual que tú, 6


todos (el que más o el que menos) atraviesa por los mismos problemas y situaciones. Tal vez las decisiones, el valor o el coraje de otros te sirvan para dar ese paso que llevas años pensando, pero que por temor o terror no te atreves ni a mover un dedo. No soy escritora, ni reportera, ni respeto las reglas de gramática, sintaxis ni nada por el estilo. Por lo tanto, lo que encontrarás aquí no es una obra literaria de Pablo Cohelo, ni uno de los reales y graciosos libros de Maria Antonieta Collins. Esto es más bien

la

recopilación

y

análisis

de

historias

tan

reales

como

posiblemente sea la tuya. Te garantizo que reirás, pensarás y analizarás, pero sobre todo en más de una ocasión verás tu vida misma aquí retratada. Realmente

no

tengo

claro

cómo

hagan

los

escritores

frecuentemente, si escriben su libro y luego buscan el título que mejor resuma el contenido del mismo. Si por el contrario escogen el título y luego escriben el libro a tono con el tema seleccionado. Yo por mi parte decidí primero el título, “Mi relación es una mierda ...y yo me resisto a salir de ella”, porque no hay persona en el mundo que no haya

estado involucrada, por lo menos alguna vez en una

relación que sea o al menos apeste a una pura pila de mierda. De tantas cosas y palabras, ¿por qué tuve que escoger la mierda? Si, yo también lo pensé, seguramente ya de entrada perdí un par de compradores moralistas que por no estar de acuerdo, ni respaldar mi estilo chabacano y vulgar (según su apreciación) no comprarán mi libro. Aún cuando al verlo en la góndola y con el sólo hecho de leer el título les haya recordado lo que tienen en la casa. También perderé a otro número de clientas “pipirisnakis” que por querer ser muy chic y conservadoras se resisten a hablar con el realismo que amerita la situación actual. Pero nada de eso me asusta, ni me intimida. Por el contrario, estoy enfocada en aquel 7


inmenso grupo de hombres (reconozcamos que de por sí les encanta hablar mierda) que no se resistirán a la tentación de llevarse consigo este pequeño libro que ellos entienden retrata al dedillo su realidad actual. ¿Por qué pienso eso?, pues les diré. Creo que si lo llevamos a números, son más los hombres que piensan que su relación es una mierda y que aún así no pueden salir de ella. Con esto no estoy diciendo que las chicas no pensamos que nuestra relación esté sembrada en la pura mierda. La diferencia es que nosotras nos decidimos, en la mayoría de las veces, con un poco menos de trabajo a salir de la peste bubónica. De todo este pensamiento sale la teoría de mi mejor amiga y yo: “los hombres no dejan (bajo ninguna circunstancia), a los hombres los dejan”. Más bien “los hombres no se van, a los hombres los botan”. Bueno tal vez haya algunas excepciones, que en algunas ocasiones son causadas por el famoso cuernazo. Sí, sé que saldrá un minúsculo grupo de hombres gritando a viva voz (en realidad casi inaudible) que ellos sí abandonaron el Titanic antes de que se hundiera. Ok chicos, calma le damos crédito por esa hazaña, pero lamento decirles que posiblemente ustedes son los pocos hombres que nacieron en Venus y no en Marte, como dice el libro. Además, y aquí les quitaré un poco el heroísmo, habría que evaluar bien el contexto en que se desarrolló su huída o salida de esa relación. Vienen a mi mente preguntas como: ¿Cuántas veces te dejaste de ella antes de la vez definitiva?, ¿Qué cosas fuiste capaz de tolerar en ese tiempo?, ¿Ya habías encontrado a otra que lejos de oler a mierda olía a puro caramelo?, o la pregunta ganadora del premio nóvel, ¿Te enteraste que ella te iba a dejar y quisiste dar el golpe tú primero? Después de todo es mejor ser el que deja que ser el dejado.

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INTRODUCCIÓN En este libro encontrarás una recopilación adaptada, pero real, de relatos, experiencias y conversaciones con hombres y mujeres que están o estuvieron sumidos en la pura mierda. Podrás leer, cómo algunos hicieron el acto heroico de desprenderse de ella y lograron bajar la palanca del toilet. Te enterarás de sus historias, hazañas y realidades que muy bien pensarás podrían ser las tuyas. Las relaciones de pareja en la mayoría de los casos, comienzan como historias maravillosas en las que todo parece indicar que hemos encontrado la persona perfecta que tanto habíamos buscado. El tiempo, la rutina y las pequeñas dificultades diarias llegan a deteriorar en la mayoría de los casos esa unión. Sobre todo si no enfrentamos y manejamos estas

dificultades adecuadamente.

Más

aún cuando

pudiendo salvar la situación, dejamos que gane la dejadez y la terquedad. Nos resistimos por orgullo o falta de convicción a buscar una ayuda profesional que nos de luz en ese túnel en el que nos encontramos. Cuando conocemos a alguien por quien nos sentimos atraídos solemos poner todo nuestro empeño, tolerancia y amor para lograr conquistar el corazón de esa persona. Si lo logramos, comienza entonces una relación basada en un sinnúmero de expectativas que nos hemos creado a nivel individual y de pareja. Durante el primer tiempo cuidamos cada detalle y revivimos una y otra vez los momentos agradables que hemos vivido desde el principio de esa relación. Esto hace que demos menos importancia a los pequeños tropiezos y resaltemos y valoremos todo aquello positivo que acontece en nuestro entorno. De esta forma vamos nutriendo y aumentando nuestros deseos de compartir el resto de nuestra vida con ese ser amado.

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Cuando estamos comenzando y algo nos molesta tratamos de dejarlo pasar, regularmente intentamos fijarnos en los recuerdos gratos, pero con el tiempo llega un momento en que nuestra tolerancia baja a niveles insospechados y la suma de los pequeños problemas, la rutina, la costumbre, las exigencias diarias, las presiones familiares y de trabajo traen consigo consecuencias que en ocasiones pueden resultar nefastas. Entonces ambos cambiamos lentamente y pasamos de revivir los momentos agradables a solo rememorar las dificultades. Llegan poco a poco las nubes grises cargadas de lluvia y nublan todo aquel cielo resplandeciente en donde el sol brillaba con todo su esplendor. Las conversaciones amenas, se convierten en acaloradas discusiones. Las noches con poco sueño y mucha pasión, se convierten en noches de poco sueño y muchos empujones. Los halagos se transforman en críticas. La buena compañía pasa a ser una molestia y es entonces que solemos pensar, ¿“qué carajo yo hago aquí, si mi relación es una mierda...”?

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CHISTE DE PAREJA:

Un hombre después de 25 años de casados, un día miró a su esposa y le dijo:

Querida, ¿Te das cuenta que hace 25 años yo tenía un apartamento barato, un carro barato, dormía en un sofá cama barato, tenía un televisor de 10 pulgadas en blanco y negro, pero dormía todas las noches con una DESPAMPANANTE RUBIA DE 25 AÑOS?

Y ahora tengo una hermosa casa, un carro último modelo, una cama grande, un televisor enorme de plasma, pero duermo todas las noches con una MUJER

DE 50

AÑOS CON

UN POQUITO

DE

SOBREPESO. Me parece que no estás manejando bien tu parte de la situación, "PON DE TU PARTE".

Su esposa, una persona muy razonable, le dijo:

"Mi amor, sal y busca UNA DESPAMPANANTE RUBIA DE 25 AÑOS, súper delgada para que te acuestes con ella... Y yo me aseguraré de que vuelvas a vivir en un apartamento barato, tengas un carro barato y duermas en un sofá barato. Para que no extrañes esos buenos y viejos tiempos.

Él, se calló la boca y sacó la basura....

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CapĂ­tulo I:

De cara a nuestra realidad

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Todos los seres humanos tenemos dentro de nosotros mismos los extremos del bien y el mal. Cierto es que somos nosotros los que decidimos a cuál de esos extremos inclinarnos. Las relaciones por estar compuestas de seres vivos tienen la misma dinámica, claro que no hablo de que los perros y gatos decidan con quien casarse, pero reconozco que también ellos poseen la particularidad de poder ser las criaturas más amorosas, como en ocasiones las mas violentas. Las relaciones que establecemos pueden hacernos sentir flotar en las nubes, o por otro lado, hacernos pensar que estamos atravesando el mismísimo infierno. Tan es así, que uno de mis mejores amigos cuando habla de su ex esposa se refiere a ella con el seudónimo de Lucy (derivado de Lucifer), cuando en realidad ese no es su nombre. Ironías de la vida, porque estoy casi segura que al principio ella le parecía la personificación de Dios en la tierra. Lo peor de todo esto es que ninguno de nosotros puede vivir sin relacionarse. En otras palabras, esto de relacionarse es un mal necesario. Si analizamos el asunto veremos que aún los que desean retirarse del mundo lo hacen en grupos. Ya sea algo así como los monjes del Tibet, las monjas de claustro o cualquier otro ser que desea alcanzar otra dimensión a través de la reflexión constante alejado del mundo común. Por tanto, queramos o no, el cuerpo, el alma y el espíritu tienen la necesidad de estar acompañados. La travesía es larga, la elección difícil y el camino arduo. Todos lo hemos experimentado una y otra vez. Al salir de una relación, nos juramos jamás enamorarnos nuevamente. Pamplinas… Pues sabes qué, te daré una noticia: “No podemos huir de lo que es inevitable”. Así que la única solución es encontrarle el truco y dejar de 13


luchar contra la corriente. Aceptémoslo de una vez, seremos parte de una relación y no sólo porque tenemos que hacerlo, más aún porque es algo que añoramos con todas nuestras fuerzas. Si ya formas parte de esa relación o si tienes pensado hacerlo te diré: “Queda de ti y tu pareja hacer de esa relación lo mejor”. Porque si no luchan

ambos

al

unísono,

lamentablemente

terminarán

siendo

protagonistas de una gran pila de mierda. Peor aún serán un número más en esta creciente ola de divorcios, infidelidades, violencia doméstica y depresión. Así que anímate y deja de mentirte a ti mismo con esa idea de que tu naciste solo y no necesitas de nadie más. Lo ideal y mejor para ti y para mi será encontrar a alguien que desee dar lo mejor de sí para hacer de su relación la mejor experiencia de vida. No podemos huir, esa es una realidad, así que aprendamos a vivir con ella. Evitando día y noche que nuestra relación llegue a la realidad que viven muchos. Estoy convencida de que se puede. Tan solo debemos entender que no es lo mismo saber que se puede a querer que se pueda. Creo que ahí está el truco. Por lo pronto pongámonos de cara a nuestra realidad. Ya yo conozco la mía.

¿Conoces tú la tuya?

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Capítulo II:

Contigo sí, contigo no... "Arroz con leche, me quiero casar, con una viudita de la capital que sepa tejer, que sepa bordar, que ponga la aguja en su mismo lugar. Contigo sí, contigo no, contigo mi vida me casaré yo...”

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Desde que nacemos todo lo que acontece en nuestra vida se basa en una decisión. Todo lo que nos sucede desde que tenemos uso de razón gira en torno a ello. Algunas decisiones son tomadas por nosotros, otras por las demás personas y en ocasiones por el destino, la casualidad, la suerte, la fortuna o como le quieras llamar. Decidimos desde qué ropa ponernos, qué ruta tomar para ir al trabajo cada día, comprar una casa, un carro, tener pareja, llegar a casarnos o tal vez convivir, tener hijos o no tenerlos, qué actitud asumimos frente a nuestros retos, logros, fracasos y muchísimas cosas más que estriban desde las más simples hasta las más complejas decisiones. Elegir pareja es una de las decisiones más importantes que tenemos que afrontar como seres humanos que pertenecemos al ciclo sinfin que llamamos vida. A pesar de lo difícil de la tarea y de la

an-

siedad que pueda causarnos, el proceso de esta decisión genera emociones positivas que le dan un sentido especial a la vida. Nos brinda una gran fuerza que nos reafirma nuestra identidad, nuestra confianza y nos da la motivación necesaria para seguir luchando. Algunos, simplemente optan por no escoger. Se deciden por el celibato o en muchos casos simplemente deciden vivir solos y eso también es una decisión. Pero qué hay de aquellos que decidimos lanzarnos al reto de escoger a alguien adecuado que pretendemos nos acompañe hasta el fin de nuestros días. Los expertos en la materia nos indican que la elección de pareja es un proceso espontáneo en donde inicialmente se siente y posteriormente se piensa. Nadie quiere cometer un error al escoger pareja, pero son muchos los que no logran concretar el sueño de tener una relación satisfactoria. Ellos recalcan que es importante visualizar en qué momento mental y en qué contexto escogemos a esa persona. 16


¿Qué elementos se mezclan en el llamado “flechazo de cupido”? Podríamos considerar que se trata de un “tiempo de cierto riesgo emocional”, pues podría ocurrir que por nuestras carencias de afecto, le coloquemos el traje de príncipe o el de princesa, a quien no le corresponde. Haz pensado alguna vez, ¿cuántas veces alguien se empeña, debido a necesidades insatisfechas o por intolerancia a la soledad, en armar un proyecto de pareja con alguien que está lejos de tener el interés de formar un vínculo? Según Capponi, profesor de psicología y psiquiatría de la Universidad Católica y presidente de la Asociación Psicoanalítica de Chile, “elegir pareja es una tragedia, porque uno no tiene todos los elementos para optar y, por lo tanto, siempre tiene un carácter de salto en el vacío”. El psicoanalista postula que “las personas se enamoran de aspectos que se convierten en fuente de conflictos una vez pasa el enamoramiento”. Vi en la película “Lincense to Wed”, cómo un chico le decía a otro, quien estaba destruido por haberse peleado con su novia a dos días de la boda: “no te preocupes, el océano está lleno de peces, solo sal y pesca otro”. Un poco más y muero de la risa en aquella silla del cine. Aquella frase solo podía representar parte del humor negro de HOLLIWOOD. ¡Como si conseguir pareja fuera la cosa más sencilla del mundo! Por Dios, en qué planeta vivía el escritor de ese libreto. No sé si estarán de acuerdo, pero algunos de mis amigos y yo hemos llegado a la conclusión de que no tan solo elegir, peor aún, encontrar por lo menos uno o dos candidatos para poder elegir, es una tarea que a veces resulta casi imposible. Tal vez eso nos quiera decir, que si el solo hecho de hallar algún candidato es una tarea titánica, el mantener la relación será casi como sobrevivir al nadar con tiburones asesinos. Para empezar creo que usamos el verbo equivocado. Tal vez en 17


lugar de elegir la mayoría de nosotros solo aceptamos o descartamos a aquel que nos eligió entre sus opciones. Por ejemplo, en los tiempos de antes la mujer no elegía. Era lo contrario. El hombre era quien escogía entre las mujeres que veía y conocía a una, o tal vez a dos, para cortejarlas. Entonces la mujer en un papel pasivo, sólo aceptaba o descartaba a aquel galán que la pretendía. Hoy en día, tal vez producto de la popular “liberación femenina”, nosotras somos más lanzadas y decidimos escoger antes de ser escogidas. Hay muchos factores que intervienen en esta tarea. Mi mejor amiga me contó, luego de ver la película “License to Wed”, que a una señora que trabaja en el mismo lugar que ella últimamente le ha dado por recordarle que ya se le estaba haciendo tarde para conseguir pareja. ¿Por qué tendremos que ser seres tan entrometidos? ¿Qué le importa a esa mujer si mi amiga se casa o no lo hace jamás? Pero claro, la doña no sabía con quien se estaba metiendo. Mi amiga que tiene un espectacular dominio del sarcasmo y cansada de dejárselas pasar, esperó a que un día la doña volviera con la cantaleta y cuando ella dijo “mira nena tienes que buscarte un novio, que se te está haciendo tarde”, mi amiga respondió “ay señora es que no he ido de shopping últimamente” y tan, tan, caso cerrado. Luego de contarme la historia y reírnos un rato comenzamos una conversación en la que resaltábamos lo difícil y casi imposible que es hoy día encontrar a alguien con quien compartir. Mas difícil aún el que ese alguien tenga por lo menos algunas de las características que nosotros buscamos y la parte más importante, que él o ella también se fije en nosotros. Hace un tiempo estaba en un sport bar comentando el tema con una mesera y un amigo. Comenzamos a hablar ella y yo de lo difícil que resulta encontrar un hombre para emparejarse. Decíamos entre otras cosas que encontrar una pareja aceptable era una tarea casi 18


imposible ya que del por ciento de hombres existentes una gran parte ha decidido ser gay, bisexuales o metrosexuales-narcisistas. A otros hombres simplemente la vida los ha convertido en “mamas boys”, alcohólicos, drogadictos, esquizofrénicos, bipolares, celosos compulsivos, agresores sexuales, divorciados con pensiones imposibles de pagar, “lossers”, mujeriegos empedernidos y muchas otras cosas más que los hacen ser descartados por una mujer con un par de neuronas funcionando. Reconozco que este no es sólo el caso que enfrentamos las mujeres. Los hombres pasan por el mismo martirio cada vez que les da por pensar que ya es hora de recogerse y establecerse con una pareja. Buscando información adicional sobre el tema, encontré una entrevista hecha a la psicóloga y socióloga Matilde Garvich, basada en su libro que se llama "Con este sí, con esta no… con quién me caso yo? En la entrevista ella nos afirma que escoger pareja es algo que depende de la relación interpersonal, la cual en la mayoría de los casos está marcada por las experiencias que hemos vivido en la infancia. Según la psicóloga cuando nos sentimos cómodos con una pareja es el reflejo de que hemos podido satisfacer las carencias que hemos tenido desde nuestra niñez. El problema es que en la mayoría de los casos no estamos conscientes de esas carencias. Por ejemplo, si carecimos de cariño o amor algunos vamos a buscarlo en nuestra pareja. Otros por el contrario no se sentirán merecedores de eso. Si la familia ha sido controladora, nosotros buscaremos serlo o tal vez alguien que nos mantenga bajo el control al que estamos acostumbrados. Por el contrario, algunos viviremos huyendo despavoridos de cualquiera que represente controlar algo en nuestra vida. Es por esto que es indispensable, como primer paso, conocernos y analizarnos a nosotros mismos. Si no lo hacemos tendremos los mismos problemas una y otra vez sin importar cuál sea la 19


pareja elegida. A raíz de lo antes mencionado, decidí preguntarle a varias personas de diferentes sexos y edades, qué aspectos tomaron en cuenta de las personas que fueron o son sus parejas actualmente. A continuación, algunas de las respuestas de porqué esa persona sí y la otra no: Soltero de 23 años, con 4 relaciones de importancia para él (nunca casado): Primera relación—“pues mira yo era un nene, yo me dedicaba a jugar baloncesto pero ella me conquistó porque siempre iba a los juegos y no puedo negar que era preciosa. Mano y pues no me arrepiento pero en parte hubiese seguido tranquilo porque esa relación hizo que me alejara de lo más que yo amaba que era el “basquet”. Segunda relación—¡Ea!, pues ella era la prima de uno de mis mejores amigos y me robó un beso en mi primer día del segundo año de universidad. Estuvimos juntos un buen tiempo. Ella era una persona bien atenta siempre se preocupaba por su primo, de que él estuviera bien y de verdad que era una buena persona. Amor, acuérdate que un noviazgo es para conocerse, lo físico es lo primero. Si no te gusta la persona, si no te da ese cosquilleo, pues no estás con ella. Por eso me tiene que agradar su forma de ser, es normal. Más bien en esa segunda relación ella dio el primer paso. Tercera

relación—Sí,

ella

sí,

pues

la

tercera

fue

mi

primera

experiencia con una compañera de trabajo. Nos hicimos bien panas, ella secaba mis lágrimas y yo las de ella. En un día de lluvia frente a su casa a las 4:00am nos dimos un beso. Fue con quien más me enamoré y con quien sufrí mucho. Ella era un poco más alta que yo y esas eran cosas que

me hacían pensar: ¡Wao!, de verdad que me

enamoré, porque a mí no me gustan más altas que yo. 20


¿Qué tenía de especial? Pues, siempre me escuchaba y siempre estuvo ahí en los momentos que necesité a alguien. Experimenté cosas nuevas y de verdad que ella fue la mejor. Cuarta relación—Pues la cuarta fue sólo física, la apreciaba y la quería pero no la llegué a amar, aunque no lo creas.

