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Revuelta violenta de negros salvajes

Todavía hay gente por ahí que anda hablando plepla, que gracias al “descubrimiento” hablamos español, y peor, que hablamos mal español, “no como los colombianos”, etc. Son los mismos que defienden el “buen español, refiriéndose al idioma “correctamente hablado y escrito” desde la Academia Real de la Lengua. Y es cierto que las lenguas tienen sus reglas que se aprenden cuando uno va a la escuela. ¿A cuántos cibaeños no los humillaron por hablar con la i? Sin embargo, un “sin embargo” laaaaargo, el idioma cambia y muchas palabras se corroen y sustituyen las originales o cogemos prestado de otros y hacemos una nueva, al no tener nosotros la misma fonética, “un guachimán”, por ejemplo. Todo con el fin, no escrito, de hacer evolucionar el habla. “Cambia, todo cambiaaaa…” cantaba Mercedes Sosa con la verdad incuestionable de la vivencia. Por eso no hablamos como el Quijote.

En Argentina, específicamente en Rosario, se celebró, hace unos años un congreso de la Lengua Española e invitaron a Roberto Fontanarrosa, un dibujante y escritor fabuloso e incómodo. Un gran admirador del fútbol y un humorista fino, amigo de Serrat y asiduo en el bar El Cairo. Pocos saben que trabajó, en muchos guiones, con “Les Luthiers”, el grupo de músicos que maravilló a América Latina por años. En el Congreso, “El Negro Fontanarrosa”, como se le conoce, defiende las “malas palabras” como parte normal del idioma. A continuación, parte de su ponencia:

“…lo que ocurre es que a mí se me ocurrió hablar sobre las “malas palabras” y hay apoyo popular por lo que escucho. Repito, no sé qué tiene que ver con esto de la internacionalización que, aparte, ahora que pienso, ese título, lo habían puesto para decir, bueno, una persona que logra decir correctamente internacionalización es capaz de ponerse en un escenario y hablar algo. Es un test que han hecho. Algo tendrá que ver, algo tendrá que ver el tema de las malas palabras, por ejemplo, con lo que decía el amigo escribano. Se nota que es tan polémica la mesa que es la única que le han asignado un escribano para controlar lo que se dice en ella. Él decía,

Catorce puntos de la semblanza de un sacerdote

Vanessa Angulo: sinónimo en RD de belly dance

Fontanarrosa, entre el fútbol y las malas palabras

por ejemplo, de la ausencia, por ahora, del español en la tecnología, y en la computación. ¿Qué tiene que ver eso con las malas palabras? Al menos lo que he insultado yo cada vez que se me va un texto en la computadora, creo que es un aporte real. En cuanto al intercambio, me ha tocado… él mencionaba el escribano, el libro “puro fútbol”… me ha tocado acompañar a la selección argentina en los partidos en Latinoamérica y el intercambio que hay, en esos casos, de este lenguaje, es de una ri-

Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”. Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso”.

queza notable. Es más, en Paraguay nos gritaban “comegatos” y que eso es estrictamente para los rosarinos, un rosarinismo. Yo lo que planteo, obviamente no voy a lanzar una teoría, ni nada, ni tengo capacidad para eso, pero me parece que es un ámbito más que apropiado, un congreso de la lengua, para plantearse preguntas, ¿no? Yo como casi siempre hablo desde el desconocimiento (…). l

El secreto de la palabra “pelotudo” - que no sé si está en el Diccionario de Dudas - está en la letra “t”. Analicémoslo
El investigador Antonio Vidal Ortega, en un articulo titulado “El negro comegente”, narra la revolución negra de Haití en el siglo XVIII. P.6 Monseñor De la Rosa y Carpio publica, en ocasión de su cumpleaños 84, 14 puntos de una semblanza que le realizó la PUCMM. P.9 La bailarina Vanessa Angulo, considerada el rostro de la danza oriental, habla de su carrera en una entrevista. P.10 elCaribe, SÁBADO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2023 elcaribe.com.do
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historia de la medicina

Doctor Rubén Andújar Pimentel

salón de la fauna

neral y Cirugía Torácica en el Hospital St. Mary de la ciudad de New Jersey, en el Setton Hall College of Medicine en New York y en el Municipal TBC Sanitarium de la ciudad de Chicago, todos en los Estados Unidos de Norteamérica.

Uno de los rasgos sobresalientes del Dr. Andújar es su permanente afán de aprender, lo que le llevó a realizar estudios complementarios y cursos sobre temas como la cirugía hepatobiliar, esplénica y pancreática, así como sobre la hipertensión portal en el 1961. De igual forma sobre manejo de problemas quirúrgicos en el 1971, sobre manejo de pacientes críticamente enfermos en el 1980 y sobre administración hospitalaria en el 1985. En 1962, ocupó el cargo de Jefe del Servicio de Cirugía General del Hospital Dr. Rodolfo de la Cruz Lora y en 1963, inició sus labores en el Hospital Dr. Luis Eduardo Aybar como Jefe del Servicio de Cirugía General y en el período 1982 al 1985, ocupó la dirección del Hospital.

Su carrera como docente inició en el 1966 como Profesor Provisional de Semiología Quirúrgica, Patología Quirúrgica II, Cirugía Torácica y Clínica Quirúrgica en la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en 1971 ya es nombrado como Profesor Adjunto y en 1993 Profesor Titular. Fue Director y Coordinador del Departamento y Cátedra de Cirugía de la UASD en el 1974. Del 1970 al 1974 fue Miembro del Consejo Técnico de la Fa-

cultad de Ciencias de la Salud. Con el aval de la UASD en el 1975

En un encuentro de egresados de esa residencia realizado en el 1998, sus alumnos expresaron: “ El Dr. Andújar Pimentel, reconocido

zos para hacer de esta residencia una

tima atención en el campo quirúrgico bajo la mística de la honestidad y la mas estricta ética profesional”. El Dr. Andújar fue además Profesor de la Universidad Iberoamericana y de la Universidad Central del Este.

Realizó múltiples publicaciones científicas en el Boletín del Hospital Luis Eduardo Aybar, en la Revista Medica Dominicana y en revistas del extranjero como el MTS Boletín de Chicago. Escribió el capitulo de Neumotórax Espontáneo del libro de Urgencias Médicas del Dr. Guarocuya Batista del Villar, y coautor del libro “El Hospital Dominicano para el año 2000” publicado por la Secretaria de Estado de Salud Pública y la Organización Panamericana de la Salud en el 1984. Ha sido Presidente de la Asociación Médica Dominicana, del Colegio Dominicano de Cirujanos, de la Sociedad Dominicana de Neumología y Cirugía Torácica.

En el 1993, fue exaltado como Maestro de la Medicina Dominicana por la Asociación Médica Dominicana, y en el año 2000, la Presidencia de la República Dominicana, le otorgó el premio a la Excelencia Profesional. De igual forma el Colegio de Cirujanos de la República Dominicana le otorgó su máximo galardón: Maestro de la Cirugía Dominicana.

Falleció en 2020. En este espacio nos parece que sería muy pertinente designar al Hospital Clinico Quirúrgico de la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar con el nombre de este extraordinario cirujano y profesor. l DR. HERBERT

William Ruto

(DÉCIMA CIBAEÑA)

De la tribu e Kalenjin

Que no ta en ningún mapa

Una jirafa la tapa

En laj savana sin fin

Ruto cogió ei maletín

Y pa la ONU se fue

Allí se tomó un café

Junto a Lui Abinadei

“Pa’llá no hay na de comei Yo se lo dejó a uté.

