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INFORME 68 A

miento: “Como es un negocio de capital intensivo y no hay líneas de crédito, si no se cuenta con capital para empezar o no se consiguen inversores, es difícil comenzar, salvo que sea de la mano de alguien. Además, hoy la perspectiva es mala”. No obstante, agrega, todos los años ingresan nuevos jugadores, “gente que hace cosas diferentes, que entra con la cabeza completamente limpia y se anima a probar nuevos conceptos. La Argentina obliga a ser creativo todo el tiempo”. Por su parte, Leonel Mauro Russo coordina el grupo AAHE Joven, espacio creado recientemente dentro de la Asociación Argentina del Hormigón Elaborado (AAHE) para promover el relacionamiento, la capacitación y el intercambio de experiencias de quienes serán los futuros empresarios y dirigentes del sector. Consultado sobre su balance del nivel de actividad, explica que, “como consecuencia del año anterior, 2021 fue de mucha enseñanza en todos los aspectos. Hemos encontrado la forma de salir adelante, hallando alternativas, cambiando y adaptándonos a la situación”. Según añade Russo –asimismo gerente de Producción de la constructora LFR–, la industria se encuentra en un constante crecimiento, movimiento y cambio; por lo que “no podemos permanecer estáticos, es nuestro deber y obligación cambiar conjuntamente, ya que afecta también a nuestra manera de trabajar. Debemos comenzar ahora para el trabajo del futuro”. A estas opiniones se suma la de Camila Manzo, también integrante de AAHE Joven y coordinadora de Operaciones en Fenomix: “2021 fue un año productivo, de recuperación, luego de un 2020 que planteó desafíos y obstáculos. La incertidumbre generada por la pandemia nos tuvo ocupados en pensar nuevas alternativas de trabajo para salir adelante”. En tanto, en relación con el nivel de actividad, Manzo detalla: “Desde el inicio de este año hubo una tendencia al alza en el sector, producto de las nuevas formas de vida que surgieron tras la pandemia que llevó a que hubiese un marcado crecimiento de la construcción de casas particulares en barrios cerrados”. Santiago Tarasido, CEO de la constructora y desarrolladora CRIBA –empresa que lleva siete décadas de presencia en el mercado− señala que “se pasó un año y medio muy difícil, pero, más allá de la crisis y la pandemia, estamos con mucho trabajo, buenos clientes y en expansión. En cuanto a los cambios de tendencia y de hábitos, existen proyectos que se encuentran en procesos de reestructuración”. Sobre los impulsores que tuvo el sector para desarrollarse, Tarasido analiza: “Lo que motorizó el mercado fue la inversión privada porque se construye a valores muy competitivos en términos de dólares, así que muchos esperan −como siempre sucede con los ciclos de la Argentina − que después se recuperen los valores de las inversiones en ladrillos. Esto traccionó proyectos y, de hecho, hay muchos en marcha”. Sin embargo, sobre la obra pública advierte que “está bastante condicionada”debido a que, lógicamente, los recursos“fueron volcados hacia otras necesidades, por lo que dejó de ser prioritaria la inversión de largo plazo, además de que − por motivos de presupuesto y déficit fiscal − se restringieron mucho las posibilidades, tanto de obras nacionales como provinciales y municipales”. Aunque, como contrapartida, perdura la visión histórica de que este sector aporta mucho a la actividad económica, en cuanto a puestos de trabajo y en el derrame hacia otras industrias: “Siempre está la idea de buscar incentivos para que la construcción rebote y sea un motorizador de la salida de la crisis”, agrega.

TECNOLOGÍAS, PILAR DEL PRESENTE Y EL FUTURO Además de realizar encuentros y capacitaciones inter y multisectoriales, entre los ejes de trabajo de Camarco Joven para este año están avanzar en el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al 2030 establecidos por la ONU y en el estudio de las tecnologías aplicables al mejoramiento de la actividad. Sobre esto último, Paolini apunta que “no solo hay que entenderlas y conocer su impacto en el sector, también debemos pensarlas y estudiarlas junto con otras industrias”. Para explicar la relevancia de ello, comparte un ejemplo: “Ante la llegada de los vehículos autónomos, cabe preguntarnos cómo y en qué afectará la construcción de la infraestructura vial. Eso lo tenemos que estudiar en conjunto con automotrices para ver qué piensa y prever cómo influirá en nuestra actividad, si habrá que construir menos redes viales porque se circulará más despacio o si habrá menos autos detenidos. Estos son temas para evaluar como paraque las empresas tengan la capacidad suficiente para adaptarse a esos cambios”. Ya que el tema resulta complejo y amplio, desde esta agrupación comenzaron a estudiar la implementación de la filosofía Lean Constructionpara que los “ayude a adoptar algunas cosas en cuestiones de cambio tecnológico, dado que esta pone el foco en las personas, en la eliminación de desperdicios y en generar valor agregado; por lo que, a partir de ello, se pueden trabajar un montón de temas”. Entre las inquietudes que surgen al proyectar la sistematización, industrialización y tecnificación de la actividad, la disponibilidad de mano de obra calificada y el temor por la pérdida de puestos de trabajo son algunas de las mencionadas. Pero Paolini argumenta que, cuando surgen innovaciones, se multiplican las posibilidades de desarrollo: “Si bien nos preocupan estos temas porque nosotros tenemos la responsabilidad de crear empleo de calidad y no queremos que se afecte la matriz productiva del país, la incorporación de tecnología generará nuevas industrias y puestos de trabajo. Hay que quitarle el miedo a esto. La UOCRA ya lo está entendiendo y se encuentra formando en todas estas cuestiones”. Y cree que “estamos en un punto en el que todavía no es tan visible el cambio, pero habrá nuevas industrias y todos vamos a tener que estar más formados y, obviamente, mucho más los trabajadores,como para adaptarse, mantener sus puestos y que estos sean de mejor calidad. Es un gran desafío. En el proceso intermedio hay que ser muy cauto y tener una planificación ordenada para poder mantener los empleos; pero que, a la vez, se pueda evolucionar”. Tarasido coincide en que “la tendencia internacional es la de generar un proceso de mayor industrialización, que los grandes componentes de las obras tengan mucha mayor fabricación fuera del sitio de obra y que, en el lugar, se haga el montaje, si bien esto −a distintas escalas− es más o menos complejo”. Según explica, “la construcción es una industria de mano de obra intensiva, muy tradicional y artesanal, por lo que cada obra es un prototipo, con lo cual su industrialización no es tarea sencilla. De todos modos, lo que se ve al recorrer el mundo es que, a medida que los procesos se van tecnificando y complejizando, se reemplaza esa visión artesanal y, entonces,las capacidades que cada persona necesita son diferentes. Tanto a nivel profesional, de jefe de obra, como a nivel operario, habrá que ir adaptándose −por supuesto que rápido− a estas innovaciones que serán tomadas, cada vez más, como naturales. No obstante, si bien se nota una evolución gradual, todavía conviven ambos procesos”. Por su parte, Manzo agrega que el aporte que la nueva generación hace al sector está ligado a la incorporación de nuevas tecnologías y a la digitalización de procesos. Además, considera que resulta fundamental la creación de sistemas de gestión y la toma de decisiones basados en información. “Todos estos son desafíos que requieren tiempo y capacidad de adaptación, pero que, sin duda, traerán cambios positivos en la industria”, opina.

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PROYECCIONES A la hora de imaginar cómo resultará ser la actividad en el futuro, tendencias y paradigmas que la regirán, Paolini imagina que “la construcción no será la misma en cinco o diez años. Es un sector que de a poquito

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