Hombre de 27 años, con 1 relación de importancia para él (convive desde hace casi 10 años con la que fue su novia desde la escuela intermedia): Primera y única relación—“Era un chamaquito de escuela intermedia y cualquier chica que supiera besar bien podía ser mi novia. Ella todavía lo es”. Casado de 33 años, con 2 relaciones formales y 2 semi-formales (persona que no es la original, pero fue bastante formal dentro de la informalidad), en otras palabras esta es la OTRA. Aún esta casado con su segunda relación formal: Primera relación—“Mi primer amor. Mujer tranquila, teníamos intereses en común, afinidad es la palabra”. Segunda relación—”Inciertamente un reto”. (su esposa actual) Relaciones semi-formales—“Bueno son esas relaciones que en efecto podrían ser buenas candidatas para estar con ellas formalmente, pero en tu estatus no lo puedes hacer. Posiblemente ellas podrían ser muy buenas candidatas, pero cuando no te das al 100% en ninguna relación, nunca tendrás la oportunidad de realmente saber si en efecto son o no buenas candidatas para tomarlas en serio”. Las relaciones sub-formales son el complemento perfecto. Las relaciones formales son un “hamburguer” sin papitas. Puedo pensar que la chispa se apaga a medida que el tiempo la hace rutina. 21


Divorciado de 35 años, con 2 relaciones de importancia para él (casado y con hijos en ambas relaciones): Primera relación à“Humilde, tranquila, amorosa, bonita, como me trataba me

encantaba”.

Segunda relación à“Pura pasión y lujuria, jeje, caliente como ella sola. Donde quiera y cuando quería y como quería. No importaba dónde, cuando le daban ganas había que consumar el acto”. Hombres y mujeres discrepamos en los aspectos que tomamos en cuenta a la hora de elegir pareja. Estos aspectos varían tanto en género, como en edad, la cultura y muchas otras cosas más. El tema es tan complejo que desde el comienzo hasta la actualidad, los estudiosos

del

comportamiento

humano

han

dedicado

algunas

investigaciones al tema de la elección de pareja. En México por ejemplo, se llevó a cabo el estudio “Factores que influyen

en

la

elección

de

pareja

en

hombres

y

mujeres

universitarios”, con el objetivo de determinar si existen diferencias en los factores que influyen para elegir pareja, dependiendo del género. Esta investigación se trabajó con 145 sujetos, 76 hombres y 69 mujeres, de 18 a 25 años, provenientes de diferentes universidades. En el estudio los aspectos a tomarse en cuenta en la elección de pareja fueron: costumbre (actos de interacción con la persona), igualdad (la persona posee características de alguien importante en nuestra vida), atractivo físico (apariencia del otro), afiliación (no estar solos, mantener la especie o compartir su vida), apoyo (seguridad, comprensión, ayuda), gentileza (aquello que se considera ideal en las personas),

semejanzas

(características

personales

que

son

compartidas), sociocultural (la religión que profesa, su educación académica o cultura que posee), sexo (besar bien, ser “bueno” en la cama, tener relaciones sexuales frecuentemente, tener una buena 22


reputación sexual, hacen que el sexo se convierta no solamente en el medio

para

psicológica,

satisfacer emocional

una e

necesidad

inclusive

biológica,

sentimental),

sino

también

admiración

(la

admiración provee apoyo) y novedad (aquellas que son originales, fuera de lo común, que gustan del riesgo, las emociones fuertes, no caen en la rutina o resultan impredecibles). En la investigación se concluyó, según los resultados obtenidos en ella, que el factor más importante para ambos sexos es el de gentileza, es decir, los hombres y mujeres tienden a buscar en una pareja aquello considerado ideal en las personas. Para las mujeres que el hombre sea: educado, caballeroso, atento, detallista. Para los hombres que la mujer que sea: tierna y cariñosa, donde los dos tengan sentido del humor y sean románticos. Según el estudio, el factor menos relevante en la elección de pareja, tanto en hombres como en mujeres, es el sociocultural, que se refiere al nivel económico de la persona o la cantidad de bienes. En las mujeres el segundo factor más importante es el apoyo, el cual representa la necesidad de contar con alguien para seguir adelante en la vida, capaz de proporcionar seguridad, comprensión y ayuda. Este factor de apoyo no es importante en la elección de pareja de los hombres, ya que es el segundo factor menos relevante en ese grupo. Luego de exponer el punto de que hombres y mujeres pensamos diferentes, les mostraré lo que respondieron las mujeres a las cuales entrevisté. Esto será importante para que podamos comparar los puntos de vista de ambos sexos en relación con el aspecto de elección de pareja.

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Soltera de 27 años, con 3 relaciones de importancia para ella: Primera relación—“Cuando estuve con él yo era bien ingenua, inocente. Desde que lo ví me llamó la atención porque era popular. Me gustó como era con su familia. Los trataba bien, era buen hermano, buen hijo, humilde y ayudaba en la casa. Además me atrajo su carácter fuerte. Dentro de la circunstancia fue bueno conmigo”. Segunda relación—“Te juro que desde el momento que lo vi, me encantó. Al momento de conocernos él no me prestó mucha atención, fue

respetuoso,

no

me

pidió

mi

número

telefónico,

ni

actuó

desesperado por conocerme. Tenía básicamente las mismas cualidades del anterior, la diferencia de este es que era súper seguro de sí mismo. Me trataba como una reina, anteponía mis gustos a los de él. Tenía mucha madurez y me daba libertad”. Tercera relación—“Él siempre me dio el lugar como su amiga. Siempre me dio a respetar y, a pesar de saber todo sobre mí, siempre me

mostró que yo estaba a otro nivel. Había mucha confianza,

conocíamos todo el uno del otro y nos aceptamos así. No teníamos que impresionarnos. Además en él encontré a la persona totalmente enamorada de mí. En la pasada relación yo amé más de lo que fui amada, me sacrifiqué más que la otra persona. En esta relación él hace eso por mí y yo ahora amo con control”.

Divorciada de 33 años, con 4 relaciones de importancia para ella (casada en su primera relación): Primera relación—“Era popular, era guapo, atleta, era un vacilón. Al principio me hacia reír, éramos súper amigos, panas. Compartíamos intereses y amistades en común. Me daba libertad, podía ser yo misma. Me daba un lugar sumamente importante en su vida. Me defendía a mí y a nuestra relación, aún en contra de lo que quería su 24


madre. Me hizo sentir que necesitaba de mi ayuda en su vida”. Segunda relación—“Era todo lo contrario al primero. Era un hombre de mundo, tenía la astucia y la labia de la vida. Eso sí, también me dejaba ser yo misma a cuenta de que yo lo aceptara a él siendo él mismo. No sé bien quién salía perdiendo en esa jugada. No hacía promesas, sólo daba lo que podía y eso me hacia pensar que no saldría desilusionada. Su forma de ser me retaba a mantenerme a la expectativa para no ser tomada por una idiota. Lo más que me gustó era que no tenía complejos, no le intimidaban las personas, ni las diferencias de grupos sociales. Nada le daba estrés, nada lo sacaba de su aparente tranquilidad. Esta relación era como la de la típica chica buena de 28 años, enamorada de un “hp” de 35. La relación se parecía a la película de la Dama y el vagabundo, o por lo menos así lo sentía yo”. Tercera relación—Yo tenía la idea de que con este hombre no iba a fallar en la elección. Era totalmente diferente al tipo de hombre que a mí me gustaba y que había tenido anteriormente. Sobre todo era el polo opuesto al segundo. Más bien era el hombre que mi madre y mi familia siempre habían querido para mí. Tenía cosas espectaculares, como por ejemplo: siempre estaba a mi disposición, era respetuoso, serio, conservador, de muchos principios, cooperador, se preocupaba por mí y mi familia, se enamoró totalmente de mí, deseaba casarse, tenía el mejor sexo de la galaxia, no me pediría darle hijos y me trataba como a una diosa. Desde el primer momento me mostró que estaba impresionado conmigo y no dejó de decirme lo bien que se sentía a mi lado”. Solo hubo un pequeño detalle que estropeó todo aquel paraíso y fue que no logré enamorarme de él. Cuarta relación—En realidad no estoy del todo segura. Era menor que yo lo cual antes de conocerlo a él para mí era un factor inaceptable. Era educado, algo formal, pero a la vez atrevido. Respetuoso pero sin 25


perder el sabor. Planificador, pero se corría riesgos por verme. Me enamoré como una demente, al igual que en la segunda relación, perdí la cabeza. La diferencia era que en este caso era que yo veía aspectos que me eran llamativos para formar una pareja. Era responsable, actuaba con mucha madurez, me mostraba que enloquecía por hacerme el amor. No escatimaba cuando salíamos, siempre me hizo sentir que estar conmigo valía eso y más. Me decía constantemente lo feliz que lo hacia mi presencia en su vida. Me trataba con mucha ternura y a la vez mucha pasión. Creo que lo más que me hacía permanecer con él es que desde la primera vez que nos vimos, sus ojos me decían: sálvame, ayúdame a salir de la cárcel que me he creado yo mismo”. Según los expertos, en la etapa inicial de enamoramiento no solemos ver con claridad las virtudes y defectos de nuestro ser amado. Es por esto que solemos decir que el amor es ciego. Los expertos recalcan que no es recomendable tomar una decisión definitiva en esta etapa. Más bien debemos dedicarnos a simplemente conocer a la persona, su entorno, su familia y todo lo que pueda brindarnos la mayor información de que ese o esa que pensamos podría ser nuestra media naranja. Cuando han transcurrido tal vez uno o dos años de relación, en donde ya vemos las cosas con más claridad y menos pasión, lo conveniente será evaluar si superado el idealismo inicial somos capaces de ver con claridad los defectos de esa otra persona. El reconocer los defectos de esa persona no necesariamente indica que deja de ser nuestra media mitad o nuestro complemento ideal, simplemente nos hace estar más conscientes de a qué cosas nos vamos a enfrentar en un futuro. El estar conscientes nos da ventaja. Nos ayuda a crear estrategias necesarias para enfrentar la posible crisis y salir airoso de ella. Es como dice el refrán, “en guerra avisada no 26


no muere soldado”. Por el contrario, podría resultar que visualizar los defectos de nuestra pareja versus los propios, nos haga tomar la decisión (en muchos casos inteligente y acertada) de terminar la relación. Tal vez este análisis nos lleve a concluir que sería un error pasar a la etapa del matrimonio. Como dice el refrán “más vale precaver que tener que remediar”. Entiendo que no hacemos nada con solo mencionar el problema, es necesario también poseer y poner en práctica algunas estrategias. Aquí te dejo algunos aspectos a considerar a la hora de tomar la decisión de aceptar o descartar una pareja.

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TIPS para ayudarnos en el proceso de seleccionar pareja:

Se han ideado un par de aspectos que se deben tomar en cuenta a la hora de elegir pareja. El tomar en cuenta estos aspectos nos podría ayudar a ser menos pasionales y más realistas. 

La calidad de los proyectos compartidos: Ellos están vinculados a la formación de una familia, la crianza de los hijos, al respeto en la pareja, a la moral en común (qué se va a permitir y qué no), cómo llevarán la economía del hogar, cómo enfrentar la sociedad y la vida juntos. Tomar en cuenta nuestra aceptación hacia la familia, la profesión y las amistades de la otra persona y viceversa.

Calidad de la comunicación: Comprobar si se sienten comprendidos entre ellos. Indagar y visualizar la manera de dialogar o discutir desde lo más sencillo hasta lo más importante que acontece dentro de la relación. El nivel de confianza que tenemos el uno con el otro.

Capacidad de contención de los aspectos negativos de la relación con el otro y ayudar a que cambien. La mayoría de las parejas fracasan porque no se pueden tolerar mutuamente. Tendemos a querer cambiar al otro, pero hay que hacerlo sin

imponer una perspectiva o visión de la realidad, ayudándolo a que se dé cuenta de cuáles son sus dificultades, para que libremente cambie y se enriquezca así la relación. Con esto no queremos decir que debemos pretender cambiar a ese ser que conocimos de una forma específica,

sino

modificar

las

conductas

que

afectan

la

sana

convivencia de la pareja. 

Vida sexual: Debe haber una compatibilidad en esta área, al igual que las anteriores. Debemos tomar en cuenta que haya confianza para expresar lo que sentimos y deseamos.

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En esta área expresamos de manera física cómo nos sentimos emocional y sicológicamente con nuestra relación y nuestra pareja. La vida sexual puede verse afectada por la carencia de los aspectos antes mencionados, pero a la vez las tres primeras áreas pueden verse afectadas por el deterioro de la vida sexual. El sexo es considerado como fuente de vínculo, de acrecentamiento de la intimidad y enriquecimiento de la relación y no solamente destinado a la procreación. La pareja enamorada debe hacer una evaluación de estos aspectos. No es pretender llegar a la perfección, pero en general, si más de una de estas áreas está deteriorada en forma seria es preferible que esta pareja no pase a un compromiso definitivo.

Atracción de los polos opuestos

MITO O REALIDAD: Buscando en Internet, encontré a una chica que formulaba la siguiente pregunta: “Hola quisiera saber, a ustedes qué les ha funcionado mejor, si estar con alguien totalmente diferente a ustedes o con alguien muy igual. Yo anteriormente me había sentido atraída por los polos opuestos, pero ahora creo haber encontrado mi alma gemela. Hay quienes creen que alguien muy similar a ti puede resultar aburrido, ¿ustedes qué opinan?” Incluí este tema en este capítulo por que muchos hablamos sobre encontrar nuestra alma gemela, pero por otro lado muchas veces decimos que buscamos nuestro complemente perfecto. Después de todo, el complemento es aquello que nos falta, por tanto, es alguien 29


diferente que nos proporcione aquello de lo que carecemos. Pero cuál es la fórmula ganadora detrás de todo esto. Pienso que a cada uno de nosotros nos funcionan cosas y estilos diferentes. Lo importante es conocernos a nosotros mismos y saber qué encaja con nuestra manera de ser. Tal vez a mí me funcione el alma gemela y a ti simplemente te aburra por completo alguien similar a ti. Podría ser que alguien diferente te parezca sumamente excitante, interesante y atractivo o, tal vez, esa diferencia cause que vivan al filo de destruirse el uno al otro. Es por esto que debemos conocernos bien a nosotros mismos antes de decidir qué es lo que buscamos en ese príncipe azul o en la tan anhelada princesa de cuento de hadas. Quizás eso nos ayude a no acabar en pesadilla aquello que una vez empezó como el más hermoso de los sueños. Realmente no hay mucho que decir sobre esto de los polos opuestos, pero yo por mi parte creo que buscamos aquello que no tenemos porque es lo que nos excita. En muchas ocasiones esto de la excitación es solo al principio porque al final lo terminamos odiando más de lo que fuimos capaz de amarlo un día.

CHISTE DE PAREJA: El siguiente mensaje aunque tiene un poco de buen humor también posiblemente retrate la realidad de uno que otro matrimonio. Cualquier parecido es pura coincidencia. Querido esposo: Te estoy escribiendo esta carta para manifestarte que he decidido dejarte, para bien de los dos. He sido una buena mujer para 30


ti estos siete años y sin embargo no puedo mostrar nada bueno que me haya tocado a mí. Estas dos últimas semanas han sido un infierno: Tu jefe llamó para decirme que habías renunciado al trabajo hoy, y eso fue lo máximo que pude soportar. La semana pasada, viniste a casa y no me mencionaste nada acerca de mi corte de cabello y el arreglo de mis uñas; cociné tu comida favorita y hasta usé un nuevo “negligee”. Llegaste a casa y comiste en dos minutos, y te fuiste directo a dormir después de ver el fútbol. No me dices más que me amas, no me tocas ni nada. O me estás engañando con otra, o no me amas más. Cualquiera que sea el caso, me quiero ir, te abandono. P.D. No trates de buscarme. Tu hermano y yo nos mudamos a West Virginia juntos. Que tengas una buena vida. Tu Ex-esposa.

Querida Ex-esposa: Nada me hubiera causado mayor alegría que recibir tu carta. Hemos estado casados 7 años, aunque eso no significa que hayas sido una buena mujer. Todo lo contrario. Yo miro mucho los juegos para tratar de ahogar el aburrimiento que me causan tus constantes quejas y malas actitudes. ¡Que malo que nuestro matrimonio no funciono, porque yo te amaba. Yo sí noté que te habías cortado tu cabello, y la primera cosa que me vino a la mente fue: "¡¡¡Luce como un hombre!!!" Pero mi madre me enseñó que si no puedo decir algo bueno de alguien, es mejor no decir nada. Cuando cocinaste mi comida favorita, debes haberme confundido con mi hermano, porque yo dejé de comer cerdo hace casi 7 años. Me fui a dormir cuando te pusiste ese “negligee”, porque la etiqueta con el precio todavía estaba pegada a la prenda y recé 31


que fuera coincidencia que mi hermano me pidió prestados 50 dólares esa misma mañana y la etiqueta de tu “negligee” marcaba $49.99. Después de todo esto, como te amaba, sentí que todavía podíamos resolver lo nuestro. Así que, cuando descubrí que me había ganado el premio de diez millones de dólares, renuncié a mi trabajo para tener todo el tiempo para ti, y además compré dos boletos para Jamaica. Cuando llegué a casa, tú te habías marchado. Creo que todo ocurre por una buena razón. Espero que tengas la vida que siempre deseaste. Mi abogado dice que por la carta que me dejaste, no recibirás ni un centavo de mí. Así que cuídate mucho. P.D. No sé si alguna vez te comenté esto antes, pero mi hermano, Carlos, cuando nació, se llamaba Carla. Confío en que esto no te será un problema. Firmado, ¡¡¡ Rico y Libre!!!

QUE LA VIDA SIEMPRE TE SONRIA...

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Capítulo III:

“Los declaro marido y mujer... y fueron felices por siempre”.

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CONVERSACION CON UN HOMBRE DE 27 AÑOS (CONVIVE HACE 10 AÑOS)

Esta es la conversación que tuve con uno de mis buenos amigos cibernéticos con los que suelo jugar dominó y hablar, a él lo llamaré “El Inconforme”.

Si

leen

detenidamente

se

darán

cuenta

de

que

prácticamente, no tiene grandes razones para quejarse de lo que es su esposa, ni de su relación de pareja. Aún así no está conforme con lo que tiene, a pesar de aceptar que su relación es buena. Luego de hablar con él me pregunté: ¿qué pasa en esta relación? ¿El problema es, el tiempo que hace que están juntos?, ¿Será que ella no pone de su parte para alcanzar la perfección que el amante marido desea?, o si por el contrario, él es un hijo de puta que no valora lo que tiene.

Elba Janice dice: ¿Que tú crees que daña una relación de pareja? “El Inconforme”dice: Falta de cominicación. Elba Janice dice: ¿Qué más? Elba Janice dice: ¿Por qué, si todos sabemos que un factor para la relación se rompa es la falta de comunicación, aun así todos caemos en el mismo error? “El Inconforme”dice: Pues porque lo que hacen es medir fuerzas a ver quién es el más jodón. Elba Janice dice: Esa parte me tocó gracias. ¿Qué cosas tú crees que no se pueden tolerar en una relación? “El Inconforme”dice: Todo se puede tolerar lo que pasa es que el orgullo vale más. Elba Janice dice: ¿Hasta la infidelidad se puede soportar? “El Inconforme”dice: Bueno en la primera vez, se puede tolerar y dependiendo de la situación. Porque, si la otra persona está buena, hasta yo. Ja,ja. Elba Janice dice: Jajaja, no seas mentiroso.