Allá en su Kenia Natai

Ruto vive cuai Pachá

Con roncito y con coñác

Solo pai tiempo matai

No lo vaya a moletai

Con fuñendaj de Haití

No tengo familia allí

Dijo bien encojonao

Búquense un Tarzán jabao

Pue no me muevo de aquí.

l JOSÉ MERCADER

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Derivados de las palabras malas

No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer. La pregunta es ¿por qué son malas las malas palabras?, ¿quién las define?, ¿son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto? Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural. Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba “boca-

sucia”, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando. Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. ¡Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos juegos ingenuos! Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”. Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color, pero sé que cuantos más matices tenga uno, más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irrem-

Fontanarrosa, por Mercader.

plazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física. No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto puede incluir un problema de disminución neurológica, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo” - que no sé si está en el Diccionario de Dudas - está en la letra “t”. Analicémoslo. Anoten las maestras.

Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”. Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vi-

gía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía… Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso. Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva. Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar”. l lll CONGRESO DE LA LENGUA ESPAÑOLA, ROSARIO, ARGENTINA 2004 https://www.youtube.com/ watch?v=iSMnSjK_C0M&ab_ channel=estebanchesaudade

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<VIENE DE LA PORTADA Dibujos de Fontanarrosa.

En este pueblo no hay ladrones (1)

Durante aquella luminosa y cálida noche de invierno en Canadá, de la cual hablé hace unos días, me enfrasqué tanto en la lectura que los cien años de soledad de García Márquez se me agotaron en unas cuantas horas y me quedé con hambre, con el apetito de la curiosidad abierto de par en par. Al pasar el tiempo me fui enterando de muchas otras cosas que suceden en Macondo. La mayoría de los escritos de García Márquez se desarrollan en Macondo o son macondianos, aunque no se mencione el nombre. En Macondo sucedían o suceden y seguirán sucediendo todas las cosas que escribió García Márquez hasta el fin de los tiempos, como todavía sucede en la Odisea y sucede en el Quijote y sobre todo en Comala.

Digo Comala y Macondo porque son ciudades emblemáticas, aunque situadas en dimensiones opuestas. En Comala — el México de Juan Rulfo—, todos los habitantes están muertos. Se vive una tristeza que cala los huesos. En Macondo — la Colombia de García Márquez—, todos los habitantes están locos.

Las cosas que allí suceden no tienen nombre. En uno de los cuentos que el autor cuenta con esa magia que parece sobrenatural alguien sueña que va a pasar algo y comienza a decir que aquí va a pasar algo y al final, de tanto decirlo, pasa algo. La gente abandona el pueblo por miedo a lo que puede pasar.

Una vez pusieron un cine y lo destrozaron una semana después porque el artista que representaba un papel y moría apareció vivo la semana siguiente en otra película y la gente no toleró la burla y rompió todas las sillas. Igual pudieron haberle pegado fuego al cine:

«Deslumbrada por tantas y tan maravillosas invenciones, la gente de Macondo no sabía por dónde empezar a asombrarse. Se trasnochaban contemplando las pálidas bombillas eléctricas alimentadas por la planta que llevó Aureliano Triste en el segundo viaje del tren, y a cuyo obsesionante tumtum costó tiempo y trabajo acostumbrarse. Se indignaron con las imágenes vivas que el próspero comerciante don Bruno Crespi proyectaba en el teatro con taquillas de bocas de león, porque un personaje muerto y sepultado en una película y por cuya desgracia se derramaron lágrimas de aflicción, reapareció vivo y convertido en árabe en la película siguiente. El público que pagaba dos centavos para compartir las vicisitudes de los personajes, no pudo soportar aquella burla inaudita y rompió la silletería. El alcalde, a instancias de don

Fotograma de la película En este pueblo no hay ladrones. F.E.

Bruno Crespi, explicó mediante un bando que el cine era una máquina de ilusión que no merecía los desbordamientos pasionales del público. Ante la desalentadora explicación, muchos estimaron que habían sido víctimas de un nuevo y aparatoso asunto de gitanos, de modo que optaron por no volver a ir al cine, considerando que ya tenían bastante con sus propias penas, para llorar por fingidas desventuras de seres imaginarios».

García Márquez era tan ocurrente que envidiaba a su abuela porque a él lo obligaban cada bendita noche a cepillarse los dientes y tenía que dormir con ellos puestos mientras la abuela ponía cómodamente los suyos en un vaso de agua y al otro día se los volvía poner.

Antes de «Cien años de soledad» había escrito un cuento que es toda una radiografía de la vida de un apartado pueblo de Colombia, un pueblo que no puede ser otro que Macondo, o por lo menos otro Macondo. Lo absurdo del título es de por sí macondiano: «En este pueblo no hay ladrones».

¿A quien se le ocurre pensar que pueda haber un pueblo sin ladrones? Aquí entre nosotros, donde los ladrones asoman por dondequiera la cabeza, sería punto menos que imposible.

Sin embargo, lo cierto es que en el dichoso pueblo de marras no había ladrones hasta que el joven Dámaso se mete en el salón de billar y como no encuentra dinero ni otra cosa de valor se roba tres bolas, dos blancas y una roja.

Su mujer, encinta de varios meses, lo espera levantada con el corazón en la boca. Había hecho todo lo posible para que Dámaso desistiera de su empeño, pero al llegar lo recrimina por la exigüidad del botín. Dámaso dice que apenas había unos

centavos en la caja registradora, le cuenta una historia que los vecinos desmienten al día siguiente. Había dinero en abundancia —dirá la gente—, y otras cosas valiosas. El ladrón, decía la gente, había arrasado con todo, incluyendo la pesada mesa de billar. Lo decía «con tanta convicción que Dámaso no pudo creer que no fuera cierto».

«El sol calentó tarde. Cuando Dámaso despertó, hacía rato que su mujer estaba levantada. Metió la cabeza en el chorro del patio y la tuvo allí varios minutos, hasta que acabó de despertar. El cuarto formaba parte de una galería de habitaciones iguales e independientes, con un patio común atravesado por alambres de secar ropa. Contra la pared posterior, separados del patio por un tabique de lata, Ana había instalado un anafe para cocinar y calentar las planchas, y una mesita para comer y planchar. Cuando vio acercarse a su marido puso a un lado la ropa planchada y quitó las planchas de hierro del anafe para calentar el café. Era mayor que él, de piel muy pálida, y sus movimientos tenían esa suave eficacia de la gente acostumbrada a la realidad.

»Desde la niebla de su dolor de cabeza, Dámaso comprendió que su mujer quería decirle algo con la mirada. Hasta entonces no había puesto atención a las voces del patio.

»—No han hablado de otra cosa en toda la mañana —murmuró Ana, sirviéndose el café—. Los hombres se fueron para allá desde hace rato.

»Dámaso comprobó que los hombres y los niños habían desaparecido del patio. Mientras tomaba el café, siguió en silencio la conversación de las mujeres que colgaban la ropa al sol. Al final encendió

un cigarrillo y salió de la cocina.

»—Teresa —llamó.

»Una muchacha con la ropa mojada, adherida al cuerpo, respondió al llamado.

