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tu día a día

¿Se acabó? El destino no le regala un ‘’para siempre’’ a todas las relaciones.

ENCRUCIJADA. Llegó su quinto aniversario, y sentía una carga agotadora y drenante. Ana tenía ya dos años y medio dándole vueltas a la idea de terminar con su pareja, sin mayor éxito. Lo llegó a conversar una o dos veces con su mejor amiga, alegando que se sentía estancada, quería probar cosas nuevas (apenas tenía 23 años); lo amaba porque fue su primer novio, pero no era un amor pasional ni actual para seguir ahí. Por Alexandra G. Roca Ilustración principal DRogatnev

Se sentía presionada por casarse, y no estaba segura de él ni de que fuera “the one”, sin embargo, se sentía culpable de hacerle daño si rompían. A Ana le tomó un año más, y una mudanza a Punta Cana por trabajo, para poder cortar con su pareja… 365 días más de desgaste emocional y físico, terminando como una película de terror una relación que inició como un cuento de hadas.

“Siempre sabemos cuándo algo no anda bien en la relación, pero no necesariamente sabemos si el tiempo de terminar la relación ha llegado”, explica la psicóloga clínica y terapeuta familiar de Day Hospital, Amarilis Ortiz. Naturalmente, poner punto final a un capítulo en el que genuinamente quisiste a una persona no es fácil, y duele; el tema está en que es más fácil decirle a otro “Esa persona no te conviene”, “Puedes encontrar algo mejor” o “No entiendo cómo sigues con él”, que mirar hacia adentro y aplicar eso que predicamos. Las oportunidades No es de valientes tirar la toalla con el primer tropezón, pero, ¿cuántos tropezones son necesarios para poder decir adiós? Las personas merecen segundas oportunidades, siempre y cuando, hacerlo no ponga en tela de juicio tu integridad, valores y moral, y por supuesto, que no suponga riesgo para tu vida. No hay una cantidad exacta de veces que puedes seguir intentándolo con tu pareja, pero para que las cosas funcionen y mejoren es necesario que ambos pongan de su parte y trabajen para limar las asperezas. Así que, si ya has dado las oportunidades pertinentes y las cosas siguen sin fluir, conviene decir adiós y abrazar los buenos recuerdos que aún te quedan. Para poder hacerlo de forma madura y consciente, Ortiz aconseja que antes de entrar en una relación hagamos una introspección y elaboremos un listado de cuáles son nuestros criterios no negociables.

¿Cómo tomo la decisión? Una vez hecho lo considerado prudente para trabajarte y trabajar tu relación de pareja en pro de que funcione, sin obtener los resultados esperados, la decisión de terminar no siempre es la más evidente. Muchos factores intervienen o condicionan tu poder de decisión, a pesar de que en el fondo sabes qué es lo que más te conviene, entre ellos, el miedo al cambio, pues éste nos saca de la zona de confort; a no encontrar algo mejor y a pensar que como dice el dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y por último, el miedo a estar solos, explica la autora del libro Decirte adiós con un te quiero, Silvia Carpallo.

Lo positivo Aunque parezca imposible, siempre hay una luz al final del túnel. Lo primero es que sí se puede terminar una relación de forma sana, en buenos términos y en paz con la decisión tomada, porque los integrantes cuidaron de sí mismos y del otro en todo momento. Para lograrlo, la experta señala que se debe recordar y aceptar que la relación inició de forma voluntaria, llena de esperanzas, buscando lo mejor para ambos y con ganas de dar su mejor versión. Así mismo, se debe aceptar que la relación llegó a un fin porque una o ambas partes así lo desean. Esto no minimiza ni elimina los buenos deseos y sentimientos que existieron mientras estuvieron juntos, ni que seguirán estando en un futuro. Lo mejor es atesorar esas vivencias y lecciones aprendidas para aplicarlas de forma personal y con los compañeros venideros.

Terapia “después de” El acompañamiento psicológico siempre es bueno cuando se acaba una relación, para lidiar con el duelo de manera correcta. “Hay un protocolo sugerido para el proceso de cierre que se puede –y a veces debe– trabajarse en terapia”, puntualiza la experta. P

“El autoconcepto y la autoestima le ayudarán a poner en balanza de forma objetiva si la calidad de la relación que vive actualmente ‘gratifica’ y ‘compensa’ la inversión emocional que está poniendo”, destaca la terapueta familiar Amarilis Ortiz.

Llegar al extremo Cuando hablamos de relaciones, la palabra “tóxica” parece ser una de las más populares en los últimos años. Lo que implica que la sociedad está tomando consciencia y dándose el permiso de salir de lo que le hace daño a nivel físico y emocional. Pero, para terminar con una persona no tenemos que llegar a los extremos de encontrarnos en situaciones insostenibles de maltrato psicológico o físico, señala la experta en psicología clínica y terapia familiar. “Cuando los valores fundamentales de una de las partes están siendo violentados o irrespetados, cuando ya no existen proyectos en común, cuando una de las partes no está en condiciones o disposición de invertir en la relación, o cuando uno de los dos ha expresado su deseo de terminar la relación, tenemos ya suficientes indicadores de que es tiempo de terminar”, enfatiza Ortiz.

El psicólogo argentino Walter Riso define un amor saludable como el resultado del eros (deseo sexual), philia (amistad) y ágape (ternura y delicadeza).

Cuidado con la terminología “relaciones tóxicas” Ésta es utilizada como una herramienta facilitadora para asignar la responsabilidad en el “otro”, a quien se cataloga como “tóxico”, del malestar en que se encuentra una relación. Con esto no estamos sugiriendo que no existan relaciones disfuncionales, patológicas, patrones relacionales alienantes, etc.. pero en todos los tipos de relaciones no saludables mencionadas están los actores como agentes gestores de dichas interacciones relacionales y no la “toxicidad” como una característica intrínseca de uno de los integrantes”, Amarilis Ortiz, terapeuta familiar.

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