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“El Inconforme”dice: ¿Por qué mentiroso? Elba Janice dice: ¿Tú crees que tu soportarías una traición? “El Inconforme”dice: Yo no. Elba Janice dice: A pues, hablo de ti, no de los demás. “El Inconforme”dice: Te digo más, aunque yo lo hubiese hecho primero y me lo hicieran a mi, no lo toleraría, simplemente por orgullo. Somos así, así nos enseñaron, esa es nuestra cultura. Elba Janice dice: Yo creo que la infidelidad trae consigo muchas cosas además del orgullo. “El Inconforme”dice: hijos… Elba Janice dice: La gente miente para escaparse, se ausenta...luego hay desconfianza y siempre te queda la duda de que pueda pasar otra vez. “El Inconforme”dice: Eso sí Elba Janice dice: Pocas veces la gente confiesa sin ser atrapada. “El Inconforme”dice: Ese papá de tus hijos fue un perro. Elba Janice dice:

Jajaja, no hablo por mi, bobo

“El Inconforme”dice: Jajajaja Elba Janice dice: Es que estoy escribiendo un libro y necesito saber la manera de pensar de personas de ambos sexos, solteros y casados, de diferentes edades. “El Inconforme”dice: Pues si necesitas mi ayuda, me dices y te haces una cena en tu casa, me invitas y hablamos, UMMM. Elba Janice dice: Sólo piensan en comida. “El Inconforme”dice: Ah, no bebo café. Elba Janice dice: Tan solo que aprovecho para preguntarte, porque tu cualificas en el área de casados. “El Inconforme”dice: Pero si me invitas no te aproveches de mí, soy muy bondadoso.

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Elba Janice dice: Oye, hablando del tema del libro; ¿Tú has sido infiel? “El Inconforme”dice: UM, que me vas a proponer, jaja Elba Janice dice: Hablo del libro. Elba Janice dice: En fin, ¿Cuántas veces has sido infiel? “El Inconforme”dice: Como 3 veces y si tú me das la oportunidad, pues 4. ¡jaja! Elba Janice dice: ¿Por qué lo has hecho? “El Inconforme”dice: De veras no sé, solo me atrajo la persona y se dio. En mi casa me tratan bien. Elba Janice dice: O sea, las 3 veces fue solo por el sexo y nada más. “El Inconforme”dice: Yo entiendo que sí porque no hubo cariño de parte y parte. Elba Janice dice: ¿Tú amas a tu compañera? “El Inconforme”dice: A veces Elba Janice dice: ¿Cómo carajo se explica eso? “El Inconforme”dice: Cuando lo hago es que estoy molesto con ella. (Se refiere a cuando le ha sido infiel) Elba Janice dice: Pero ¿cómo explicas eso de que la amas a veces? “El Inconforme”dice: A veces la veo y no la soporto. Elba Janice dice: ¿Por qué? “El Inconforme”dice: No sé, tiene que ser que somos compañeros desde la escuela. Y la miro y pienso, por tu culpa estoy jodío. Elba Janice dice: ¿Por qué son la mayoría de los problemas entre ustedes? “El Inconforme”dice: Pues me gusta la casa limpia y a ella que yo no llegue tarde. Elba Janice dice: ¿Llegas tarde a menudo? “El Inconforme”dice: Pues yo diría que por lo menos 3 o 4 veces al mes. 36


Elba Janice dice: Ok “El Inconforme”dice: Ya te hice el libro. Elba Janice dice: No que va, con eso no escribo ni una página. Tienes 27 años, ¿verdad? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: Ok. ¿Crees que vivirás toda la vida con ella? “El Inconforme”dice: ¿Por qué preguntas?, ¿Estás interesada en conocerme mejor? Elba Janice dice: Es parte de la información para lo que escribo. Responde... “El Inconforme”dice: No sé, a lo mejor. Elba Janice dice: Ok. ¿Crees que tu relación es buena? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: Ok. ¿Serías infiel otra vez? “El Inconforme”dice: Bueno si fuera contigo sí, sino no. Elba Janice dice: No lo tomes a broma, es serio. “El Inconforme”dice: Ja, yo te lo dije serio. Elba Janice dice: Contesta honestamente, usaré esto en el libro. ¿Crees que ella es buena madre?. “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: ¿Buena esposa? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: ¿Buena ama de casa? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: ¿Buena amante? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: ¿Te parece interesante? “El Inconforme”dice: Me parecía. 37


Elba Janice dice: ¿Se deja dominar por ti? “El Inconforme”dice: A veces. Elba Janice dice: ¿No tienes miedo a enamorarte de la otra persona en una de esas infidelidades ? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: Ok. ¿Qué le cambiarías a ella? “El Inconforme”dice: Que fuese más limpia con la casa, nada más. Elba Janice dice: Pero dices que es una buena ama de casa, ¿cuál es el problema entonces? “El Inconforme”dice: Pues cocina, lava… Elba Janice dice: ¿Te dedica tiempo como hombre, a las pendejases que te gustan? “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: Coño, pero si tienes niños en la casa, ella hace los quehaceres esenciales y además te dedica tiempo “El Inconforme”dice: Sí Elba Janice dice: ¿Cómo quieres entonces que, por encima de eso también, sea más limpia con la casa? ¿Ella trabaja a fuera?

** Hasta aquí quedó nuestra conversación, ya que el entrevistado tuvo que cortar la comunicación abruptamente. ¿Alguien imagina el por qué?

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“Los declaro marido y mujer”, fueron las últimas palabras que escuché de boca del pastor que nos casó, aquel 2 de octubre de 1994. Por cierto, aquel pastor hoy esta divorciado, después de 30 años de feliz matrimonio???? Es irónico como todo aquel amor, los sueños, las ilusiones, los planes, las metas y la inversión económica que se comenzó en aquel altar pueden terminar en una pequeña y fría sala de un tribunal frente a la vista de todas aquellas personas que no tenían ni idea de quién yo era, ni mucho menos todo lo que había pasado. Al igual que muchas personas, no me casé con la idea de divorciarme, como es la creencia

que muchas personas mayores tienen sobre los

jóvenes de hoy día. Tampoco me casé para soportar con una actitud abnegada malos tratos, infidelidades, ausencia física, emocional e irresponsabilidad financiera, entre otras mil razones que podemos mencionar que llevan a muchas parejas a pararse de cara a una separación. Aclaro que no fui victima personalmente de todas estas situaciones. Por lo menos me casé, como pensarían algunos que nunca lo han hecho. Al menos no sería una solterona amargada. ¡Lo logré!! y debía sentirme realizada por este acto. Era un logro según muchos, ya que la idea es “mejor divorciada que jamona”. Realmente no estoy de acuerdo con esa mentalidad retrógrada que muchas veces impulsa a algunas personas a dar un paso que no desean o no están seguros de que es el indicado. Las presiones sociales nos empujan muchas de las veces a tomar, o por el contrario a no tomar, las decisiones que estamos convencidos que son las apropiadas para nosotros. Este es uno de los propósitos principales de este escrito, el reconocer qué necesitamos, qué deseamos y dar el paso definitivo para dirigirnos 39


hacia eso que nos ayudará a viajar por el camino de la felicidad. ¿Cuántas veces hemos visto a un hombre casarse con una mujer a la que no ama simplemente porque ella salió embarazada? Acaso no es eso cometer dos errores en vez de uno. Está también el caso de la mujer que no desea casarse, ni tener hijos, pero por las presiones de la sociedad, de su familia o el deseo de sus padres de tener un nieto, terminan casándose y teniendo uno o dos hijos. Por otra parte, está el caso del hombre o mujer que sabiendo que tiene una preferencia sexual hacia su mismo sexo, no lo reconoce, no lo acepta, ni se acepta y por el contrario decide complacer a los que le rodean y camina hacia el altar con una persona que resulta víctima de su cobardía. ¿Qué resulta peor? ¿Qué hace más daño? En mi caso desfilé al altar con un hombre que encontró en mí la persona equilibrada, cuerda, emprendedora y con la visión necesaria para apoyarlo e impulsarlo a alcanzar las metas que tal vez solo no lograría. Él arrastraba muchos problemas de su niñez, de los cuales yo no tenía culpa. Su hogar, por cierto, había sido un desastre. Una madre que se caso siendo muy joven, quien lo parió cuando apenas tenía 16 años. Una que nunca fomentó la relación del niño con su padre, por el contrario se dedicó a resaltar lo malo que había sido y lo poco que lo quería. Al parecer el padre no insistió, ni luchó mucho por demostrarle a su hijo que la realidad era todo lo contrario a lo que le decía su madre. La madre era una mujer enferma, víctima de depresiones debido a sus complejos y traumas. Una mujer que se aferró a ese único hijo y que por su egoísmo lo privó de muchas cosas. El, por su parte, vivió una vida que no era la que deseaba, soñando con ser diferente, con tener muchas cosas que jamás tuvo y siempre quiso tener. Yo, por mi parte, también soy producto de una pareja divorciada e hija de un hombre alcohólico que no tocó ningún pito en mi vida ni en la de mi hermana. La diferencia entre el caso de aquel chico y el mío, fue la 40


madre, la familia extendida y la personalidad. Yo amaba mi vida, lo que tenía y lo que era. Claro que eso no es suficiente para una joven de 18 años que ya quiere sentirse amada. Así que accedí a la galantería de aquel chico, la cual reconozco que al principio pensaba era una falsa. El un chico alto (6’1”), atleta, popular y no era feo o, por lo menos, no para mí en aquel momento. Él había tenido una que otra novia conocida y yo por mi parte apenas unos años de besarme con un chico que no era de la escuela. Olvidé mencionar que yo era prácticamente diminuta (media unos escasos 4’7”), lo cual tal vez era desplazado por mi linda cara, pelo largo, encantadora sonrisa y un busto 34C. Reconocía mis encantos, tenía la autoestima alta. Después de todo yo también era popular. Era la presidenta de mi clase graduanda de cuarto año, pertenecía a un grupo inseparable de amigas muy populares y era la más pequeña de la escuela. Aunque conocía todo aquello, estaba en una edad en la que los hombres no ven mas allá de unas “tetas” grandes (por lo menos en eso aplicaba), una cintura pequeña y unas nalgas inmensas como las de JLO. Como siempre he sido bastante realista, sabía que estaba en desventaja a la vista de toda aquella manada de idiotas que solo podían escoger novia con sus testículos. Es por esto que dudé al ser piropeada y enamorada por aquel chico. Porque así somos los seres humanos. Dudamos, aún sabiendo, dudamos. Y lo peor es que en la mayoría de los casos dudamos en nuestra contra y no a nuestro favor. Dudamos ser merecedores de una buena compañera, dudamos de poder sobrevivir sin nuestra pareja, dudamos de que los sentimientos de los que nos rodean sean ciertos, dudamos de las buenas intenciones y dudamos de merecer algo mejor. En otras palabras dudamos de todo. Yo me pregunto todos los días: ¿Por qué no nos decidimos a cambiar la duda? En su lugar nos deberíamos preguntar: ¿Y por qué no? ¿Por qué no podemos ser merecedores de todo lo bueno que la vida puede tener para nosotros? 41


En fin, allí estaba yo en el pasillo de una escuela, frente a ese gigantón y frente a la inmensa duda de arriesgarme a vivir una experiencia que tal vez sí podía ser buena. ¿Qué hacer? ¿Me arriesgaba, me lanzaba? Y si se burlaba, si hería mis sentimientos, si traicionaba mi ingenuidad. Pero después de todo, no sería esto mismo lo que sentiría cada vez que alguien mostrara interés en mí. Bueno, pues me dije, solo tienes dos sacos, veremos a ver cuál se llena esta vez. Así que decidí aceptar, claro que reconozco que iba como los gatos, paso a paso y muy sigilosa. Dos años y medios de novios y muchas experiencias vividas. Entre esas experiencias no podía faltar la traición. Como diría uno de mis entrevistados, “puertorriqueño al fin”. Esa vez, a pesar de dolerme aquella infidelidad, lo perdoné. Habían muchas razones, entre ellas: éramos jóvenes, el tenía muchas situaciones en su hogar, se había ido de su casa y vivía con un amigo. Por primera vez tenía su propio carro, estaba conociendo mundo y la más importante, ya yo tenía un encargo de un mes en mi vientre. Así que, como de costumbre, al ser descubierto de la peor manera en su traición: lloró, pidió perdón, me dio mi lugar frente a la otra, hizo mil promesas y caminamos al altar. La mayoría de las personas no acaban de entender que el noviazgo es una cosa y la convivencia es otra. Es increíble cómo, por más cosas negativas que vivamos en nuestro noviazgo, tenemos la estúpida idea de que el sacerdote es el hada de Peter Pan, que tiene en su mano una barita mágica para milagrosamente transformar la mierda en oro. Creo que el no estar preparados para lo que se avecina luego de trascender esa línea es uno de los factores que precipita la ruptura. Deberían dar una clase en la escuela superior que trate sobre “La realidad de la convivencia”. Las relaciones de pareja no son estáticas, por el contrario son dinámicas y más aún cuando se trata de encerrar dentro de cuatro paredes a dos seres totalmente diferentes. Las 42


relaciones cambian con el tiempo, y no por esto la relación se debe acabar o morir. El problema se origina en no estar al tanto ni preparados para los cambios y situaciones a los que nos vamos a enfrentar. No es lo mismo entrar en un cuarto donde de antemano sabemos que hay un equipo reproduciendo los sonidos de los animales de la selva, que por el contrario entrar en un cuarto oscuro y escuchar el rugido de un león. Los expertos en el tema de las relaciones de pareja coinciden en que la crisis de los primeros años se produce en el periodo de tiempo en el que se está formando la estabilidad de la pareja. Según ellos, esta etapa comprende los primeros años de convivencia, en donde se tienen que adaptar el uno al otro. Cada uno tiene costumbres y hábitos diferentes, se renuncia a un estilo de vida, para comenzar un proyecto de pareja en común que parte del amor y de la ilusión (y yo añadiría el exceso de expectativas). La convivencia diaria, el quehacer cotidiano, hace desvanecer la idealización que se tiene de la pareja. Tras la convivencia surge el primer desencanto, nuestra pareja no es tan excepcional como pensábamos. Además, tener que ceder y adaptarse a otras costumbres no es sencillo, se producen cambios a nivel personal y surgen los primeros conflictos que se tendrán que superar. Uno de los conflictos más frecuentes y mas difíciles de superar es cuando en la pareja uno quiere imponerse al otro, imponer su forma de hacer y de organizar la vida en común. Lo que sucede en muchos casos (lo cual encuentro es absolutamente normal), es que el otro no esté dispuesto

a

ser

adaptación. Es en

sometido,

generando

los

primeros conflictos

de

este momento que debemos buscar un equilibrio y

una buena comunicación, ya que es fundamental para salir de esta crisis. Ni mi pareja, ni yo estábamos preparados para aquello que era la convivencia de un hombre y una mujer de apenas 20 años cada uno. ¡Pobres ingenuos! Ambos pensábamos que lo que haríamos sería vivir en 43


el paraíso de la sexualidad. Sin horas impuestas, sin fugas, sin chaperones, sin restricciones que coartaran nuestra pasión. Pero en realidad los años que siguieron al famoso “los declaro marido y mujer”, fueron años sumamente difíciles, lejos de aquella idea del paraíso sexual. Él nunca terminó de estudiar en la universidad, ya que había encontrado la excusa perfecta para su falta de amor a los estudios, una familia que mantener. Yo debí dejar mis estudios a un año de alcanzar mi diploma de bachillerato, ya que me había llegado la razón más importante, una hija que cuidar. Alquilamos una casa pequeña, él trabajaba y yo me quedaba en casa. El salario era poco ya que él era gondolero en un almacén. No teníamos muebles de sala, ni de comedor, solo los esenciales para una pareja joven: nevera, estufa, horno microondas, juego de cuarto y un televisor a colores. A pesar de no vivir con lujos, yo era feliz y asumo que él también. La residencia estaba localizada en la urbanización en la que él había crecido, justo frente al foco de su pasión, la cancha de baloncesto. Esa vivienda nos duró exactamente el año que exigía el contrato y al cabo del mismo nos mudamos a la casa donde vivía mi ex suegra quien nos cedió el beneficio de sección 8. De esta manera pudimos pagar menos. Allí nació mi primera hija a la que muy deprisa le siguió la segunda y más rápido aún llego la tercera, justamente el mismo día en que la segunda cumplía un año. Creo que todos dudaban de la existencia del televisor a colores que mencioné antes, o por lo menos eso preguntaban cada vez que decía la cantidad de hijos concebidos. En realidad yo nunca investigué eso de métodos anticonceptivos, creía que las pastillas, la inyección y todas esos métodos químicos le hacían daño a la mujer. Además había escuchado un par de veces que algunas mujeres que toman pastillas por tiempo prolongado, luego desean tener hijos y no pueden y yo no estaba dispuesta a arriesgarme a eso. Por 44


otra parte, para mí los condones no son un método de control real en una pareja que convive, a menos que uno sea dueño de la fábrica de los profilácticos. Así que optamos por el ritmo, el cual lo practicábamos los meses que yo me acordaba de anotar el día en que me había llegado mi periodo. Dicen que los primeros cinco años son la prueba de fuego para un matrimonio. En realidad nosotros nos quemamos en el séptimo año y lamentablemente no fue con el fuego de la pasión. Muchas cosas llevaron a esta abrupta ruptura, algunas por mi culpa y otras por la culpa de él. La realidad es que una cosa llevaba a la otra, como van los vagones de un tren que encajan desde el primero hasta el último. Yo me encontraba de la noche a la mañana sumida en los quehaceres de la casa, el cuido de tres niñas y el cuido de un marido, sin restarme ni tan siquiera un minuto de tiempo para mí. Ya no era aquella chica

siempre bien peinada, arreglada y perfumada. Ahora me

levantaba como podía, ayudaba a mi esposo a prepararse para su trabajo y luego me quedaba en casa para comenzar la misma lista de deberes de todos los días. En realidad la vida exigía tanto de mí y yo ya me estaba olvidando de mí misma. Todo era importante, las hijas una prioridad y el marido la prioridad que le seguía a las 3 primeras prioridades, mis hijas. La casa pues debía estar bien, después de todo allí vivían mis 4 prioridades. Yo ya no me compraba nada, total para qué si no salía. En aquellas cuatro paredes pasaban mis días, rodeada de niñas, botellas, pañales y donde las salidas más excitantes eran ir a casa de mi mamá o a la iglesia el domingo, cuando se podía. Estaba frustrada, yo no había nacido para eso, no eran mis planes como mujer. Al mismo tiempo me sentía culpable por pensar así, debía sentirme agradecida de la vida. Después de todo tenía casa, hijas y esposo, más de lo que muchas deseaban. todo aquello? 45