»—Ten cuidado —dijo Ana. La muchacha se acercó.

»—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Dámaso.

»—Que se metieron en el salón de billar y cargaron con todo —dijo la muchacha.

»Parecía minuciosamente informada. Explicó cómo desmantelaron el establecimiento, pieza por pieza, hasta llevarse la mesa de billar. Hablaba con tanta convicción que Dámaso no pudo creer que no fuera cierto.

»—Mierda —dijo, de regreso a la cocina.

»Ana se puso a cantar entre dientes. Dámaso recostó un asiento contra la pared del patio, procurando reprimir la ansiedad. Tres meses antes, cuando cumplió 20 años, el bigote lineal, cultivado no sólo con un secreto espíritu de sacrificio sino también con cierta ternura, puso un toque de madurez en su rostro petrificado por la viruela. Desde entonces se sintió adulto. Pero aquella mañana, con los recuerdos de la noche anterior flotando en la ciénaga de su dolor de cabeza, no encontraba por dónde empezar a vivir».

Si por casualidad se hubiera metido a robar en la iglesia y se hubiera llevado la estatua de la virgen y violado al cura y al monaguillo las consecuencias no hubiesen sido tan desastrosas ni para el pueblo ni para Dámaso. l

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Apuntes de infraestructura

El Barroco de Indias

PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com

El barroquismo americano se acrece con la criolledad, con el sentido del criollo, con la conciencia que cobra el hombre americano, sea hijo de blanco, venido de Europa, sea hijo de negro africano, sea hijo de indio nacido en el continente […] la conciencia de ser otra cosa, de ser una cosa nueva, de ser una simbiosis, de ser un criollo…

El franciscano español Fray Juan de Zumárraga (1468-1548), primer obispo de la diócesis de México, funda en 1536 en Tlatelolco, ‘ciudad gemela de Tenochtitlan’, el Colegio de Santa Cruz de Santiago. Y millares de indios se hacen “músicos, cantores, pintores, calígrafos, gramáticos, filósofos y lingüistas” en los doce o quince años que pervive la escuela. Los indios ilustrados colaboran en la creación del Herbario, “el primer libro compuesto en América sobre remedios médicos indígenas [...] y también el primer libro que demuestra el arte pictórico y la ciencia botánica de los indios”, como escribiera el ilustre historiador mexicano Fernando Benítez.

El misionero franciscano Toribio de Benavente (más conocido como Motolinia) relata: “Los indios han salido grandes pintores después que vieron las muestras e imágenes de Flandes y de Italia que los españoles han traído”. Los franciscanos de Quito fundan en 1543 la primera escuela suramericana de artesanos indígenas.

De 47 pintores documentados en Cuzco durante el período virreinal, 35 eran indios, siete mestizos, cuatro españoles y uno italiano. En el curso del siglo XVI cristaliza en México el estilo Tequitqui, palabra náhuatl que significa ‘subsidiario’.

Técnicas precolombinas y mitologías antiguas se incorporan a las decoraciones, las esculturas y las pinturas. Pumas en lugar de leones, mazorcas de maíz que sustituyen los racimos de uvas de las columnas salomónicas, caballeros-águilas aztecas... ideologías antiguas entre los anagramas del Renacimiento.

A las nuevas tierras vienen las obras del miniaturista aragonés Ferrer Bassa, como también los lienzos del gótico-renacentista Pedro Berruguete y los del hispanoflamenco Fernando Gallego. La vida del Señor, de la Virgen y de los Santos resplandece en el caballete español. El ojo ibérico descubre las caras, mas no el paisaje. La grave coloración del nuevo escenario (de rojos, tierras, negros) favorece la demasía en el volumen, en tanto los dorados

multiplican el copioso acento decorativo. En la pintura el mestizaje es calmoso. El pincel europeo se aferra al espíritu replegado sobre sí mismo. A las provincias españolas de ultramar llegan estampas de las grandes obras del Renacimiento. América, sin embargo, es cosa distinta. Leonardo y Rafael dibujan con la razón. Piero della Francesca divide el espacio en el ‘justo medio’. Será preciso, pues, esperar al Caravaggio, a Rubens, a Zurbarán, a Velázquez...

La expresión americana niega la simetría y los espacios vacíos. El horror vacui es una esencia urgida de libertad, de abismos, de tinturas, de cadencias impacientes. Y de aquel “vitalismo en extrema ten-

jeto aislado, una claridad ‘relativa’ supeditada al efecto general. Allí cabe, incluso, la antinomia nietzscheana: frente a lo ‘apolíneo’ del Renacimiento, lo ‘dionisíaco’, lo ‘fáustico’ del Barroco.

Pero el Barroco de ‘aquí’ no es el Barroco de ‘allá’. “El Barroco de América —apunta Pedro Henríquez Ureña— difiere del Barroco de España en su sentido de la estructura, cuyas líneas fundamentales persisten dominadoras bajo la profusión ornamental”. Alejo Carpentier, de su lado, señala: “América, continente de simbiosis, de mutaciones, de mestizajes, fue barroca desde siempre. [...] ¿Y por qué es América Latina la tierra de elección del Barroco? Porque toda simbiosis, todo mestizaje engendra un barroquismo [...] Nuestro mundo es barroco por la arquitectura, por el enrevesamiento y la complejidad de su naturaleza y su vegetación, por la policromía de cuanto nos circunda, por la pulsión telúrica de los fenómenos a que estamos sometidos”.

En los grandes centros urbanos del Nuevo Mundo el Barroco cristaliza, sustancialmente, como un arte reasentado. Las imágenes vienen de Murillo y de Mena, de Zurbarán y de Rubens. Las tallas en madera proceden de Juan Martínez Montañés, el autor de un capolavoro: ‘Cristo en la Cruz’. De Francisco Pacheco, maestro y suegro de Velázquez, serán las normas: María adolescente, vestida de azul y blanco, coronada de estrellas, con la luna bajo sus pies y arcos de luz en derredor. El Nuevo Mundo, sin embargo, hubo de imponer su sello. Iglesias, retablos, esculturas y pinturas nacen bajo la mirada del mestizo americano. Dos estilos predominan: uno, culto y europeizado, reciamente inspirado por los grabados flamencos, españoles e italianos; el otro, popular y reluctante a las ideas europeas, ejecutado por maestros anónimos en un estilo decorativo, de colores brillantes y expresión candorosa que evoca el arte popular y la tradición medieval en la representación.

sión”, de ese “impulso potentísimo e incontenible hacia lo ilimitado”, del “hervor tumultuoso de lo impreciso y dinámico” ha de nacer la esencia artística del Nuevo Mundo: el Barroco americano… el Barroco de Indias.

Wölfflin discierne las claves: frente a la visión clásica renacentista de perfilados contornos y superficies, el Barroco tiende a lo pictórico, a captar la apariencia óptica fugaz. Frente a la composición en planos, la composición en profundidad. Frente a la forma cerrada, la forma abierta. Frente a la unidad compositiva lograda por la armonía de partes autónomas, la subordinación de todo a un motivo primordial. Frente a la claridad absoluta de cada ob-

En la América virreinal de los siglos XVII y XVIII los nombres son abundantes y crean escuelas: en Quito, en Cuzco, en Potosí, en México, en Lima, en Popayán, en La Paz, en Ouro Preto, en Bahía. Las imágenes avivan el dogma con un fulgor inédito. Ahí están José Cortez de Alcocer, Antonio Albán, Manuel de Samaniego y Miguel de Santiago. Y también el indígena Diego Quispe Tito, el Maestro de la Almudena, Leonardo de Flores, Gaspar Miguel de Berrio, Miguel Cabrera, José Joaquín Magón y Sebastián López de Arteaga. En las figuras policromadas de Legarda, del Aleijadinho y de Caspicara (el indio Manuel Chili) se recubren de levísimas fosforescencias los enigmas de la fe.