¿Por qué no era suficiente


Todo comenzó a cambiar, tal vez porque es el ciclo que lleva cada relación, tal vez porque yo no estaba conforme, o tal vez él era el que no estaba conforme. Tal vez ambos fuimos cambiando o simplemente aquello se iba convirtiendo por la ley natural en una mierda pasiva. Cuando digo pasiva me refiero a que no hubo maltrato, no hubo vicios, no hubo ley 54, ni muchas otras cosas que hacen que todos los alrededores se enteren de que se vive en la pura mierda. Pero el peo apesta independientemente

sea silencioso o ruidoso, así que el

resultado era el mismo. Nos despertamos un día y ya no era lo mismo. Creo que como en la conversación con mi amigo al principio del libro, mi ex me veía también como la responsable de que él estuviera jodío. Total quien me había mandado a mí a preñarme 3 veces corridas. Ya el sexo no era igual. Se hacía cuando se podía o simplemente cuando el cuerpo ya no aguantaba más el almacenamiento de los fluidos corporales. Yo en realidad me acostaba exhausta, no tenía fuerzas ni para bañarme, mucho menos para hacer el papel del jinete ganador en las carreras del hipódromo. Yo en ese momento no era lo que él quería, pero él tampoco era lo que yo deseaba. Pero quién le dice una cosa como esa a su pareja. Uno podrá quejarse de uno que otro problema en medio de una discusión, pero de eso a decir que no quisiera estar contigo, son dos cosas diferentes. Ambos teníamos mucho que perder y sobre todo las niñas, estoy segura que ninguno de los dos deseaba afectarlas con algo como eso. Además ambos habíamos crecido en hogares de parejas divorciadas y sabíamos cómo duele vivir sin la figura de un padre en tu vida, por tanto no queríamos que las niñas también pasaran por eso. El silencio, el fingir y el tolerar eran las armas que nos quedaban para alargar la unión hasta donde más pudiéramos. ¿Cómo fueron posibles tantos cambios en solo siete años? Innumerables 46


cosas que escaparon a mi imaginación. Aquello se convirtió en una lucha de poderes. Él de mentir y yo de descubrir sus mentiras. Era como el juego del gato y el ratón. Él era un comprador compulsivo, si ganaba dos mil, gastaba 3 mil. Era terrible para mi, aquello no tenía limites y yo allí parada sin poder hacer nada. No había razones que hicieran entender a aquel hombre de abstenerse de sus caprichos en pro de la estabilidad familiar. Como padre era bueno, no me puedo quejar y tal vez fue eso lo que me produjo la típica confianza de la mujer casada que cree que en nombre a los hijos esa unión será para siempre. Él nunca dejó de realizar sus actividades y eso me parecía bien. Jugaba baloncesto algunas veces a la semana, incluyendo los fines de semana. Siempre supe que era su pasión y me gustaba que lo hiciera. Lo que en realidad me jodía era él que no colaborara conmigo en las cosas de la casa o que sacrificara cosas importantes por estar en la cancha. Llegaba del trabajo a cambiarse de ropa para irse a la cancha y de allá regresaba como a las 9 ó 10 de la noche. Ya las niñas dormían y yo aún estaba a esa hora dejando en orden la casa para el día siguiente. El comía algo, se bañaba y se ponía a ver televisión un rato en espera de que yo me sentara a acompañarlo. Yo exhausta me bañaba, algunas veces accedía a sus peticiones y me sentaba en el sofá, pero creo que antes de que el referí contara hasta tres ya yo estaba

dormida. Era algo que por más que

deseara no podía evitar. Total, ¿quien lo había mandado a irse a la cancha y a llegar a esa hora? Afortunadamente para él, ya todo lo difícil del día había pasado. Aunque, después de todo, yo sabía que la cancha era su escape de aquella casa llena de niñas corriendo, jugando, llorando, pidiendo y todo lo demás. En mi lugar ¿para dónde yo me escapaba? ¿Acaso no merecía yo también huir? Pues todo lo contrario, porque él era vendedor y trabajaba todo el día en la calle y yo me pasaba todo el día en aquellas cuatro paredes. Cuando él llegaba sólo quería jugar baloncesto o quedarse en casa y yo sólo quería salir aunque 47


fuera a comprar pañales. Eran sentimientos y pensamientos encontrados los que vivían en mí. Quería salir, pero no tenía ánimos de alistar las niñas, ni los bultos y ni tan siquiera tenía deseos de prepararme yo. Todos los días me preguntaba cómo era posible que yo estuviera en esa situación. Sobre todo yo que tenía aquella actitud luchadora, aquel carácter fuerte, mis tres años de estudios en psicología y me sentía como si hubiese mandado al “carajo” todo aquello. Ya ni tan siquiera en la cama la pasaba bien. Me sentía utilizada, ya no existían aquellos preámbulos que me hacían pedir más. Era directo al grano, tal vez uno que otro beso antes de... pero la realidad es que aquello no era suficiente para lograr que yo me concentrara y olvidara las niñas, la casa, las deudas sin pagar, los constantes lujos de él y hasta las piernas que posiblemente no me había afeitado. Entonces, cuando a pesar de no haber un preámbulo para excitarme,

pero al menos por la fricción yo estaba entrando en calor,

cuando decía uff, algo es algo, zasss acababa el show. Y allí quedaba yo con mi única cara de sorprendida y decepcionada a la vez. ¿Cómo era posible semejante final para aquello? Me volteaba y me preguntaba a mí misma, si todas las mujeres pasaban por eso. La realidad era que yo necesitaba que él durara más. Tuve la osadía de decirlo en un par de ocasiones, pero la otra parte nunca lo tomó con buena actitud. Entonces pensé !pues que se joda!. Total si mi madre pudo vivir por más de 15 años sin sexo, pues tal vez yo podía conformarme con aquello. Además, con mis bases religiosas y morales, jamás me hubiese atrevido a mirar para el lado y mucho menos llegar a la cama con otro hombre. Además, cómo iba yo a conocer a alguien más si nunca salía de mi casa. Yo había aumentado de peso, vestía como madre y no como mujer, se me había olvidado que tenía algunos encantos femeninos, por los cuales aquel hombre un día se fijo en mí. Yo no me sentía capaz de llamar la atención de ningún hombre, ¿quien miraría a una diminuta mujer con tres hijas? 48


Estaba decidido para mí, ya la mujer no existía, pero al menos quedaba la madre y la esposa. Estoy

segura

de

que

muchas

mujeres

y

hombres

pueden

identificarse con mi experiencia. Con la terrible convicción de que la peste que huelen hoy, posiblemente será lo que olerán el resto de vida. Personas que se preguntan: ¿Dónde quedaron aquellas salidas, aquellas escapadas, aquellas amanecidas, aquellas noches en que sentir a nuestro lado el cuerpo desnudo de esa persona era el sinónimo del paraíso? ¿Qué pasa cuando todo aquello acaba? Entonces ya no somos ni tan siquiera un poquito de lo que éramos, ya los deseos de nosotros no importan, hablar es sinónimo de discutir y cuando los chistes de él o ella ya no dan gracia, como diría mi amigo “El Inconforme”, a veces la miro y no la soporto. Pues ¿quieres saber que pasa entonces? Échale un vistazo al próximo capítulo.

49


Capítulo IV:

¿MI RELACIÓN ES UNA MIERDA?...

50


Carta de un amigo, sobre su relación, enviada por e-mail para ser incluida en este libro:

Este es su lado de la historia...

Al principio de la relación todo se veía muy bien con ella. Me fascinaba estar cerca de ella en todo momento. En realidad estaba “enchulao” hasta más no poder. Había ciertas cosas que no me agradaban para nada, pero "enchulao" al fin siempre terminaba auto-convenciéndome de que todo mejoraría o se resolvería con el tiempo. Durante la etapa de coordinar la boda surgieron muchos casos y cosas que en aquel momento histórico no quise observar. Ahora con el tiempo veo que esos "detalles" meramente eran una pequeña muestra de lo que sería el matrimonio en sí. Ella no es mala persona, pero por costumbre familiar tiende a tratar a los hombres como "sirvientes" y como seres inservibles cuando no tienen taller para ellos. A esto se le añade la tendencia de las mujeres casadas de querer cambiar su hombre a "su antojo". En otras palabras, cambiarle su forma de ser, comportarse, vestirse, gustos, etc... Durante el transcurso de la convivencia este caso dio

lugar a largas peleas e

incluso el primer acercamiento hacia el tema del divorcio. Al principio nuestra intimidad fue un desastre. Aún así le buscaba la vuelta al caso, ya que ella se casó virgen y por experiencia previa sé que es algo muy traumático para las mujeres. Luego de buscar en la calle lo que no tenía en la casa terminé hartándome de vivir a escondidas y haciendo malabares para ser feliz en este departamento. Así que opté por iniciar batallas campales hasta que el asunto llegó a un "happy medium". 51


Luego del haberme casado me dio mucho trabajo internalizar que mi familia era no grata para ella. A veces pensaba que su distancia hacia ellos se debía a las muchas responsabilidades y a su solidaridad conmigo ante los problemas que

yo tenía con ellos. Esto dio lugar al segundo

acercamiento hacia el tema del divorcio. Estas son las situaciones más fuertes desde que juntamos nuestras vidas. Ella no valora mis sueños, metas, deseos y gustos. Hace poco que está tolerando el que yo dedique tiempo para hacer las cosas y pasatiempos que me gustan, los cuales no son compartidos, pues no son de su agrado. En fin, para usted que lee estas líneas debe ser muy fácil y obvio el salirse de este asunto, pero para mí es difícil, ya que hay ciertas preocupaciones que se deben trabajar para lograrlo. De todos los pasos a seguir el que más me preocupa es el proceso de castración socio-económica que sigue posterior a un divorcio. En el caso de las mujeres son vistas como culpables o inservibles. En el caso de los hombres somos vistos como desgraciados que sólo queremos pisar y pisotear a las mujeres por mera gracia. Por esta misma razón debe entender que muchos metidos complican

la

situación.

Entidades

como

"ASUME"

(Entidad

Gubernamental para el Sustento de Menores) te hacen asumir las responsabilidades de ella, las cuales son severamente irreales (aunque siempre hay sus casos que son trabajados correctamente). FIN DE LA CARTA

52


Relato de una amiga: Hace unos días me cité a comer con una amiga con la que no me reúno a menudo. Entre las cosas que hablamos tocamos el tema de los hombres, las relaciones y lo difícil que se le hace a una mujer y a un hombre conseguir una pareja que por lo menos esté en su sano juicio. La historia que me narró mi amiga en aquel entonces no solo me llevó a reírme a carcajadas, más allá me hizo reflexionar. Definitivamente concluí en que el título de mi libro no era para nada fatalista, más bien era totalmente real. La historia me estuvo tan curiosa que la comparto contigo hoy, luego de esto tú juzgarás si este caso ejemplifica una relación de mierda de la cual dos personas se resisten a salir. Mi amiga conoció a un hombre por Internet, en una sala de un chat. Esto no es nada sorprendente, ya que el Internet hoy día se ha vuelto uno de los medios más comunes de conocer gente. Ella suele frecuentar mucho este medio con la esperanza de encontrar algún día un hombre soltero sorprendentemente interesante, que no sea más de lo mismo y resulte ser su alma gemela. En este caso conoció a uno que no parecía ser sorprendentemente interesante pero sí muy gracioso. Así que le dio la oportunidad ya que ella estaba tratando de olvidar un mal amor y dicen que la risa es el remedio infalible para cualquier mal. Además, ¿por qué no pasar un rato riendo? En fin, estuvo hablando con el chico toda la tarde. Del chat paso a su lista de contactos de MSN y de ahí al celular. Él le contó que se llamaba John, tenía 34 años, era del pueblo de Arecibo, se dedicaba al negocio de bienes raíces, no tenía hijos, estaba separado de su esposa hacia cuatro meses y vivía solo en su apartamento. El cuadro no estaba tan mal comparado con las muchas historias que ella ya había escuchado. La realidad es que tuvieron tanta química que hablaron por horas, justo hasta las tres de la mañana cuando ella se quedó dormida. 53


Al día siguiente él la llamó y hablaron nuevamente. En realidad ella lo encontraba una buena persona, quizás no sería su media mitad, pero sí era un hombre con quien hablando la pasaba de maravillas. A los tres días, justo el viernes, ella salió con sus amigos a distraerse y darse unos tragos. El se enteró de que esos eran sus planes y se invitó. Ella aceptó aunque no es una cosa que suele hacer con un extraño que acaba de conocer hace solo unos días. Después de todo ella pensó que no era mala idea eso de ver en persona a un hombre que le caía tan bien. Así, de no agradarle en persona y en su interacción con sus amigos, lo descartaría en sus planes futuros y solo lo vería como un amigo más. Ella sabía que era un riesgo encontrarse con alguien tan reciente, después de todo ya sabemos lo mentirosa que suele ser la gente tras un monitor de una computadora. Pero valía la pena correr el riesgo, además estaría acompañada por sus amigos. En fin él acudió al lugar y demás esta decir que la pasaron súper bien todos los que allí estuvieron. Los amigos de ella quedaron encantados con el chico de 34 años, el cual parecía que pertenecía a ese grupo desde toda la vida. Luego de eso siguieron hablando por los próximos dos días, aunque ella sentía que no todo era tan claro como ella pensaba. La realidad es que él no la llamó en dos de las noches siguientes, lo que le hizo pensar a ella que no estaba tan dejado de su mujer como él decía. Y tal como decía mi abuela “no hay nada oculto aquí en la tierra”, una mañana surgió lo que tanto ella temía. Eran las ocho y algo de la mañana del lunes feriado, menos de una semana de haber conocido a John, suena el teléfono y ella medio dormida lo contesta viendo que la llamada provenía del celular de su nuevo amigo. De repente se da cuenta que la voz que estaba del otro lado no era la de su amigo, sino la de una mujer. Esto hace que a ella se le espante el sueño y se siente automáticamente en la cama.

54


Entonces surgió la conversación típica de una mujer celosa tratando de descubrir a su marido o a su ex marido quien sabe cuál sea la verdad. Mi amiga estaba perpleja ante aquello que escuchaba. En la llamada la mujer se presentó con su nombre y su posición de esposa de Boberto (nombre ficticio). Mi amiga se dijo para sí, ¿Boberto?, pero, ¿acaso ese no era el número telefónico de su amigo John? ¿Qué estaba sucediendo aquí? Acaso la mujer se estaba equivocando de número o acaso el nuevo amigo no era John y sí Boberto. En fin, la llamada siguió su curso y entonces mi amiga se dio cuenta de que su amigo John en realidad era Boberto. La mujer siguió hablando de su esposo y de lo que él y sus amigos acostumbraban hacer con las mujeres. El ritual de conocerlas por Internet, acudir a las citas, acostarse con ellas y al final burlarse entre sí de la situación. En el caso de su esposo, decía ella, él conocía a una mujer y cuando se cansaba de ella le pedía a la misma esposa que se la sacara de encima. En realidad mi amiga al escuchar todo aquello no sabía quién estaba más loco si John, digo Boberto, o su esposa. La realidad es que mi amiga la escuchó interviniendo educadamente en ciertas ocasiones y luego colgó. Mi amiga entendió que había logrado dejar claro algunas cosas en aquella conversación. Por ejemplo: logró decir que era una profesional, no necesitaba ser parte de experiencias como aquella, sólo había hablado con John-Boberto, o sea que no era una cualquiera que había sido parte de la burla de un grupo de amigos, según la esposa celosa. Pero también ella entendió con esa llamada y otras que le siguieron en la misma mañana, tanto de parte de John-Boberto como de su esposa, que este era un ejemplo más de una relación enfermiza y un círculo vicioso en los que ambos protagonistas se sentían tan felices como pez en el agua. Realmente el relato es algo más largo que lo antes mencionado en 55


donde se pueden destacar frases de parte de la esposa celosa tales como: soy una mujer cristiana, él no me deja tranquila, sólo somos buenos amigos, yo le tengo pena, yo lo ayudo en todo y por último un sarcástico “John tú estás bien loquito”. De parte de él se pueden destacar palabras como: ella es así, esto es lo que yo vivo hace tiempo, perdóname no quería que tu pasaras por esto, discúlpame sólo te mentí en el nombre, pero lo demás es cierto… !Sí claro! Mi amiga no necesito más de aquello y huyó a toda prisa de ese cuadro, como el que no quiere ser salpicado por la mierda que inunda el lugar. FIN DEL RELATO

56


En este proceso de escribir el libro (tarea que, demás está decir, me apasiona hasta lo más profundo), me reuní con algunas personas para recopilar sus experiencias y puntos de vista sobre el tema. Con otras personas conversé por Internet o simplemente conozco sus historias a través de terceros. En esta búsqueda y hablando con un buen amigo, él me puso en contacto con una amiga de él, la cual al igual que yo, a veces se las guilla de consejera. No por elección de ella, sino más bien por elección de los demás que deciden descargar un poco la carga que llevan por dentro. Esa muchacha, de la cual casi no sé nada y el porque ha decidido mantenerse en el anonimato, me envió algunas historias de sus más allegados,

las

Entendiéndose

cuales que

realmente

relaciones

narran

abarca

relaciones

todo

aquello

de

mierda.

que

incluye

sentimientos o intereses entre dos o más personas. Por tanto, nuestras historias pudieran abarcar: matrimonios, convivencias sin matrimonio, amantes y algún otro tipo de relación que no sepa que existe pero descubra en el camino. Bueno, aquí los dejo con el mini resumen de un par de relaciones de mierda que mi Bueno aquí los dejo con el mini resumen de un par de relaciones de mierda que mi contacto ha llegado a escuchar y conocer a través de algunos amigos o conocidos. Historia 1: Soy Lenny y acepté convertirme en amante de un chico que no sólo tenía esposa, sino que ya tenía otra amante.

A

principio fue una atracción física, después se convirtió en un amante difícil de soltar. La realidad es que me envolví imaginándome que era una súper mujer en la cama y que sería lo suficiente para sacarlo de la casa de su esposa y de la cama de su amante. Pero jugó conmigo, me sacó dinero para pagarle regalos a su amante (la realidad eso es lo que dice mi amiga Dom ) y no entiendo por qué no deja a su esposa, si esta a su vez sabe que le es infiel. Su amante es casada y según él casi, no 57


quiere tener sexo. Cuando lo tiene, le ha tenido que suplicar y no puede ser más de una vez. Su amante lo quiere por el dinero que no tiene y que yo le proveo, al menos siempre me dice que está sin dinero. Mi amiga Dom me dice que estoy enamorada de él y que él es un vividor. Yo niego tener esos sentimientos, pero la realidad es que le chequeo el voicemail, lo rastreo a través del auto expreso, lo he seguido, cachado y velado, chequeo sus últimas llamadas y todo lo que pueda investigar de él. Mi pregunta es sencilla, ¿por qué no deja a su esposa y a su amante? Dom dice que él esta enchulado de su amante y su amante no está con él porque lo único que le interesa es que le pague el celular y le resuelva un par de problemas financieros.

Yo al principio salía con múltiples

hombres y ahora sólo con él. Cuando él quiere, no cuando yo quiero. Digo que saldré de él cuando yo quiera y que estaré con otro que me valore. Él me ha mentido mucho y yo lo he cogido en las mentiras, es mayor que yo por 10 años, yo aún no alcanzo los 30. Dom dice, que la realidad es que le importa demasiado y que le ha permitido mucho. Que a fin de cuentas, lo que importa es lo que él piense de si estoy o no con otro y qué importa si deja a su esposa o a su amante, si de todas formas él no esta enamorado de mí. El primer paso obligado en todo este planteamiento es determinar si tu relación actual y más interesante aún, si la mía es una mierda. Claro que, por consecuencia pensarás en las relaciones anteriores, eso es seguro. Después de todo la vida se basa en comparaciones. Por eso decimos que todo es relativo. Por ejemplo, cada relación es única pero a la vez es comparable con la anterior o con la próxima. Para ser justa en todo este tema, desnudaré lo que han sido mis relaciones pasadas y lo que es mi relación actual. Posiblemente, al final tú pienses que tu relación es un éxito y que las mías han sido una soberana mierda. Y si eso resultará así te felicito de antemano porque no 58


todos logramos establecer y mantener una relación con éxito. Después de todo, la relación de pareja es la empresa más difícil de llevar. Tan es así, que vemos a diario grandes empresarios capaces de manejar cientos de empleados con éxito y no han podido establecer ni mantener una buena relación de pareja. No los juzgo porque lo difícil de la relación de pareja es que depende de dos. Aquí no manda y dirige sólo el CEO (jefe), aquí simplemente gobiernan dos y a veces el otro tiene más poder decisional que yo o tú, según sea el caso. En fin, vayamos al objetivo principal de este capítulo: determinar cuál es una relación de mierda y cuál no lo es. Para empezar debemos saber ¿Cómo definiríamos una relación de mierda?