Vestigios de zambo y mestizo y mulato hirviendo en el crisol colonial. Huellas del instinto creador en la enormidad del sendero americano. Ornamento que suplanta arcanos y conjuros en un espacio circular, sin inicio ni término. Claro que sí: es el Mundo Nuevo subyugado por Europa. Y, al mismo tiempo, es el viejo continente transterrado a la comarca inédita. Bolívar dirá luego: “No somos blancos, no somos indios, no somos negros: somos un pequeño género humano aparte”.

Todo aquello, sucedido hace siglos en esta mitad del mundo. En este metafórico destino americano donde nos tocó abrir los ojos y existir. l

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Escuela de Cuzco: Diego Quispe Tito (1611-1681). Escuela de Minas Gerais: Antonio Francisco Lisboa, “Aleijadinho” (1738-1814).

El negro comegente

antoninovidal@pucmm.edu.do

Afinales del siglo XVIII la revolución negra de Haití estremeció el sistema de plantación del mundo Atlántico afectando la economía capitalista de la vieja Europa, la revolución francesa y tras los procesos de independencia de la América continental los proyectos políticos de la construcción de las nuevas naciones. De hecho, durante el siglo XIX y gran parte XX la revolución fue demonizada como una revuelta violenta de negros salvajes, al menos hasta la aparición en 1938 de The Black Jacobins, de C.L.R. James, que la reivindicó como la más destacada revolución contra el colonialismo moderno, la esclavitud y el racismo. Por primera vez se cuestionó el orden imperial, aunque, todo este proceso político representó una pesadilla para las sociedades esclavistas del continente americano. Cerca de las dos terceras partes de la inversión extranjera estaba en la producción esclavista de azúcar, añil, café, algodón y cacao. Los esclavizados se impusieron les grands blancs, es decir, los criollos locales y a los afranchis, mulatos libres y propietarios. Su fuerza y su rabia, entre 1793 y 1798, venció al ejército contra revolucionario francés, rechazó la invasión española y derrotó a una expedición británica compuesta por 60.000 soldados. Lograron la abolición de la esclavitud en

Saint Domingue y la Española en 1801 y derrotaron a las tropas napoleónicas que perdieron más de 50 mil hombres. Finalmente, en 1804 se creó el segundo Estado Nación en el continente americano tras los Estados Unidos, 67 años antes que llegase al mismo término Alemania.

Este acontecimiento histórico que dislocó el orden geopolítico Atlántico y cuestionó el orden capitalista imperial unió a todos en la construcción de un relato que hace de Haití, como sostiene, Carlos Jauregui, una colección de historias de horror e imágenes estereotipadas; canibalismo, zombis, magia negra, violencia sexual… Por tanto, la revolución fue descrita, a pesar de su naturaleza, como un evento terrorífico cuyo espíritu que viene del pasado y amenaza el presente y el futuro afecta directamente a la identidad dominicana.

Un relato colonial fruto de este proceso histórico que alimenta un nacionalismo ideologizado y desvirtuador es la leyenda del negro comegente. Un temible asesino en serie de finales del siglo XVIII que afectó el imaginario cultural dominicano. Este homicida puso en jaque a las autoridades con asesinatos y brutales mutilaciones. Se decía que era un brujo que bailaba alrededor de sus víctimas mientras agonizaban, que los desmembraba y que coleccionaba trofeos de sus cuerpos. Los crímenes descritos en los diferentes cuentos de la misma historia son homicidios, incendios, muerte de animales, destrucción de labranzas…etc. Así, desde entonces las autoridades empezaron a asociar crímenes y revolución. Al comienzo la leyenda se mostraba como un síntoma de debilidad de la parte española pa-

ra defenderse de la invasión. Más tarde el negro fue pluralizado y sus crímenes se dieron por toda la geografía española de la isla y se empezó a suponer que la situación estaba conectada con la revolución y con procesos de resistencia interna y local. A pesar del celo de la Audiencia al final del período colonial por capturarlo la búsqueda resultó infructuosa y las averiguaciones sobre los responsables de los delitos siempre fracasaron.

El relato se mantuvo en el siglo XIX y se refleja en la novela decimonónica. Los Episodios Nacionales, del novelista, cartógrafo, historiador y vicepresidente de la República Casimiro Nemesio de Moya se apoyó en una fuente nueva para potenciar el relato. El testimonio de la mujer, los hijos y la nieta que al parecer habitaban en las cercanías de Puerto Plata. Se trata de una reelaboración literaria costumbrista de documentos históricos y tradiciones orales. La ficción literaria hizo del comegente nuevamente un asesino en serie, en esta ocasión, con nombre propio, Luis Beltrán un mulato atractivo que sabía leer y escribir, pero que viajo al lado francés y aprendió la hechicería vudú de los negros carabalises que lo instruyeron también en el canibalismo. Al igual que el comegente colonial no sustraía dinero ni alhajas, sino que asesinaba personas y desbarataba propiedades. Beltrán dejó de ser el negrito trabajador que sabía leer y escribir y se convirtió en un negro africano comegente. Haití lo despojó de su identidad dominicana, hispana y católica. La influencia bárbara de los descendientes de esclavizados de Saint Domingue lo llevó al vu-

duismo y la antropofagia. Finalmente, el comegente fue capturado por un labrador conocido que lo llevó a la capital donde fue condenado a la horca.

Dos cosas destacan de esta vieja leyenda para el complejo presente que vivimos con nuestros vecinos. Primero, que el legado del comegente corresponde a la amenaza de su vuelta y esto equivale al regreso de Haití, la mezcla racial y la desvirtuación religiosa. Segundo, que la historia del triunfo del campesino hispánico y católico que salva a la patria se convierte en una narrativa nacionalista y triunfalista anti haitiana sobre la retirada de los invasores en 1805. Un giro que construye una alegoría nacional aferrada al miedo. Si el comegente era un caníbal en cuerpo de hombre, la comunidad haitiana en su conjunto es un cuerpo político que amenaza la nación. Desafortunadamente el nacionalismo extremo dominicano, como evidenciamos a diario en las redes sociales, en el presente se define en ese terror racista y anti haitiano. Tal vez para resolver los graves problemas que nos aquejan haga falta un poco de voluntad para resetear el relato y así encontrar soluciones a los problemas conjuntos que padecemos sino seguiremos ahondando en la distancia. Al fin y al cabo somos una solo isla y la paz siempre es más constructiva. l

Connected Worlds: The Caribbean, Origin of Modern World. “This project has received funding from the European Union´s Horizon 2020 research and innovation programme under the Marie Sklodowska Curie grant agreement Nº 823846.

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ANTONINO VIDAL ORTEGA DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS CARIBEÑOS PUCMM.

Tensión en el Río Masacre: la guerra fronteriza de 1963 entre haitianos

“Que Dios libre a los haitianos de agredirnos”, expresó el capitán del Ejército de RD, Leandro Manuel Medina, tras las tropas rebeldes haitianas cruzar la frontera

LENIN RAMOS lramos@elcaribe.com.do

El Río Masacre ha sido testigo de varias crisis políticas y sociales entre la República Dominicana y Haití, al ser la única división entre los dos países. En la actualidad, debido a su falta de poder institucional y descontrol político, Haití se enfrenta nuevamente a desacuerdos con nuestro país. Por eso, esta semana, la Zona Retro rememora aquel 23 de septiembre de 1963, cuando las balas, las muertes y la sangre cubrieron el territorio de Dajabón.

Inicio del caos

La madrugada del 23 de septiembre del 1963, tropas rebeldes al mando del ex general haitiano León Cantave fueron aplastadas por el Ejército regular del dictador de Haití, Francois Duvalier, en un intento fracasado por capturar la población de Juana Méndez, ubicada a unos tres kilómetros de la ciudad de Dajabón.

Los insurgentes, unos doscientos diez, fuertemente armados, iniciaron el ataque alrededor de las cinco de la madrugada. Fueron perseguidos por más de quinientos soldados del Ejército de Duvalier, quienes los obligaron a huir hacia la parte fronteriza en territorio dominicano, incluido su líder, el ex militar Cantave.

Los rebeldes comenzaron a cruzar la franja fronteriza, unos heridos y otros ilesos. Por lo menos, una veintena de ellos estaban heridos, uno de gravedad por haber recibido un balazo en el pecho.

Zona fronteriza despejada

Los moradores de Dajabón impactados por el sonido de los proyectiles y el estruendo de la batalla entraron en pánico y optaron por abandonar la ciudad, desplazándose para Loma de Cabrera, Montecristi, Sabana Larga y Santo Domingo.

La decisión de abandonar la zona fronteriza se debió a que numerosos proyectiles de los lanzados por las tropas en combate atravesaron el legendario río Masacre, que divide la República Dominicana de Haití, penetrando en algunos hogares y edificios públicos.

Injerencia dominicana

El capitán del Ejército dominicano, Leandro Manuel Medina, consideró la riña entre ambos militares haitianos de poca importancia, y dijo que “Dios libre a los haitianos de agredirnos”.

Luego de cruzar la frontera, por un punto desconocido, el ex general Cantave, furioso enemigo de Duvalier y quien fue jefe de estado mayor de su Ejército, fue conducido a un avión que había sido enviado por la comisión mixta de las Fuerzas Armadas y trasladado a la base aérea de San Isidro en la capital, junto a los periodistas que se encontraban allí.

En esta línea, permaneció en el despacho del jefe de estado mayor de la Fuerza Aérea Dominicana, general de brigada Miguel Atila Luna, unos minutos, y luego según se dijo, era esperado por el ministro de las Fuerzas Armadas, mayor general Víctor Elby Viña Román, para las decisiones finales que se tomarían respecto al caso.

Por su parte, el Presidente Juan Bosch,

que hasta entonces desconocíaque era un conflicto interno en Haití, había enviado un ultimátum al gobierno de Duvalier, amenazando con bombardear el palacio de gobierno en Puerto Príncipe si el supuesto ataque no cesaba en un término de 3 horas. En esta línea, el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor García Godoy solicitó una rápida convocatoria al órgano de consulta de la Organización de Estados Americanos (OEA) para notificar la presunta agresión.

Medidas tomadas por las autoridades dominicanas

Los rebeldes que lograron cruzar la frontera trajeron consigo sus armas, las cuales fueron confiscadas por el gobierno dominicano. Entre estas armas, habían dos morteros de 60 milímetros; cuatro ametralladoras 30 livianas; una bazuca, 6 metralletas, dos pistolas también 45 de combate, y 17 fusiles Garam calibre M-1.

Los haitianos heridos fueron trasladados al hospital de Dajabón, donde recibieron atenciones médicas. Los que resultaron ilesos fueron llevados a la fortaleza Beller del Ejercito Nacional.

Se mantienen de pie

Cantave había dicho que el pequeño grupo todavía permanecía en la lucha, co-

mandado por Fred Baptiste.

El ex militar haitiano negó la participación de Pierre Rigaud, así como también que miembros de los ton ton macoutes les atacaron. Especificó que solo fueron atacados por las tropas de Duvalier, más de cinco mil soldados, armados con bazuca, rifles, pistolas y otros equipos de guerra.

Cantave, de 53 años de edad, ya había intentado derrocar a Duvalier en diversas ocasiones. En esa ocasión señaló que el derrocamiento iba a depender de como el reducido grupo que permanecía en Juana Méndez, antigua población dominicana, se reagrupara y pudiera conseguir armas y aviones que ataquen al dictador.

Comisión investiga

Debido a que el gobierno dominicano creyó que el haitiano estaba atacando esta población fronteriza, cuando muchas de las balas disparadas por ambos bandos caían en la localidad. Fue enviada a la zona una comisión mixta de las Fuerzas Armadas para indagar sobre el sangriento incidente.

La misión de las Fuerzas Armadas determinó que en ningún momento fue agredido el territorio dominicano por las fuerzas de Duvalier. Sin embargo, fue un enfrentamiento entre soldados duvalieristas y rebeldes mandados por Cantave lo que provocó el caos y el desalojo de toda el área.

Exhortación

La Organización de los Estados Americanos (OEA) exhortó a los presidentes de República Dominicana y Haití impedir nuevos incidentes en la zona fronteriza de los países. El presidente del consejo de la OEA, Gonzalo Facio, había dicho en telegramas enviados a los dos mandatarios que enviaría, en caso de ser necesario, una comisión a la región fronteriza si con ello se lograba atenuar la tirantez. l

7 Cultura
elCaribe, SÁBADO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2023 elcaribe.com.do
OGM Central
El ex militar y líder de los rebeldes León Cantave descendiendo del avión militar que lo condujo a la base aérea de San Isidro. OGM
de Datos zona retro
Tres del grupo de rebeldes fueron detenidos en la fortaleza Beller de Dajabón, después de intentar tomar la población haitiana de Juana Méndez. OGM Parte de las armas utilizadas por los rebeldes haitianos para atacar el Ejército de Duvalier fueron exhibidas en la fortaleza militar de Dajabón. OGM Grupo de haitianos heridos en el enfrentamiento fronterizo ingresados en el hospital de Dajabón. OGM