Haré esto de una manera más real y divertida. En vez de buscar y vomitar aquí las definiciones de lo que es una pareja y de lo que es la mierda y luego juntar ambas definiciones, mejor he decidido darte un ejemplo de la vida real de dos amigos y sus relaciones de mierda. Tú me dirás si estás de acuerdo conmigo en otorgarles a estas relaciones el “mierda award”. A mi primer amigo en discusión lo llamaremos “Colgate”, así le

decía yo cariñosamente. Les cuento que conocí a Colgate a través del

Internet, creo que fue en la página de latinchat.com o algo así no estoy segura en este momento. En un principio me negué a conversar con él por resultar ser un hombre casado, pero como dice el refrán: “tanto está la gota cayendo hasta que...”, hasta que accedí a dialogar con él. Pronto me di cuenta que era de estos hombres con una personalidad descaradamente atrayente. Era increíble como Colgate se refería a las cosas con la mayor naturalidad posible. En realidad me encantaba oírlo hablar sobre política, su historia, la vida, en fin sobre todo. Colgate trabajaba en una fábrica en un tercer turno, creo que en el horario de 10:00pm a 6:00am o algo parecido. Yo por mi parte llevaba poco tiempo de separada del padre de mis hijas y necesitaba tener con quien hablar sobre todo en horas de la noche en que mis hijas ya dormían. Pronto nos 59


acostumbramos a hablar todos las noches y al poco tiempo ambos sabíamos muchos detalles de la vida del otro. Colgate era un hombre de mi edad, no era Ricky Martín, pero tampoco estaba nada mal. Recuerdo que me envió algunas fotos para que supiera con quién estaba hablando. Desde el principio Colgate me dijo que buscaba una aventura a lo que yo respondí con un mensaje peor que el del aspirante a la gobernación en plena campaña electoral. Entre otras cosas lo tildé de carifresco y de un millón de cosas más. No entendía cómo era posible que de entrada un hombre fuera tan honesto, aún sabiendo que su conducta sería duramente criticada. Pero la realidad era que así era él y yo con el tiempo no sólo me acostumbré a su estilo, hasta me llegó a gustar. Lo mejor de todo es que podíamos habar como dos adultos que tenían puntos de vista encontrados y cada cual argumentaba sobre su punto de una manera convincente y coherente. Aprendí a respetar su posición, a pesar de no apoyar sus acciones. Colgate estaba casado con una mujer bonita, tenía un hijo y dos perros que resultaron ser un tema en común, ya que yo también tenía uno. Cuando le preguntaba el porqué de querer buscar una aventura, él respondía que no amaba a su mujer. Para mí resultaba insólito escuchar aquello, ¿cómo un hombre podía vivir con alguien a quien no amaba? Ahora ya no me hago esa pregunta, he comprendido que en muchas casas ese es el pan nuestro de cada día. Era impresionante escuchar a Colgate argumentar el porqué de su permanencia en aquella relación. Decía que no podía irse, que no tendría dinero ni para vivir, que si se iba tendría que regresarse con su papá, lo cual era peor que vivir con su esposa. Me contaba que dentro de todo, ninguna mujer le aguantaría las cosas que ella le aguantaba, incluyendo sus intentos de aventura. A veces pensaba que Colgate era un enfermo y que estaba obsesionado con el sexo. Aceptaba que le gustaba ver películas porno y que en algunas ocasiones tenía que pensar en otra 60


mujer para lograr excitarse mientras hacia el amor con la suya. Se quejaba de que ella no tenía sexo oral con él, pero que después de todo él no podía protestar, ya que ella lo advirtió desde antes de casarse y él lo acepto así. Claro que él tampoco se lo hacía a ella, ya saben del refrán “lo que es igual no es ventaja” o en mis propias palabras “o gozamos todos o no goza nadie”. Aquello de que la esposa no quisiera tener sexo oral me sorprendía, pensaba que cómo era posible que en pleno siglo 21 una mujer se negara a proporcionarle tan inigualable placer a su pareja. Al presente ya he descubierto que también esto es más común de lo que pensaba. De hecho, hace unos días hablaba entre amigos y uno de ellos (separado de su esposa actualmente) me indicó que su esposa tampoco lo hacía con él. Creo que algunas mujeres no han entendido la constitución de los hombres. Nosotras sentimos y ellos desean, nosotras nos emocionamos y ellos se excitan… Eso no lo podremos cambiar, nos gusté o no. Los problemas matrimoniales de Colgate no se limitaban a la cama, aunque esto influía bastante. Él estaba en constante casería en busca de alguien que le devolviera la emoción y el deseo que ya no tenía. Por otro lado, su esposa estaba en una búsqueda constante de agarrarlo in fraganti y espantar al “cuero” que se atreviera a ponerle el ojo a su marido. Ella le revisaba el celular, al llegar a su casa marcaba la última llamada echa en el teléfono a ver a quién había sido, revisaba la computadora y un sinfín de cosas más. Estaba decidida a no dejar que nadie se llevara la joya que tenía por esposo. Y yo me preguntaba, ¿por qué una mujer acepta y decide vivir así? En donde queda aquella frase de que la paz no tiene precio. ¿Era saludable para ella, para él y para sus hijos vivir bajo esa dinámica? Recuerdo que Colgate me decía que su esposa era muy celosa, que en varias ocasiones había llamado a mujeres y las había insultado (y yo no 61


me salvé de eso), que tenía

discusiones increíbles con él en donde

gritaba, tiraba, insultaba y se convertía en una desquiciada. Esto sucedía hasta que él sacaba lo de macho, gritaba “ tres puñetas”, ella irrumpía en llanto, él la consolaba y acto seguido todo volvía a la normalidad. Estoy segura que esto no fue una escena aislada, puedo jurar que ocurrió muchas veces (y no sé si aún ocurre), hasta llegar a convertirse en un círculo vicioso. Una vez ella me llamó y me dijo que lo iba a botar de su casa y que yo tendría que recogerlo, a lo que yo, claro está, contesté con la risa más sarcástica posible. semejante

Pero ¿quién sería tan ingenuo de creer

cosa?, ¿cómo era posible que ella pensara que yo podría

creerle a tan falsa alarma? Esa mujer jamás dejaría a ese hombre, ya que tenía muchísimas razones para no hacerlo. Es parte de pensar que somos felices nadando en la mierda. Ella estaba dispuesta a defender el trofeo que tenía por marido y su relación de mierda con uñas y dientes. Con sus acciones demostraba (esto según mi apreciación y ustedes podrán tener las propias) que estaba psicológicamente convencida de que: 1) Estaba enamorada incondicionalmente. 2) Su marido era un premio que no se dejaría arrebatar (sentido de competencia). 3) Después de haber aguantado tanto, no lo dejaría así porque sí (resistencia al fracaso). 4) No permitiría que después de que ella se comió el hueso otras se coman la carne. Pensamiento clásico del que al principio lo soporta sin nada y ahora que él tiene más de lo que tenía antes, no lo dejará para que lo disfrute otra. 5) Más vale ser parte de una relación que no funcione a estar sola. 6) Obsesión 62


Sé que hay muchísimas otras razones que no mencioné. En caso de que se te ocurra alguna adicional, envíamelas a mi e-mail a la dirección que encontrarás al final del libro. Puedo citar un sinfín de ejemplos de distintas clases de relaciones que apestan a pura mierda. Por ejemplo te contaré de otro amigo al que llamaré “El Reincidente”. Lo llamo así porque este es de los casos en que ya no tenemos dedos para contar cuantas veces se ha dejado y ha vuelto a la misma mierda. Hasta he llegado a pensar que Ricky Martín hizo la canción Vuelve por él y por su historia de amor-odio. Creo que así piensa “El Reincidente” cuando se deja de su mujer: Vuelve que sin ti la vida se me va... OH, OH vuelve que me falta el aire si tú no estas.... “El Reincidente” ha dejado atrás el amor a si mismo, su autoestima, su dignidad, su orgullo y muchas otras cosas más por una relación que hasta un ciego es capaz de “ver” que no va para ningún lado. Lo peor de todo es que los que le rodeamos somos testigos de cómo destruye su vida emocional y sicológica por algo que no va a rendir frutos.

Todos

sus

amigos

y

familiares

hemos

escuchado

a

“El

Reincidente” contar y hablar (cada vez que termina la relación) de todas las cosas negativas que componen su situación. De las cosas que ha llegado a aguantar. De cómo ella se ha burlado de él, de cómo lo ha utilizado y de lo bajo que ha llegado. Lo insólito de todo es que al final como pasa en muchos casos, luego de ensuciar el agua ha procedido a beberla con un gusto envidiable. Es contradictorio escuchar a una persona cambiar sus opiniones y sentimientos de un día para otro. Es como la palma que se mueve según sopla el viento. Es pretender justificar lo que hasta hace un minuto atrás era injustificable. Como si tuvieras que convencer a los demás del porque de tu conducta suicida. A veces callar es mejor que hablar, sobre todo porque lo que cuentas hoy, la gente no lo olvidará mañana.

63


En esta parte quiero hacer una crítica a todos aquellos que cuando tienen problemas con su pareja hablan y hablan hasta el cansancio de todo aquello negativo que hace esa persona. Sobre todo cuando cuentas estas cosas a personas que te quieren y te valoran. No sabes cuánto dolor le causas a quien te quiere, cuando esa persona sabe lo que pasas, o que sufres y no puede hacer nada por ti. El problema mayor de esta conducta enfermiza es que luego vuelves con tu pareja y pretendes que los demás lo miren y lo traten de igual forma. Para que entiendas lo que digo, visualiza este ejemplo que te daré. Imagina que tienes una hija a la que criaste con todo el amor y la protección posible. Una hija a la que adoras, a la que un día acompañas hasta el altar y la entregas en los brazos de un hombre que tú entiendes que la va a amar y respetar. Piensa en que pasaría si al tiempo esa hija llega a tu casa, envuelta en llanto y te dice que no puede convivir más con esa persona porque él la maltrata, la humilla, le es infiel y un muchas cosas más. ¿Qué pasaría si al cabo de los días, y luego de tú haberle brindado tu ayuda y apoyo, esa hija decide regresarse a vivir con esa persona que tú sabes cuanto daño le hace? ¿Cómo actuarías cada vez que ellos vengan a tu casa a cenar o pasar la navidad? ¿Qué ojos tendrías para ese hombre? Pues eso pasa cada vez que tú te peleas con tu pareja y cuentas todo lo negativo y perjudicial para ti, qué hace y deja de hacer esa persona. Puedes estar seguro que todos los que están a tu alrededor se preguntaran: ¿cómo es posible que regrese con ella o él y actúes como si nada hubiese pasado? No sólo eso, lo peor es que este comportamiento suele llegar a repetirse una y otra vez hasta convertirse en lo que llamamos “un círculo vicioso” que no es otra cosa que “comernos la mierda una y otra vez”. Hay muchas razones por las que una relación llega a convertirse en una mierda y hay muchísimas otras razones por las que nos resistimos a salir de ellas. Pero sé que algunas de las razones más 64


comunes que nos impiden desprendernos de esa relación (que nos quita en vez de sumarnos) son: el miedo, la costumbre, la pobre imagen y confianza que tenemos de nosotros mismos, la dependencia sicológica, el miedo a lo desconocido y a volver a empezar, la conveniencia, entre otras. Tu reto es que a lo largo de este, libro mires tu relación, la evalúes de manera imparcial y luego te evalúes a ti como persona, como ser humano que merece ser feliz. Si luego de ese análisis descubres que amas, deseas y valoras a tu pareja, la relación y lo que ella representa; pero a pesar de esto hay algunas fallas y deficiencias que te desilusionan un poco. Si descubres que ella o él piensa y siente de la misma manera, si resultara así, te recomiendo que le eches ganas al asunto, que busques la ayuda necesaria para mejorarla. Agota todos los recursos que puedan llevarte a alcanzar la felicidad y la comodidad que merece una relación en donde sus integrantes aún se aman, se desean y se valoran el uno al otro. Pero si no es así, si descubres que lo que te une a esa relación son otras razones, te recomiendo que pienses bien en cómo estas invirtiendo el tiempo que la vida te ha dado para ser feliz. No con todo esto que he mencionado me inclino a que las relaciones se rompan por boberías. Me inclino a que salgas de algo que descubres que no funciona, aún después de haber agotado todos los medios y herramientas que encontraste para hacer que marchara saludablemente. Esta palabra de “saludablemente” es sumamente importante, porque en la mayoría de los casos en la convivencia causamos o nos causan daños irreversibles, los cuales resultan a veces irremediables a nuestra salud emocional, sicológica y hasta la salud física. Bajo ninguna circunstancia debes permanecer en una relación que afecta, hiere, maltrata tu estima, tu valor, tu dignidad, tu salud física, tu salud mental y tu salud emocional. En una relación saludable debes amar y respetar a la otra persona tal cual es y debes ser amado y 65


respetado por lo que eres. La relación debe tratarse de que ambos se complementen y no de vivir cambiando al otro. En esta búsqueda de historias y puntos de vista compatibles o contrarios a los míos, hice una solicitud vía e-mail a amistades para que aportaran con sus historias o las de algún conocido. He notado que cuando la gente que actualmente está en una relación, escucha o lee el título se sienten atacados y con la necesidad de aclarar que su actual relación no es una mierda. Por el contrario, señalan a algún amigo a quien ellos entienden el tema le va al dedillo. Sin embargo, hay otros que entienden la realidad del asunto y en este grupo está un buen amigo, un boricua que vive hace años en Estados Unidos y que hace un par de meses tuvo la extraordinaria experiencia de ser papá por primera vez. Él no solo se ofreció a enviarme su historia, de la cual ya yo conocía una parte, también me envió un cuento que plantea al menos uno de los matices del problema que hace que la relación llegue a convertirse en una plasta de.... A continuación les narro la historia y ustedes dirán cuál es la moraleja, la cual no necesariamente está expuesta de manera literal: Cuenta una vieja leyenda Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del brujo de la tribu, Toro Bravo (el más valiente de los jóvenes guerreros) y Nube Azul (la mujer más hermosa de la tribu). Dijo la pareja al brujo: Nos amamos y nos vamos a casar. Queremos un hechizo, un conjuro o un talismán, algo que nos garantice que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte. Respondió el brujo: Hay algo, pero es una tarea muy difícil y sacrificada. Dijo a Nube Azul: ¿Ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red, cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte y traerlo aquí con vida el tercer día 66


después de la luna llena. Dijo a Toro Bravo: Deberás escalar la montaña del trueno, cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí el mismo día en que vendrá Nube Azul. Cuenta la historia que el día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas. Preguntó la pareja: Y ahora ¿qué haremos? Respondió el brujo: Tomad las aves y atadlas entre sí por las patas, cuando las hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres. Según cuenta la historia, el águila y el halcón intentaron levantar el vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta herirse. Dijo el brujo: Este es el conjuro: Jamás olvidéis lo que habéis visto, como un águila y un halcón, si os atáis el uno al otro, aunque lo hagáis por amor, tarde o temprano empezareis a lastimarnos. Si queréis que el amor entre vosotros perdure: “volad juntos... pero jamás atados”.

67


CapĂ­tulo V: La mierda mi mejor inversiĂłn.

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Diantre, la realidad es que esto de la “famosa inversión” me toca en lo más profundo. Creo que fue la primera frase que escuché de los labios de un hombre, al que adoré, para describir a su esposa. También la escuché tiempo después en una canción que decía: “el amor no es una inversión... porque el corazón no se viste de apariencias”. Tiempo después leí el mismo concepto de “inversión” en un libro que trata de la importancia de querernos a nosotros mismos. Así que concluí que esto de visualizar a nuestra pareja y a nuestra relación como una inversión es algo más común de lo que yo pensaba originalmente. ¿Por qué en vez de tener la relación que deseamos, tenemos la relación de mierda disfrazada de nuestra mejor inversión? En realidad, quedé bruta al leer aquel nuevo estilo de referirse a una esposa o una relación. Confundida por el nuevo tecnicismo, hasta llegué a admirar aquel excelente hombre que se refería a su esposa y a los años que llevaba con ella con aquel estilo tan y tan bancario. Claro que, a esta

fina

expresión la antecedió la aclaración de su estatus civil al cual llamó “felizmente casado” y luego también dejó expuesto el hecho de que no buscaba pareja, sólo buscaba una sana amistad. Todo

sonaba

tan

fantásticamente

contradictorio.