SÁBADO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2023 elcaribe.com.do

“Anthropos Parásitus (en la era del Antropoceno)” II

El artista Fernando Calzada a través de su obra en la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales, nos invita a ser más conscientes y empáticos con la naturaleza. La educación desempeña un papel de trascendental importancia en este sentido, porque el conocimiento nos permite percibir la realidad de manera objetiva. Es esencial cuidar nuestros ríos y bosques, y limitar el consumo de productos que contaminen el medio ambiente. De no tomar medidas oportunamente, terminaremos asfixiándonos con nuestra propia inmundicia, como advierte el artista en su obra. La República Dominicana tiene todas las condiciones para convertirse en un modelo en cuestiones medioambientales. Es impresionante la cantidad de afluentes con los que cuenta el territorio nacional, así como el área de bosque. Sin embargo, lamentablemente, gran parte de nuestros ríos es-

obras el libro vive

tán contaminados, y no se ha invertido adecuadamente en plantas de tratamiento de aguas, además de la tala masiva de árboles y los incendios de manera indiscriminada. El Estado debe emprender un plan de acción con urgencia que nos permita recuperar la vitalidad de nuestros recursos naturales. La modernización de los estados aporta ciertas comodidades, pero también conlleva terribles consecuencias. La miseria que transmite la ribera del río Ozama sensibiliza mucho. Las casuchas endebles y corroídas presentan un estado de hacinamiento que, al observar lo entremezclado y abigarrado en la obra de Calzada, podríamos establecer un símil en relación con el estado negativo que genera el contacto del ser humano con la naturaleza. Esta relación, con voluntad y trabajo en equipo, puede transformarse en una experiencia positiva. Generar viviendas dignas, sanear nuestros ríos, clasificar la basura y depositarla en lugares adecuados, así como ornamentar y rodear con árboles el entorno, marca la diferencia. Que esta advertencia de Calzada nos sirva de lección para respetar cada vez más la naturaleza y trabajar en su preservación. Vivir en un medio sin contaminación, reduce el riesgo de enfermedades. El acceso a agua potable, aire puro y fresco, nos permite un nivel de vida óptimo. Debemos aprender a cuidar y preservar el medioambiente, cuando se logra, la satisfacción es plena. l

cine

crítica arte crítica

ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com

Elefante Blanco

El cineasta argentino Pablo Trapero dirige cine de observación. Sí, porque es difícil decir de alguien que “dirige cine” de tal cosa y que le salga tan bién como a este cineasta argentino. Y una vez más muestra su maestría en los planos secuencia. Así es como planta su marca en cada uno de sus filmes: secuencias de gran intensidad dramática, filmadas sin corte en un juego escénico de exquisito lirismo. Ahora bien, esa tendencia y/o marca es claro que no obedece a una necesidad de expresarse como artista, sino de búsqueda de la narrativa que mejor exprese a sus personajes y el contexto, incluso cuando la trama gana gran evolución, son los personajes los que más le inquieta desplegar. En ocasiones, como esta, el local donde se desarrolla la trama es un barrio que actúa como personaje, es un edificio que marca el límite entre dos mundos: el marginado y el privilegiado. Cada personaje es valorado, y se muestran sus cuestiones, su subsistencia, lo más subterráneo de su ser. Así es como nace de una realidad lacerante y escatológica, aquello que percibimos

como arte, la maestría de matizar con otros matices la lucha de un vecindario por subsistir. Y los personajes lidian tanto contra sus prejuicios como de los demás. Sinopsis: Mientras trabaja junto a su amigo y colega de toda la vida en la construcción de un hospital para los habitantes de una barriada de Buenos Aires, un sacerdote con problemas encuentra consuelo en una joven trabajadora social atea. Pues bien, Elefante Blanco es una metáfora, como título y como película. Pero no se engañe porque vea un cura luchando por el bienestar de una comunidad, pues a fin de cuentas, no es el cura ni de la iglesia de quien habla –es trapero–, y es del ser lleno de contradicciones que llevamos dentro. Por eso es que el filme logra una inmersión de la platea, zambullida que solo termina con los créditos del filme. Su narrativa circular y fatalista acompaña a los personajes y sabemos que aún termina el filme esos individuos continúan en una batalla inmensa en la aventura de vivir, porque es que se quedan en la cabeza durante un tiempo, o surgen por acaso cuando te topas con otra historia más de Trapero. Porque es un cine que retrata lo brutal y anal del individuo, de ese fruto social de las junglas de piedras llamadas ciudades. Con ese título en Netflix. l

HHHH GÉNERO: Drama. DURACIÓN: 106 minutos.

El agua en la temática haitiana

La canalización de aguas del río Masacre, que baña la frontera domínico-haitiana, rememora las luchas por el mineral dentro del mismo territorio del vecino país, tema que sirvió de argumento al escritor haitiano Jacques Roumain para escribir su exitosa novela Gobernadores del rocío, en la que el protagonista es asesinado por viejas intrigas de familias rivales, cuya fuente de subsistencia era la agricultura, permanentemente amenazada por las prolongadas sequías y la erosión del suelo como consecuencia de la deforestación.

Contradicciones como las que hoy dividen a dominicanos y haitianos por el uso irregular de una fuente acuífera son narradas magistralmente por Roumain, que describe al personaje Manuel Jan-Joseph, hijo de Bienamé y Délira, quien tras vivir varios años en Cuba como bracero, retorna a su aldea, y la encuentra más pobre y dividida de lo que estuviera cuando decidió ausentarse en procura de mejores condiciones de vida.

Por sus experiencias en Cuba, Manuel explora la montaña cercana donde descubre el manantial donde diseña la estrategia para combatir la sequía del pueblo, que se levantaba en la llanura. Con la colaboración de vecinos, el joven haitiano logra canalizar la fuente que encontró en la montaña, para ser aprovechada por su gente en labores agrícolas y consumo humano. Soñaba con ver a su aldea trabajar unida, en prosperidad y abandonar los viejos rencores que amargaban sus vidas.

Pero Manuel tuvo la mala fortuna de enamorarse de una muchacha perteneciente a una familia enemiga de la suya, de quien no tuvo que esperar mucho tiempo para ser correspondido. Sus cualidades de hombre cosmopolita, con la buena fama de redimir al pueblo de la falta de agua, le convertían en un pretendiente irresistible.

La novela no tiene un final feliz. Antes de que Manuel viera su pueblo disfrutar las bienaventuranzas del agua y formara el anhelado hogar con el amor conquistado, cae asesinado víctima de un compatriota despechado. El lenitivo de la novia que pierde el amante es el embarazo, con el que también consuela a Délira, esperanzada en otro Manuel. l

Tu autoestima es un arte

Este libro te propone un recorrido para reconciliarte con tu pasado y salir al mundo sin miedo, y dejar, por fin, de sufrir para vivir con más serenidad.

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En la boca del lobo

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El psicólogo Luis Miguel Real expone en este, su primer libro, las claves para convivir en paz con nuestra mente, nuestra compañera de viaje, en las verdes y en las maduras.

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8 Cultura elCaribe,
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Cumpleaños 84

RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO ARZOBISPO DE SANTIAGO

Introducción

Con motivo de mi cumpleaños 84, este 19 de septiembre de 2023, algunos me han sugerido publicar una semblanza de un servidor. Acepto con gusto la sugerencia. Les ofrezco estos 14 puntos de una semblanza, realizada por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), que me pareció muy completa.

1-Ramón Benito de la Rosa y Carpio, nació en la comunidad de Los Ríos, en Higüey, República Dominicana, el 19 de septiembre del 1939, año en que ocurren trascendentes sucesos como el inicio de la segunda guerra mundial y la elección del Papa Pío XII.

2-Fueron sus padres don Benito De la Rosa y Rosa De la Rosa y doña Aura Dionisia del Carpio de De la Rosa. Realizó sus estudios primarios en la Escuela “Hermanos Trejo”, Higüey, de 1945-1953 y continuando sus estudios secundarios en el Liceo “Gerardo Jansen” de Higüey, 1953-1954, pero estos no los terminó aquí porque decidió en 1954 dedicar su vida a Cristo y al sacerdocio trasladándose al Seminario Menor “Santo Tomás de Aquino”, Santo Domingo, en donde los finalizó en el 1958. Estudio Filosofía y Teología en el Seminario Mayor “Santo Tomás de Aquino”, de 1958-1965, donde se graduó de Licenciado en Ciencias Religiosas. Después se trasladó a Roma donde estudió Teología Dogmática, en el Instituto Pontificio San Anselmo, 1965-1966; luego a París, al Instituto Católico, 19661968, donde se graduó en Pastoral Catequística. En 1984 se trasladó a Colombia donde redactó su tesis para el Doctorado en la Universidad Pontificia Javeriana, sobre Teología de la Imagen de Nuestra Señora de la Altagracia.

3-Sus parientes mayores lo llamaban Ramoncito, Carapiú sus amiguitos de la escuela y Carapito sus compañeros del seminario. Cada mote marca un momento de su vida. Esos son los diferentes apodos que recibió monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio, obispo de la Diócesis de La Altagracia desde 1995.

4-Su vocación la descubre a los 14 años, ya había tenido su primer acercamiento con la vida cristiana desde el seno familiar, en lo que él llama ‘su primera comunidad eclesial’.

Nos cuenta: “Yo tenía 14 años cuando un día fui a casa de mi abuela a leer muñequitos. En vez de muñequitos lo que

encuentro en la caja es un libro sobre la vida de Jesucristo… empiezo a leerlo y me lo llevé a casa. Leyendo la vida de Jesús Dios me llamó”, recuerda. Esa vocación fue alentada y apoyada por su madre, Dionisia Carpio de De la Rosa (Mamá Nena), y por su padre, Benito De la Rosa y De la Rosa.

5-Estuvo 11 años en el seminario Santo Tomás de Aquino y se ordenó sacerdote en 1965. Ese año partió a Roma a estudiar catequesis. También estuvo dos años en París. Regresó en 1968.

6-Durante sus días finales en el seminario, monseñor De la Rosa y Carpio vivió los dramáticos momentos de la intervención de Estados Unidos en el país. Recibía su última clase cuando penetraron las tropas norteamericanas. “Estábamos nosotros dando una clase de liturgia el 28 de abril. Fue una cosa que nosotros lo sentimos. Mi profesor de entonces me cuenta que yo me quedé sentado como con el peso de ver las tropas que avanzaban frente al seminario. Yo pedí en esa época ir a asistir a los enfermos en Santo Domingo, pero en el seminario eran responsables de nosotros. Son escenas que uno nunca puede olvidar y yo recuerdo muy bien las alambradas. Yo salí para Europa el 30 de septiembre pero todavía no se habían firmado los acuerdos y nunca olvidaré las escenas camino al aeropuerto, las alambradas todavía, el país dividido”.

7-Al retornar al país, De la Rosa y Carpio es asignado a la parroquia de La Romana, en la que permanece dos años y cuatro meses. Allí trabaja con los jóvenes en los colegios y escuelas, dando clases y acompañándolos en una época de mucho ambiente revolucionario, y con los matrimonios. En 1971 lo nombran Rector de la Basílica Nuestra Señora de La Altagracia, en Higüey. Al año siguiente lo designan Rector del Seminario Menor, donde pasa 11 años formando seminaristas. En 1983 llega a Bogotá, Colombia, como Secretario Ejecutivo de los Departamentos de Catequesis y de Educación del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Al volver al país lo responsabilizan del Seminario Mayor, donde permanece por 6 años. Monseñor De la Ro-

sa y Carpio destaca que ha dedicado 17 años de su vida a la formación sacerdotal. También fue Obispo Auxiliar en la Arquidiócesis de Santo Domingo y desde 1995 Obispo de Higüey.

8-Monseñor De la Rosa y Carpio llega a Higüey con un gran sueño, por el que viene trabajando arduamente: organizar la diócesis en pequeñas comunidades, que cada barrio tenga su propio templo y que mejore la situación de su gente.

9-En los afanes por alcanzar esas metas realiza contactos frecuentes con las comunidades, pues como obispo tiene que participar en bendiciones, charlas, conferencias, reuniones, estar abierto a escuchar a las personas y sus problemas y realizar trabajos de mediación. En esta última tarea sus esfuerzos más recientes se dieron en el conflicto jurídico social que amenazaba con desalojar a más de 400 familias en la comunidad de Verón, en Punta Cana, Higüey. Revela que hace esfuerzos por lograr que las partes enfrentadas se sienten en la mesa del diálogo. “Estábamos dando unos pasos muy positivos de diálogo. Había anunciado un desalojo y eso logramos que no se diera, por lo menos por el momento, para que la gente dialogara… nuestra posición es que hay que buscarle una solución, pues más tarde que temprano las partes envueltas tendrán que sentarse. Nosotros ahí ayudaremos a que se sienten, si aceptan nuestro papel de intermediar”.

10-Sobre este ritmo de trabajo dice: “Es un reto interesante poder aprovechar el tiempo y hacer lo más posible”. Y lo que más lo anima es la respuesta de la gente a esa ardua tarea pastoral. “Yo me siento muy contento. Los sacerdotes están muy comprometidos y trabajan mucho, lo mismo que los laicos, y la participación de los jóvenes es con entusiasmo y alegría. Realmente me siento muy contento con toda la labor pastoral que se está haciendo en la Diócesis de La Altagracia”, una demarcación con una particularidad: la movilidad.

11-Su devoción, en sus inicios, fue heredada de su padre, quien siempre lo llevaba a las procesiones de la Virgen de La Altagracia. “Recuerdo que, yo pequeño, en una ocasión estaba lloviendo y papá me

tomó de la mano y me colocó debajo del cuadro de la Virgen, que llevaban cargado en los hombros cuatro hombres, para que no me mojara. Esa escena nunca la he podido olvidar porque creo que para mí fue una bendición el que papá me colocara ahí. La Virgen desde entonces -yo le doy esa interpretación- me protege”. 12-Ese fervor lo sigue cultivando en el seminario y estando en París haciendo su doctorado propone presentar una tesis sobre la religiosidad del pueblo dominicano en torno a la Virgen de La Altagracia. Inscribe el tema, hace los cursos preparativos y retorna al país para recopilar el material, desde el punto de vista sociológico. En esa época le piden que haga un estudio de las enseñanzas que tiene el cuadro de la Altagracia. “Estaba en La Romana todavía en esa época y recuerdo que en el patio mis ojos se abrieron cuando me encuentro con el cuadro de La Altagracia y veo todas las enseñanzas que tiene. Entonces decidí en ese momento hacer mi tesis doctoral sobre el cuadro de la Altagracia. El cambio de tema de la tesis lo aceptaron en París y empiezo a investigar por todas partes”. Aunque monseñor De la Rosa no la pudo presentar en París, sí lo hizo en Bogotá, estando en el CELAM. “Todavía la sigo estudiando y profundizando y me parece que es apasionante”, testifica.