Para

que

entiendan mi percepción, les explicaré un poco los detalles. Ese hombre tenía 25 años, no sé qué me chocó más: si que fuera casado o que fuera un pichón sin emplumar. Nuestro primer encuentro fue por Internet, él me buscó a mi. “El Inversionista” (como lo llamaré durante todo el libro), estaba con un compañero de trabajo navegando en el Internet. Buscaban en una página donde la gente hace “profiles”, según lo que supe tan sólo navegaban ya que el compañero de “El Inversionista”, estaba desesperado por conseguir una nueva relación, luego de haberse divorciado. “El Inversionista” sólo miraba y opinaba, sin ningún interés claro está. Después de todo, ¿porque tendría que tener interés de encontrar pareja? El era un hombre que ya había hecho su mejor 69


inversión y estaba felizmente casado. Al llegar a mi profile y al ver que el compañero me descartó, “El Inversionista” no perdió tiempo y pidió la dirección para escribirme, de una manera sana así que no se equivoquen. Acto seguido se sentó frente a su computadora y me envió un mensaje que, no recuerdo exactamente lo que decía, pero sé que fue muy cuidadoso y conservador en lo que escribió. Luego yo lo acepté como parte de mi MSN, a fin de cuentas, no tenía nada que perder y en aquel momento aún no sabía qué era un hombre felizmente casado. Comenzamos

a

platicar

y

de

primera

intención

comencé

admirándolo. Tal vez por la manera como se expresó de lo feliz que sentía con su relación. Pensé en lo afortunada que era aquella mujer por lograr tener un feliz matrimonio con un hombre joven de apenas 25 años. Admiré cómo él se expresaba tan bien de su relación. Como lo bueno no dura mucho, recuerdo que a la tercera conversación se cayó del pedestal que decía “el esposo perfecto y ya tiene dueña”. En esa conversación me preguntó si yo estaría con un hombre casado. Yo casi lo abofeteo a través del monitor y respondí con un aire de indignación “jamás, yo no nací para eso”. Así de impulsivos somos los seres humanos, ¿por qué no pude haber sido más cuidadosa en mi respuesta? Total pude responder con otra cosa, después de todo aprendí en mis clases de psicología que las palabras siempre, jamás y nunca deberían de ser borradas de nuestro lenguaje. En fin, el caso es que seguimos hablando y hablando y hablando. Yo en realidad no le prestaba mucha atención por el hecho de ser casado, de tener 25 y más importante aún porque estaba muy enamorada de un hombre que no me convenía. Aún así “El Inversionista” persistió, nunca se quitó. Me hablaba y me dejaba hablar. Estuvo ahí cuando mi relación se vino abajo y pues seguimos hablando. Reconozco que se hizo parte de mis días y que pronto me comenzó a joder el hecho 70


de que en los fines de semana no sabía nada de él. Luego pasamos de la computadora al teléfono, cada vez compartíamos más tiempo. En esa situación estuvimos un año. Yo por mi parte no accedí a un par de peticiones para encontrarnos y él se sintió rechazado así que nunca más volvió a mencionar el tan esperado encuentro. En enero de este año, y ya enamorada de ese hombre ajeno, decidimos encontrarnos en vivo y a todo color. Planificamos el encuentro con el cuidado que se planifica una actividad especial. Todo estaba acordado. El saldría del trabajo a las 12:00 del mediodía, yo saldría del mío, compraría pizza y nos encontraríamos en el estacionamiento de un mall, como regularmente hacen los amantes. En realidad me lucí en aquel encuentro, estoy segura de que a pesar de ya no estar juntos será inolvidable para ambos. Allí estaba yo, preciosa y esperando, ya que él se retrasó. Yo tenía las fresas, el “whipped cream”, la pizza y el refresco. Estaba nerviosa, leyendo una revista para distraerme y disimular. Al fin llegó, no sabía si mirar o no, estaba asustada de que lo que saliera de ese auto no fuera de mi agrado. ¿Qué haría yo en ese caso con todo el amor que sentía? Cuando por fin me animé a mirar, veo aquel hombre de 25, con cara de 18, flaco, vestido de oficina y unas flores en la mano. No era el tipo de físico con el que estoy acostumbrada a compartir, pero era el dueño de la voz y la mente de quien me había enamorado. Bastó que hablara para que todo volviera a la normalidad dentro de mí. Demás está decir que esa fue la primera de muchas visitas de ese sanjuanero a mi ciudad. Cada vez nos metíamos más en una relación que ninguno de los dos sabría a dónde llegaría. Él parecía amarme al igual que yo lo amaba. Yo por mi parte nunca fui dócil, no me importaba haber llegado después, me amparaba en el hecho de que él me había buscado a mí. Lo peor es que me enamoré hasta el final, hasta donde dice “lo quiero en mi vida full-time”. Fue un error, una locura o un acto 71


suicida. Total ¿quién era tan idiota para pensar que dejaría a su mejor inversión por mí? ¿Quien haría esa estupidez? Pues yo si llegué a pensar que pasaría. Después de todo si ella era su mejor inversión ¿por qué él me llamaba a diario?, ¿por qué decía que necesitaba verme y tenerme? Me rompía la cabeza pensando ¿qué demonios pasaba por la mente de aquel hombre? No fui una amante tradicional. No me comporté como las demás. Nunca quise competir con ella, yo tan sólo fui yo misma. No le permití hablarme de ella, ni de sus problemas, siempre le decía que no me importaba lo que ocurriera de la cordillera hacia allá. Ni que yo fuera masoquista, cómo iba yo a acceder a escuchar cosas que sabía que me iban a causar dolor. No, eso no, ya tenía bastante con ser la otra, con esperar a que él pudiera. No necesitaba más cosas que me recordaran mi papel desventajoso. Además no sería justo que yo conociera las debilidades del lado de allá, aunque me imagino que las “mejores inversiones” prácticamente no tienen debilidades. Después de todo, ahora pienso porque me escandalicé tanto con aquello de la mejor inversión, no es acaso eso lo que buscamos todos. No es eso a lo que nos referimos cuando decimos “estoy enamorada de él, pero... él no me conviene”. Acaso no nos referimos a eso, a que no es una buena inversión. No es eso lo que le impide en algunas ocasiones a un hombre no considerar a una mujer con hijos como un posible prospecto, aún cuando le encanta todo lo demás. !Que irónica es la vida! Yo me había negado en el pasado a formalizar con alguien a quien amaba pero que no era una buena inversión y ahora yo era descartada porque ya habían encontrado hace ocho años una inversión mucho mejor que yo. Ahora y después de muchas horas de análisis he comprendido a que se refería “El Inversionista” cuando hablaba de su mejor inversión. Él no sólo había encontrado una esposa, había encontrado también la 72


madre que no tuvo cuando más la necesitó, también en el combo venía una suegra y una familia que lo ayudó, ya que él no tenía su propia familia con quien contar. Después de todo, ¿quién era yo para juzgar su apego a todo aquello? Yo no estuve en su vida cuando él tenía 18 años y necesitaba seguridad. No fue en mí en quien encontró todo lo que necesitaba. ¿Cómo podía yo pretender que dejara todo aquello que ya era seguro, por la idea de un amor que nadie sabía si resultaría? No todos son tan locos y tan audaces como el padre de mis hijas, que dejó todo por correr tras el amor, aunque al final haya resultado en nada. Aun así lo admiro por eso. Tenía que aceptar todo aquello que me estaba sucediendo. En medio de toda esta situación la pregunta es, ¿por qué entonces no era su mejor inversión suficiente para hacerlo totalmente feliz?, ¿por qué tenía que complementar a su mejor inversión conmigo? Será porque el corazón no entiende de mejores o peores inversiones. Tal vez los placebos no funcionan para engañar al corazón. Pero en conclusión ¿a quién le importa el corazón si se tienen otros beneficios? Sólo sé que a pesar de que aquel sanjuanero de ahora 26 y esta ponceñita de ahora 33 haber vivido una relación intensa llena de flores, fresas,

whipped

cream,

encuentros

brutalmente

emocionantes,

situaciones que nos pusieron al borde del abismo, a pesar de todo aquello, pudo más la mejor inversión que el amor. Yo me retiré porque a pesar de estar profundamente enamorada y dispuesta a todo, no podía esperar toda la vida por algo que probablemente no sucedería. Era como apostar lo que me restaba de vida

amorosa al azar, al destino, al

milagro y si era así ¿dónde quedaba entonces aquella idea con la que había crecido? Aquella idea que le repetía tanto a los demás como a mí misma, ¿dónde quedó aquello de que nosotros hacemos nuestro propio destino? Una tarde y luego de una conversación en la que tocamos el tema 73


prohibido. En aquella ocasión él preguntó qué nombre yo le ponía a nuestra relación. Yo respondí que no le tenía nombre, pero que para el resto del mundo éramos amantes y yo era la “otra”. A él obviamente no le gustó mi total franqueza. Lo más grande es que a la hora del almuerzo su “mejor inversión” lo estaba esperando en la casa con la comida y el fabuloso tema de los hombres que se buscan amantes. Demás esta decir que “El Inversionista” se cagó totalmente y llegó a la oficina blanco y sin aliento, con la actitud del pillo atrapado en pleno asalto. Acto seguido comenzó a contarme lo sucedido, como él que le narra a un amigo como logro salvarse de la muerte súbita. Realmente esa era la gota que me faltaba para derramar todo lo que estaba pensando y temiendo desde que nos encontramos. Pero Lo

como la soga siempre parte por lo más estrecho, pues me salí yo.

dejé por e-mail, total de esa forma lo conocí, así que lo consideré

apropiado. A continuación les dejo las palabras que le envié a mi amado para decirle: No estaré más detrás de la puerta, esperando a que a un día te dignes a abrir y darme el lugar que yo sé que me merezco. En otras palabras “me largo y te dejo con tu mejor inversión de mierda”.

Este fue el e-mail: Por otra parte y ya que estoy aquí, te diré que en relación con tu mensaje de texto: Sé que no te has perdido (no tienes necesidad de eso), sé que no me olvidarás aún pasando los años. En cuanto a lo que pienses, o no pienses, te diré que yo no necesito razones, ni porque. Yo entendí lo que tenía que entender y reconocí lo que tenía que reconocer. Creo en el refrán de que a buen entendedor con pocas palabras bastan. Y eso significa que tu jamás saldrás de donde estás. Nunca abandonarás tu zona de comodidad. Tienes una necesidad vital de sentirte seguro y apoyado y lo entiendo. Jamás te correrás riesgos, aunque eso signifique que al pasar de los años te arrepientas de no haberlo hecho. Te has 74


acostumbrado a sobrevivir en lo que llamas la vida diaria. Créeme que entiendo. No deseo seguir complican complicando tu vida con la oferta de un amor

que no puedes igualar. Por mí no te preocupes. Estoy

tranquila, nada de llantos, ni de depresión, por el contrario estoy satisfecha de que di lo mejor y no me conformé con ver pasar las cosas de largo sin hacer nada. Yo sé lo que soy y lo que doy y eso es suficiente para mí. A ti te deseo muchísima suerte y muchas ganas de luchar aún en aquellos momentos en que parezca que no tiene sentido. Que logres recuperar la chispa de vivir un día a día lleno de cosas nuevas. Cuídate mucho y recuerda que uno de nuestros deberes en esta vida es alcanzar la felicidad. Y así acabo lo que fue un gran amor, por lo menos para mí, sí lo fue.

75


CapĂ­tulo VI:

La otra o el otro... el aromatizador perfecto para la peste.

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Buen título para un capítulo sumamente interesante, en el cual tengo muchísimo que aportar. He tenido puesto el zapato izquierdo y el derecho

en

estos

menesteres

de

experimentar

los

famosos

aromatizadores que calman o distraen momentáneamente la peste. Ajá... en primer lugar fui la esposa dentro de lo que para mí era una buena relación, pero que al parecer para la otra parte se había convertido en una mierda. Yo era joven o mejor dicho más joven de lo que soy ahora. Aún no había cumplido los 21 cuando ya me había casado con quien fue mi primer novio. No se aún con certeza si mi embarazo precipitó el matrimonio o si fue la excusa perfecta para que dos jóvenes sin terminar de estudiar pudieran casarse sin ser tildados de locos o desesperados sexuales. Digo que tuve puesto un zapato y luego el otro, porque una vez fui la esposa a quien el marido engañó con otra que posiblemente le ayudó a despejar la peste que había en el ambiente de nuestra relación. Pero años más tarde y luego de divorciada me puse el otro zapato y esta vez fui yo la otra a quien un chico (más joven que yo por cierto) utilizó para despejar y soportar la peste que tenía en su casa. Y cuidado con malinterpretar, la palabra “utilizó”, no la estoy usando para darme el papel de mártir y sufrida porque si de algo estoy consciente es de que ese papel no me queda a mí, ni a ningún otro adulto consciente de las decisiones que toma. Además, no me queda duda de que ese joven tuvo un profundo sentimiento por mí, pero que al final no resultó lo suficiente para poder dejar lo que tenía y lanzarse a algo que aunque pudo haber sido mucho mejor también podía resultar ser un espejismo. Esta relación de la cual no me arrepiento haber sido parte me ayudó a entender y visualizar los diferentes matices de una misma pila de mierda. Entendí que la mayoría de las cosas no se planifican, simplemente suceden. Sé que muchos de nosotros no hemos soñado casarnos para divorciarnos, simplemente no hemos tenido opción. A 77


pesar de que en muchos casos nos resistimos o decidimos luchar incansablemente hasta el final, la separación ha llegado queramos o no. Pienso que la tercera persona no es responsable de esa situación. No importa el nombre de ella o él. Lo que realmente importa y debemos aceptar es que nuestra pareja nos mintió, nos engaño y nos dejo esperando muchas veces porque prefería ir a la cama con otra persona que no eras tu. Yo me pregunto: ¿Primero se convierte la relación en una mierda y luego llega el otro o la otra?, o por el contrario ¿Llega el otro(a) y luego la relación original se vuelve una mierda?. Creo que esto es algo así como la eterna interrogante de: ¿Qué llegó primero el huevo o la gallina?. Yo, por mi parte, me inclino a pensar en que una de las conclusiones de que nuestra

relación sea una mierda es el conocer a

otra o a otro que huela a caramelo y no a la inversa. Esta no es una teoría comprobada, más bien es solo mi opinión. Pero sé que hay muchos otros que gritarán que no es así y también es valida su opinión. Yo viví ambas experiencias y, con dolor en el alma, mi lógica me ha llevado a concluir: “cuando nos vemos en la necesidad de aromatizar el ambiente es porque algo no huele bien”. Así que te recomiendo que no vivas culpando a una tercera persona por haber destruido tu relación de pareja. No vivas insultando o enredándote a los puños con cada tercero que amenaza tu vida de pareja. Reconoce que algo sucede cuando tu pareja

asume esa actitud.

Podrían ser muchas las razones. Pero ya sea porque la relación es una mierda o porque tu pareja no te ama como tu mereces o porque simplemente no puede ser fiel. No importa las razones, reconoce que es tu pareja y nos los demás, el responsable de cada infidelidad. Recuerda que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. 78


Capítulo VII:

Cuando la mierda no está en la sábana...

79


Mi abuela solía decir que la calentura no estaba en la sábana, para referirse a la acción de engañarse así mismo al adjudicarle la causa equivocada a nuestros problemas. A

diario

nosotros

solemos

engañarnos

buscando

causas

y

responsabilidades equivocadas a nuestros problemas. Esto sobre todo sucede cuando la culpa es nuestra. Cuando nuestra relación de pareja falla solemos responsabilizar a la amante, el exceso de trabajo, los vecinos, la familia entremetida, la suegra jodona, las deudas, la rutina, la monotonía, los hijos y muchas otras cosas mas. Te contaré un caso muy particular para el cual traeré nuevamente a nuestro amigo “El Inversionista”. Este hombre lleva ocho años de casado legalmente y nunca ha podido tener hijos con su esposa, ya que ambos tienen problemas. Hace algunos años atrás le fue infiel por primera vez (según dice él) a su esposa con una compañera de trabajo. La pareja de amantes tuvo una relación de un par de meses, que duro hasta que la amante enamorada le pidió al hombre que dejara a su esposa . “El Inversionista” dice amar a su esposa y al terminar la relación con la amante el

hombre se promete a sí mismo dedicarse en cuerpo y

alma a su matrimonio. No volver a fallar, eso es lo menos que debe hacer por su esposa (su mejor inversión). Qué pensarías si te cuento que al par de algunos años “El Inversionista” volvió a ser infiel. Regresó a los brazo del adulterio. Esta vez el destino no le trajo la tentación al trabajo, él la fue a buscar a un par de pueblos de distancia. ¿Qué podríamos pensar esta vez? Acaso, ¿bajaron nuevamente las acciones en la bolsa de valores? Acaso el corazón no soporta vacíos. Acaso él es un cabrón. La realidad es que da igual cualquiera de las anteriores, el final es el mismo. Esta vez el romance fue más profundo, lo llevó más lejos, a sitios 80


insospechados a donde él jamás pensó llegar. En esta ocasión el hombre perdió la cabeza, la cordura y su cuidada planificación para todo. Hasta el punto de que embarazó a esta otra mujer, con la suerte o la desgracia de que el embarazo se perdió en los primeros meses. Ante este incidente las emociones y la cordura de “El Inversionista” prácticamente visitaron las profundidades del infierno. A pesar de lo difícil de la situación “El Inversionista” se comportó como todo un hombre responsable. Apoyó a su amada (la que no era ni su esposa, ni su mejor inversión), estuvo pendiente de todo y realmente sufrió la pérdida del embarazo. Tal vez porque este embarazo resucitó la esperanza de convertirse en padre algún día. Tal vez porque era la única razón válida para poder dejar a la mejor inversión. Así no tendría opciones para escoger y podría sentirse

bien consigo mismo. Podría

consolarse con la idea de que no dejaba a su esposa porque así lo deseaba, sino porque la circunstancia lo obligaba. La gente lo entendería y no serían tan duros con él, ya que se tiene la visión general de que un hijo lo necesitaría más de lo que lo necesitaba su mejor inversión. Luego de la triste pérdida del embarazo, ya no había razón para abandonar esa relación en la que llevaba invertidos ocho años. Entonces sobrevino la crisis entre su amante y él. “El Inversionista” entendió que era hora de aprender de sus experiencias. Tal vez la próxima vez podría costarle la pérdida de su exitoso matrimonio. La esposa tal parece que sospechó que algo andaba mal en su relación y decidió junto a su amado buscar ayuda, justo en el momento en que su amado había decidido dedicarse en cuerpo y alma a su matrimonio. La mujer era católica y a pesar de que el esposo tenía otras bases religiosas, decidieron ir al cura para que les ayudará en su deseo de remendar su relación. Además, había que tomar en consideración que el cura no les llevaría la mitad de su economía como lo haría un terapeuta o un psicólogo. 81


El cura comenzó identificando cuál era una de las causas principales de que aquella pareja que se amaba tanto, tuviera problemas para tener una relación exitosa. Elemental mi querido Watson, el cura señaló que el problema principal era que ellos no se habían casado por la iglesia. Por lo tanto, no habían recibido la bendición de Dios, cosa que los llevaba a donde se encontraban. Por suerte lo único que no tiene solución es la muerte, así que esto podía salvarse. Acto seguido “El Inversionista” procedió a tomar las clases de catecismo, para luego bautizarse y finalmente escuchar las campanas de la iglesia. Esto mantuvo a “El Inversionista” ocupado por un tiempo, alejó los pensamientos que le recordaban constantemente a la otra mujer y mejor aún se sentía un hombre intachable, como siempre ha querido aparentar. Como la fiebre no está en la sábana, al poco tiempo “El Inversionista” se puso en contacto nuevamente con esa mujer que le movía el piso. Como de costumbre le dijo la tortura que vivía al estar separado de ella. Lo difícil que resultaba hasta simplemente respirar. Hablaron sobre todo hasta del deseo tan inmenso que tenía de verla y de estar nuevamente con ella. La mujer por su parte, enamorada hasta la médula ósea también ansiaba encontrarse con él. Asumo que fue difícil para ella escuchar lo de las clases de catecismo, lo del bautizo y finalmente lo de los planes de boda. Aún así, acordaron la cita y estuvieron juntos como si no existiera un mañana, ni una esposa, ni una boda. Al final esta relación con la amante terminó, no sé si porque no había el suficiente amor o el valor suficiente. Aún hoy, esporádicamente, “El Inversionista”, se comunica con su amada en esos momentos en que dice ya no resistir más. Es gracioso pensar en donde se guardan los pensamientos de esposa, boda y confesión con el cura. Acaso el problema real de esa pareja era la ausencia de una ceremonia religiosa al momento de 82


comenzar su relación. La realidad es que “El Inversionista” sería infiel una y otra vez, ya sea con Juana, Petra o Minga. Qué más da el nombre, al final es igual. Porque el problema no es la boda, el problema son los sentimientos. Esa sensación de que algo le faltaba a su relación. Ella es buena, y….. ¿Acaso eso es suficiente? Sólo aquel que desea engañarse a sí mismo, es aquel que busca una razón fuera de sí mismo. Esta no es la única historia que tengo en este tema. Para resumir la idea “la calentura no esta en la sábana” te contaré la historia del hermano de una buena amiga. Esta es una historia corta, menos dramática pero con un gran contenido educativo en el tema. Este hombre al que llamaré “El Viajero” estaba casado y tenía una amante. Atribulado con la dificultad que surgía de ambas relaciones, decidió dejar a su amante y quedarse con su esposa. Esta era una tarea bastante difícil así que para ayudarse un poco concluyó poner mar de por medio entre su amante y él. Acto seguido se mudó con su esposa a los Estados Unidos. ¡Que gracioso! Como si eso te evitara sentir, pensar, desear… Al poco tiempo y cuando ya la piel y el alma no resisten más, “El Viajero” se comunicó con la amante. Comenzó a viajar desde los nuevayores para verse con su amante. Esto fue así hasta que al final “El viajero” decidió mudar a su amante para donde él estaba y dejar a su esposa. Ahora te pregunto yo a ti: ¿Dónde está la calentura de tu relación? Esta en la sábana, el vecindario, la familia agregada, las cuentas… Acaso no te parece que la calentura puede estar dentro de ti, o dentro de ella según sea el caso. Tú decides si deseas seguir perdiendo el tiempo y ver pasar los años en la misma mierda. Todo no está perdido. Ya es hora de que agarres el toro por los cuernos y te dejes de idioteces. Ten valor y reconoce la verdadera causa. Tal vez eres tú, tal vez es ella, tal vez no se aman, tal vez ya no 83


le importa la conveniencia o tal vez están hartos de sostener la falsa que plasmaron un día en un papel. Si esto es así te reto a que hoy seas más inteligente de lo has sido hasta ahora. Los sentimientos no se compran. Tan solo nacen, crecen y a veces por desgracia mueren. Lo más importante es que todos tenemos el derecho a escoger. Tú no puedes escoger a tus padres, tus hijos , tus hermanos pero sí a tu pareja. Así que sé realista y ve en busca de lo que mereces. Si ya lo tienes, aférrate a ella con uñas y dientes, defiéndelo y protégelo.