13-Los medios de comunicación son fundamentales en el ministerio de monseñor De la Rosa y Carpio, los que forman parte de su vida y de su vocación humana. Desde niño sintió gran atracción por la comunicación. A los nueve años escribió su primer artículo, por lo que su profesor, Héctor Bienvenido Durán, lo llevó ante el director de la escuela y le dijo: “Mire como está escribiendo este muchachito”. Al año siguiente fue seleccionado como el ‘periodista’ de su curso para una publicación de la escuela. Siendo seminarista escribió para una revista, ejerciendo el sacerdocio en Higüey utiliza la radio, posteriormente escribe para los periódicos, estando en Bogotá hizo algunos programas breves para la televisión y sigue utilizando los diversos medios en su labor pastoral. Sus mensajes, inspirados en la Biblia, que es la base de la comunicación de los valores humanos y cristianos, están aplicados a nuestra cotidianidad.

14-En monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio no existe la menor duda de que escogió el camino correcto, el que le estaba señalado. Es por ello su entusiasmo, al haber podido llevar a cabo su vocación sacerdotal. “Si volviera a tener 14 años y si a esa edad tuviera que tomar una decisión, volvería a ser sacerdote. Me siento plenamente realizado. En todos los lugares en los que he estado siento que he ido a realizar una misión, una tarea que Dios me ha confiado, y en cada sitio la he ido realizando. Cuando miro hacia atrás me siento bien”.

Conclusión

CERTIFICO que este texto fue publicado literalmente por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintiún (21) días del mes de septiembre del año del Señor dos mil veintitrés (2023). l

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Cultura
CERTIFICO Y DOY FE

La bailarina Vanessa Angulo es considerada el rostro de la danza oriental belly dance en la República Dominicana. Desde muy joven se abrazó a la idea de vivir por y para esta danza, a pesar de que también se preocupó por la parte cognitiva al incursionar en la carrera

PATRIA URBÁEZ

FOTO: JOHNNY ROTESTAN

l ¿Cómo empieza Vanessa Angulo en la Danza del Belly Dance? ?

l En 1982, mi cuñada Ana Luna de Angulo, casada con mi hermano mayor, empezó a dar unas clases en su casa, había aprendido la danza con otras personas y sabía bastante. Me invitó a formar parte de las clases. Pasó el tiempo y me independice. Ella tenía su escuela pero no había tenido el repunte, en ese momento fui invitada a ir a la televisión al programa El Gordo de la Semana, eso fue un boom. En mi casa empezaron las llamadas telefónicas. Yo daba las clases en la sala de mi casa, y mi esposo, que era piloto de avión, me ayudó mucho y me sacó un local en la plaza intercalaba. Ahí, para el año 1985 puse mi escuela.

l ¿Cómo recuerda esa época?

l Fue una época muy linda, yo bailaba mucho gratis, en clubes y todas partes, para tener la presencia. Eramos un grupito que queríamos que se conociera la danza. Esa época, fue un poco difícil porque en esos días murió mi mamá. Cuando me empezaron a hacer la invitación a televisa, de Yaqui Núñez del Risco, fui y me dejaron fija todas las semanas, ahí empezó la danza a proyectarse a todo nivel nacional. Empezaron a lloverme contratos. Yo era una muchacha con el cuerpo muy lindo, el pelo muy largo, me empezaron a contratar de fuera, la comunidad latina allá en Nueva York, una persona me llevó a bailar a Boston y de ahí viene naciendo el éxito de la danza.

l ¿Cómo entiende que ha evolucionado la danza en el país?

l Obviamente muy bien, pero qué pasa, tenemos que estar claro en que la época del boom fue mi mejor año, del año 2000 en adelante. Un boom que duró hasta el 2011, muchas chicas aprendieron la danza, montaron escuelas, muchas fueron egresados que le di título y montaron escuelas. Ya a partir de esa época otras danzas vinieron y entraron y calaron, hip hop danza moderna y este baile quedó consagrado como yo quería en la sociedad dominicana, como una usanza y eso fue un éxito pero al venir otras danzas también hubo un pequeño bajón de la danza árabe en sí.

l ¿Se puede fusionar la cultura de bellydance con la de nosotros?

l Hemos fusionado el belly dance con otros géneros de danzas. Cuando hacemos espectáculos en teatro lo hemos fusionado con hip hop, danzas hawaianas, con las danzas conde Brasil, y así. Tanto con salsa como merengue, utilizando la música con los pasos del belly dance, sí lo hacemos, a la gente le gusta, pero hay que tener cuidado con eso, hay que saber con quién uno trabaja esa fusión y con

de derecho. En una entrevista para elCaribe, la bailarina habló sobre la esencia de este baile que combina cultura, esencia, sensualidad y feminidad. También compartió la historia de cómo comenzó este trayecto que dio a conocer este baile en el país, la evolución y

los logros alcanzados a lo largo de su carrera que empezó en el año 1982  y se catapultó tras su aparición en televisión local, gracias a una oportunidad. El belly dance va más allá del arte, y Angulo compartió todo lo que puede llegar a abarcar esa danza del vientre.

“El belly dance se conoce aquí por Vanessa Angulo”

Deseo

Todo depende del amor que le tengas a las cosas, yo le tenía un amor a la danza que a mí no me importaba el dinero, yo lo que quería era que la gente viera mi trabajo a través de la danza”

Logro

Mi mejor meta es que en la República Dominicana entera se conoce el belly dance a través de la enseñanza que he dado, ese ha sido mi mayor logro”

quién no, todo depende de lo que se persigue.

l ¿Qué consejo puedes darles a los jóvenes que quieren comenzar en la danza? ¿Qué le funcionó a Vanessa Angulo?

Todo depende del amor que le tengas a las cosas, yo le tenía un amor a la danza que a mí no me importaba el dinero, yo lo que quería era que la gente viera mi trabajado a través de la danza. Bailé gratis para clubes, mandaba cartas para bailar y lo hacíamos de mil amores porque queríamos dar a conocer. Todo depende del amor y el deseo que tu tengas.

l ¿Qué logro se puede adjudicar Vanessa Angulo sobre esta danza?

l En esa época sabía que no había belly dance en el país y que había que darlo a conocer, entonces dije, hay que seguir haciéndolo para darlo a conocer y así mismo lo hicimos. Preguntabas en un campo o un pueblo ¿qué es el belly dance? y nadie sabía, ahora todo el mundo sabe y fue a través de todo esas presentaciones que

hice gratuitas y en programas de tv que se dio a conocer aquí en el país. El belly dance se conoció por Vanessa Angulo, esa es la realidad.

l Más allá del baile, ¿que contiene el belly dance?

l Hay un trabajo en la danza, se llama tannura, que viene de la religión de los sufistas, que son monjes que dan vueltas y vueltas para comunicarse con Dios. El tannura es la parte folclórica que toma de la danza de los sufís para hacer ese encuentro con Dios. Empiezan a dar vueltas y vueltas y se concentra en ese trabajo espiritual y no se marean. Yo lo he visto, incluso en gente que no sabe bailar que ha empezado a hacer vueltas y vueltas y se ha desprendido de su cuerpo y hace esa conexión espiritual y logra hacer el trabajo del tannura sin saber sobre el belly dance. Es una cultura. Pero todo depende de lo que quieras proyectar. Si quieres trabajar la belleza y la espiritualidad de la danza tienes que trabajar fuerte para lograr otras cosas. l

10 Cultura elCaribe, SÁBADO 23 DE SEPTIEMBRE DE 2023 elcaribe.com.do
Vanessa Angulo imparte clases privadas y por contrataciones hechas a través de sus redes sociales, con el apoyo de su hija Carolina. JOHNNY ROTESTAN

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