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Capítulo VIII: Amando más a la mierda que a uno mismo.

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En una conversación con una mujer a la que no sólo aprecio, más aún admiro, comenzamos a hablar sobre nuestras relaciones pasadas. Yo de mi matrimonio ya fallecido y ella de su casi por poco matrimonio. A ella la llamaré “La Sobreviviente”. Reconozco que estuve unos minutos largos para encontrar este seudónimo que es el que me parece ideal para otorgarle, luego de salir viva de algunas experiencias que en algunas ocasiones le destrozaron el corazón y en otras la autoestima. En esa ocasión me narró con lujo de detalles lo que fue su relación con aquel novio con el que casi comete el acto suicida de casarse. Quiero que se entienda que cuando me refiero a acto suicida no lo digo por el hecho de casarse. Aunque muchos no lo crean, yo sí creo en el matrimonio, lo digo por el hecho de planificar casarse con un hombre que no la amaba y más bien la veía como su “mejor inversión”. “La Sobreviviente” me relató la dinámica en que se desarrollo aquella relación. Él era un hombre tímido e inseguro, de poca o prácticamente ninguna familia, pocos amigos, poca ropa (en realidad pasada de moda), pero mucha suerte de haberse topado con mi amiga “La Sobreviviente”. Recuerdan ese refrán que dice: “se juntó el hambre y la necesidad”, pues creo que describe este caso. Mi amiga estaba ya en los veintitantos y con la mayoría de sus amistades casadas o emparejadas. Él, pues necesitando una seguridad, de alguien que representara un futuro mejor al que había tenido. Conveniencia, dependencia, compañía, apoyo, ayuda, dolor, penas, tristezas, buenos recuerdos, malos recuerdos, todos y cada uno de estos matices se dieron dentro de aquella relación de mierda. Como todas con sus altas y sus bajas. Como diría un paciente de rehabilitación, unos días menos

malos

que

otros.

Así

se

llevó

a

cabo

una

relación

de

aproximadamente 3 años. Aprovecho para reconocer y admirar que “La Sobreviviente” tiene un nivel de aguante increíble. Ella me platicó como la llegada de aquel hombre comenzó a cambiar su vida. Como de ser 86


rubia pasó a ser castaña, dejó de usar rojo en sus uñas y sus labios, dejó de salir con sus amigos, se dedicó a agradarlo, a ser quien él quería que ella fuera. En fin se dedicó a vivir para él, porque después de todo, así debe ser si uno quiere mantener una relación, según dicen algunos. Todo tiene su precio y ella estaba pagando el precio para que aquel “hot body” fuera no sólo su novio, mejor aún su futuro esposo. El pequeño detalle de este caso, es el mismo de muchas parejas, cuando uno vive para el otro y el otro vive para sí mismo. Pude sentir la indignación en aquella conversación. Como ella revivía cada cosa hecha o dejada de hacer en aquellos tres años. A pesar de tomarle trabajo, al final me dijo que él no la amaba y que peor aún, a él le daba vergüenza salir con ella. En realidad nunca salían a un club, ni a encontrarse con amigos, ni a actividades comunes de dos tórtolos que aún no conocen la presión de un matrimonio. El no propiciaba ninguna salida y si ella lo sugería disimuladamente él no mostraba interés o ponía alguna excusa. Cuando ya ella veía la causa perdida o se cansaba de su actitud de mierda, optaba por la estrategia de formar una discusión hasta que él accedía a llevarla al cine y luego cada cual para su casa. Ella le regaló infinidad de cosas, quería agradarle, quería mejorarlo o tal vez quería darle la mejor razón por la cual seguir con ella. Hablamos y hablamos, cada vez quedaba más molesta con aquel individuo y su descarada actitud de haber encontrado la fabulosa gallina de los huevos de oro. “La Sobreviviente” no era sólo fabulosa con él, también era muy maternal, dispuesta a ayudar y facilitarle la vida. Por si esto no fuera mucho, ella tenía una fabulosa familia, una de las principales carencias del novio. Al final de la conversación yo le pregunté a “La Sobreviviente”, ¿por qué ella duró tanto tiempo en esa relación? y ¿por qué aún después de todo aquello ella seguía con los planes de boda? De entrada, y sin 87


pensarlo mucho, me respondió que estaba enamorada de él. Luego hubo un instante de silencio y como aquel que quiere ser honesto consigo mismo me dijo, “tenía miedo de no encontrar otra persona con quien llegar a casarme”. Uff, ¿qué se supone que digamos luego de una confesión como esa? Además, ¿cuántos de nosotros no hemos estado alguna vez en esos zapatos? El que este libre de una situación así en su vida que sea el primero en decir yo. Todos hemos sentido miedo, el problema es cuando ese miedo nos paraliza, nos detiene, nos congela y no nos permite reaccionar. No nos permite gritar “BASTA... yo valgo, yo no soy peor que tú”. ¿Quién no ha tenido miedo alguna vez?, miedo a no poderse casar, a no encontrar a alguien mejor, a quedarse solo, a ser abandonado, a que te dejen en la calle, a no poder echar para adelante, a ser tildado de malagradecido, de mujerzuela o peor aún, a tener que arrepentirnos y virar con el rabo entre las patas

para que nos recojan nuevamente.

Todos, definitivamente, todos hemos viajado en ese mismo barco alguna vez, ya sea como piloto o polizón. “La Sobreviviente” logró salir. Huyó antes de atarse a quien no la veía como la excelente mujer que es. De ese que jamás le daría el valor que merecía. De ese que tal vez nunca la dejaría porque una inversión como aquella no volvería a aparecer. Ella si es “La Sobreviviente” pero le costó mucho y lo peor es que las huellas quedaron muy marcadas. Terminó con su autoestima echa una mierda, porque después de todo que

más

puede

salir

de

la

mierda,

sino

es

más

mierda.

“La

Sobreviviente” tuvo que luchar mucho para volver a creer en sí misma, para entender que “perdiendo se gana”. Ella perdió un futuro matrimonio y se ganó a sí misma. Recuperó una mujer increíblemente inteligente, realista, sumamente emprendedora y capaz de sobrevivir en cualquier ambiente. Ganó además una experiencia que le ayudó, tal vez la hizo más dura, más fuerte, muy sarcástica pero sobre todo le dejó claro que 88


“uno no debe dejar de ser para hacer que otro sea”. Este capítulo también podría llamarse “quiérete a ti mismo y nunca serás parte de la mierda”, otro título podría ser “mientras más te quieras,

menos

tiempo

estarás

nadando

en

la

mierda”.

“La

Sobreviviente” no es la única, este mundo está lleno de sobrevivientes, pero también está lleno de perdedores. De todos aquellos que decidieron querer más a otro que a sí mismo. Me molesta cada vez que escucho que el divorcio es un fracaso y discúlpenme los que así piensan, pero yo lo miro desde otro cristal. Para mí el divorcio en muchas ocasiones es un logro. Un logro de aquel que descubrió que lo que tenía no servía. De todo aquel que ha decidido que no será infeliz por no aparecer en una estadística o por no dar que sentir a una familia que cree que la unión es hasta que uno o ambos mueran. El unirte a una persona es una elección que debe traer consigo una experiencia, aunque difícil, enriquecedora. Debe hacerte caminar la vida de manera feliz, aunque trabajosa. Si no tienes lo que mereces, mi hermano, huir es un logro y no un fracaso. A tono con este tema de quererse a uno mismo, conozco también a un joven al que llamaré “El Narcisista”. Este joven tiene algunos 20 años y el caso que relataré de él, no es el de su relación con otra persona, es de la relación más importante, la relación consigo mismo. Lo llamo “El Narcisista” porque es la palabra que sus padres usan para resumir

su

actitud

y

el

amor

que

se

muestra

a

mismo.

Constantemente se retrata, le gusta mimarse, darse gusto, en realidad él entiende que es merecedor de cosas buenas. Como diríamos mi mejor amiga y yo, ¿y eso es malo? ¿Por qué nos molesta alguien así?, ¿porqué lo criticamos, lo juzgamos y lo llamamos “narcisista”?. Acaso no es válido amarse a uno mismo, complacerse, ¿por qué tenemos que resignarnos a esperar que sean otros los que nos muestren ese tipo de sentimiento?. ¿Qué pasa con aquel que no tiene la suerte de encontrar 89


quién lo quiera y lo ame así?, ¿deberá vivir en la eterna espera?... A pesar de que yo me adoro, estuve leyendo un libro que se titula “Aprendiendo a quererse a sí mismo” del autor Walter Riso. Pienso que nunca se sabe lo suficiente de cómo amarse a uno mismo y que en la mayoría de los casos nos sentimos culpables de ser buenos con nosotros. Las personas dicen que uno no debe hablar bien de uno mismo, que eso deben hacerlo los demás y si lo haces te tildan de arrogante. Recomiendo que lean el libro, este nos ayuda a liberarnos de esos

sentimientos

que

nos

impiden

tratarnos

como

la

persona

importante que somos. Este libro es excelente para todo aquel que vive su vida dando a otros lo que no puede darse a si mismo. Como parte del aprendizaje obtenido a través del libro quiero resaltar y compartir con ustedes algunos de los aspectos que consideré más importantes y vitales que un ser humano debe practicar día a día para lograr el amor y la admiración propia para luego poder ofrecer lo mismo a los demás. Desde que nacemos se nos ha enseñado que “es mejor dar que recibir”. Esto ha fortalecido el deseo de ser primero de otros que de nosotros mismos. Por ejemplo, es muy común ver que la mujer (ama de casa, esposa y madre) cocina y le sirve a toda la familia y luego que todos están instalados comiendo entonces ella procede a servirse. Esto no está nada mal, de hecho se ve con muy buenos ojos. Comúnmente oímos a la gente decir, “es que ella es tan sacrificada” y esto es un excelente halago para una mujer. El problema está en que el extremo de ambas cosas hace daño. El ser altruista nos hace olvidarnos de que nosotros existimos y el ser egoístas nos hace olvidarnos de que los demás existen. Es como un sube y baja, el cual es difícil mantener nivelado. Vivimos orientados en pensar “hacia el exterior” y nos olvidamos que en el interior existe alguien igual o más importante, uno mismo. 90


Estamos enfocados en complacer, satisfacer, ser aprobados y no pensamos en aprobarnos nosotros mismos. No se nos educa para querernos, ni valorarnos, ni para reconocer nuestras cosas buenas. Sin embargo, se nos enseña a alagar y a rendir méritos a otros, pero después de todo ¿cómo podemos dar lo que no tenemos? Aquí entran en juego los aspectos de auto concepto, autoestima, auto imagen y auto eficacia los cuales se desarrollan a cabalidad en el libro que les mencioné. Hay una frase del poeta Runbeck que dice: “La felicidad no es una estación a la cual hay que llegar, sino una manera de viajar”. Por tanto debes quererte, ser feliz en el trayecto, disfrutar el día a día. Esto no puede suceder si no te das importancia y haces que los que te acompañan también te la den. Vive con pasión, pasión hacia la vida, hacia lo que tienes y hacia lo que eres. Alguien que no te respete, que no te valore, que no te vea como a un igual, que se aproveche, que te maltrate, que te hiera, alguien así no puede ni podrá acompañarte a viajar en el barco de la felicidad. Es por esto que el respeto y el valor no son un privilegio, son un derecho de cada uno de nosotros. No esperes a que te lleguen por caridad, exígelos y lucha por ellos, queriéndote y respetándote tú primero. Recuerda que no todos logramos llamarnos “sobrevivientes”, algunos en realidad no logran salir para poder seguir siendo ellos mismos.

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CapĂ­tulo IX:

La estrategia equivocada a la hora de querer salir...

92


Una vez reconocemos que la relación no vale ni un centavo, ¿Por qué no salimos de ella? Esta es la pregunta de los 64,000 chavitos y lo peor es que ni nosotros mismos encontramos la respuesta. Podrían haber infinidad de razones. Algunas de estas

razones son conocidas por

todo aquel que nos conoce (valga la redundancia), otras conocidas sólo por nuestra pareja y nosotros, otras conocidas sólo por nosotros y otras conocidas sólo por nuestra pareja. No sé cuál sea la estrategia perfecta o más conveniente para salir de una relación. Al menos las que conozco al parecer funcionan porque ya he salido con vida de algunas cuantas relaciones. En mi opinión una de las mejores estrategias es apoyarte a ti mismo. Una vez decidas salir de la relación, no seas aliado de la otra persona, sé tu propio aliado. Estoy más que segura que si decides o has salido de esa relación razones de peso has tenido. Tal vez tú no lo hayas decidido, tal vez el otro(a) lo decidió por los dos. Que más da, es igual. La realidad es que ya no estás allí. Quieras o no eso fue lo que te tocó. Y sabes, creo que en realidad aunque te duela, pienso que es lo mejor que te pudo haber pasado. Porque no debes estar con alguien que no te quiere, ni mucho menos desperdiciar la vida en alguien a quien uno no ama o no le conviene. Se que de todos modos es doloroso, pero no puedes enfocarte todo el tiempo en el dolor de ya no estar al lado de esa persona. Esa es una estrategia equivocada. Si haces eso los años pasarán y tú seguirás sumido en el hoyo de la pena, la depresión, la soledad y muchos otros sentimientos que no te permitirán sacar los pies del plato. Reconoce tu realidad. Ya no estas allí, ni ella está aquí contigo. Pues entonces eso no es algo que puedas evitar, eso ya es un hecho. Empieza hoy una nueva actitud: Levántate, lávate la cara, la boca, péinate y sal a la terraza a ver el nuevo día que comienza.

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Esto es lo que aún no ha podido hacer mi buen amigo “El culpable”.

Hace un par de semanas atrás estuve reunida con él.

Dialogamos de muchas cosas y fue una noche estupenda para ambos, por lo menos eso pienso yo.

Creo que es bueno hablar, conversar y

dejar salir eso que a veces no te permite ni dormir. Te contaré la historia de mi amigo. Un hombre con mucho a su favor para ser feliz.

Su mayor problema es que no ha logrado aún

después de ocho años de separación, aceptar que su relación ya murió y seguir su vida hacia adelante. En mi opinión porque ha utilizado la estrategia equivocada. Posiblemente porque en realidad no desea desprenderse de sus sentimientos. Tal vez porque sabe que es lo único que mantiene a su lado a esa otra persona que hace mucho tiempo ya no esta. “El Culpable” comenzó su relación cuando tenía tan solo algunos 18 años. Ella por su parte era mucho mayor, asumo que por 10 años aproximadamente. Se hicieron pareja y convivieron por algunos años. No tuvieron hijos en común, pero ella ya tenía tres de su relación anterior. Como toda pareja atravesaron por muchas situaciones. Unas provocadas por ambos, otras tal vez por la inmadurez e inexperiencia que resulta de unirse a un hombre de tan solo 18 años. El por su parte tenía problemas con la bebida y tal vez eso contribuyó a ponerle al vaso la última gota que faltaba. Fueron muchas cosas, pero el final el mismo. Ella decidió terminar y ese fue el momento en que la vida de “El culpable” se vino abajo. Jamás superó eso. Ya hoy han pasado ocho años y parece que fue ayer. Posiblemente una de las razones por las que no ha podido desconectarle las máquinas a esa relación es porque él se siente culpable y responsable de todo lo sucedido y del fatal desenlace. Me

contó

la

tortura

que

lleva 94

desde

entonces.

Como

los


pensamientos le quitan el hambre, el sueño y la paz. Como tiene constantemente pensamientos en los que visualiza a su ex sosteniendo relaciones con algún nuevo amor. Ha recurrido a todo, pero nada ha logrado hacer que supere la pérdida en la cual se siente ser el único responsable. Claro, después de todo también en este libro el es “El Culpable” . Me narró cómo fue el culpable de la ruptura y cómo ella es la mejor de las mejores. ¿Ustedes creen que esa es la verdad totalmente? Yo por mi parte pienso que el panorama no es totalmente como él lo ve. No deseo quitarle la responsabilidad, pero pienso que en una ruptura de pareja la responsabilidad es compartida, independientemente el por ciento con el que cargue cada cual. Ahora, debemos pensar si en realidad después de ocho años lo importante sea encontrar el culpable. Esa es una de las estrategias equivocadas, que en este caso han llevado a mi amigo a no poder sobrellevar su pérdida. La relación ya no existe y seguir castigándote a ti mismo no es la solución. Ya basta de pensar en lo que debiste hacer y no hiciste. En lo que hiciste y no debiste haber hecho. Eso está bien que lo pienses al principio con el propósito de no repetirlo en tu próxima relación. Ya es hora de que dejes de ser el culpable, porque mantenerte con ese sentimiento hará que se te haga imposible soltar lo que ya no existe. Sabes, ¿por qué hoy debes de dejar de ser el culpable? Porque el culpable

siempre

quiere

otra

oportunidad.

La

oportunidad

de

reivindicarse, de demostrar que aprendió la lección, de probar que en la próxima será diferente. Mientras tú sigas siendo el culpable te seguirás auto castigando con pensamientos y acciones que te sumergen en el fracaso y el dolor. Porque en el fondo piensas que eso es lo que merece el culpable. Sabes, no seas tú más el culpable. Si de verdad deseas salir

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debes ayudarte a ti mismo. Solo así serás capaz de bajar la palanca del toilet y le dirás adiós a eso que ya son sólo desperdicios tóxicos. Otra estrategia equivocada a la hora de querer salir de una relación que no nos convienes es pensar que al terminar con esa persona hemos perdido la joya del Nilo. Por Dios, seamos realistas y dejémonos de idioteces. Esa persona no es perfecta al igual que tú, ni yo tampoco lo somos. ¿Por qué, desde que acabaste la relación, te empeñas en encontrarle virtudes que antes jamás pudiste verle? Es algo ilógica esa actitud. Piensa, analiza y haz un recuento de lo sucedido. ¿Cuántas veces estando en la relación pensaste que te habías unido a la persona incorrecta? ¿Por qué razones pensaste eso? Tanto tú como yo sabemos que esa otra persona tenía sus aspectos positivos, pero también tenía muchísimos otros negativos. ¿Cuántas veces, mientras estuviste a su lado, te encargabas de quejarte constantemente de sus actitudes, sus defectos y sus molestias? ¿Por qué entonces, ahora te empeñas en torturarte con la idea de que perdiste la octava maravilla? ¿Por qué te aterras pensando en que nunca encontraras nada mejor, o peor aún alguien que al menos se le parezca? Es hora de que, si ya tomaste la decisión, empieces a jugar a tu favor y no en tu contra. Si esa decisión fue tomada consciente y con el debido análisis, entonces está sustentada en hechos y no en la imaginación de algo que parece y no es. Quítate la pena de tu mente. Jamás podrás dejar a alguien a quien le tienes pena. Esta es otra estrategia equivocada. Él no merece tu pena. Las relaciones se forman en mutuo acuerdo. Ambos lo desean y se sienten cómodos con la decisión. Pero si eso cambia en el transcurso cada uno es libre de tomar la decisión más adecuada y conveniente. Deja la pena y deja el odio. El odio por su parte te ayudará a escapar, pero te mantendrá en la mente a la persona y la situación. El 96


odio no es una buena estrategia para despojarse de esa relación. Ese sentimiento es progresivo. Va acabando contigo y con tu paz aún estando a kilómetros de distancia. El agradecimiento tampoco es algo que te ayudará. Es importante ser agradecido pero eso no significa que entreguemos nuestra vida para pagar lo que libremente ha dado la otra persona. Es importante portarnos bien con nuestra pareja, demostrar cuánto apreciamos lo que hace por nosotros día a día. Pero esa no puede ser la razón por la que permanezcas al lado de esa persona. El ser agradecido forma parte de un estilo de vida pero no puede ser el lazo que mantiene unida a una pareja. Otra cosa que debes tener en mente es no resistirte. No hagas el papel de una represa. Tarde o temprano tendrás que abrir tus compuertas. Si esa persona ya tomó la decisión de salir de la relación, dale su espacio y déjala ir. De nada te servirá resistirte. La resistencia sólo retrasa y complica lo que ya es inevitable. Todo seguirá su curso y el único que se quedará atrás serás tú. Acepta los cambios a pesar de no haberlos elegido tú. La vida es dinámica trae altas y bajas, buenos y malos momentos, pero todos son transitorios. Enfréntalos, acéptalos y trabaja con ellos. Es importante que siempre tengas en mente que debes actuar a tu favor y no en tu contra. Ayúdate y verás que el sol saldrá para ti aún en los días de lluvia.

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CapĂ­tulo X:

Enganchando los guantes

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No con todo lo que he dicho aquí debemos pensar que todas las relaciones son una mierda. Si pensáramos así de qué valdría entonces buscar y entablar nuevas relaciones si de antemano vamos a pensar que terminarán en lo mismo. Esto le pasa a muchos hombres y mujeres a diario. Esta actitud de derrota es mucho más común de lo que pensamos, sobre todo en aquellas personas divorciadas que salen de su relación con la autoestima destruida. Ha pasado en un sinnúmero de ocasiones que estando en una barra escucho a uno de mis amigos (ya separado o divorciado) quejarse de que ha perdido la habilidad de acercarse a una mujer, de piropearla, de invitarle una cerveza o tan siquiera de preguntar si anda sola. Se quejan de que no son los mismos de antes de haber comenzado su relación pasada. Que no se atreven, que le temen al rechazo. Por otro lado estamos nosotras las mujeres (sin que ellos lo sepan) montadas en el mismo barco. Muchas salimos de una relación con nuestra auto imagen hecha una mierda. Nos sentimos gordas, feas, viejas y un sinfin de cosas más. No nos atrevemos a entablar nuevas relaciones. Tenemos miedos y traumas no resueltos. Pensamos que todos son iguales o peores al anterior. Que nadie nos va a mirar con buenos ojos y que no habrá ningún loco capaz de cargar con la gallina y los pollos. Muchas personas enganchan los guantes después de alguna o algunas malas experiencias. Pero yo me pregunto ¿qué hace una persona cuando compra un carro y este le sale un limón? Acaso lo esperado, no es que se compré otro automóvil, preferiblemente de otra marca. Esto, esta impulsado por varios factores: la necesidad de transportación y la idea de que otra marca es una nueva oportunidad para una experiencia diferente y mejor. Si esa nueva marca también no sale lo que esperaba, acaso no espera un tiempo en lo que es posible cambiarlo nuevamente. Todavía no he conocido personas que por haber 99


comprado un auto y este carro haber resultado un fracaso, la persona decida caminar a pie el resto de su vida. No digo con esto que las relaciones sean como los autos, ni tampoco que una mujer o un hombre se deba cambiar con la facilidad que cambiamos nuestra ropa interior. El concepto que quiero resaltar es el derecho y el deber de nosotros mismos a intentarlo. Intentar ser felices, porque después de todo ese es el deber de cada persona al llegar a este

mundo. Esto

no

significa,

ni justifica que

debamos ser

irresponsables y vivir la vida haciendo daño con la excusa de buscar nuestra felicidad. Lo cierto es que debemos reconocer que estamos llamados a, dentro de nuestras posibilidades, alcanzar la felicidad y reconozco que inevitablemente hay gente que sale lastimada en el proceso, incluyéndonos en muchos de los casos a nosotros mismos. Una de las cosas que he aprendido a través de mis años es que no hay satisfacción más grande que la que produce el intentar. Intentar todo aquello que desearías obtener. Desde las cosas más pequeñas hasta las más grandes y complejas. Sólo puede haber uno de dos resultados: lograrlo o no lograrlo. ¿No es acaso de eso que se trata la vida?, de ganar y perder. No podemos ser tan ciegos e ingenuos de creer que siempre vamos a ganar o por negativos de

el con contrario tan derrotistas y

pensar (aún sin intentarlo) que no vale la pena y que

después de todo no lo lograremos. Si no lo obtenemos, al menos nos iremos con la tranquilidad de que “lo intenté, pero no se pudo”. Por eso te recomienzo que te lances a cada reto que te presente la vida, incluyendo aquellos relacionados al amor. No te resignes a vivir pensando que hubieses podido ser feliz de haberlo intentado. No hay cosa peor que vivir pensando que no somos felices por causa de nuestra cobardía. Se valiente que intentarlo no cuesta nada. Después de todo dicen que no hay peor gestión que la que no se hace.

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CONCLUSIÓN

Después de todo lo anterior, ¿qué piensas tú?. Posiblemente lleves años preocupado de lo que piensan todos los demás. Hoy yo te pregunto, ¿qué piensas tú de todo lo que has vivido y qué visualizas de lo que te resta por vivir? Te reto a que si ya enganchaste los guantes, vayas y te los coloques nuevamente. Si aún los tienes, no te los quites ni pal carajo. Las cosas no siempre son lo que parecen y tus malas experiencias no son el retrato de lo que será toda tu vida. Las mejores experiencias están más cerca de lo que parece. Para esto debes descartar todo aquello que no sirve, que no te hace feliz, que no te llena, que no te da alegría. Debes desintoxicarte y estar listo para lo mejor. Yo por mi parte busco el amor, simplemente una buena relación, porque sé que la perfección no existe. Alguien que me ame y que desee ser amado con pasión y locura. Que me deje ser libre aún estando totalmente a su lado. Que me mueva el piso con solo mirarme. Que desee luchar junto a mí en esta titánica tarea de formar y mantener una relación de pareja. Como parte de la conclusión para este tema voy a compartir contigo las últimas palabras del personaje Cary Grant, protagonizado por la actriz Sarah Jessica Parker, en la serie Sex & The City: “Existen aquellas relaciones que te llevan a cosas nuevas y exóticas. Otras que

son viejas y

conocidas. Las

que

te

hacen

cuestionarte. Las que te llevan a lo inesperado. Las que te llevan lejos de donde comenzaste y las que te regresan. Pero la relación más emocionante, desafiante e importante de todas es la que se tiene con uno mismo y si encuentran a alguien que las ame, ÁMENLO. Porque eso es maravilloso”. 101


Solo me resta por decirte que te ames

y te reconcilies contigo

mismo. No podrás dar lo que no tienes. Si no te amas, te valoras, te respetas, te consideras y te mimas, nadie lo hará por ti. Luego de que logres fortalecer esa relación estarás listo para retomar tu viaje en esta larga y difícil jornada que llamamos vida. Tú decidirás entonces si continuas con tu equipaje, si necesitas deshacerte de algunas cosas para hacerlo más liviano, o si por el contrario debes botarlo y buscar otro que se asemeje más a ti. Solo recuerda que el mañana no te pertenece. Piensa bien las cosas antes de tomar la decisión, pero si ya sabes lo que debes hacer, no te sigas torturando. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Tú mereces ser feliz. Retrasar las cosas solo te hará invertir el tiempo que puedes usar para mejorar tu existencia en esta tierra, en algo que al final no resultará. Cualquiera sea tu decisión, sé que será la mejor y que podrás con ella. Cree en Dios, en ti mismo, en el amor, en el futuro y en que la felicidad también se hizo para ti.

Sabes; yo doblo la apuesta y voy a ti. Así que lánzate ya!!

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CONFESIONES DE UN HOMBRE:

Nunca había entendido porqué las necesidades sexuales de los hombres y las mujeres son tan diferentes entre si... Nunca había entendido todas esas idioteces de que las mujeres son de Venus y los hombres de Marte. Nunca había entendido porqué los hombres piensan con la cabeza y las mujeres con el corazón. Pero una noche, mi esposa y yo nos fuimos a la cama, empezamos a acariciarnos, el inevitable agarre de tetas, el trasero, etc. La cuestión era que ya estaba lista y en ese momento, me dice: “Ahorita no tengo ganas mi amor, tan sólo quiero que me abraces!" (me lo dice con una cara muy cínica) ¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? Entonces me dijo las palabras mágicas de toda mujer: "No sabes conectarte con mis necesidades emocionales como mujer" ¡NO JODASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS! Al final, el asunto era que esa noche no iba a haber pelea, guarde los aceites afrodisíacos, apagué las velas, quité el CD de Alejandro Sanz, (en ese momento casi siempre funciona) apagué el equipo de sonido, guardé la champaña y demás. Me eché un baño con agua friiiia a ver si podía calmar a la "bestia" y me puse a ver "Discovery" a todo volumen para no dejar dormir a la hija de mi suegra. Después de un rato me quedé dormido..... Al día siguiente fuimos de compras al mall, entramos a una tienda, me fui ver relojes mientras ella se probaba tres modelitos carísimos… Como mujer al fin no podía decidirse por uno u otro y le dije que se llevara los tres. Entonces me dijo que necesitaba unos zapatos que le hicieran juego a $400.00 el par, le contesté que me parecía bien. Luego fuimos a la sección de ropa sport, de donde salimos con unas chamarras con plumas y una bolsa Luis vuitton o alguna cosa de esas. ¡Estaba bien emocionada! Yo creo que pensaba que me había vuelto loco, pero de todas maneras las traía. Pienso que me estaba poniendo a prueba cuando me pidió una faldita muy corta dizque para jugar tenis, si no sabe ni correr, mucho menos jugar tenis. 103


Entró en "shock" cuando le dije cómprate todo lo que quieras. Ella estaba casi excitada sexualmente después de todo esto; entonces dijo la palabra mágica de toda mujer: Ven papito lindo, mi "gordo hermoso" (y otras pendejeras que dicen las mujeres), ¡Vamos a pagar! Fue aquí cuando, de repente faltando solo una persona para pagar le dije: "No mi amor, creo que ahora no tengo ganas de comprar todo esto"... De verdad (ojala le hubieran visto la cara), se quedó pálida cuando le dije: Tan solo quiero que me abraces. Empezó a poner cara de que se iba a desmayar, se le paralizó la parte izquierda del cuerpo, le dio un tic nervioso en el ojo derecho y entonces le di el golpe final cuando le dije: “No sabes conectarte con mis necesidades financieras como hombre”

Moraleja: En una relación no hagas lo que no te gusta que te hagan a ti. Entiende las necesidades de la otra persona y aprende a vivir con las diferencias.

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Consejos para mantener tu relación alejada de la mierda…

Se tu mismo desde el principio.

Enamórate de quien se enamore de ti.

No estés con alguien que solo te demuestre su amor dentro de cuatro paredes.

Date tiempo para conocer a esa persona de la manera más realista posible.

No mires lo que quisieras que fuera, fíjate en lo que es realmente.

Reconoce tus defectos y virtudes desde el principio y hazlo saber a esa otra persona.

Acepta quien es, no es posible vivir tratando de cambiar a la otra persona.

Establece tus metas personales y déjalas saber desde un principio.

Establece las metas como pareja y familia antes de convivir.

Establece qué cosas son aceptables para ti, cuáles son negociables y cuáles serían razón definitiva para una ruptura.

Ama pero siempre respetando el espacio personal. No hay sensación peor que sentirnos hostigado por nuestra pareja.

Dejen claro cómo será el manejo de las finanzas una vez convivan. Toma en cuenta que muchas parejas rompen por no poder manejar ese aspecto.

Solo da el paso de unirte definitivamente si estas realmente preparado y enamorado de esa persona. Toma en cuenta que no es lo mismo verse por ratos que compartir el mismo espacio día y noche.

No estés con alguien a quien tienes la necesidad de mentirle.

No estés con alguien a quien le temes.

Comparte con alguien en quien confías, sino serás una víctima constante de la duda.

Únete definitivamente a alguien que también desea dar ese paso. No trates de obligar las cosas. Al final todo se irá a pique y te reclamarán constantemente que tú fuiste el que tomó la decisión por los dos. 105


No lo trates como a tu hijo. El es tu pareja.

Si tu pareja comete faltas, reconócelo. No lo justifiques todo el tiempo. Eso luego se irá en tu contra.

No le hables mal de su familia y menos en una discusión.

Si te molesta algo, señálalo en el momento. No esperes a una discusión para sacar cosas viejas.

Si tiene hijos de su relación anterior, dale espacio para que comparta con ellos. No te impongas en todo momento. Recuerda que ellos estaban antes de ti y no tienen la culpa de lo sucedido en la relación anterior.

Demuestra que la casa es de los dos y ambos tienen el mismo derecho.

El te escogió y esa es prueba suficiente de que te quiere en su vida y eres importante. Nada lo obliga a estar contigo, así que no necesitas competir constantemente con su entorno (familia, trabajo, amigos, iglesia…) para probar eso.

No seas infiel, te harás más daño a ti mismo. Al final tendrás dos relaciones a medias.

Lee, aprende de cosas que le gusten para que puedas siempre tener temas de conversación.

Sorprende a tu pareja siempre que puedas.

Halaga a tu pareja. Dile lo bien que se ve, lo mucho que lo deseas, cuánto te enloquece.

Haz el amor siempre que puedas.

Trata de que siempre haya un espacio para estar solos.

No te eches todas las tareas y responsabilidades de la relación. Terminarás exhausto y una persona cansada no puede dar lo menor de si.

Suelta algunas cosas y pide ayuda cuando la necesites. Eso hará que tu pareja se sienta importante en tu vida.

Fomenta las cosas que más le gustan y ten tú las que te gustan a ti. Así sabrás qué cosas hacer en ese tiempo en que él esté realizando sus actividades. 106


Planifica cosas tú y no estés siempre esperando que sea el otro el que sugiera.

Cuida tu apariencia física, es importante para tu autoestima y para la percepción que tu pareja tiene de ti.

No atosigues a tu pareja con los problemas de tu trabajo. Solo coméntale alguna situación esporádica en el que desees su opinión.

Si tienes problemas busca ayuda desde el principio. No esperes a que se joda la relación para buscar un milagro.

Si ya no lo amas, busca la manera de terminar la relación.

No seas oportunista, no lo utilices. Si no es bueno para unas cosas no es bueno para otras.

Cuando estés con coraje no hables mal de esa persona. Recuerda que la gente no olvidará tus palabras una vez te hayas reconciliado.

Si desea irse, déjalo libre. No te humilles por alguien que no te quiere. ¡Quiérete a ti mismo!

Si después de intentarlo todo no funciona, mándalo a la mierda o mejor dicho sal tú de la mierda en la que te encuentras. No te culpes, después de todo somos responsables de nuestras acciones, pero no podemos controlar las acciones de las demás personas.

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Reír por no llorar... Si al final de todo decides seguir viviendo en la mierda aquí te dejo 20 principios que te ayudarán a mantenerte felizmente atado a ella.

Entrena tu mente día y noche para vivir la más mierda y cabrona rutina.

Soporta con paciencia las carbonerías del amor de tu vida.

Cuando la inmadurez de tu pareja se haga cargo de algunos asuntos, no te preocupes que los resultados le enseñarán a ese cabrón a pensar mejor.

Acepta con sabiduría el dejar de ser tú, para lograr no saber quién carajo eres.

El objetivo más importante será ir descuidándote hasta que tu apariencia ya no sea humana.

Si tu pareja se siente deprimida déjalo que se joda así aprenderá a no deprimirse tanto.

Si aún estando con tu pareja te sientes solo, no te preocupes que tienes todo bajo control.

En momentos difíciles exclámale a tu pareja: “Ay, lo que es la vida y su destino”, para que no se de cuenta que tú fuiste el hijo de puta que lograste esos momentos.

Adelanta el paso de hablar en las diferencias, encojónate desde el principio ya que como quiera terminarás así.

Si el alcohol representa un problema en tu hogar, emborráchate tu también. !Coño, no rompas por eso!

Mantén tu fe cuando lleves algunos años en la relación, para entonces ya sabrás nadar y hasta bucear en la mierda.

Piensa a menudo en cómo era todo al principio, todo aquel amor celestial y olvida como son y serán tus infernales días.

Cuando ya terminen su vida sexual y hallan pasado a otro nivel, ya entonces serán hermanos. Así que alégrate pendejo ahora son familia 108


de sangre. 

Tu pasión será siempre joderlo todo.

Si se ven pocas horas al día aprovecha cada uno de esos momentos para joderlo todo. Si por el contrario están juntos todo el tiempo, no te esfuerces mucho todo se joderá solo.

El método más antiguo para transformar la mierda en diarrea es irse a vivir con los suegros.

Jamás seas infiel no habrá en el mundo quien te joda más que tu pareja.

No te esfuerces por recibir el premio a la excelencia, que como quiera terminarás ganando “El cabrón cuernazo”.

Nunca intentes ahogar a tu pareja, recuerda “la mierda flota”.

Vive con fe pensando en que cuando muera ese hijo de puta será el fin de tu maldito calvario.

Aportación de: Mitchel

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AGRADECIMIENTO

Agradezco profundamente a cada uno de los que de alguna manera hicieron posible la realización de este libro. En especial a mi gran amiga Karilyn Meléndez y mi prima Maribel Velásquez quienes desinteresadamente colaboraron en el proceso de edición de cada una de estas páginas. A mi amigo Wally quien hizo gratuitamente tan bello diseño grafico para la portada. A cada uno de mis amigos quienes depositaron hace muchos años su confianza en mi y colaboraron con sus vivencias. A cada lector de mis borradores por el apoyo y motivación que me demostraron desde el comienzo de esta loca idea. A mis familiares por aceptarme tal cual soy y estar orgullosos de mi. Por su apoyo a pesar de que desnudo mis vivencias en cada una de estas páginas, aún sabiendo que serán criticadas y juzgadas por muchas personas. A mi mejor amiga Sari por su tiempo, las noches de janga, las sangrías compartidas, sus vivencias expresadas, su apoyo incondicional en cada loquera que se me ocurre y sobre todo por sus oídos cuando los he necesitado. Finalmente agradezco a Dios, mis hijas y mi madre por ser compañeros de vida en mi mente, alma y corazón.

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Nacida el 10 de mayo de 1974 en Ponce, Puerto Rico. La autora es graduada de la Universidad de Puerto Rico, donde obtuvo un grado de bachillerato en Psicología y Salud Mental. Posee una Maestría en Administración de Empresas con una Especialidad en Mercadeo de la Universidad Católica de Puerto Rico. “Mi relación es una mierda y yo me resisto a salir de ella” es un libro que trata la realidad de las relaciones de pareja, desde sus comienzos hasta el momento en que hay que decidir mejorar lo que tenemos o simplemente desprendernos de ello para ir en busca de algo mejor”. Te aseguro que no podrás dejar de leer este libro una vez comiences. En el transcurso te reirás, tal vez llorarás, pero lo más importante es que analizaras el momento de la vida en el que te encuentras. Posiblemente las experiencias de otras personas te ayuden a valorar lo que posees o desprenderte de eso que ya no te funciona. Pero lo mejor de todo es que comprenderás que soltar algo que no funciona no es el fin de tu existencia, porque en la mayoría de los casos eso es solamente el principio para una nueva y mejor experiencia de vida.

Si deseas ponerte con contacto con la escritora puedes comunicarte vía email a la siguiente dirección: elbajanice@hotmail.com

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